La cuestión de los activos rusos congelados y la ayuda a Ucrania está en el centro del debate. Se espera una decisión al respecto tras la cumbre de líderes del G7 que se celebrará del 13 al 15 de junio en Borgo Egnazia, en la región italiana de Apulia.

  • En mayo de 2023, el grupo de trabajo sobre élites rusas, apoderados y oligarcas recibió el encargo de localizar activos rusos congelados1. El pasado septiembre anunció que había localizado al menos 280.000 millones de dólares de estos activos, de los cuales unos 200.000 millones estaban en países de la Unión Europea (frente a 4.600 millones en Estados Unidos).
  • En una reunión celebrada el 7 de diciembre, los líderes del G7 subrayaron que: «En un momento en el que es urgente contrarrestar los intentos de Rusia de destruir la economía ucraniana, y en el que Rusia incumple las obligaciones que le incumben en virtud del Derecho internacional, exploraremos todas las vías posibles para ayudar a Ucrania a obtener resarcimiento de Rusia, de conformidad con nuestros respectivos ordenamientos jurídicos y el Derecho internacional. Encomendamos a nuestros ministros competentes que sigan trabajando en este asunto con vistas a nuestra próxima reunión».
  • Desde entonces, a nivel de la Unión, los Estados miembros llegaron a un acuerdo el 21 de mayo2 sobre el uso de los beneficios extraordinarios generados por Euroclear sobre los activos del Banco de Rusia. El 90% del total —estimado en 3.000 millones de euros el primer año— se destinará a la compra de municiones y armas y el 10% a ayuda no letal.
  • Pero Estados Unidos quiere ir más allá y utilizar todos los activos para apoyar a Kiev. Otro montaje más ambicioso previsto por Washington es utilizar los beneficios generados por los activos rusos como garantía de un préstamo de 50.000 millones de dólares a Ucrania. Una idea que Francia —pero también Alemania— ya habría suscrito3.

La política monetaria también será objeto de debate entre los participantes. Los principales bancos centrales reunidos en Stresa —el BCE, la Fed y el Banco de Inglaterra— están a punto de emprender una flexibilización de su política monetaria, aunque el ritmo de esta flexibilización sigue siendo objeto de debate. En estos momentos, los inversores esperan que el BCE recorte los tipos por primera vez en junio, y la Fed después de septiembre.

Al mismo tiempo que se debatirá la cuestión de los bancos multilaterales, Biden recibirá al presidente keniano Ruto en visita de Estado a Washington. La subida de los tipos de interés ha golpeado duramente a las economías del Sur, y la deuda soberana keniana estará en el centro de la agenda de Ruto —Kenia obtuvo un préstamo de 941 millones de dólares del FMI en enero y otro de 1.200 millones del Banco Mundial en abril—. La visita, que celebra los 60 años de relaciones diplomáticas entre ambos Estados, marca también el deseo de Estados Unidos de reafirmar sus relaciones con el continente (frente a Rusia y China).