¿Qué les llevó a escribir Underground Empire

Abe Newman

Resulta que el descubrimiento del tema de nuestro libro fue casi una casualidad. Al principio estábamos trabajando en un libro sobre las controversias en torno a la privacidad en América y Europa. Y fue durante la redacción de este libro cuando el sistema SWIFT [[el mecanismo financiero que conecta todas las instituciones financieras internacionales] surgió como una cuestión crucial, sobre todo en lo que respecta al intercambio de datos entre Estados Unidos y Europa.

A Henry y a mí nos sorprendió lo extraño de la situación. SWIFT se percibe generalmente como un mecanismo eficaz, una especie de «punto focal» –en el lenguaje de los economistas– . Pero nos dimos cuenta de que el uso de ese mecanismo iba más allá del poder económico. No era sólo una cuestión de tendencias económicas o de búsqueda de eficiencia: era una revelación e iniciamos un diálogo sobre la naturaleza verdaderamente diferente de estas instituciones.

Esta toma de conciencia nos inspiró a escribir un artículo sobre la instrumentalización de las interdependencias [« weaponised interdependence »], que completamos en el espacio de tres meses, lo que fue extremadamente rápido. Creo que nuestro libro anterior nos llevó casi diez años. 

Henry Farrell 

El artículo se escribió solo. Nunca habíamos tenido esa experiencia: una vez que empezamos, todo parecía fluir. Sentíamos que estábamos descubriendo algo importante sobre el mundo y poniendo en palabras una intuición que mucha gente tenía pero que nadie aun había sido capaz de formular. La única diferencia real entre la versión publicada y la que habíamos escrito fue que tuvimos que recortar 5 mil o 6 mil palabras sobre el sistema de compensación del dólar, porque era sencillamente imposible encajar esa cantidad de texto en una publicación académica. 

Sentíamos que estábamos descubriendo algo importante sobre el mundo y poniendo en palabras una intuición que mucha gente tenía pero que nadie aun había sido capaz de formular.

HENRY FARRELL

El libro es muy diferente al artículo. El artículo está escrito para académicos: pretende demostrar una tesis. El libro es más novelístico. En cierto modo, recuerda al tipo de lectura que se hace cuando se tiene edad suficiente para amar a los superhéroes y supervillanos. En cierto sentido, Underground Empire cuenta la historia del origen de los villanos y de los héroes de este nuevo mundo que ha nacido en los últimos años, y desarrolla muchos elementos que el artículo no tenía espacio para abordar. 

En primer lugar, nos propusimos explicar los mecanismos que han conducido a esta centralización tan específica del mundo, encontrando historias que hicieran concretas estos conceptos para el lector. A continuación, describimos cómo los distintos actores se están adaptando a este mundo. En los últimos años se ha producido un cambio radical en la comprensión general de esta dinámica. Cuando escribimos nuestro primer artículo sobre estos temas, no había mucha gente interesada. En aquel momento, esas temáticas parecían marginales y bastante oscuros. Eran sistemas soporíferos que tendían a ignorarse. 

Sólo recientemente la política de sanciones, en ese entonces un campo muy especializado, de repente se ha convertido en un tema candente en el centro de los debates sobre la economía mundial. Nuestro libro hace eco de esta idea: si hubiéramos mirado el mundo de otra manera hace 20 o 30 años, habríamos captado esos aspectos que hoy son tan contundentes y claros. Y quizá, con esta comprensión, habríamos avanzado hacia una configuración económica mundial sustancialmente distinta a la que tenemos hoy.

En cierto sentido, Underground Empire cuenta la historia del origen de los villanos y de los héroes de este nuevo mundo que ha nacido en los últimos años

HENRY FARRELL

Han explicado que la primera parte del libro muestra cómo el mundo se había centralizado tanto en torno a Estados Unidos. ¿Pueden hablarnos un poco más de ello? Parece que algunas personas no han entendido bien la tesis de su libro y piensan que demuestran que la existencia de un gran complot de Estados Unidos, todo lo contrario de lo que ustedes muestran en el libro, donde señalan que se trata más bien de un proceso aleatorio. 

Henry Farrell 

Creo que utilizaría una palabra más técnica para describir lo que está ocurriendo: es un proceso estocástico. Es un proceso estadístico que no es exactamente aleatorio pero que no permite describir el futuro. La primera parte del libro trata del hecho de que, independientemente de las ambiciones geopolíticas de Estados Unidos, tenemos empresas que intentan crear un mundo en el que puedan ganar tanto dinero como sea posible. Una de las formas de ganar dinero es hacerse con un lugar central en el mercado: hay que recordar que en cada empresario hambriento hay un constructor de monopolios en potencia. Para establecer un monopolio, tienes que ocupar una posición central en un mercado, de modo que todo el mundo pueda depender de ti. 

Contamos la historia de cómo sucedió esto a través del ejemplo de un personaje muy interesante. Walter Wriston está casi olvidado hoy en día, pero es importante. Fue director general de Citibank entre 1967 y 1984. También era un auténtico pensador político, que defendía con ahínco una determinada visión del mundo, un poco como Thomas Friedman, pero de forma más sutil. Intentaba construir el mundo sin dejar de comentar lo que hacía. En cierto modo, la primera parte del libro es una auténtica tragedia griega: personas como Wriston pensaban que estaban creando un mundo libre y abierto para todos, un mundo en el que los gobiernos estarían sometidos al poder de los mercados globales. En realidad, cuanto más se centraliza el mercado, más se da al gobierno la oportunidad de entrar por la puerta de atrás.

Así es como se producen estos procesos estocásticos de formación de redes laborales. No es seguro que alguien tenga precisamente las ideas que dan forma al mundo. Sin embargo, todo tiende hacia una dirección centralizada, y una vez que eso ha surgido, se hace posible que Estados Unidos, después del 11 de septiembre, empiece a identificar, de forma muy torpe, formas de enfrentar las amenazas que se ciernen sobre él. Fue así como empezaron a adoptar nuevas medidas que aprovechaban la hipercentralización de la economía mundial. 

Utilizaría una palabra más técnica para describir lo que está ocurriendo: es un proceso estocástico.

HENRY FARRELL

Ustedes consideran el 11 de septiembre como un verdadero punto de inflexión. ¿Es el único? 

Abe Newman

El libro se centra en los atentados del 11 de septiembre porque se consideraron un punto de inflexión decisivo para diversas agencias estadounidenses. Hasta entonces, estas agencias no habían considerado la coerción económica como un pilar de su misión. El Departamento del Tesoro, por ejemplo, se dedicaba a promover la apertura de los mercados y a crear cooperaciones económicas internacionales. Los atentados del 11 de septiembre provocaron una reorientación repentina y radical de las prioridades del gobierno estadounidense, haciendo que las agencias a determinar de manera rápida su papel en la respuesta al ataque, incluso mientras navegaban por un territorio desconocido.

Nuestro relato muestra cómo, en su búsqueda de una forma de contribuir a la seguridad nacional, las agencias estadounidenses tuvieron que navegar a ciegas, por así decirlo. El Departamento del Tesoro empezó a rastrear redes financieras y a descifrar el sistema SWIFT, mientras que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) se dedicó a interceptar cables de fibra óptica y a vigilar plataformas en línea en busca de nuevas formas de acceder a la información.

Estas iniciativas sentaron las bases de experimentos que más tarde se reproducirían en otros contextos, como Corea del Norte o Irán. Sin embargo, la esencia del libro se basa en las repercusiones del 11 de septiembre y las profundas transformaciones que provocó. Muchos podrían pensar que la era del 11 de septiembre ha terminado, al igual que la «guerra contra el terrorismo». Sin embargo, nosotros sostenemos que los trastornos en la política interior y exterior de Estados Unidos, así como en sus capacidades operativas, iniciados por este acontecimiento todavía se dejan sentir.

Uno de los comentarios más sorprendentes que hemos recibido tras la publicación del libro es el asombro de los lectores ante el capítulo dedicado al auge de la vigilancia tras el 11-S. Llevamos más de una década analizando estas cuestiones. Las revelaciones de Snowden han dejado al descubierto las actuaciones del gobierno estadounidense, que ya no deberían ser un misterio. Sin embargo, parece haber una falta de comprensión pública de la verdadera magnitud de estas prácticas y de cómo el 11 de septiembre revolucionó la dirección estadounidense de una vasta operación de vigilancia y coerción económica.

En su libro analiza cómo las empresas privadas estadounidenses fueron de cierto modo a la guerra para ayudar al gobierno ucraniano. ¿Creen que se trata de un punto de inflexión? ¿Y qué dice esto sobre la dirección del Underground Empire y el papel que las empresas privadas desempeñan en él?

Henry Farrell 

Creo que, para Estados Unidos, las repercusiones del conflicto ucraniano son profundas y mal entendidas. La historia de la política de control de las exportaciones da un nuevo giro en este contexto. El control de las exportaciones estadounidenses, de hecho un medio clave por el cual Estados Unidos ha tratado de explotar las cadenas de suministro para obtener ventajas estratégicas, ha comenzado a evolucionar bajo la administración Trump.

Para Estados Unidos, las repercusiones del conflicto ucraniano son profundas y mal entendidas.

HENRY FARRELL

Bajo Trump se introdujo una aparentemente oscura norma sobre los productos extranjeros directos, una maniobra técnica que en realidad permitió a Estados Unidos ampliar su competencia jurisdiccional a nivel internacional. Ahora si una tecnología se fabrica con materiales estadounidenses o incorpora una cantidad significativa de propiedad intelectual estadounidense se concede a Estados Unidos el derecho a controlar su uso. Si bien bajo Trump esta regulación iba dirigida a empresas concretas como Huawei, con la administración de Biden estamos viendo que el uso de esta regla puede extenderse a todo un país. Es un cambio importante.

En cuanto a la Unión Europea, también está experimentando una convulsión en su forma de abordar estas cuestiones, en parte debido a la administración de Trump. Nuestro análisis sugiere que todos estos cambios han echado raíces durante este periodo. La Unión Europea se dio cuenta de que no podía depender de Estados Unidos como antes, y de que Estados Unidos podría utilizar estas herramientas económicas contra la Unión Europea bajo el mandato de una administración hostil. Esto llevó los europeos a pensar en su autonomía estratégica y otros conceptos modernos, ideas que en cierto modo ya resonaban con acontecimientos como la caída del muro de Berlín.

Ahora vemos cómo la Unión adopta una posición muy diferente. Esto puede apreciarse en la forma en que la Dirección General de Comercio y la Comisión Europea abordan los temas de actualidad. Oímos a Sabine Weyand hacer declaraciones que no tienen precedentes en un director o directora general de Comercio de la Comisión Europea. Es una forma de responder a este nuevo mundo en el que el comercio está adquiriendo una dimensión nueva y radical, y esto tiene profundas implicaciones para la Unión. La Unión Europea, en colaboración con la administración de Biden, también ha empezado a replantearse su política, teniendo más directamente en cuenta la seguridad económica. Esto marca una serie de avances muy importantes, y es notable que la administración de Biden, a diferencia de la de Trump, esté cooperando con la Unión en estos aspectos.

A la Unión Europea no se le ha impuesto simplemente una nueva situación. Ha buscado la ayuda de Estados Unidos al tiempo que reflexiona sobre su propia transformación. Sin embargo, esta evolución no se ha manifestado en grandes cambios institucionales como habría de esperarse. De hecho, ha habido intentos de introducir instrumentos para contrarrestar la coerción económica, reflexiones sobre las normas técnicas y una profundización del derecho comunitario. La política de sanciones sigue siendo un instrumento importante, adoptado por unanimidad y no por mayoría calificada, lo que demuestra sus limitaciones intrínsecas. Hasta la fecha, no veo en Europa ninguna entidad equivalente a la Oficina de Control de Bienes Extranjeros estadounidense (OFAC, por sus siglas en inglés), pilar de la política de sanciones de ese país.

En Europa, parece que estamos atravesando un periodo de toma de consciencia, reconociendo la necesidad de adoptar un nuevo enfoque. Los principios fundadores de la Unión, como las cuatro libertades, están en plena redefinición. Aunque surgen nuevas hipótesis, la dirección que debe tomarse para emprender profundas transformaciones institucionales sigue siendo incierta. Y, como cabía esperar dada la complejidad de lo que está en juego, persisten los desacuerdos entre los Estados miembros y la Comisión Europea sobre el nivel al que debe ejercerse la autoridad.

Los principios fundadores de la Unión, como las cuatro libertades, están en plena redefinición. Aunque surgen nuevas hipótesis, la dirección que debe tomarse para emprender profundas transformaciones institucionales sigue siendo incierta.

HENRY FARRELL

En cuanto a los actores privados, su papel es a la vez apasionante y complejo. En Ucrania, por ejemplo, empresas como Microsoft han optado por alinearse con los gobiernos. Microsoft siempre ha destacado por su capacidad para trabajar con las autoridades. En la década de 1990, ante los desafíos antimonopolio, fue capaz de forjar vínculos con el gobierno estadounidense para promover sus intereses. Microsoft ha demostrado un innegable espíritu de cooperación con las autoridades estadounidenses. En cambio, el planteamiento de Elon Musk sobre la red Starlink es distinto. Estamos viendo cómo empresas reacias a cooperar a la fuerza toman decisiones que afectan directamente a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos y la Unión Europea. Este es el comienzo de una transformación a largo plazo. Predecir su evolución es complejo, más aún con el endurecimiento de las divergencias políticas en Europa y Estados Unidos, donde la percepción de Elon Musk varía mucho según las tendencias políticas de cada uno.

¿Cómo creen que ve Estados Unidos a Europa en el panorama tecnológico y financiero mundial? ¿Dirían que Estados Unidos considera a Europa un actor pertinente en este ámbito? ¿Y creen que Europa puede realmente tener peso en la competencia entre las superpotencias de Estados Unidos y China? ¿Puede de verdad ser un tercer actor o tendrá que alinearse de todos modos con Estados Unidos?

Abe Newman 

Para ser franco, el conflicto ucraniano demuestra que Europa es incapaz de actuar sola en términos militares. Depende del armamento, apoyo militar y respaldo financiero de Estados Unidos para hacer frente a los conflictos, incluso cuando tienen lugar en su propio territorio. En cierto modo, la propia idea de autonomía estratégica quedó en entredicho por la invasión de Rusia y, antes de eso, por la actitud inicial de Europa, que se mostró escéptica ante la invasión rusa, a pesar de que Blinken había viajado a las capitales europeas para decir que iba a ocurrir tarde o temprano. Hasta que se produjo la invasión, Olaf Scholz mantuvo que Nord Stream 2 no era más que una empresa comercial y que su existencia no planteaba ninguna dificultad geoestratégica. 

Fue un duro despertar, y sirvió de catalizador para que la Unión Europea insistiera en que para lograr una auténtica autonomía geoeconómica tendríamos que reevaluar nuestras estrategias actuales. Sin duda, el conflicto ha acercado a Estados Unidos y Europa, al tiempo que ha reorientado la reflexión sobre la autonomía estratégica.

La Comisión Europea muestra un creciente interés por las cuestiones geoeconómicas. Está estudiando los ámbitos en los que Europa tiene un poder real, las esferas en las que puede ejercer una influencia significativa a escala mundial, en particular en la dinámica con China o Estados Unidos. La estrategia europea sobre este tema de seguridad económica publicada en primavera está demostrando ser una herramienta importante contra la coerción. Estamos yendo más allá de la simple formación de coaliciones tácticas. Se trata de utilizar los puntos fuertes de Europa, su mercado interior y su régimen comercial para defenderse y salvaguardar sus intereses a escala mundial.

Sin duda, la guerra en Ucrania ha acercado a Estados Unidos y Europa, al tiempo que ha reorientado la reflexión sobre la autonomía estratégica.

ABE NEWMAN

Lo que hace la situación especialmente apasionante es la diversidad de perspectivas dentro de la propia Unión. La Comisión parece estar alineando algunos de sus programas con los intereses estadounidenses, mientras que, al mismo tiempo, figuras como Scholz y Macron expresan sus reservas, cuestionando si este enfoque es quizá demasiado proestadounidense y alineado con los propios intereses de Europa.

Es prematuro hablar de una posición europea unificada, pero estamos asistiendo a una transformación. Cómo se desarrollará esta transformación es un tema fascinante a observar, especialmente con las próximas elecciones para la presidencia de la Comisión y la selección del futuro líder de la OTAN. Estos acontecimientos forman parte de una política europea ampliada que se entrelaza de forma muy intrigante con las políticas transatlánticas.

China es uno de los temas principales de Underground Empire, sobre todo en la sección final. Hay una frase que me gusta mucho. Utilizando este ejemplo, ustedes subrayan lo rápido que el éxito comercial puede transformarse en poder imperial. Hoy en día, cuando se habla de derisking o de desacoplamiento con China, el principal argumento es que no debemos reforzar su ejército. ¿No creen que el principal objetivo es impedir que China construya su propio imperio clandestino? 

Henry Farrell 

Yo diría, en primer lugar, que la razón por la que hemos planteado esta dimensión es que intentamos combatir la idea de que existen grandes conspiraciones. Los resultados de una estrategia suelen desviarse de sus intenciones iniciales. La política consiste en improvisar ante los imprevistos, como ilustra perfectamente la reciente comedia política en el Reino Unido. 

También vale la pena señalar que la ausencia de una conspiración flagrante no significa que un actor no pueda improvisar de forma más eficaz y aprovechar su posición si llega a alcanzar algún tipo de dominio del mercado. En el caso de Huawei, la cuestión clave no es si su expansión es el resultado de una estrategia china para establecer una hegemonía o un imperio oculto. Lo crucial es considerar las consecuencias de tal dominación: ¿estaría China en condiciones de ejercer un poder de decisión sin precedentes, dada su anterior exclusión del sistema mundial?

Intentamos combatir la idea de que existen grandes conspiraciones.

HENRY FARRELL

A los europeos les cuesta asimilar esta perspectiva, sobre todo cuando Estados Unidos los alerta del peligro que representa Huawei. Su reacción tiende a ser pragmática: consideran que, si China es capaz de espiarlos a través de Huawei, Estados Unidos podría hacer lo mismo con la misma facilidad. Entonces, ¿cuál es la diferencia? En mi opinión, esta cuestión que es aún más amplia sobre la estructuración de los mercados para crear actores influyentes capaces de actuar como palancas de poder aún no se ha entendido del todo. Como resultado, parece poco probable que veamos la formación de un mundo dirigido por unas pocas entidades centrales, al menos en un futuro próximo. Y la idea de un Underground Empire chino autónomo parece aún menos plausible. Estados Unidos, por ejemplo, ha conseguido extender su influencia, probablemente porque no pretendía hacerlo explícitamente –o al menos no se percibía que lo hiciera–. Su objetivo era más bien construir una red mundial.

Las empresas privadas avanzaron en esta dirección con la expectativa de obtener beneficios a largo plazo, pero sin una visión clara de las posibles implicaciones de sus acciones, con la notable excepción del campo de la vigilancia. Estados Unidos no previó este escenario y, de haberlo hecho, es probable que el resultado hubiera sido mucho más difícil de alcanzar. En el contexto actual de mayor sensibilidad hacia las cuestiones estratégicas, resulta extremadamente difícil que un único actor domine la economía mundial de forma omnipresente. En su lugar, estamos asistiendo a una fragmentación económica mundial, que no corresponde exactamente a la visión radical de desacoplamiento económico que algunos predicen, sino más bien al advenimiento de un mundo desorganizado en el que se están formando diversos bloques y alianzas de naciones. Es probable que Europa se acerque a Estados Unidos, pero estamos muy lejos de un orden internacional armonioso y simplificado.

Ante este nuevo panorama, los gobiernos se enfrentan a retos sin precedentes a la hora de comprender y navegar por el mosaico de complejos acuerdos que tienen que gestionar. Tendrán que esforzarse por reducir sus vulnerabilidades al tiempo que participan en el comercio internacional, aprovechando a veces las oportunidades a su alcance. En un artículo que publicamos recientemente en Foreign Affairs1, Abe y yo argumentamos que, para Estados Unidos, esto implica un papel estatal reforzado y sin precedentes en la comprensión y modulación de la economía, un papel que difiere tanto de la era de la Guerra Fría como de la era de la globalización. Avanzamos hacia una era de «eliminación de riesgos» (dérisquage), un término que puede sonar a eslogan seductor pero que en realidad encubre una realidad extremadamente compleja y difícil de aplicar. Requerirá niveles de capacidad gubernamental sin precedentes.

Es probable que Europa se acerque a Estados Unidos, pero estamos muy lejos de un orden internacional armonioso y simplificado.

HENRY FARRELL

Se habla mucho de las nuevas herramientas financieras chinas para hacer lo que yo llamo «vacunación contra las sanciones». Esta tendencia aparece por ejemplo para buscar alternativas al SWIFT, como el mecanismo chino CIPS que mencionan en su libro. ¿Creen que estas nuevas herramientas representan una amenaza para la eficacia de las sanciones estadounidenses en el futuro?

Abe Newman 

Creo que cuando la gente lee el libro, su primera pregunta es si el dólar va a perder su posición como moneda dominante en el mundo. Y creo que tanto Henry como yo somos muy escépticos ante la idea de que la supremacía de Estados Unidos pueda verse fácilmente socavada en este terreno.

Consideramos que los principales rivales potenciales del dólar, como el euro o el yuan, se ven obstaculizados por restricciones políticas internas tan sustanciales que hacen inviable que la economía mundial cambie a cualquiera de estas monedas. Acontecimientos como el Brexit, la situación en Hong Kong o la crisis de la deuda soberana europea son testimonio de los límites que impiden la expansión internacional de las esferas financieras europea o china.

Nuestra mayor preocupación, que pretendemos poner de relieve, se refiere a las formas en que las naciones y regiones objetivo consiguen forjar enclaves opacos dentro de la economía mundial. En estas zonas de sombra, resulta más difícil para Estados Unidos y Occidente penetrar en las actividades que allí tienen lugar. Irán es probablemente el mejor ejemplo. A pesar de las severas sanciones, el país consigue mantener su actividad comercial apoyándose en una compleja red de empresas fantasma. Esta resiliencia tiene un costo para Irán, pero le permite seguir con los intercambios comerciales. En un discurso reciente, Janet Yellen expresó una opinión similar sobre Rusia. Está claro que no vamos a detener las exportaciones rusas de petróleo, pero los obstáculos impuestos hacen que Moscú tiene que sufragar costes considerables a través de canales informales.

En definitiva, nuestro análisis sugiere que las sanciones siguen siendo eficaces, pero que nuestra comprensión de su eficacia debe evolucionar. No se trata tanto de aniquilar las economías de los países sancionados como de aumentar su costo estructural. Lo que realmente debería preocupar a los responsables políticos no es tanto la amenaza de sustituir al dólar como la aparición de estas zonas grises económicas, en las que los países objetivo, así como otros actores, pueden incurrir en comportamientos censurables.

Nuestro análisis sugiere que las sanciones siguen siendo eficaces, pero que nuestra comprensión de su eficacia debe evolucionar.

ABE NEWMAN

Ustedes escriben que Estados Unidos se ha vuelto demasiado poderoso como para confiar en él. ¿Qué será del poder estadounidense en las próximas décadas?

Henry Farrell

Esta preocupación hace eco de los comentarios de Abe sobre el peligro de una escalada del conflicto. Estados Unidos, que percibe su poder como un vector del bien en el mundo, puede no darse cuenta de que la forma en que ejerce esta influencia no siempre es bien recibida o percibida por otras naciones.

El riesgo es doble. Por un lado, existe la amenaza de una espiral de medidas y represalias entre Estados Unidos y China, que podría escalar peligrosamente. Las dos potencias se encuentran en una proximidad constreñida y enfrentada, como dos felinos susceptibles de atacarse al menor pellizco. La vieja creencia en la paz y la cooperación reforzadas por la interdependencia económica está resultando obsoleta. Se hace imperativo encontrar la manera de gestionar las interconexiones sin herirse mutuamente.

Por otra parte, existe el riesgo de que Estados Unidos empiece a comportarse como China. En otras palabras, al utilizar las herramientas de poder que considera necesarias para su seguridad y prosperidad mundial Estados Unidos corre el riesgo de aplicarlas de forma que disminuya la confianza que otros países tienen en él. Más allá del problema de la ampliación de las zonas grises económicas, existe una amenaza subyacente: la de un Estados Unidos que, al adoptar prácticas arbitrarias similares a las de China para ejercer su poder, corre el riesgo de disuadir a otros actores internacionales de colaborar con ellos.

Existe el riesgo de que Estados Unidos empiece a comportarse como China.

HENRY FARRELL

Por lo tanto, no creemos que el establecimiento por parte de China de un imperio clandestino suponga una amenaza significativa para Estados Unidos. Sin embargo, sí sostenemos que cuanto más se libere Estados Unidos de sus propios principios y limitaciones, más vulnerable será al estar al parecer dispuesto a todo para conseguir sus objetivos. Cuanto más arraigada esté esta percepción, menos probable será que otras naciones recurran a Estados Unidos en lugar de a China cuando se vean ante la necesidad de tener que elegir entre dos potencias manipuladoras.

Dicho esto, Estados Unidos sigue beneficiándose del Estado de derecho, un activo cuyo valor no aprecia plenamente. A pesar de las imperfecciones de la justicia estadounidense y de las dificultades para obtener reparación, la sumisión del ejecutivo al Estado de derecho y el papel central de los abogados confieren a Estados Unidos una mayor confiabilidad. Tememos que cuanto más avance Estados Unidos por la senda de ejercer el poder y perseguir sus propios intereses sin tener en cuenta las implicaciones estratégicas, más erosionará esa forma esencial de poder, la confianza que inspira en la economía mundial. Esta trayectoria podría crear un círculo vicioso y conducir a resultados problemáticos. 

¿Qué estrategia pueden diseñar los países occidentales para responder a la competencia, sobre todo ideológica, de China y Rusia?

Abe Newman 

Pasamos gran parte de la Guerra Fría creando infraestructuras y conocimientos en materia de seguridad nacional. Pasamos gran parte del periodo de la globalización destruyendo la capacidad del Estado para pensar en la economía. Esencialmente, hemos externalizado estas cuestiones bajo la creencia de que el mercado resolverá estos problemas. Como resultado, en áreas críticas como las cadenas de suministro o el impacto de las sanciones en el sistema financiero internacional, los gobiernos se encuentran desprovistos de la capacidad y la experiencia necesarias para poner en marcha las políticas que desean. 

Hacemos un llamado a la movilización de personal calificado para garantizar una gestión segura de estas herramientas económicas y evitar errores catastróficos. Es imperativo contar con expertos calificados para supervisar estas operaciones. También hay que establecer un paralelismo con la era nuclear, en la que fue necesario un intenso proceso de aprendizaje. Al principio, los principales actores no tenían una idea clara de cómo debían manejarse estas nuevas herramientas, los límites de su uso o los mecanismos de control que debían establecerse. Esta comprensión se ha desarrollado gracias a un profundo diálogo entre la esfera académica y los responsables políticos –hoy en día se necesita un proceso similar en el ámbito de la regulación económica.

Hacemos un llamado a la movilización de personal calificado para garantizar una gestión segura de estas herramientas económicas y evitar errores catastróficos.

ABE NEWMAN

Nos encontramos en un punto de inflexión similar al de la era de la destrucción mutua asegurada durante la Guerra Fría. Al igual que entonces, hoy es imperativo establecer un marco de normas. Por ejemplo, es crucial diferenciar entre las consecuencias de actuar contra un Estado delincuente y las de hacerlo contra una gran potencia. Es esencial reflexionar sobre el objetivo y la intención. En un modelo de disuasión tradicional, el objetivo era impedir una acción no deseada. Hoy en día, sin embargo, Estados Unidos busca a menudo debilitar directamente las capacidades económicas de China o de otros países, lo que supone un cambio notable.

Sin embargo, esto no quiere decir que estas acciones no supongan una amenaza para nosotros o no creen problemas. Podríamos plantearnos un enfoque diferente, como financiar la adquisición de tecnologías europeas –pensemos en Nokia y Ericsson– mediante programas de compra conjunta. Esto supondría menos confrontación, pero lograría el mismo objetivo: cambiar el proveedor de los equipos en cuestión. El enfoque estadounidense debería favorecer los incentivos más que los castigos.

Nick Mulder, en su libro sobre la historia de las sanciones económicas, señala que el uso exclusivo de sanciones –palos sin zanahorias– conduce a un mundo hostil. A medida que utilizamos más estas medidas punitivas, tenemos que pensar en incentivos que puedan fomentar la cooperación. Si se quiere un apoyo mundial a las sanciones contra Rusia, por ejemplo, no basta con imponer consecuencias; hay que convencer a los actores de que va en su propio interés.

En un contexto más amplio, ya sea la lucha contra el cambio climático, la campaña contra Rusia o la lucha contra la corrupción, es esencial integrar estos instrumentos de política exterior, que pueden resultar muy eficaces. Pero, al mismo tiempo, es igualmente crucial ofrecer incentivos, zanahorias, que validen y refuercen la legitimidad de estos objetivos a escala internacional.

Notas al pie
  1. Foreign Affairs, « The New Economic Security State », de octubre de 2023.