El estado de la Unión de Ursula von der Leyen: ¿una llamada o un accidente de la historia?
Esta mañana, por última vez en su mandato, la Presidenta de la Comisión Europea ha pronunciado el ejercicio más visible y codificado de la política europea: el discurso sobre el Estado de la Unión. Tras más de una hora de balance de sus 1.200 días al frente de la Comisión, en el que prima la fantasía de la feliz improvisación, una pregunta sigue sin respuesta: ¿cuál será el rumbo del nuevo ciclo político? Como cada año, publicamos el texto íntegro del discurso, comentado línea por línea.
- Autor
- Alberto Alemanno •
- Portada
- © AP FOTO/JEAN-FRANCOIS BADIAS
Estrasburgo, 13 de septiembre de 2023
«Respondiendo a la llamada de la historia»: el título y eje estructurante del último discurso sobre el Estado de la Unión de la Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, pretende mostrar de forma positiva una de las principales tendencias de su mandato.
Elegida de forma un tanto accidental como Presidenta de la Comisión tras una carrera en la política alemana, su mandato ha estado marcado en gran medida por una sucesión de crisis: desde la pandemia del Covid-19 hasta la invasión rusa de Ucrania y sus múltiples consecuencias para las políticas europeas de energía, alimentación y seguridad. Ursula von der Leyen puede señalar el éxito de gran parte de su gestión, incluida la finalización del Brexit, la lucha contra la pandemia y la respuesta a la invasión rusa de Ucrania y la crisis energética desencadenada por Moscú, lo que ha llevado a algunos observadores, como Brigid Laffan, a considerarla una de las Presidentas de la Comisión más eficaces desde Jacques Delors.
Sin embargo, como muestra este discurso, su presidencia estuvo también y sobre todo marcada por la gestión permanente de las crisis, estableciendo la excepción del estado de emergencia como normalidad: respondiendo a los acontecimientos, delegando a menudo la formulación de un rumbo a los dirigentes de los Estados miembros en el seno del Consejo Europeo -en una rivalidad cada vez más visible, y a veces desconcertante, con su Presidente, Charles Michel-. Se constatará un hecho revelador: en su largo discurso -un poco más de una hora- no hay una sola referencia a la «autonomía estratégica» o a la «soberanía europea»…
Si, desde el principio de su mandato, el rumbo marcado por von der Leyen, expresión alemana del Partido Popular Europeo, fue el Pacto Verde como lugar de consenso de la «muy grande coalición» que integra a las fuerzas ecologistas y liberales del acuerdo europeo con la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, las actuales vacilaciones del PPE y de los Liberales sobre el ritmo impuesto a la transición ecológica amenazan su adopción completa y hacen incierto su futuro en el próximo ciclo político. Necesitará el apoyo de su partido para asegurarse una candidatura (esta vez como Spitzenkandidaten) y es precisamente el PPE uno de los principales opositores actuales a la aplicación de la agenda verde.
En un interregno cada vez más amenazador, ¿cuál será el eje estructurante del nuevo ciclo político? ¿Sobre qué bases y con qué prioridades se definirá la próxima transición geopolítica?
Al leer el discurso, surge una pregunta fundamental. ¿Siguen viviendo las instituciones europeas en la fantasía de la improvisación virtuosa? En la forma política evolutiva de la Unión Europea, debería haberse sedimentado un consenso desde la conmoción de la invasión de Ucrania: hay que dejar de improvisar, de presumir de nuestra capacidad de reacción ante los choques externos -cuya heterogeneidad a menudo se fantasea- y empezar a construir, planificar y proyectarse hacia el futuro. Para salir del caos, en una Unión que reúne a 27 Estados miembros y que prevé integrar rápidamente a otros, tenemos que intentar encajar muchas piezas. «Menos Bill Evans y más Beethoven».
RESPONDIENDO A LA LLAMADA DE LA HISTORIA
INTRODUCCIÓN: RESPONDIENDO HOY, PREPARANDO EL MAÑANA
Señorías:
En poco menos de trescientos días, Europa acudirá a las urnas en ejercicio de nuestra singular y extraordinaria democracia.
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Como cualquier otro proceso electoral, será para los ciudadanos un momento de reflexión sobre el estado de nuestra Unión y la labor desempeñada por quienes les representan.
El discurso sobre el estado de la Unión es un ejercicio que la Presidencia de la Comisión Europea lleva a cabo cada mes de septiembre en la sesión plenaria de otoño del Parlamento Europeo. Tradicionalmente, el objetivo es hacer balance de la situación y exponer las principales prioridades de la Comisión para el año siguiente. Desde el principio, Ursula von der Leyen situó su discurso en el contexto de las elecciones europeas que se celebrarán a principios de junio de 2024. Su objetivo es defender los logros de sus últimos cuatro años al frente de la Comisión Europea, al tiempo que esboza los principales ejes programáticos de la próxima campaña.
Ursula von der Leyen aún no ha indicado si tiene intención de presentarse a un segundo mandato. Tampoco se conoce su estrategia: ¿esperará a ser reelegida por los Jefes de Estado y de Gobierno? ¿Intentará ser Spitzenkandidat del Partido Popular Europeo?
Pero supondrá también la ocasión de decidir a qué tipo de futuro y a qué modelo de Europa aspiran.
A pesar de toda la retórica sobre escuchar a los ciudadanos, la Conferencia sobre el Futuro de Europa y sus 49 recomendaciones ciudadanas siguen siendo papel mojado. Lo mismo cabe decir de su promesa de reformar las normas éticas de la Unión tras el Qatargate, incluido el Comité de Ética de la UE.
Entre esos votantes habrá millones de personas recién incorporadas al censo: las más jóvenes serán las nacidas en 2008.
Cuando se dirijan al colegio electoral, pensarán en las cosas que les importan.
Pensarán en esa guerra que está causando estragos junto a nuestras fronteras.
Pensarán, quizá, en las consecuencias destructivas del cambio climático.
En la influencia que la inteligencia artificial tendrá en sus vidas.
O en sus posibilidades de conseguir una vivienda o un puesto de trabajo en los próximos años.
Nuestra Unión actual refleja la visión de quienes soñaron con un futuro mejor tras la Segunda Guerra Mundial.
Un futuro en el que una Unión de naciones, democracias y pueblos cooperase en pos de una paz y una prosperidad comunes.
Estaban convencidos de que Europa era la respuesta a la llamada de la historia.
Las referencias a la «historia» se han multiplicado desde la invasión de Ucrania en 2022. Se trata obviamente de una referencia apenas velada al «fin de la historia» de Francis Fukuyama: lejos de estar muerta, la historia está muy viva, obligando a los europeos a despertar de su letargo geopolítico. Es difícil rastrear la primera aparición de esta expresión. No obstante, hay que señalar que aparece en Les Noyers de l’Altenburg, la última novela de André Malraux (que se publicó por primera vez en Suiza con el título de La Lutte avec l’Ange). Publicada en 1943, esta obra presenta a un profesor y filósofo de la acción durante el periodo de entreguerras: para él, responder a «la llamada de la historia» significa «dejar una cicatriz en la tierra». Además, en francés, la noción de llamada es inseparable de la mitología gauliana -que Malraux adoptó plenamente después de la guerra- y el 18 de junio fue una respuesta y una entrada en la historia para Charles de Gaulle. Emmanuel Macron también la utilizó durante su visita de Estado a Estados Unidos en abril de 2018. En un discurso ante el Congreso, y tras recordar la visita de De Gaulle en 1958, dijo: «Estados Unidos es un elemento clave de nuestra confianza en el futuro, en la democracia. La llamada que escuchamos hoy es la llamada de la historia».
Que el Presidente francés utilizara esta expresión en Estados Unidos no es del todo sorprendente. En inglés, «the call of history» parece ser retórica presidencial. Varios Presidentes la han utilizado en las dos últimas décadas. George W. Bush la utilizó dos veces en sus discursos sobre el Estado de la Unión, en 2003 y 2006: en el primero, unos meses antes del inicio de la guerra de Irak, explicó que los dos años que habían seguido al 11 de septiembre habían sido una llamada de la historia a la que el país había sabido responder; tres años más tarde, dijo que Estados Unidos había aceptado «la llamada de la historia para liberar a los pueblos oprimidos y guiar a este mundo hacia la paz». Su sucesor también ha utilizado esta expresión. Ya en la campaña de 2008, Barack Obama la utilizó para criticar la política exterior de George W. Bush, señalando que responder a la llamada de la historia no podía reducirse a «sermonear» al mundo sin escucharlo nunca. En enero de 2013, volvió a utilizarla en la conclusión de su discurso de investidura, diciendo que quería «llevar a un futuro incierto esta preciosa luz de la libertad». Dos años después, Joe Biden, entonces vicepresidente, también la utilizó: en diciembre de 2015, en un discurso ante la Rada (el Parlamento ucraniano), recordó a los diputados su «obligación de responder a la llamada de la historia y construir por fin una nación ucraniana unida y democrática que pueda resistir el paso del tiempo». Volvió a utilizarla en uno de los pasajes más vibrantes de su discurso de investidura en 2021, felicitando a sus electores (representantes de una «América de la decencia y la dignidad») por haber respondido «a la llamada de la historia».
En este caso, Ursula von der Leyen probablemente esté menos interesada en emular la retórica gauliana que en redescubrir los acentos que asemejen su discurso sobre el Estado de la Unión a los grandes acontecimientos oratorios de la vida pública estadounidense.
Cada vez que hablo con jóvenes de la nueva generación, percibo esa misma visión de un futuro mejor.
Ese mismo deseo ardiente de construir algo mejor.
Esa misma convicción de que, en un mundo de incertidumbre, Europa debe responder, una vez más, a la llamada de la historia.
Y eso es lo que hemos de hacer todos juntos.
Señorías:
La tarea empieza con ganarnos la confianza de los europeos que dejan sus aspiraciones e inquietudes en nuestras manos.
Y, en los próximos trescientos días, hemos de culminar la labor que nos encomendaron.
Deseo agradecer a esta Cámara su liderazgo en el proceso que ha desembocado en una de las transformaciones más ambiciosas jamás emprendidas por esta Unión.
Soy consciente de que cuando, en 2019, comparecí ante ustedes con mi programa por una Europa verde, digital y geopolítica, algunos albergaban ciertas dudas.
En julio de 2019, Ursula von der Leyen propuso su base programática en un discurso que comentamos ampliamente, definiendo su Comisión como una «comisión geopolítica». El uso de la palabra «geopolítica» parecía ante todo una forma de posicionar a la Comisión en relación con su historia institucional, al expresar el deseo de marcar su diferencia con respecto a su predecesor, el luxemburgués Jean-Claude Juncker. En 2014, Juncker declaró que quería hacer de la Comisión que presidía una institución «más política». Oponiéndose a su predecesor portugués José Manuel Barroso, cuya Comisión era vista por algunos como demasiado tecnocrática, incluso «tecnócrata», Juncker prometió convertir a los comisarios europeos en verdaderos responsables de la toma de decisiones, centrados en las grandes cuestiones políticas europeas y capaces de imponer sus puntos de vista a una «burocracia» de Bruselas con fama de omnipotente. Al adoptar un enfoque «geopolítico», von der Leyen parecía querer decir que pretendía situar a su Comisión Europea en una escala diferente. O, para ser más precisos, que la primacía de la política sobre la burocracia a nivel europeo sólo tenía sentido e interés si permitía a la Unión posicionarse como un actor de pleno derecho en la escena mundial. Interrogado por la revista, Jean-Claude Juncker había declarado: «Yo había dicho que quería que mi Comisión se convirtiera en política. Esto ya implicaba que la dimensión geopolítica desempeñaría un papel más importante».
Y eso era antes de que el mundo se viera completamente trastocado por una pandemia global y una brutal guerra en suelo europeo.
Pero fijémonos en dónde está Europa hoy.
Hemos presenciado el nacimiento de una Unión geopolítica que apoya a Ucrania, planta cara a la agresión de Rusia, responde a la asertividad de China e invierte en asociaciones.
Tenemos ahora un Pacto Verde Europeo como epicentro de nuestra economía y empresa inigualable en cuanto a su ambición.
Hemos marcado la senda de la transición digital y nos hemos convertido en pioneros mundiales de los derechos en línea.
Contamos con la iniciativa histórica NextGenerationEU, que destina 800 000 millones de euros a una combinación de inversiones y reformas y que, a día de hoy, está generando puestos de trabajo dignos para ahora y para el futuro.
El plan de recuperación NextGenerationEU no tiene ciertamente precedentes y representa un paso histórico en la construcción europea. Sin embargo, su aplicación plantea muchos interrogantes sobre la sostenibilidad política de la iniciativa. Los retrasos se acumulan: de los 185.000 millones de euros que deberían haber solicitado los Estados miembros, sólo han llegado 138.000 millones. La subida de los tipos de interés también está afectando al precio al que la Unión puede pedir prestado, y la capacidad de reembolso antes de 2058 sin avances significativos en el desarrollo de nuevos recursos propios sigue siendo incierta. También está por ver si esta iniciativa ha creado un precedente en el acervo comunitario o está destinada a seguir siendo un acuerdo ad hoc justificado por el carácter excepcional de los acontecimientos que lo justificaron.
Hemos sentado los cimientos de una Unión de la Salud y contribuido a vacunar a todo un continente y a amplias zonas del mundo.
Hemos empezado a hacernos más independientes en sectores críticos como la energía, los chips o las materias primas.
Deseo también agradecerles la labor transformadora y adelantadaque hemos realizado en a la igualdad de género.
Como mujer, significa mucho para mí.
Hemos concluido con éxito expedientes que muchos creían bloqueados para siempre, como la Directiva sobre las mujeres en los Consejos de administración y la adhesión histórica de la UE al Convenio de Estambul.
Mediante la Directiva sobre transparencia retributiva, hemos consagrado en un acto legislativo el principio básico de que un mismo trabajo merece un mismo salario.
No hay un solo argumento que justifique que deba pagarse a una mujer menos que a un hombre por el mismo tipo de trabajo.
Pero nuestra tarea está lejos de haber terminado y, juntos, debemos seguir impulsando el progreso.
Sé que esta Cámara apoya nuestra propuesta de combatir la violencia contra las mujeres.
También en este caso desearía que consagrásemos en la legislación otro principio fundamental: no es no.
La verdadera igualdad no podrá existir hasta que no desterremos la violencia.
Gracias a este Parlamento, a los Estados miembros y a mi equipo de comisarios y comisarias, hemos llevado a la práctica más del 90 % de las orientaciones políticas que presenté en 2019.
Juntos, hemos demostrado que cuando se muestra audaz, Europa obtiene resultados.
Pero aún nos queda mucho por hacer, así que mantengámonos unidos.
Respondamos hoy y preparemos el mañana.
EL PACTO VERDE EUROPEO
Señorías:
Hace cuatro años, el Pacto Verde Europeo fue nuestra respuesta a la llamada de la historia.
En julio de 2019, durante su discurso ante el Parlamento Europeo, Ursula von der Leyen prometió lanzar un pacto verde en los cien primeros días de su mandato. Para Céline Charveriat, esta sensación de urgencia emanaba de la opinión pública, aunque nada en la carrera política de la nueva presidenta de la Comisión en Alemania podía presagiar grandes anuncios. «En una encuesta de abril de 2019, el 77% de los votantes potenciales señalaron el cambio climático como un criterio importante en su elección. Pero la revolución copernicana llevada a cabo por Ursula von der Leyen, en contraste con el programa político de su partido, es sobre todo consecuencia de las circunstancias políticas que rodearon su nombramiento. El veredicto de las urnas fue tal que el nombre para la Presidencia propuesto por el Consejo tuvo que contar con algunos de los votos del Partido de los Socialistas Europeos para obtener el apoyo del Parlamento. La coalición saliente, formada por el Partido Popular Europeo y los Liberales, ya no dispone de mayoría absoluta».
Este verano —el más caluroso desde que existen registros en Europa— nos lo ha recordado de forma brutal.
Tras ser asoladas por devastadores incendios, Grecia y España se vieron golpeadas, tan solo unas semanas más tarde, por catastróficas inundaciones.
Desde Eslovenia hasta Bulgaria, pasando por numerosas regiones de nuestra Unión, hemos presenciado el caos y la destrucción causados por las inclemencias extremas del tiempo.
Esa es la realidad de un planeta en ebullición.
El Pacto Verde Europeo nació de la necesidad de proteger nuestro planeta.
Pero también se concibió como oportunidad de preservar nuestra prosperidad futura.
Iniciamos este mandato estableciendo una perspectiva a largo plazo con la Ley del Clima y el objetivo para 2050.
Reconvertimos la agenda climática en agenda económica.
Para Nathalie Tocci, tras años de crisis existencial, Europa ha encontrado una nueva razón de ser: el Pacto Verde Europeo y la transición energética en su centro. Ella ve en esta Europa Verde una visión normativa, una estrategia de crecimiento económico y un camino hacia una Unión política que reforzaría la integración y la legitimidad de la Unión. Sin embargo, en vísperas de las elecciones europeas, esta visión parece haber desaparecido debido a las reticencias no solo del partido de von der Leyen, el Partido Popular Europeo, sino también de los liberales, quienes, desde el presidente Macron hasta la vicecanciller alemana Lindner, han pedido repetidamente que se aparque dicha agenda.
Fijamos, de ese modo, un claro rumbo para la inversión y la innovación.
De hecho, ya hemos recogido los primeros frutos de esta estrategia de crecimiento.
Los esfuerzos de descarbonización de la economía estadounidense desde la adopción de la Inflation Reduction Act plantean interrogantes sobre la pertinencia de las políticas climáticas europeas. El mercado del carbono sigue siendo el principal instrumento del Pacto Verde, mientras que el desarrollo de las industrias verdes se deja por el momento, y a pesar del anuncio de varias estrategias -entre ellas la Net-Zero Industry Act- principalmente a la responsabilidad de los Estados miembros. Este es el quid de la cuestión para la campaña electoral europea que está a punto de comenzar: a falta de una política decisiva destinada a transformar directamente la economía y la sociedad utilizando la inversión para aglutinar una coalición, ¿serán políticamente sostenibles las políticas medioambientales?
La industria europea da muestras cotidianas de estar preparada para acometer esta transición.
De demostrar que la modernización y la descarbonización pueden ir unidas.
En los últimos cinco años, el número de fábricas de acero limpias en la UE ha aumentado de cero a treinta y ocho.
Actualmente, atraemos más inversión en hidrógeno limpio que los EE. UU. y China juntos.
Y mañana estaré en Dinamarca con la primera ministra Mette Frederiksen para ver esa innovación con mis propios ojos.
Allí celebraremos la botadura del primer buque portacontenedores del mundo que utiliza como combustible metanol verde obtenido a partir de energía solar.
Esa es la fuerza de la respuesta europea al cambio climático.
El Pacto Verde Europeo aporta las estructuras, las inversiones y los incentivos necesarios, pero son las personas, los inventores, los ingenieros quienes desarrollan las soluciones.
Y por eso, Señorías,
ahora que entramos en la siguiente fase del Pacto Verde Europeo, hay algo que nunca va a cambiar.
Seguiremos apoyando a la industria europea en todas las fases de su transición.
Comenzamos con un paquete de medidas que abarcaban desde la Ley sobre la industria de cero emisiones netas hasta la Ley de Materias Primas Fundamentales.
Mediante nuestra Estrategia Industrial, estamos examinando los riesgos y las necesidades de cada ecosistema en esta transición.
El énfasis en el aspecto industrial del Pacto Verde y en la competitividad en los párrafos siguientes es una forma de que von der Leyen tranquilice a su propia familia política sobre el futuro de la iniciativa.
Tenemos que ultimar este trabajo.
Y, además, tenemos que desarrollar un enfoque para cada ecosistema industrial.
Por consiguiente, a partir de este mismo mes, celebraremos una serie de diálogos sobre la transición hacia una energía limpia.
Su objetivo esencial será prestar apoyo a todos los sectores en la creación de su modelo de negocio para la descarbonización de la industria.
Porque estamos convencidos de que esta transición es esencial para la futura competitividad de Europa.
Pero se trata en igual medida de las personas y de sus actuales puestos de trabajo.
Nuestra industria eólica es un ejemplo de éxito europeo.
Pero actualmente se enfrenta a una singular combinación de retos.
Por eso presentaremos, en estrecha colaboración con la industria del sector y los Estados miembros, un paquete de energía eólica europea.
Agilizaremos todavía más la concesión de permisos.
Perfeccionaremos los sistemas de subasta en toda la UE.
Nos centraremos en las competencias, el acceso a la financiación y la estabilidad de las cadenas de suministro.
Pero esta actividad se extiende a más de un sector:
desde la energía eólica al acero, desde las baterías a los vehículos eléctricos, nuestra ambición es de una claridad meridiana: el futuro de nuestra industria de las tecnologías limpias ha de ser «made in Europe».
Señorías:
Todo lo dicho hasta ahora demuestra que, cuando se trata del Pacto Verde Europeo:
mantenemos el rumbo.
Mantenemos nuestra ambición.
Mantenemos nuestra estrategia de crecimiento.
Al subrayar que no tiene intención de cambiar de rumbo en la aplicación del Pacto Verde, Ursula von der Leyen responde directamente a las crecientes críticas sobre las consecuencias económicas de este paquete legislativo. En los últimos meses, varios Jefes de Estado y de Gobierno han pedido una «pausa normativa», mientras que esta semana la Presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, expresaba su preocupación por el impacto negativo que la normativa que se está negociando podría tener en la competitividad de la Unión Europea. Estas declaraciones al más alto nivel se hacen eco de las preocupaciones de muchos agentes industriales europeos, en el sector de la automoción por ejemplo, que se ven directamente afectados por el Pacto Verde.
Y mantenemos, además, nuestro afán por una transición justa y equitativa.
Se trata de ofrecer a las generaciones futuras una solución justa: la de vivir en un planeta sano.
Se trata también de asegurar a todos los afectados un recorrido justo, con trabajos dignos y la solemne promesa de no dejar a nadie atrás.
Esta referencia a las generaciones futuras llama al orden en la medida en que la consideración de los intereses de las generaciones futuras ha sido hasta ahora patrimonio exclusivo de la política climática. ¿Podemos esperar la creación de un Comisario Europeo para las Generaciones Futuras encargado de inyectar una perspectiva a largo plazo en todas las políticas de la Unión? ¿O la creación de una comisión en el Parlamento Europeo con la misma misión?
Pensemos en los puestos de trabajo en el sector de la fabricación y en la competitividad: un tema sobre el que debatimos frecuentemente en la actualidad.
Nuestras empresas industriales y tecnológicas aprecian la competencia.
Saben que la competencia mundial es propicia para los negocios.
Saben también que crea y mantiene buenos puestos de trabajo aquí, en Europa.
Pero la competencia solo es verdadera si es leal.
Con demasiada frecuencia, nuestras empresas se ven excluidas de los mercados extranjeros o son víctimas de prácticas predatorias.
A menudo les es imposible igualar la oferta de competidores que se benefician de pingües subvenciones estatales.
No hemos olvidado la forma en que las desleales prácticas comerciales de China afectaron a nuestra industria solar.
Muchas empresas jóvenes fueron expulsadas del mercado por la competencia china, destinataria de fuertes subvenciones.
Empresas pioneras se declararon en quiebra.
Prometedores y talentosos profesionales emigraron en busca de mejores oportunidades.
Ese es el motivo por el cual la justicia es tan importante en la economía mundial: porque incide en las vidas y en los medios de subsistencia.
Sectores industriales enteros, comunidades enteras dependen de que exista.
Por ello, debemos ser lúcidos ante los riesgos a los que nos enfrentamos.
Tomemos el ejemplo de los vehículos eléctricos.
Se trata de un sector crucial para la economía limpia que encierra un inmenso potencial para Europa.
Pero los mercados mundiales se encuentran ahora inundados de coches eléctricos chinos, más baratos,
La industria automovilística china ha experimentado un aumento de las exportaciones, principalmente de vehículos de bajo coste. Según el Gobierno chino, China exportará 3,2 millones de vehículos en 2022, un 57% más que el año anterior. El mercado europeo es uno de sus principales objetivos.
ya que su precio se mantiene artificialmente rebajado por cuantiosas subvenciones públicas.
Estas prácticas falsean nuestro mercado.
Y ya que no las aceptamos cuando se producen dentro, tampoco las aceptaremos cuando procedan de fuera.
Por eso también puedo anunciar, hoy, que la Comisión se dispone a iniciar una investigación antisubvención sobre los vehículos eléctricos procedentes de China.
Este anuncio es una respuesta directa a las apremiantes demandas de Francia, que en los últimos días ha expresado a la Comisión Europea su grave preocupación por la competencia de la industria automovilística china. Alessandro Aresu, que dirige la serie «Capitalismos políticos en guerra», ha escrito un artículo de fondo en la revista sobre el amplio contexto de la electrificación del sector en China, basándose en los ejemplos de BYD y CATL. El tema debería figurar en el orden del día del diálogo económico y comercial de alto nivel que se celebrará el 25 de septiembre.
El objetivo de una investigación antisubvenciones es examinar si las subvenciones en cuestión pueden causar un perjuicio directo a la industria europea e identificar medidas compensatorias como la imposición de aranceles. Este procedimiento se inicia en un plazo de 45 días a partir de la solicitud de una empresa denunciante, si así lo decide la Comisión. Resulta insólito y significativo que Ursula von der Leyen aproveche la ocasión de un discurso sobre el estado de la Unión para hacer un anuncio de este tipo -con el claro deseo de insistir en la aplicación de la doctrina de de-derisking que expuso hace unos meses-.
Europa está abierta a la competencia, pero no a participar en una competición a la baja.
Tenemos que defendernos de las prácticas desleales.
Pero es igualmente vital que mantengamos abiertos el diálogo y las líneas de comunicación con China.
Porque también hay temas en los que podemos y debemos cooperar.
Reducir el riesgo, sí; desvincularnos, no: ese será el enfoque que adoptaré ante los dirigentes chinos en la Cumbre UE-China que se celebrará más adelante, este mismo año.
Aquí Ursula von der Leyen repite la frase -«de-risk, not decouple«- que utilizó en su discurso ante el Mercator Institut for China Studies en marzo, antes de su visita conjunta a China con el presidente Macron. Este discurso fue ampliamente difundido, comentado y debatido en la revista. Esta fórmula, que consiste en afirmar que la vocación de la Unión no es aislarse económicamente de China, sino únicamente protegerse de una vulnerabilidad excesiva en sectores estratégicos, fue ampliamente respaldada por los Estados miembros por considerarla equilibrada. Desde entonces ha constituido un marco diplomático central utilizado por los europeos en sus relaciones con los dirigentes chinos.
Señorías:
En la Unión Europea, estamos orgullosos de nuestra diversidad cultural.
Somos la «Europa de las regiones», con una diversidad muy especial de lenguas, música, arte, tradiciones, artesanía y delicias culinarias.
También somos esa Europa que se caracteriza por una biodiversidad única.
Hay alrededor de 6 500 especies que solo se encuentran en Europa.
En el norte de Europa se encuentra el patrimonio mundial natural del mar de Frisia, un hábitat único que alberga especies animales y vegetales raras y es vital para millones de aves migratorias.
Y el mar Báltico constituye el mayor mar de agua salobre del mundo.
Más al sur se sitúan las llanuras bajas europeas, caracterizadas por grandes zonas pantanosas y humedales.
Estas regiones son importantes aliados contra el avance del cambio climático.
Las zonas pantanosas y los humedales protegidos absorben grandes cantidades de gases de efecto invernadero, aseguran los ciclos regionales del agua y albergan una biodiversidad única.
Además, Europa es rica en bosques.
Desde los majestuosos bosques de coníferas del norte y del estede Europa, pasando por los últimos bosques primarios de robles y hayas de Europa Central, hasta los bosques de alcornoques del sur de Europa, todos estos bosques nos proporcionan bienes y beneficios irreemplazables.
Absorben dióxido de carbono, suministran madera y otros productos, generan suelos fértiles y filtran el aire y el agua.
La biodiversidad y los servicios ecosistémicos son vitales para toda la población europea.
La pérdida de esta riqueza natural no solo destruye los medios de subsistencia, sino también el sentimiento de apego a la tierra de la gente.
Debemos protegerla.
Y al mismo tiempo, debemos asegurar el aprovisionamiento presente y futuro de alimentos mediante un aprovechamiento respetuoso de la naturaleza.
Hoy quiero expresar mi agradecimiento a nuestros agricultores y darles las gracias por proveernos de alimentos día a día.
La aplicación práctica del Pacto Verde en el sector agrícola a través del programa Farm to Fork sigue encontrando resistencia entre los agricultores. Esto se ha reflejado políticamente, sobre todo en los Países Bajos, con la victoria del partido agrario BBB en las elecciones provinciales de 2023, y en Polonia y Hungría, donde los gobiernos han prohibido las importaciones de cereales ucranianos para proteger a los agricultores de la caída de los precios.
Producir alimentos sanos: para nosotros, los europeos, esta función de la agricultura constituye la base de nuestra política agrícola.
También es importante la independencia en el aprovisionamiento de alimentos;
y esto es posible gracias a nuestros agricultores.
Esto no es algo que se pueda dar por supuesto, ya que el trabajo de los agricultores y sus ingresos se ven cada vez más afectados no solo por las consecuencias de la agresión rusa contra Ucrania o por el cambio climático y las sequías, los incendios forestales y las inundaciones que este trae consigo, sino también por nuevas responsabilidades que recaen sobre ellos.
Tenemos que tener esto en cuenta.
Muchos ya están comprometidos actualmente con una agricultura más sostenible.
Junto con los hombres y mujeres del sector agrario, debemos responder a estos nuevos desafíos.
Esta es la única manera en que podemos salvaguardar nuestra seguridad alimentaria en el futuro.
Necesitamos más diálogo y menos polarización.
Por esta razón, nos gustaría iniciar un diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura en la UE.
Tengo la convicción inamovible de que la agricultura y la conservación de la naturaleza pueden ir de la mano,
y las dos son necesarias.
ECONOMÍA, POLÍTICA SOCIAL Y COMPETITIVIDAD
Señorías:
Una transición justa para los agricultores, las familias y la industria;
ese es el sello distintivo de este mandato.
Y es aún más importante en un momento en que nos enfrentamos a considerables dificultades económicas.
Veo tres grandes desafíos económicos para nuestra industria en el próximo año: la escasez de mano de obra y de personal cualificado, la inflación y la simplificación de la actividad empresarial.
Los sectores más afectados por la escasez de mano de obra son la construcción, la sanidad y el sector STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Las empresas europeas también se enfrentan a una ralentización de la demanda, causada en particular por la caída del consumo de los hogares. Dos días antes de este discurso, la Comisión Europea publicó sus previsiones revisadas de crecimiento para 2023 y 2024, que bajan al 0,8% y el 1,4% (frente al 1% y el 1,17%, respectivamente, de sus previsiones de primavera). La tasa de inflación fue del 5,3% en agosto, con grandes disparidades entre los Estados miembros (la inflación llegó hasta el 9,6% en Eslovaquia).
El primer desafío está relacionado con nuestro mercado laboral.
No hemos olvidado los primeros días de la pandemia mundial,
cuando todo el mundo preveía una nueva ola de desempleo masivo, como en 1930.
Sin embargo, hemos desmentido esa previsión.
Gracias al instrumento SURE, la primera iniciativa europea de reducción del tiempo de trabajo, hemos salvado 40 millones de puestos de trabajo.
¡Así funciona la economía social de mercado europea,
de la que podemos estar orgullosos!
Volvimos a poner en marcha nuestro motor económico de forma inmediata gracias al instrumento NextGenerationEU.
Y hoy podemos ver los resultados.
Europa está cerca del pleno empleo.
Es cierto que el desempleo no ha dejado de disminuir en la Unión desde 2013, aparte del repunte relativamente rápido provocado por la pandemia de Covid-19. Aun así, en junio de 2023 se situaba en el 5,9% en la Unión y en el 6,4% en la eurozona. En particular, el desempleo entre los jóvenes menores de 25 años se situó en el 14,1% en la Unión en junio, lo que significa que 2,7 millones de jóvenes estaban sin trabajo.
No hay millones de personas buscando trabajo, sino millones de puestos de trabajo buscando quien los ocupe.
La escasez de mano de obra y de personal cualificado está alcanzando niveles récord, no solo aquí, sino en todas las grandes economías.
El 74 % de las pymes afirma que se enfrentan a una escasez de personal cualificado.
En el pico de la temporada turística, los restaurantes y bares europeos abren en horario reducido porque no consiguen encontrar personal.
Los hospitales están posponiendo la atención sanitaria debido a la falta de personal de enfermería.
Y dos tercios de las empresas europeas buscan especialistas en informática.
Al mismo tiempo, millones de padres y madres (en su mayoría madres) tienen dificultades para conciliar la vida profesional y familiar, porque no hay servicios de atención infantil.
Y hay 8 millones de jóvenes que ni estudian, ni trabajan, ni reciben formación.
Sus sueños están en suspenso, sus vidas en modo de espera.
Esto no solo causa mucha angustia personal,
sino que representa uno de los frenos más importantes para nuestra competitividad.
Y es que la escasez de mano de obra supone un obstáculo para la capacidad de innovación, crecimiento y prosperidad.
Por tanto, tenemos que mejorar el acceso al mercado de trabajo,
sobre todo para los jóvenes y para las mujeres.
Y necesitamos una migración cualificada.
Además, tenemos que responder a los profundos cambios tecnológicos, sociales y demográficos.
Y para ello, debemos confiar en la experiencia de las empresas y los sindicatos, nuestros interlocutores en la negociación colectiva.
Hace casi cuarenta años que Jacques Delors convocó la reunión de Val Duchesse que supuso el nacimiento del diálogo social europeo.
Desde entonces, los interlocutores sociales han dado forma a la Unión de hoy, propiciando el progreso y la prosperidad para millones de personas.
Y en un momento en el que el mundo que nos rodea cambia más rápido que nunca, los interlocutores sociales deben ocupar de nuevo un lugar central en la configuración de nuestro futuro.
Juntos debemos centrarnos en los desafíos a los que se enfrenta el mercado laboral, desde la escasez de mano de obra y de personal cualificado hasta los nuevos retos derivados de la inteligencia artificial.
Esta es la razón por la que, junto con la Presidencia belga del próximo año, convocaremos una nueva Cumbre de Interlocutores Sociales, de nuevo en Val Duchesse.
El futuro de Europa se construirá con la participación de nuestros interlocutores sociales.
El segundo reto económico importante: la inflación elevada persistente.
Christine Lagarde y el Banco Central Europeo están trabajando con ahínco para mantener la inflación bajo control.
Sabemos que volver al objetivo a medio plazo del BCE llevará algún tiempo.
La buena noticia es que Europa empieza a lograr que bajen los precios de la energía.
No hemos olvidado el uso deliberado que ha hecho Putin del gas como arma, ni los temores que ello provocó de interrupciones bruscas de suministro y de una crisis energética como en los años setenta.
Muchos pensaron que no dispondríamos de energía suficiente para todo el invierno.
Pero lo hemos logrado,
manteniéndonos unidos, agrupando nuestra demanda y comprando la energía de forma conjunta.
Y al mismo tiempo, a diferencia de lo que ocurrió en los años setenta, hemos aprovechado la crisis para invertir de forma masiva en renovables y acelerar la transición hacia una energía limpia.
Hemos utilizado la masa crítica de Europa para reducir los precios y asegurar el suministro.
El precio del gas en Europa era de más de 300 EUR por MWh hace un año; hoy es de alrededor de 35 EUR.
Así pues, tenemos que analizar cómo podemos reproducir este modelo de éxito en otros ámbitos como las materias primas fundamentales o el hidrógeno limpio.
Al liberar 646.000 millones de euros desde 2021 para proteger a los consumidores de la subida de los precios de la electricidad, diversificar las fuentes de suministro de gas para desvincularse de Rusia y aceptar pagar más por sus importaciones de gas natural licuado (GNL), la política energética de los Estados miembros adoptada en respuesta a la invasión rusa de Ucrania parece haber sido eficaz. A 11 de septiembre, las reservas de gas natural del bloque estaban llenas al 93,85%, su nivel más alto en esta época del año desde 2019. La caída del precio del gas natural ha provocado que el precio al contado de la electricidad en los mercados mayoristas se haya multiplicado por cuatro, pasando de 483 euros por MWh en Francia durante agosto de 2022 a 91 euros el mes pasado, según la Agencia Internacional de la Energía. La caída es del mismo orden para la mayoría de los países de Europa Central y Occidental, con excepción de los países de la Península Ibérica y Polonia, que se beneficiaron de tarifas relativamente bajas el verano pasado en comparación con sus vecinos.
A pesar de estas señales positivas, la AIE considera que los elevados niveles de reservas de gas no son garantía contra la volatilidad de los precios en invierno, que podría reavivarse con un invierno más frío que la media en 2023-2024, combinado con un cese total de las entregas de gas ruso por gasoducto a partir del 1 de octubre. También hay que señalar que la subida de los precios del gas ha provocado una erosión de la competitividad general de la industria europea, especialmente visible en Alemania, cuyo crecimiento en los últimos años se ha basado en parte en el acceso a una energía relativamente barata, aunque más cara que en Estados Unidos. La caída de los precios del gas en Europa se explica en parte por un descenso de la demanda del 20% en julio en comparación con la media de 2019-2021, lo que está teniendo un impacto directo en la producción industrial.
El tercer reto para las empresas europeas consiste en simplificar la actividad empresarial.
Las pequeñas empresas no tienen capacidad para hacer frente a una administración compleja,
o pueden verse lastradas por trámites excesivamente prolongados.
Esto a menudo significa que, en el tiempo de que disponen, logran hacer menos cosas, y que pierden oportunidades para crecer.
Por este motivo, antes de que finalice el año, nombraremos a un representante de la UE para las pymes, que dependerá directamente de mí.
Queremos escuchar directamente a las pequeñas y medianas empresas y que nos expliquen sus dificultades cotidianas.
Para cada nueva norma legislativa, llevamos a cabo un control de la competitividad, por medio de un consejo independiente.
Y el mes que viene formularemos las primeras propuestas legislativaspara reducir en un 25 % las obligaciones de presentación de información a nivel europeo.
Señorías:
Seamos sinceros: esto no será fácil.
Y necesitaremos su apoyo.
Porque se trata de un esfuerzo común de todas las instituciones europeas.
Por lo tanto, también tenemos que colaborar con los Estados miembros para llegar también a una reducción del 25 % a nivel nacional.
¡Es hora de simplificar la actividad empresarial en Europa!
Sin embargo, las empresas europeas también necesitan acceso a tecnologías clave para fines de innovación, desarrollo y fabricación.
Se trata de una cuestión de soberanía europea, como subrayaron los dirigentes europeos en Versalles.
Es un imperativo económico y de seguridad nacional preservar una ventaja europea en el ámbito de las tecnologías críticas y emergentes.
Esta política industrial europea también requiere una financiación europea común.
Este es el motivo por el que hemos propuesto, en el marco de nuestra propuesta de revisión del presupuesto, la Plataforma de Tecnologías Estratégicas para Europa (STEP).
Gracias a STEP, podemos atraer, movilizar y dirigir fondos de la UE para invertir en ámbitos muy diversos que van desde la microelectrónica hasta la computación cuántica y la inteligencia artificial;
desde la biotecnología a la tecnología limpia.
Nuestras empresas necesitan este apoyo de forma inmediata, por lo que insisto en alcanzar un acuerdo rápido sobre nuestra propuesta de presupuesto.
Y sé que puedo contar con esta Cámara.
Y hay más que añadir en lo que respecta a la competitividad.
Se han producido verdaderos cuellos de botella en las cadenas de suministro mundiales, en ocasiones debido a las políticas deliberadas de otros países.
Piensen por ejemplo en las restricciones que ha impuesto China a la exportación de galio y germanio, que son elementos esenciales para productos como los semiconductores y los paneles solares.
Esto demuestra por qué es tan importante que Europa refuerce su seguridad económica,
mediante la reducción del riesgo y no mediante la desvinculación.
Y estoy muy orgullosa de que este concepto haya recibido un amplio apoyo de nuestros socios clave.
Desde Australia a Japón o Estados Unidos.
Y hay muchos otros países del mundo que desean colaborar.
Muchos dependen en exceso de un único proveedor de minerales fundamentales.
Otros, de América Latina o de África, quieren desarrollar sus industrias locales de procesamiento y refinado, en lugar de simplemente limitarse a exportar sus recursos.
Por ello, a finales de este año convocaremos la primera reunión de nuestro nuevo Club de Materias Primas Fundamentales.
Al mismo tiempo, continuaremos impulsando el comercio abierto y justo.
Hasta la fecha, hemos concluido nuevos acuerdos de libre comercio con Chile, Nueva Zelanda y Kenia.
Debemos intentar concluir los acuerdos con Australia, México y Mercosur hasta finales de este año;
y a continuación, con India e Indonesia.
El comercio inteligente genera empleo de calidad y prosperidad.
Señorías:
Estos tres desafíos (trabajo, inflación y entorno empresarial) se plantean en un momento en que también pedimos a la industria que lidere la transición hacia una energía limpia.
Por lo tanto, tenemos que mirar hacia el futuro y determinar cómopodemos mantener la competitividad al tiempo que llevamos a cabo esa transición.
Por eso he pedido a Mario Draghi, una de las grandes mentes económicas de Europa, que elabore un informe sobre el futuro de la competitividad europea.
Porque Europa hará lo que sea necesario («whatever it takes», en sus propias palabras) para mantener su ventaja competitiva.
TECNOLOGÍA DIGITAL E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Señorías:
Cuando se trata de hacer los negocios y la vida más fáciles, sabemos bien la importancia que tiene la tecnología digital.
Es revelador que hayamos rebasado con creces el objetivo de inversión del 20 % en proyectos digitales de NextGenerationEU.
Los Estados miembros han aprovechado esa inversión para digitalizar su asistencia sanitaria, su sistema judicial o su red de transporte.
Al mismo tiempo, Europa ha liderado la gestión de los riesgos que entraña el mundo digital.
Internet nació como un instrumento para compartir conocimientos, abrir mentes y conectar a las personas.
Pero ha originado también importantes desafíos.
Desinformación, difusión de contenidos nocivos, riesgos para la privacidad de nuestros datos.
Todo ello ha acarreado falta de confianza y vulneración de los derechos fundamentales de las personas.
Europa ha respondido convirtiéndose en precursora mundial de los derechos de los ciudadanos en el entorno digital.
La Ley de Servicios Digitales y la Ley de Mercados Digitales están creando un espacio digital más seguro en el que los derechos fundamentales se protegen.
Y garantizan la equidad asignando responsabilidades claras a las grandes tecnológicas.
Este es un logro histórico del que debemos estar orgullosos.
Lo mismo debería suceder con la inteligencia artificial.
Mejorará la asistencia sanitaria, impulsará la productividad, hará frente al cambio climático.
Pero tampoco debemos subestimar las amenazas muy reales que comporta.
Cientos de desarrolladores, profesores y otros expertos en IA de primera línea nos advirtieron recientemente en los siguientes términos:
«Mitigar el riesgo de extinción derivado de la IA debería ser una prioridad mundial a la par con la de otros riesgos que afectan a toda la sociedad, como las pandemias y la guerra nuclear».
La IA es una tecnología de alcance general accesible, potente y adaptable a una gran variedad de usos, tanto civiles como militares.
Y está evolucionando más rápido de lo que incluso sus desarrolladores habían anticipado.
De modo que nuestra ventana de oportunidad para orientar esta tecnología de manera responsable es cada vez más angosta.
Creo que Europa, junto con sus socios, debe liderar el camino hacia un nuevo marco mundial para la IA, basado en tres pilares: barreras de protección, gobernanza y orientación de la innovación.
En primer lugar, las barreras de protección.
Nuestra prioridad número uno es garantizar que el desarrollo de la IA tenga en su centro al ser humano y sea transparente y responsable.
Por eso en mis orientaciones políticas me comprometí a exponer, durante los primeros 100 días, un enfoque legislativo.
Presentamos la Ley de Inteligencia Artificial, que es la primera ley integral de IA favorable a la innovación del mundo.
Y quiero agradecer a esta Cámara y al Consejo el incansable trabajo dedicado a esta ley pionera.
Nuestra Ley de IA es ya un modelo para el mundo entero.
Ahora debemos procurar que las normas se adopten lo antes posible y volcarnos en su aplicación.
El segundo pilar es la gobernanza.
Estamos sentando las bases para un sistema único de gobernanza en Europa.
Pero debemos aunar fuerzas también con nuestros socios para asegurar que compartimos un enfoque mundial a la hora de entender el impacto de la IA en nuestras sociedades.
Piensen en la inestimable contribución del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, un panel mundial que proporciona a los responsables políticos los conocimientos científicos más recientes.
Creo que necesitamos un órgano similar para la IA: sobre sus riesgos y sus beneficios para la humanidad.
En el que se reúnan científicos, empresas tecnológicas y expertos independientes.
Esto nos permitirá desarrollar una respuesta rápida y coordinada a nivel mundial, aprovechando el trabajo realizado por el Proceso de Hiroshima y en otros foros.
El tercer pilar es orientar la innovación de manera responsable.
Gracias a nuestra inversión de los últimos años, Europa, con tres de los cinco superordenadores más potentes del mundo, se ha convertido ya en líder en supercomputación.
Tenemos que sacar provecho a esta ventaja.
Por eso puedo anunciar hoy una nueva iniciativa encaminada a abrir nuestros ordenadores de alto rendimiento a las empresas emergentes de IA para que entrenen sus modelos.
Pero esto será solo una parte de nuestro trabajo para orientar la innovación.
Necesitamos un diálogo abierto con quienes desarrollan y despliegan la IA.
Sucede en los Estados Unidos, donde siete grandes empresas tecnológicas han acordado ya normas voluntarias que abordan la seguridad, la protección y la confianza.
Sucede aquí, donde colaboraremos con las empresas de IA para promover su compromiso voluntario con los principios de la Ley de IA antes de que esta entre en vigor.
Ahora deberíamos encauzar todo este trabajo para que confluya en unas normas mínimas mundiales para un uso seguro y ético de la IA.
Un análisis de la lista de la revista Time de las cien personas más influyentes en inteligencia artificial de esta semana nos recuerda que la Unión Europea se ha quedado claramente rezagada en lo que a IA se refiere. Aparte de la Comisaria responsable, Margrethe Vestager, y de una activista afincada en Bruselas, Sarah Chander, no hay nadie que trabaje en la Europa continental. Nuestro análisis prosopográfico puede consultarse aquí.
POLÍTICA INTERNACIONAL, MIGRACIÓN Y SEGURIDAD
Señorías:
Cuando comparecí aquí hace cuatro años, dije que, si estamos unidos dentro, nadie nos dividirá desde fuera.
Y este era el pensamiento subyacente tras la Comisión geopolítica.
Gracias a nuestro enfoque de Equipo Europa hemos podido ser más estratégicos y asertivos y actuar más unidos.
Y eso es ahora más importante que nunca.
La devastadora pérdida de vidas que las inundaciones y el terremoto han infligido con su violencia en Libia y Marruecos nos desgarra el corazón.
Europa siempre estará lista para ayudar de todas las maneras en que pueda hacerlo.
O piensen en la región del Sahel, una de las más pobres y, aun así, de más rápido crecimiento demográfico.
La sucesión de golpes militares prefigura para la región una perspectiva de años de mayor inestabilidad.
Rusia está influyendo en el caos y beneficiándose de él.
Y la región se ha convertido en terreno abonado para el ascenso del terrorismo.
Esta situación supone una preocupación directa para Europa, para nuestra seguridad y nuestra prosperidad.
Por eso debemos mostrar hacia África la misma unidad de propósito que hemos mostrado ante Ucrania.
Este punto, que hace hincapié en un eje «euroafricano», merece la atención del lector. Para llevar a buen término su transición geopolítica, la Unión Europea debe adoptar una perspectiva realista de su situación geográfica.
Ello implica profundizar estratégicamente en sus relaciones con los países vecinos que influyen directamente en las grandes tendencias geopolíticas del continente. Este reconocimiento es tanto más crucial cuanto que Europa se encuentra en el centro de un «arco de crisis» extremadamente diverso que atraviesa y rodea su territorio.
La guerra de Ucrania, por ejemplo, pone de relieve la dimensión horizontal de estas cuestiones, ya que afecta directamente a Europa del Este y tiene repercusiones en todo el continente. Sin embargo, es igualmente importante no subestimar la existencia de una dimensión vertical en esta compleja configuración geopolítica. En otras palabras, los retos y oportunidades para la Unión Europea no se limitan únicamente a su entorno inmediato, sino que se extienden también a cuestiones globales y verticales que implican a actores globales. Así pues, para navegar con éxito por este panorama geopolítico cada vez más conflictivo, la Unión Europea necesita desarrollar una visión estratégica que tenga en cuenta estas dimensiones horizontales y verticales. Esto podría incluir asociaciones reforzadas, acuerdos de cooperación y una diplomacia proactiva con los países vecinos, al tiempo que se mantiene el compromiso de promover la estabilidad y la seguridad mundiales. Este enfoque situará a la Unión en una mejor posición para afrontar los retos actuales y futuros de la geopolítica europea.
Debemos centrarnos en la cooperación con los gobiernos legítimos y las organizaciones regionales.
Y debemos desarrollar una asociación mutuamente beneficiosa que se centre en cuestiones de interés común para Europa y para África.
Esta es la razón por la que, junto con el alto representante Borrell, trabajaremos en un nuevo enfoque estratégico que podamos sacar adelante en la próxima Cumbre UE-UA.
Señorías:
La historia no se detiene.
Rusia está librando una guerra declarada contra los principios fundacionales de la Carta de las Naciones Unidas.
Esto ha suscitado inmensas preocupaciones en distintos países desde Asia Central hasta la región del Indopacífico.
Les preocupa que, en un mundo sin ley, puedan correr el mismo destino que Ucrania.
Observamos el claro intento de algunos de regresar a la mentalidad de bloques, tratando de aislar a los países intermedios y de influir en ellos.
Y esto sucede en un momento en que muchas economías emergentes manifiestan un malestar más profundo sobre el modo en que funcionan para ellas las instituciones y la globalización.
Son preocupaciones legítimas.
Estas economías emergentes, con sus pueblos y sus activos naturales, son un aliado esencial en la construcción de un mundo más limpio, más seguro y más próspero.
Europa siempre trabajará con ellas para reformar y mejorar el sistema internacional.
Queremos liderar iniciativas para lograr que el orden basado en reglas sea más justo y la distribución, más igualitaria.
Esto implicará también trabajar con nuevos y antiguos socios para profundizar nuestras conexiones.
Y lo que ofrece Europa con Global Gateway es algo realmente único.
Global Gateway es más transparente, más sostenible y más atractivo económicamente.
Apenas la semana pasada estuve en Nueva Deli para firmar el proyecto más ambicioso de nuestra generación.
El Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa.
El proyecto liderado por Estados Unidos anunciado en el G20, que se espera que incluya importantes inversiones en infraestructuras de transporte, es una respuesta directa a la iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda, que ha guiado la inversión masiva de China en el extranjero durante la última década y se ha ralentizado bruscamente desde 2020. Sin embargo, aún no se ha anunciado el importe del proyecto.
Será la conexión más directa existente hasta la fecha entre la India, el Golfo Pérsico y Europa: Con un enlace ferroviario, que hará que el comercio entre la India y Europa sea un 40 % más rápido.
Con un cable eléctrico y un gasoducto de hidrógeno limpio, para fomentar el comercio de energía limpia entre Asia, Oriente Medio y Europa.
Con un cable de datos de alta velocidad, para enlazar algunos de los ecosistemas digitales más innovadores del mundo y crear a su paso oportunidades de negocio.
Todas ellas son conexiones de última generación para el mundo del mañana.
Más rápido, más corto, más limpio.
Y Global Gateway está propiciando un cambio real.
El Global Gateway es la respuesta de Europa a las Nuevas Rutas de la Seda de China, que se espera movilicen 300 000 millones de euros de inversión entre 2021 y 2027.
Lo he visto en América Latina, en el Sudeste Asiático y en toda África: desde la construcción de una economía local basada en el hidrógeno con Namibia y Kenia hasta una economía digital con Filipinas.
Estas son inversiones en la economía de nuestros socios.
Y son inversiones en la prosperidad y la seguridad de Europa en un mundo que cambia rápidamente.
Señorías:
Todos los días, los conflictos, el cambio climático y la inestabilidad empujan a poblaciones a buscar refugio en otro lugar.
Siempre he tenido la firme convicción de que la migración debe gestionarse.
Es una labor que requiere paciencia.
Un trabajo prolongado con nuestros socios.
Y, sobre todo, unidad dentro de nuestra Unión.
Este es el espíritu del Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo.
Cuando asumí el cargo, no parecía haber ningún compromiso posible a la vista.
Sin embargo, con el Pacto, hemos encontrado un nuevo equilibrio.
Entre la protección de las fronteras y la protección de las personas.
Entre soberanía y solidaridad.
Entre seguridad y humanidad.
Hemos escuchado a todos los Estados miembros.
Hemos analizado todas las rutas migratorias.
Y hemos traducido el espíritu del Pacto en soluciones prácticas.
Hemos reaccionado con rapidez y unidad al ataque híbrido de Bielorrusia.
Hemos trabajado en estrecha colaboración con nuestros socios de los Balcanes Occidentales y reducido los flujos irregulares.
Hemos firmado con Túnez un acuerdo de cooperación que, más allá de la migración, aporta beneficios mutuos en ámbitos que abarcan desde la educación y las competencias profesionales hasta la energía y la seguridad.
Esta asociación -firmada al margen del Tratado por lo que la Comisión denomina «Equipo Europa»- sigue siendo muy controvertida. Forma parte de una tendencia creciente a externalizar el control de los flujos migratorios. En los últimos años, la Unión y sus Estados miembros han celebrado diversos acuerdos con países vecinos, en particular con Turquía en 2016. En 2017, la Unión, a través de la Declaración de Malta, aprobó el Memorando de Entendimiento entre Italia y Libia.
Este tipo de acuerdo ha parecido problemático a diversos observadores por varias razones. En primer lugar, es poco probable que logre el objetivo declarado de salvar vidas y combatir la trata de seres humanos. Por el contrario, si un país como Túnez se toma en serio la lucha contra la inmigración irregular, es probable que el acuerdo empuje a las personas que buscan refugio hacia rutas aún más peligrosas. Este tipo de acuerdo también ha sido criticado por proporcionar financiación a gobernantes autoritarios a cambio del control de la migración.
Como ha señalado el Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, el hecho de que el acuerdo con Túnez sólo contenga términos muy generales sobre derechos humanos es preocupante: no hay ninguna indicación concreta de garantías para proteger los derechos humanos de las personas en movimiento. El Memorando de Entendimiento tampoco prevé un mecanismo de supervisión de los derechos humanos. Sin embargo, la desastrosa situación de las personas desplazadas en Libia demuestra que las referencias generales a los derechos humanos en los acuerdos sobre migración no bastan para garantizar que su aplicación se ajuste a los principios fundamentales.
Y ahora queremos trabajar en acuerdos similares con otros países.
Hemos reforzado la protección de las fronteras.
Las agencias europeas han aumentado su cooperación con los Estados miembros.
Y quiero agradecer en particular a Bulgaria y a Rumanía su actuación ejemplar al promover las buenas prácticas en materia de asilo y retorno.
Nos lo han demostrado: Bulgaria y Rumanía forman parte de nuestro espacio Schengen.
¡Dejémosles entrar por fin sin más demora!
La participación de Bulgaria y Rumanía en el espacio Schengen fue bloqueada en diciembre de 2022 por Austria ante la preocupación por los flujos migratorios. Sin embargo, ambos países podrían entrar en la zona de libre circulación a través de controles aeroportuarios ya este año, antes de su plena adhesión el año que viene.
Señorías:
Nuestro trabajo sobre migración se basa en la convicción de que la unidad está a nuestro alcance.
Nunca hemos estado tan cerca de alcanzar un acuerdo sobre el Pacto.
El Parlamento y el Consejo tienen una oportunidad histórica de llevarlo a buen término.
Demostremos que Europa puede gestionar las migraciones con eficacia y compasión.
¡Acabemos el trabajo!
Señorías:
Sabemos que la migración requiere un trabajo constante,
que es de vital importancia en la lucha contra los traficantes de personas.
Atraen a personas desesperadas con sus mentiras
y les meten en rutas mortales a través del desierto o en embarcaciones no aptas para el mar.
La forma en que operan estos traficantes está en constante evolución.
Pero nuestra legislación al respecto tiene más de veinte años y requiere una actualización urgente.
Por lo tanto, necesitamos una nueva legislación y una nueva estructura de gobernanza.
Necesitamos reforzar las medidas policiales y judiciales y dar un papel más destacado a nuestras agencias: Europol, Eurojust y Frontex.
Y tenemos que trabajar con nuestros socios para hacer frente a esta plaga mundial que es la trata de seres humanos.
Esta es la razón por la que la Comisión organizará una Conferencia Internacional sobre la Lucha contra el Tráfico Ilícito de Personas.
¡Ha llegado el momento de poner fin a este cruel y delictivo negocio!
UCRANIA
Señorías:
El día en que los tanques rusos cruzaron la frontera con Ucrania, una joven madre ucraniana partió hacia Praga para llevar a su hijo a un lugar seguro.
Cuando el guardia de fronteras checo selló su pasaporte, la joven rompió a llorar.
Su hijo no lo entendía y le preguntó a su madre por qué lloraba.
Ella respondió: «Porque estamos en casa».
«Pero esto no es Ucrania», replicó él.
Así que ella le explicó: «Esto es Europa».
Ese día, esa madre ucraniana sintió que Europa era su hogar.
Porque «donde reina la confianza, allí está el hogar».
Y el pueblo de Ucrania pudo confiar en sus conciudadanos europeos.
Su nombre era Victoria Amelina.
Era una de las grandes jóvenes escritoras de su generación y una incansable activista por la justicia.
Una vez que su hijo estuvo a salvo, Victoria regresó a Ucrania para documentar los crímenes de guerra cometidos por Rusia.
Un año más tarde fue asesinada por un misil balístico ruso, mientras cenaba con sus colegas.
Víctima de un crimen de guerra ruso, uno de los innumerables ataques contra civiles inocentes.
Amelina estaba con tres amigos ese día, incluido Héctor Abad Faciolince, un compañero escritor colombiano,
quien forma parte de una campaña llamada «Aguanta, Ucrania», creada para explicar a los latinoamericanos la guerra de agresión de Rusia y los ataques contra civiles.
Pero Héctor nunca pudo imaginar que se convertiría en un objetivo.
Posteriormente, dijo que no sabía por qué él vivía y ella había muerto.
Pero ahora le está contando al mundo acerca de Victoria, para guardar su recuerdo y poner fin a esta guerra.
Y me siento honrada de que Héctor esté hoy aquí con nosotros.
Y quiero que sepa usted que mantendremos vivo el recuerdo de Victoria y de todas las demás víctimas.
Aguanta, Ucrania. Slava Ukraini!
Señorías:
Estaremos al lado de Ucrania en todas las etapas del camino.
Durante el tiempo que sea necesario.
Desde el inicio de la guerra, cuatro millones de ucranianos han encontrado refugio en nuestra Unión.
Alemania y Polonia son los países europeos que acogen al mayor número de refugiados ucranianos, con 1,1 millones y 968.000 refugiados respectivamente, según las últimas estimaciones del Alto Comisionado para los Refugiados. Estonia y la República Checa son los países que más refugiados acogen en porcentaje de su población, con un 3,5% y un 5% respectivamente.
Y quiero decirles que son tan bienvenidos ahora como lo fueron en esas fatídicas primeras semanas.
Nos hemos asegurado de que tengan acceso a la vivienda, la atención médica, el mercado laboral y mucho más.
Señorías:
Europa responde a la llamada de la historia.
Por ello, me enorgullece anunciar que la Comisión propondrá ampliar nuestra protección temporal a los ucranianos en la UE.
Los ucranianos disfrutan de un derecho de residencia casi automático en la UE gracias a la Directiva de Protección Temporal de 2001, que se activó para ellos en el Consejo de Justicia y Asuntos de Interior del 4 de marzo de 2022: se simplifican los trámites para obtener permisos de trabajo, vivienda y educación de los hijos. Este sistema no permite considerar refugiados a los ucranianos que huyen de la guerra, pero les garantiza el estatuto de protección temporal para que no estén sujetos a las normas del Reglamento de Dublín.
Nuestro apoyo a Ucrania perdurará.
Solo este año hemos aportado 12 000 millones de euros para ayudar a pagar los salarios y las pensiones.
Para ayudar a mantener en funcionamiento hospitales, escuelas y otros servicios.
Y a través de nuestra propuesta ASAP estamos aumentando la producción de municiones para ayudar a satisfacer las necesidades inmediatas de Ucrania.
Pero también ponemos nuestra mirada más allá.
Por eso hemos propuesto 50 000 millones de euros adicionales en cuatro años para inversiones y reformas,
Tras un primer año dominado por la ayuda estadounidense, la ayuda europea a Ucrania se sitúa ahora a la cabeza, con una contribución total que duplica con creces la de Estados Unidos. La ayuda ya concedida y los compromisos a largo plazo de la Unión suman 131.900 millones de euros, frente a los 69.500 millones de Estados Unidos. La principal razón de este salto a la cabeza de la clasificación es, de hecho, la inclusión de la propuesta de la Comisión Europea para la creación de un nuevo «mecanismo específico de apoyo a la recuperación, reconstrucción y modernización de Ucrania» por un total de hasta 50.000 millones de euros en el periodo 2024-2027 (33.000 millones en préstamos y 17.000 millones en donaciones).
lo que ayudará a hacer posible para Ucrania un futuro en el que se reconstruya como país moderno y próspero.
Y ese futuro se ve con claridad.
Esta Cámara lo ha dicho alto y claro: el futuro de Ucrania está en nuestra Unión.
El futuro de los Balcanes Occidentales está en nuestra Unión.
El futuro de Moldavia está en nuestra Unión.
Y sé lo importante que es para tanta gente en Georgia tener la UE en perspectiva.
Señorías:
He empezado diciendo que Europa respondía a la llamada de la historia.
Y la historia nos llama ahora a trabajar para completar nuestra Unión.
En un mundo en el que algunos están tratando de hacerse con países uno a uno, no podemos permitirnos dejar atrás a nuestros conciudadanos europeos.
En un mundo en el que el tamaño y el peso importan, es evidente que responde a los intereses estratégicos y de seguridad de Europa completar nuestra Unión.
Pero más allá de la política y la geopolítica, tenemos que visualizar lo que está en juego.
Tenemos que establecer una visión para que la ampliación sea un éxito.
Una Unión completa con más de 500 millones de personas que vivan en una Unión libre, democrática y próspera.
Una Unión completa con jóvenes que puedan vivir, estudiar y trabajar en libertad.
Una Unión completa con democracias vibrantes en las que el poder judicial sea independiente, se respete a la oposición y se proteja a los periodistas.
Porque el Estado de Derecho y los derechos fundamentales siempre serán la base de nuestra Unión, tanto de los Estados miembros actuales como de los futuros.
Esta es la razón por la que la Comisión ha hecho de los Informes sobre el Estado de Derecho una prioridad clave.
Ahora trabajamos en estrecha colaboración con los Estados Miembros para determinar los avances y las preocupaciones y formular recomendaciones para el año sucesivo.
Esto ha garantizado la rendición de cuentas ante esta Cámara y los parlamentos nacionales,
ha permitido el diálogo entre los Estados miembros,
y está dando resultados.
Creo que puede hacer lo mismo con los futuros Estados miembros.
Esta es la razón por la que me complace anunciar que abriremos los Informes sobre el Estado de Derecho a aquellos países en vías de adhesión que se pongan al día aún más rápidamente.
Esto los colocará en pie de igualdad con los Estados miembros
y les servirá de apoyo en sus esfuerzos de reforma.
Y ayudará a garantizar que nuestro futuro sea una Unión de libertad, derechos y valores para todos.
El balance de la Presidencia von der Leyen en materia de respeto del Estado de Derecho es desigual. Tras dudar en utilizar todos los medios legales contra los Estados miembros recalcitrantes -Hungría y Polonia-, la Comisión retrasó inicialmente la aprobación de sus planes de recuperación en el marco de la NextGenerationEU. En el caso de Polonia, el plan se aprobó finalmente a pesar de que el Gobierno incumplió varias sentencias del Tribunal de Justicia que condenaban la falta de independencia de su sistema judicial. Por primera vez en la historia, en solidaridad con los jueces polacos actualmente suspendidos en plena violación de la legislación europea, tres asociaciones de jueces de diferentes Estados miembros han emprendido acciones legales contra la decisión del Consejo Europeo que autoriza el plan de recuperación polaco.
Señorías:
Esto es en nuestro interés compartido.
Piensen en la gran ampliación de hace veinte años.
Se le llamó el Día Europeo de las Bienvenidas
y fue un triunfo de la determinación y la esperanza frente a los lastres del pasado.
Y en los veinte años transcurridos desde entonces hemos sido testigos de un éxito económico que ha mejorado la vida de millones de personas.
Quiero que aguardemos con ilusión el próximo Día Europeo de las Bienvenidas y los próximos éxitos económicos.
Sabemos que este no es un camino fácil.
La adhesión se basa en los méritos, y la Comisión siempre defenderá este principio.
Requiere trabajo duro y liderazgo.
Pero ya existen muchos avances.
Hemos visto los grandes pasos que Ucrania ya ha dado desde que les concedimos el estatus de país candidato.
Y hemos visto la determinación de hacer reformas de otros países candidatos.
Señorías:
Este es el momento de que igualemos esa determinación
y eso implica pensar en cómo prepararnos para una Unión completa.
Tenemos que dejar atrás los viejos debates binarios sobre la ampliación.
Ursula von der Leyen subraya hasta qué punto la cuestión de la ampliación de la Unión al Este y los Balcanes va a dominar los debates de los próximos meses y años. De hecho, en octubre la Comisión se dispone a publicar su informe anual sobre los progresos realizados o no por los países candidatos, antes de que el Consejo Europeo de diciembre decida sobre la posible apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania y Moldavia, lo que constituiría una señal especialmente fuerte.
Sin embargo, para muchos Estados miembros, empezando por Francia y Alemania, este debate no puede separarse de una revisión fundamental del funcionamiento de la Unión. Más allá de la cuestión de las normas institucionales, es probable que las principales políticas de la Unión (política agrícola, política de cohesión, etc.) se vean muy afectadas por la ampliación. Es probable que la jerga técnica de la «capacidad de absorción» se politice más a medida que nos adentremos en la campaña para las elecciones europeas de 2024.
La cuestión no es o profundizar en la integración o ampliar la Unión.
Podemos y debemos hacer ambas cosas
para darnos mayor peso geopolítico y capacidad de actuar.
Esto es lo que nuestra Unión siempre ha hecho,
cada fase de ampliación fue acompañada de una profundización política.
Pasamos del carbón y el acero a la plena integración económica.
Y después de la caída del Telón de Acero, convertimos un proyecto económico en una verdadera Unión de personas y estados.
Creo que la próxima ampliación también debe servir de catalizador para avanzar.
Hemos empezado a construir una Unión de la Salud siendo veintisiete
y creo que podemos concluirla siendo más de treinta.
Hemos empezado a construir la Unión Europea de Defensa siendo veintisiete
y creo que podemos concluirla siendo más de treinta.
Hemos probado que podemos ser una Unión geopolítica y hemos demostrado que podemos avanzar rápido cuando estamos unidos.
Y creo que el Equipo Europa también funcionará siendo más de treinta.
Señorías:
Sé que esta Cámara cree lo mismo
y que el Parlamento Europeo siempre ha sido uno de los principales motores de la integración europea.
Ha sido así durante todas estas décadas
y hoy sigue siéndolo.
Y siempre apoyaré a esta Cámara, y a todos aquellos que quieren reformar la UE para que funcione mejor para los ciudadanos.
Y, sí, ¡eso incluye también modificaciones de la Convención Europea y del Tratado si es necesario!
En el momento de su sorprendente nombramiento, Ursula von der Leyen había prometido llevar a cabo una profunda reforma de los procedimientos de designación de altos cargos, incluida una revisión de la reforma electoral, y convocar una conferencia sobre el futuro de Europa para examinar las cuestiones que podría haber tratado una convención. Sin embargo, las 49 recomendaciones de la Conferencia, aprobadas por el Parlamento Europeo y transmitidas al Consejo, aún no han sido debatidas, tal y como establece el artículo 48 del TUE.
Pero no podemos –y no debemos– esperar a la modificación del Tratado para avanzar en la ampliación.
Que la Unión esté preparada para la ampliación puede lograrse más rápidamente.
Para ello debemos dar respuesta a cuestiones de orden pragmático acerca de cómo funcionará en la práctica una Unión de más de treinta países,
y en particular sobre nuestra capacidad de actuación.
La buena noticia es que en cada ampliación se ha comprobado que estaban equivocados aquellos que dijeron que nos haría menos eficientes.
Consideremos los últimos años.
Acordamos NextGenerationEU siendo veintisiete.
Acordamos comprar vacunas siendo veintisiete.
Acordamos las sanciones en un tiempo récord, también siendo veintisiete.
Acordamos comprar gas natural, no siendo solo veintisiete, sino incluyendo además a Ucrania, Moldavia y Serbia.
Así que se puede lograr.
Pero hemos de analizar con mayor detenimiento cada política y ver cómo se verían afectadas por una Unión más amplia.
Esta es la razón por la que la Comisión comenzará a trabajar en una serie de exámenes de las políticas previos a la ampliación para ver cómo puede tener que adaptarse cada ámbito a una Unión más amplia.
Tendremos que pensar en cómo funcionarían nuestras instituciones, qué aspecto tendrían el Parlamento y la Comisión.
Tenemos que discutir el futuro de nuestro presupuesto, respecto de quéfinanciará, cómo lo financiará y con qué se financiará.
Y tenemos que comprender cómo podemos garantizar compromisos creíbles en materia de seguridad en un mundo donde la disuasión importa más que nunca.
Estas son preguntas que debemos abordar hoy si queremos estar listos para mañana.
Y la Comisión desempeñará su papel.
Esta es la razón por la que presentaremos nuestras ideas en el debate de los dirigentes durante la Presidencia belga.
Nos guiaremos por la convicción de que completar nuestra Unión es la mejor inversión en paz, seguridad y prosperidad para nuestro continente.
¡Es hora de que Europa vuelva a tener amplitud de miras y escribamos nuestro propio destino!
CONCLUSIÓN
Señorías:
Victoria Amelina creía que es nuestro deber colectivo escribir un nuevo relato para Europa.
Esta es la situación de Europa a día de hoy,
en un momento y lugar en los que se escribe la historia.
El futuro de nuestro continente depende de las decisiones que tomemos hoy,
de los pasos que demos para completar nuestra Unión.
Los ciudadanos de Europa quieren una Unión que los defienda en una época de gran competencia por el poder,
pero también que los proteja y sea cercana, como socia y aliada en sus batallas cotidianas.
Y escucharemos su voz.
Si es importante para los europeos, es importante para Europa.
Piensen de nuevo en la visión y la imaginación de la joven generación con la que comencé mi discurso.
Es el momento de mostrarles que podemos construir un continente donde uno pueda ser quien es, amar a quien quiera y aspirar a todo lo que desee.
Un continente reconciliado con la naturaleza y que marque el camino en las nuevas tecnologías.
Un continente unido en libertad y paz.
De nuevo, este es el momento de que Europa responda a la llamada de la historia.
Larga vida a Europa.