Según algunos políticos de Estados Unidos y, más recientemente, de Europa, China es una amenaza directa a su bienestar económico y amenaza el orden mundial.
China se ha convertido rápidamente en una potencia económica mundial. Con un aumento significativo del PIB y avances en el desarrollo tecnológico. Si China logra superar a Estados Unidos tecnológica y económicamente, las repercusiones para la economía mundial, los mercados financieros y la geopolítica serán enormes.
Estados Unidos, por su parte, está alarmado. Durante mucho tiempo ha sido la economía más grande e influyente del mundo y tambien ha liderado la innovación tecnológica. Sin embargo, ante el auge de China, en 2021 el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, advirtió que «los días de Estados Unidos como superpotencia mundial dominante podrían estar llegando a su fin». Tales temores han llevado a los responsables políticos estadounidenses a intentar estimular la industria tecnológica nacional y limitar los lazos económicos con China.
Europa también desconfía cada vez más de China, pero los países que la componen están divididos sobre cómo responder a su crecimiento. Si bien Bruselas podría intentar restringir los flujos de tecnología sensible hacia China y limitar los lazos de investigación a ámbitos «más seguros», como la tecnología climática, el bloque en su conjunto no se está apresurando a seguir el ejemplo de Estados Unidos y cortar lazos con China1.
¿Pero qué grado de amenaza representa realmente China?
En 2015, el gobernante Partido Comunista Chino (PCC) presentó el plan «Made in China 2025», con la ambición de aumentar el desarrollo y el comercio de bienes de alta tecnología: en otras palabras, los bienes que aumentan la productividad y que serán esenciales para el crecimiento futuro de cualquier economía. La innovación en esas tecnologías y el control, aunque sólo sea parcial, de la cadena de suministro garantizarían que muchos países a nivel internacional dependieran económicamente de China, al tiempo que reducirían la influencia externa sobre China. Los responsables políticos y los analistas del sector han advertido en repetidas ocasiones sobre las implicaciones para la seguridad de depender de China para bienes o productos de alta tecnología, desde la conectividad de red 5G hasta TikTok.
Durante el último siglo, Estados Unidos y Europa, junto con Japón, Taiwán y Corea, han ejercido una enorme influencia en la innovación de esas industrias; si China desplazara a dichas economías, habría profundas consecuencias para la economía mundial. Las economías avanzadas situadas en la vanguardia tecnológica han subcontratado con frecuencia la fabricación de sus productos a China, pero ahora están alarmadas por los avances de ese país en su propia área de especialización, incluidos los sectores contemplados en el plan Made in China 2025.
Ocho años después de la introducción de este plan, China se ha convertido en el mayor exportador mundial de estos bienes, con el primer puesto en sectores como los productos informáticos intermedios, la ingeniería marítima, las nuevas energías, los nuevos materiales y el ferrocarril avanzado. Pero en cuanto al desarrollo de tecnologías emergentes clave o del liderazgo intelectual, especialmente en inteligencia artificial (IA), Estados Unidos sigue a la cabeza. El valor añadido bruto de las principales empresas tecnológicas con sede en Estados Unidos supera con creces al de sus homólogas con sede en China, mientras que el gasto en investigación y desarrollo de estas empresas estadounidenses es más de cinco veces superior al de sus equivalentes chinas.
Entonces, ¿cómo entender la amenaza que supone el desarrollo tecnológico chino para los países que actualmente se encuentran en la vanguardia tecnológica, incluidos Estados Unidos y los países de UE? Para determinarlo, debemos considerar tanto los factores internos que han facilitado el crecimiento de China y podrían apoyarlo o limitarlo en un futuro, como el impacto que pueden tener las políticas adoptadas entre los competidores.
El estado de la tecnología en China
En los datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadística de China abundan las pruebas que apoyan la narrativa del incesante ascenso económico y tecnológico de China, pero los datos a menudo pueden ser engañosos.
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En 2011, se filtraron unas declaraciones del primer ministro Li Keqiang en 2007 en las que admitía que los datos oficiales de la provincia de Liaoning estaban «generados solo como referencia». Las diferencias entre las medidas oficiales y los indicadores alternativos, de los que ahora hay muchos, muestran sistemáticamente que el tamaño de la economía china tiende a inflarse. Aquí podemos ver claramente esa diferencia, comparando el China Momentum Indicator (CMI) de Fathom con las estadísticas oficiales chinas.
El mismo escepticismo es necesario al analizar el sector tecnológico chino. No cabe duda de que cuenta con algunas empresas tecnológicas de muy alto nivel y un gran número de solicitudes de patentes en tecnologías emergentes, y en muchos aspectos ha logrado una penetración más profunda de la tecnología en la sociedad china que en Estados Unidos. En conjunto, esto podría sugerir que el país ya está a la cabeza, pero esa no es toda la historia. Por ejemplo, si bien ambos países emiten una cantidad similar de patentes, las emitidas por empresas estadounidenses tienden a ser de mayor calidad, como muestra la siguiente gráfica. Además, la política nacional ha contribuido a esas distorsiones, ya que la política del PCC incentiva a las empresas chinas a solicitar patentes, independientemente de su calidad, así que el número de patentes no puede tomarse como indicador de la actividad innovadora.
Por otra parte, la mayoría de los estudiantes chinos que desean cursar estudios de posgrado en IA han optado por hacerlo en Estados Unidos y no en China. La inmensa mayoría de ellos siguen trabajando en Estados Unidos. El PCC está claramente alarmado por esta situación: su programa de los Mil Talentos es un esfuerzo por atraer de vuelta a los investigadores más destacados. Pero el solo hecho de que tal plan sea necesario revela los graves problemas del país para atraer y retener talentos en la vanguardia de la industria de alta tecnología.
El problema de los datos
Una ventaja que tienen las empresas tecnológicas chinas sobre sus homólogas estadounidenses y europeas es su acceso a los datos de los consumidores. En comparación con la UE -y en menor medida con Estados Unidos-, las empresas chinas tienen mucho más acceso a los datos personales de los consumidores, debido a que el sistema jurídico chino tiene una postura más laxa respecto del derecho a la privacidad. Además, aunque los responsables políticos del PCC expresen a menudo su rechazo a los monopolios, tanto por razones ideológicas como por conveniencia política, eso no aplica a las empresas estatales, que desempeñan un papel crucial en la economía china y tienen un enorme potencial para la recopilación de datos.
Es probable que todo esto aporte algunas ventajas a China. En general, a cuantos más datos tenga acceso un sistema de IA, mayores serán sus capacidades, por lo que las empresas chinas pueden tener ventaja en ese ámbito. La postura laxa de China hacia la privacidad quizá contribuya a una adopción más rápida de las tecnologías emergentes en toda la sociedad que en sus homólogos occidentales, especialmente en Europa, donde la legislación sobre recopilación de datos está bien establecida. Las empresas estadounidenses también se enfrentan a dificultades con las leyes antimonopolio; algunas de las empresas tecnológicas de mayor éxito se han enfrentado repetidamente a estas leyes, de tal forma que ya no es ninguna sorpresa ver a los directores ejecutivos de las tecnológicas testificando ante el Congreso. Y aunque las administraciones públicas y las empresas privadas usen tecnologías que comprometan la privacidad de los ciudadanos, como la tecnología de reconocimiento facial, existe un riesgo real de indignación pública que puede frenar su rápida adopción. En Detroit, un caso reciente en el que una mujer fue detenida erróneamente por culpa de la tecnología de reconocimiento facial llevó a que demandara a la ciudad2. Una vez más, Europa está tomando la delantera en la adopción de una postura más protectora3.
En China la situación es diferente. Las tecnologías que pueden poner en peligro la privacidad y la seguridad de los ciudadanos se toleran y, de hecho, el PCC las utiliza activamente para ayudar a recopilar información y mejorar la vigilancia. Si la misma tecnología además aumenta la productividad y mejora las perspectivas del país, tanto mejor. El PCC debe proporcionar crecimiento económico a sus ciudadanos para continuar con el delicado balance entre mejores niveles de vida y menos derechos.
Los últimos datos económicos sugieren que el crecimiento se está ralentizando, e incluso las estadísticas oficiales chinas admiten que el PIB no alcanzó el objetivo de crecimiento del gobierno en 2022. Con toda probabilidad, China ya había fracasado anteriormente en el cumplimiento de ese objetivo, pero ésta es la primera vez que el PCC admite su fracaso, por lo que se avecinan tiempos turbulentos para él si no es capaz de enderezar el rumbo. Si no se logra esto, existe un riesgo importante de que las búsquedas de otros medios justificativos del PCC sean posibles: la intensificación de las tensiones a propósito de Taiwán podría indicar la preparación de un plan así. Las protestas del año pasado por la draconiana política de cero COVID del presidente Xi demuestran que la autoridad del PCC es negociada y no absoluta. Ese es un motivo claro para que China garantice un mayor crecimiento económico usando tecnologías emergentes, incluso si se alimentan de datos recogidos de sus ciudadanos.
No obstante, las tecnologías emergentes presentan riesgos únicos para el PCC y su política interna4. A medida que los sistemas de IA se hacen más avanzados, especialmente la IA generativa, existe el riesgo de que produzcan contenidos contrarios a la línea del partido. Censurar el contenido producido por esos sistemas será una grave preocupación para los funcionarios del partido y representará un esfuerzo considerable. En 2022, el país anunció planes para regular la IA generativa con el fin de abordar esa cuestión5. Por tanto, el beneficio de una mayor recopilación de datos en China puede verse contrarrestado por la necesidad de censura. Puede que el PCC esté dispuesto a intercambiar los datos de sus ciudadanos por crecimiento económico, pero no intercambiará su propio poder por el mismo resultado.
En consecuencia, será difícil mantener el equilibrio entre el crecimiento económico impulsado por los avances tecnológicos y la seguridad política. Los planes actuales consisten en obligar a las empresas a solicitar licencias antes de publicar modelos generativos de IA, pero aún está por verse cómo éstas se pueden aplicar sin ahogar el desarrollo tecnológico6. Incluso más allá de la regulación, hay otras preocupaciones para los innovadores tecnológicos de China: se ha especulado durante mucho tiempo que la decisión de bloquear el intento de salida a bolsa de Ant Group y la posterior desaparición casi total de su propietario Jack Ma de la vista del público en 2020 se debió a los temores del PCC sobre su creciente influencia. Otros multimillonarios chinos del sector tecnológico también han desaparecido, como pasó con Bao Fan7.
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Quienes temen que el fervor regulador de la UE y Estados Unidos pueda costarles la carrera tecnológica deberían tener en cuenta que China tiene un enfoque igualmente intervencionista y regulador, aunque con prioridades diferentes. ¿La diferencia fundamental? Un conjunto de responsables políticos restringe el avance tecnológico para proteger los derechos de sus ciudadanos, mientras que el otro protege su propia autoridad; pero esto no confiere necesariamente una ventaja en ninguno de los dos sentidos. En resumen, puede que China aplique con mayor profundidad las tecnologías emergentes y que sus empresas tengan un mayor acceso a datos, pero sugerir que el país tiene por lo tanto una ventaja insuperable en el espacio tecnológico no reconoce las limitaciones impuestas por la estructura política y el Estado.
De imitador a innovador
China sigue teniendo otros problemas. Gran parte del espectacular crecimiento de la productividad y el avance tecnológico del país se ha visto facilitado por la copia y aplicación de los avances del resto del mundo. Desde la década de 1950 hasta principios de la de 2000, la RPC fue capaz de lograr un fuerte crecimiento de la productividad gracias a esa técnica de copia. Alrededor del cambio de milenio, se añadió un nuevo elemento: la adquisición de conocimientos de la vanguardia tecnológica mediante inversiones en el extranjero.
La adquisición de conocimientos ajenos ha favorecido los rápidos avances económicos de China, pero ahora que el país ha alcanzado el estatus de renta media, esa estrategia se está volviendo más difícil. Los países que han logrado pasar de una economía de renta media a una economía avanzada por lo general han tenido instituciones democráticas o importantes recursos naturales (sobre todo reservas de petróleo baratas y accesibles). China no tiene ni lo uno ni lo otro.
A partir de ahora, China tendrá que aumentar su propia capacidad de innovación si quiere seguir acortando distancia con los niveles de productividad de Estados Unidos. Pero eso es cada vez más difícil, pues los lazos económicos, los flujos de capital y los flujos de conocimiento entre China y los innovadores extranjeros están siendo cada vez más recortados por Estados Unidos y la Unión Europea en un esfuerzo por limitar su capacidad para competir, ya sea copiando o adquiriendo innovaciones, o educando a su talento en las principales instituciones occidentales.
Estados Unidos ha empezado a recortar los flujos financieros de los inversionistas chinos, una política que jugará a su favor pero que no está exenta de costos. La UE está empezando a hacer lo mismo. La inversión extranjera directa ha sido clave para el desarrollo de China, en parte para superar el limitado flujo de conocimientos hacia los países autocráticos. La adquisición de empresas extranjeras ha sido un medio por el cual el país ha adquirido conocimientos técnicos. Ese esfuerzo puede apreciarse especialmente en el aumento de las inversiones específicas en semiconductores y biotecnología. Estas últimas han aumentado considerablemente como porcentaje del total de adquisiciones chinas de empresas estadounidenses, lo que sugiere que se trata de un área deficitaria dentro de China.
El bloqueo de estos flujos financieros perjudicará a China, pero también tendrá implicaciones negativas para otras potencias. China ha sido uno de los principales inversionistas de las empresas estadounidenses y europeas durante la última década, y sustituir ese financiamiento será todo un reto –aunque el estímulo estadounidense en forma de las nuevas leyes CHIPS y IRA podría considerarse un intento de hacerlo–. No obstante, el perjuicio causado a China será mayor: en otras palabras, aunque no sea una victoria absoluta para la UE y Estados Unidos, es una victoria relativa. Recientemente, Estados Unidos también introdujo restricciones a las inversiones estadounidenses en sectores de alta tecnología en China, tratando de limitar el flujo de financiamiento y conocimientos técnicos también por esa vía.
La innovación nacional china se verá aún más afectada por las políticas de Estados Unidos y la UE si consiguen limitar los flujos de conocimiento a través de las instituciones académicas. Estados Unidos ya está concediendo menos visados de estudiante a ciudadanos chinos. Aunque algunos recurran a Europa, los lazos académicos también son cada vez más tensos allá. Por su parte,, el Reino Unido limita el acceso de estudiantes chinos a las disciplinas científicas y tecnológicas, y el gobierno neerlandés está estudiando la posibilidad de introducir una ley para inspeccionar a los estudiantes extranjeros de posgrado en tecnología en busca de riesgos a la seguridad nacional.
En China, los elevados y crecientes niveles de desempleo juvenil ya están provocando descontento, agravado por una relación precio-ingreso de la vivienda inalcanzablemente alta, una creciente dependencia de la tercera edad y unas perspectivas económicas en deterioro. Las perspectivas más sombrías para los jóvenes chinos están contribuyendo a una creciente actitud de «para qué molestarse», conocida como «quedarse tumbado». En respuesta, Xi ha animado a los jóvenes chinos privados de sus derechos a trabajar en el campo y «comer amargura» —una expresión china para referirse a soportar las dificultades— para «crear una China mejor»8.
Estados Unidos también ha empezado a limitar las colaboraciones de investigación con China, otra vía clave por la que fluye el conocimiento innovador9. Aunque las colaboraciones transfronterizas sean un elemento importante para impulsar la innovación para todas las partes, es probable que el impacto de limitar la colaboración sea mayor para China. Los estudios de Fathom demuestran que el conocimiento fluye más fácilmente hacia los países con vínculos económicos más profundos y hacia las democracias10. China no es una democracia y, a medida que los países a la vanguardia del desarrollo tecnológico de la UE y Estados Unidos corten cada vez más lazos, el flujo de conocimientos se ralentizará.
Esto no es totalmente unilateral, ya que es probable que los esfuerzos de la Unión y Estados Unidos por limitar la colaboración con China empeoren los resultados económicos del sector tecnológico mundial en términos absolutos; pero, una vez más, deberían garantizar que Estados Unidos y la UE se mantengan en mejor posición relativa.
Las tecnologías innovadoras no existen en el vacío; por muy digitales que sean, siguen necesitando hardware. Los semiconductores son un punto clave de tensión: Estados Unidos y Europa quizá sean líderes en el diseño de chips, pero la fabricación está dominada por Extremo Oriente, lo que ofrece una ventaja potencial a China como hegemón regional. Casi tan pronto como los Países Bajos anunciaron nuevas restricciones a la exportación a China de maquinaria para la fabricación de semiconductores, la República Popular China amenazó con tomar represalias mediante el control de las exportaciones de minerales necesarios para la fabricación de paneles solares, semiconductores y otras tecnologías de alta tecnología.
Preocupaciones fundamentales
En todo esto, hay una otra preocupación para China: se enfrenta a un dramático descenso de su población. Antes de que acabe el siglo, la ONU prevé que la población china en edad de trabajar se reducirá en un 60%. El crecimiento económico de China en las últimas décadas se vio facilitado por su enorme mano de obra potencial; la mano de obra barata disponible se trasladó de las zonas rurales a las urbanas, lo que facilitó el desarrollo de la RPC hasta convertirse en una potencia manufacturera. En esencia, China está a punto de perder rápidamente gran parte de su capacidad productiva, a menos de que encuentre una alternativa.
En países como Estados Unidos, el descenso o estancamiento de la natalidad puede superarse con la inmigración para complementar la mano de obra. Para muchos inmigrantes potenciales, Estados Unidos es el país preferido; es poco probable que el flujo de mano de obra disponible se detenga pronto, lo que le permite a Estados Unidos ser muy selectivo11. Gracias a esa selectividad, una elevada proporción de los inmigrantes que llegan a Estados Unidos se convierten en fundadores o directores ejecutivos de sectores clave, especialmente el tecnológico, lo que repercute en el crecimiento de la productividad.
China, por el contrario, experimenta de forma persistente una emigración neta hacia el exterior, por lo que, aunque quisiera, no puede tomar esa vía para mantener su producción. En su lugar, tendrá que recurrir a la innovación para aumentar la productividad de sus trabajadores, si no es que sustituirlos totalmente mediante la automatización. En tal situación, la innovación no es algo «bueno de tener», sino absolutamente esencial. Mantenerse a la vanguardia de la innovación es especialmente importante en tecnologías como la inteligencia artificial y la robótica, que pueden automatizar tanto el trabajo manual como el cognitivo.
El PCC está muy consciente de ello y se ha fijado como objetivo una mayor automatización y la manufactura de productos de alta tecnología; la robótica, en particular, fue una de las áreas clave del plan Made In China 2025 (MIC 2025). China parece haber hecho algunos progresos al respecto en términos de adopción, pero sigue dependiendo en gran medida de la maquinaria importada, incluso de Japón.
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Esencialmente, aunque China haya progresado en los últimos 20 años, los obstáculos a los que se enfrenta ahora también son mayores. Aunque ahora sea el mayor exportador de bienes en las industrias objetivo del MIC 2025, en 2021, las exportaciones de estos productos sólo representaban el 18.5% de sus exportaciones totales. Ese porcentaje es muy inferior al de los países a los que China intenta emular, como Alemania (23.7%), Japón (23.0%) y Estados Unidos (22.8%).
En la medida en que Estados Unidos y la Unión Europea restrinjan su acceso a los conocimientos tecnológicos, el camino del PCC hacia el desarrollo económico se verá perjudicado. Sin la posibilidad de copiar y adquirir tecnologías, China deberá confiar en su propia capacidad de innovación, pero ya hemos visto que esto será mucho pedir.
Conclusiones
En resumen, a medida que otros países limitan los lazos comerciales, financieros y académicos con China están reduciendo la amenaza que les representa. La combinación de esas medidas con un impulso al desarrollo de la productividad y los avances tecnológicos nacionales producirá los mejores resultados para el crecimiento económico y la innovación en la Unión y Estados Unidos. Hasta ahora, este último ha tomado la iniciativa, adoptando medidas proactivas para proteger su economía12. Las circunstancias en Europa son algo diferentes. A diferencia de Estados Unidos, la economía de la zona euro ha estado prácticamente estancada desde la crisis financiera de 2008. De hecho, China ya ha superado a la zona del euro en términos de producción económica, una brecha que probablemente se ampliará sustancialmente en las próximas décadas.
Recientemente ha habido indicios de que los responsables políticos de la Unión están empezando a darse cuenta de la amenaza potencial, y ahora tratan de frenar el flujo de conocimientos técnicos hacia China. Por ejemplo, en septiembre se introducirán en los Países Bajos nuevos controles a la exportación que, entre otras cosas, limitarán las ventas de tecnología a China por parte de ASML, la principal empresa holandesa de semiconductores. La fabricación de chips ha sido un punto de presión para China durante algún tiempo, y el papel de ASML en el suministro de los equipos necesarios para ese proceso se considera crucial. Más recientemente, Alemania reveló planes para duplicar la inversión en IA y restringir la inversión china13.
Sin embargo, incluso ahora la zona euro carece de una estrategia interna clara para un crecimiento sostenido a mediano plazo. El bloque ha sufrido un crecimiento de la productividad persistentemente débil desde la crisis financiera de 2008 y no tiene un plan claro para resolver el problema. Necesita uno pronto, o de lo contrario quedará aún más rezagado respecto a las demás grandes economías del mundo.
Limitar la amenaza de quedarse atrás exige que el bloque se tome en serio su propio desarrollo tecnológico e industrial. No bastará con limitar el flujo de conocimientos tecnológicos hacia el exterior: Europa necesita ahora planificar la relocalización activa, asegurando las cadenas de suministro y desarrollando la innovación y la producción a nivel nacional. Una tarea difícil, seguro, pero no imposible.
Notas al pie
- Mark Scott, Brendan Bordelon, « Countries push back against US’s anti-China tech policy », Politico, 15 de junio de 2023. David Matthews, Raffaele Guerini, « Bans, flagships, and a green pivot : the state of EU-China research relations », Science Business, 1 de agosto de 2023.
- Mirna Alsharif y Cristian Santana, « Detroit woman sues city after being falsely arrested while pregnant due to facial recognition technology », NBC News, 7 de agosto de 2023.
- « EU : European Parliament adopts ban on facial recognition but leaves migrants, refugees and asylum seekers at risk », Amnesty.org, 14 de junio de 2023.
- Johanna M. Costigan, « China’s new AI rules protect people — and the Communist Party’s power », Rest of world, 16 de mayo de 2023.
- Rita Liao, « China’s generative AI rules set boundaries and punishments for misuse », Tech Crunch, 13 de diciembre de 2022. Ryan Morrison, « China’s new generative AI rules are ‘about state control’ not user safety », Tech Monitor, 18 de abril de 2023. Matt O’Shaughnessy, « What a Chinese Regulation Proposal Reveals About AI and Democratic Values », Carnegie Endowment for International Peace, 16 de mayo de 2023. Yi Wu, « Understanding China’s New Regulations on Generative AI », China Briefing, 23 de mayo de 2023.
- Qianer Liu, « China to lay down AI rules with emphasis on content control », Financial Times, 11 de julio de 2013.
- Laura He, « Chinese star banker Bao Fan detained by country’s top anti-graft body, state media says », CNN Business, 1 de junio de 2023.
- Ivana Davidovic, « ’Lying flat’ : Why some Chinese are putting work second », BBC News, 16 de febrero de 2022.
- Thomas Brent, « Schisms in research collaboration risk worsening global crises, OECD says », Science/Business, 16 de marzo de 2023. Gisela Grieger, « US approach to research cooperation with China, European Parliamentary Research Service.
- « Welcome to the Machine : A comparative assessment of the USA and China to 2035, focusing on the role of technology in the economy », Fathom Consulting, noviembre de 2022.
- Charlotte Edmond, « Which countries do migrants want to move to ? », World Economic Forum, 22 de noviembre de 2017.
- Ana Swanson, « Biden to Restrict Investments in China, Citing National Security Threats », The New York Times, 8 de agosto de 2023.
- « Germany plans to double AI funding in race with China, U.S. », Reuters, 23 de agosto de 2023.