En todo Perú, y especialmente en la provincia meridional de Puno, los manifestantes bloquean las carreteras en un intento de paralizar el país. En las últimas semanas, se han incendiado edificios gubernamentales y la policía y el ejército han disparado a manifestantes en las calles.

Desde la destitución de Castilloprocedente de una de las regiones más pobres del país (la provincia de Chota)-, sus partidarios se manifiestan contra el gobierno. Consideran que Dina Boluarte, actual presidenta del país, es demasiado débil, incapaz de congregar a los congresistas peruanos y no representa a la población.

  • El 7 de diciembre de 2022, el ex presidente anunció que quería disolver el Congreso para impedir que estudiara una moción de censura contra él. Posteriormente intentó acudir a la embajada mexicana para solicitar asilo político, pero fue devuelto a las autoridades.
  • Los manifestantes exigieron inicialmente la liberación de Castillo, que desde entonces está encarcelado, y la celebración de nuevas elecciones.
  • Desde entonces, las reivindicaciones han evolucionado y los partidarios del ex presidente piden una nueva Constitución, retomando la promesa de Castillo en abril de 2022 de someter a referéndum un proyecto de nueva Constitución1.

El apoyo a Castillo tiene una dimensión tanto económica como étnica. Las provincias del sur del país, de donde procede el ex presidente, están pobladas principalmente por quechuas y aymaras. Estas poblaciones indígenas, minoritarias (sólo en la capital, Lima, vive casi un tercio de la población del país), presentan la brutal represión policial como un intento de genocidio.

  • Estas acusaciones también son compartidas por algunas figuras políticas y miembros de la administración.
  • El 11 de enero, la fiscal general, Patricia Benavides, anunció que abría una investigación contra Dina Boluarte por «posible genocidio y homicidio» en relación con los enfrentamientos que han dejado al menos 60 muertos y centenares de heridos desde principios de diciembre2.
  • Según el nuevo presidente, los manifestantes no tienen «ninguna agenda social» y sólo quieren «romper el Estado de derecho, generar caos y desorden y tomar el poder».

Dina Boluarte fue nombrada por el Congreso con la misión de restaurar la estabilidad democrática en una sociedad altamente polarizada. Sin embargo, su índice de popularidad está cayendo en picado. Según una encuesta realizada en diciembre, en la metrópoli de Lima, donde los partidarios de Castillo están menos presentes, sólo el 31% de la población aprobaba la forma en que Boluarte dirigía el país.

La desconfianza de la población en los partidos tradicionales o en los políticos de carrera también se refleja en una crisis de legitimidad de las instituciones democráticas que llevó a más del 50% de los peruanos en 2021 a creer que un golpe militar «se justifica cuando la corrupción es galopante», el nivel más alto de Sudamérica3. Este fin de semana, las autoridades peruanas anunciaron el cierre y posterior evacuación del sitio turístico de Machu Picchu debido al bloqueo de carreteras «para proteger a los turistas y a la población»4.

Notas al pie
  1. « Peru’s Castillo renews unlikely push to redraft the constitution », Reuters, 23 de abril 2022.
  2. « Ministerio Público abre investigación contra Dina Boluarte, Alberto Otárola por genocidio y homicidio calificado », RPP, 10 de enero 2023.
  3. El pulso de la democracia, El Barómetro de las Américas de 2021 de LAPOP, Universidad Vanderbilt.
  4. « Mincetur trasladó 418 turistas desde Machu Picchu pueblo a Cusco », El Comercio, 22 de enero 2023.