La Copa del Mundo se celebra en Qatar del 20 de noviembre al 18 de diciembre de 20221. A pesar de que las temperaturas son más suaves en esa época del año que en verano, los partidos se disputarán en estadios con aire acondicionado, construidos especialmente para la ocasión, lo que supone un despropósito ecológico denunciado desde hace varios años por numerosas ONG, que también han alertado constantemente sobre las inhumanas condiciones de trabajo en las obras, responsables de la muerte de varios miles de trabajadores debido al calor y a la ausencia de una verdadera legislación laboral. Amnistía Internacional observa también un aumento de las restricciones a la libertad de expresión, como ilustra la decisión de las autoridades qataríes de prohibir que los periodistas internacionales entren a los lugares donde se alojan los trabajadores extranjeros.

Por todo ello, en Francia se alzan voces para denunciar la celebración de este Mundial.  Es el caso del actor Vincent Lindon, que declaró hace varias semanas en el radio: «Es una historia repugnante. Hoy nos dejamos devorar por el dinero manchado de sangre»2; o el exfutbolista Eric Cantona que, en un texto difundido en las redes sociales, afirmó que boicoteará personalmente los partidos «…¡he tomado mi decisión! ¡No lo voy a ver!». Algunas ciudades importantes, como París y Nantes, anunciaron que no transmitirán los partidos en pantallas gigantes en espacios públicos.

Desde el punto de vista político, aunque haya muchas críticas, ningún grupo parlamentario es realmente partidario de boicotear la competencia.

CHRISTOPHE BATARDY

Desde el punto de vista político, aunque haya muchas críticas, ningún grupo parlamentario es realmente partidario de boicotear la competencia. En el lado de la mayoría parlamentaria, el tema se discute poco y, cuando sucede, es de forma sorprendente. El diputado Karl Olive (Renaissance) justificó las numerosas muertes en las obras recordando los 300 muertos durante la construcción de la Torre Eiffel3. Por su parte, Rassemblement National, en voz de Marine Le Pen, se pronunció a favor de la celebración del evento, simplemente porque la elección ya estaba hecha «…Desde el momento en que se toma la decisión, el deporte debe desvincularse de la política. Hoy no sería positivo negarse a ir…»4. El gobierno, por su parte, mantiene buenas relaciones diplomáticas con Qatar, que es un aliado estratégico privilegiado, como lo atestigua la utilización por parte del ejército francés de la base estadounidense Al Udeid en suelo qatarí. Es un país que pesa mucho en la escena geopolítica y puede permitirse comprar todo lo que está fuera de sus fronteras, como el PSG, el club insignia del fútbol francés. El gobierno francés no hace ninguna crítica oficial a las violaciones de los derechos humanos y, por el contrario, firmó hace varias semanas un acuerdo para ayudar a la seguridad del evento con el envío de 200 expertos y equipos: una colaboración en materia policial que fue criticada en la Asamblea Nacional por la izquierda, como Olivier Faure por el PS, que en esta ocasión arremetió contra la ausencia de la más mínima crítica por parte del gobierno: «La diplomacia también tiene que ver con las señales que enviamos, las relaciones de poder que construimos, los ojos que no cerramos cuando se desprecian los derechos humanos elementales». El candidato a las elecciones presidenciales de France Insoumise, Jean Luc Mélenchon, se había pronunciado hace más de un año5 en contra de la presencia de la selección francesa al considerar que no era posible «jugar futbol sobre cadáveres», pero desde entonces, aunque France Insoumise siga criticando la celebración del Mundial, ese movimiento no ha lanzado ninguna campaña de boicot. Por último, ante el inminente inicio de la competencia, ninguna voz de la izquierda dice claramente que la selección francesa no deba ir a Qatar. Ningún partido político pide al público que no vea los partidos, ni a las empresas francesas que se desentiendan, aunque es la primera vez desde 1978 que se plantea la posibilidad de un boicot a la Copa del Mundo. Ese año se organizó en Argentina, donde la población llevaba dos años bajo la dictadura de una junta dirigida por el general Videla. Un informe del secretario de Estado estadounidense, Cyrus Vance, del 20 de noviembre de 1977 mencionaba cerca de 6 mil ejecuciones y entre 12 mil y 17 mil desaparecidos6. El 16 de noviembre de 1977, la selección francesa de fútbol consiguió su boleto para la Copa del Mundo tras su último partido gracias a un tiro libre de Michel Platini. A partir de entonces, la extrema izquierda francesa hizo campaña activa a favor del boicot, pero no fue seguida por el Partido Comunista Francés (PCF) ni por el Partido Socialista (PS), entonces las dos principales formaciones políticas de la izquierda (45% del electorado). Aunque el contexto político francés y la geopolítica de 2022 no sean, por supuesto, comparables a los de 1978, quizá sea interesante observar hasta qué punto las razones aducidas por la izquierda para no llamar al boicot del Mundial de Qatar hacen eco de las posiciones adoptadas en 1978.

Es la primera vez desde 1978 que se plantea la posibilidad de un boicot a la Copa del Mundo.

CHRISTOPHE BATARDY
Cartel COBA Auclair

1978: la llamada de la extrema izquierda al boicot 

En 1966, Argentina fue elegida como país anfitrión de la Copa del Mundo de 1978. El 24 de marzo de 1976, una junta militar puso fin a la presidencia de Isabel Perón7. La oposición fue rápidamente reprimida. A pesar de ello, los partidos de clasificación se celebraron en todo el mundo de 1976 a 1978 sin cuestionar la elección realizada diez años antes.

En Francia, el llamado al boicot ganó cierta audiencia. Fue el escritor Marek Halter quien planteó por primera vez la idea en octubre de 1977, en un texto publicado por el periódico Le Monde: «Hagamos un llamado a todos los deportistas y a sus seguidores que tienen que ir a Argentina: niéguense a apoyar al régimen con su presencia hasta que no haya liberado a los presos políticos ni haya detenido las masacres”8. Pero fue en diciembre cuando el deseo se transmitió a través de la convocatoria del «Comité de Apoyo a las Luchas del Pueblo Argentino» y la creación de un «Comité de Boicot del Mundial de Futbol en Argentina» (COBA, por sus siglas en francés). El comité reúne, por un lado, a militantes de extrema izquierda -con el apoyo de los periódicos Rouge (periódico de la Liga Comunista), Libération y el Quotidien du peuple– y, por otro, a militantes adscritos a la crítica radical del deporte en torno a la revista Quel Corps. El COBA lanzó oficialmente su campaña en una conferencia de prensa celebrada el 12 de enero de 1978 en el Hôtel Moderne. Para los organizadores, el boicot parecía ser «la única respuesta coherente y responsable»9, ya que la Copa del Mundo era para la Junta un «instrumento de su régimen de terror» que pretendía «restaurar su empañada imagen internacional» y «reforzar su cohesión interna». A partir de entonces, el COBA no dejó de sensibilizar al público10. A iniciativa suya, se crearon 200 comités locales que, entre enero y junio de 1978, organizaron un millar de reuniones públicas en toda Francia. Para los organizadores, no era posible que la selección francesa jugara «…a 800 metros del peor centro de tortura del país… Esa era la distancia entre el estadio de River Plate, donde se iban a disputar varios partidos del Mundial, y la Escuela de Mecánica de la Armada, sede del siniestro Grupo de Tareas 3.3, la auténtica Gestapo argentina…»11. Estaba prevista una manifestación para el 23 de mayo, el día en que la selección francesa partió hacia Argentina, pero fue prohibida, al igual que la organizada dos días después en Marsella. La mayor manifestación tuvo lugar finalmente el 31 de mayo en París, la víspera del inicio de la competencia. Reunió a 8 mil participantes. Se publican los números 3 y 4 de L’Épique, con una tirada de 120 mil ejemplares. La petición de boicot presentada por el COBA en el Quai d’Orsay reunió 150 mil firmas: entre los firmantes se encontraban personas anónimas y personalidades como Daniel Bensaid y Alain Krivine, de la LCR, Michel Mousel y Victor Leduc, del Parti Socialiste Unifiée (PSU), y Gisèle Halimi, Jean Lacouture y el escritor Louis Aragon, que entonces era miembro del PCF, sin que se mencionara esta pertenencia.

En 1978, estaba prevista una manifestación para el 23 de mayo, el día en que la selección francesa partió hacia Argentina, pero fue prohibida, al igual que la organizada dos días después en Marsella. La mayor manifestación tuvo lugar finalmente el 31 de mayo en París, la víspera del inicio de la competencia.

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Esta campaña sirvió de caja de resonancia para la cuestión de los derechos humanos en Argentina. Libération publicó una encuesta unos días antes del comienzo del Mundial, que mostraba que el 25% de los franceses estaba en contra de que la selección francesa jugara en Argentina. El periódico consideraba que este llamado tenía un eco importante porque era la primera vez que una «campaña de solidaridad salía del campo de la ideología»12. El entrenador de la selección francesa, Michel Hidalgo, fue incluso objeto de un extraño intento de secuestro por parte de los opositores a la participación del equipo francés en la Copa del Mundo unos días antes que partieran hacia Buenos Aires13. El llamado al boicot en Francia en 1978 marcó sin duda una ruptura ideológica en un sector de la izquierda, como juzgó después François Gèze, entonces uno de los dirigentes del COBA14: «La cultura de los derechos humanos estaba ausente de la cultura de la izquierda tradicional. Para los izquierdistas tampoco hubo… cambiamos de posición. En 1972 con Alain Joxe, cuando creamos el comité de apoyo a la lucha revolucionaria del pueblo chileno, era una posición hiperpolítica… Cuando creamos el Comité de Apoyo a la Lucha del Pueblo Argentino en 1975, seguíamos apoyando la lucha, pero ya era más revolucionaria. Cuando creamos el COBA nos limitamos a un lema: la tortura no es buena. Eso nos llevó, incluyéndome a mí, a trabajar mucho más con activistas de derechos humanos que con activistas políticos argentinos en la época de la represión en Chile”. El llamado al boicot lanzado por el COBA en 1978 intenta llevar la cuestión de los derechos humanos a la arena política en un contexto de Guerra Fría, rechazando cualquier otro chantaje que no fuera el de los derechos humanos, como señala Marek Halter: «En los últimos años hemos sido objeto de todo tipo de chantajes: políticos, económicos e ideológicos, por parte de gángsters, pequeños grupos, minorías o Estados. ¿Por qué no invertir la tendencia: en lugar del chantaje que pone en peligro las vidas humanas, lancemos un chantaje por los derechos humanos con motivo del Mundial de futbol en Argentina?”15. Por su parte, los partidos de izquierda representados en la Asamblea Nacional no se sumaron a la campaña liderada por el COBA. 

El llamado al boicot lanzado por el COBA en 1978 intenta llevar la cuestión de los derechos humanos a la arena política en un contexto de Guerra Fría, rechazando cualquier otro chantaje que no fuera el de los derechos humanos.

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1978: un PCF opuesto al boicot

La Argentina de los años setenta presentaba particularidades difíciles de captar para los partidos políticos acostumbrados a la división derecha-izquierda. La clase obrera era de hecho peronista, un movimiento político populista e identitario encarnado por la figura carismática del general Juan Domingo Perón (1895-1974). Es un movimiento de masas, mientras que el Partido Comunista Argentino (PCA) sólo representa el 2% del electorado. Está desacreditado desde su alianza con una parte de la derecha en 1945. Además, en Argentina, la omnipresente violencia política de la derecha y la izquierda antes del golpe de Estado de 1976 explica que muchos argentinos creyeran en la nueva junta16. Todas esas razones explican en parte las dificultades de los partidos de izquierda en Francia para posicionarse ante los acontecimientos en Argentina.

El 26 de marzo de 1976, el PCF denunció el golpe de Estado estableciendo un paralelismo entre la situación de Chile y la de Argentina, hablando del dictador como un «Pinochet satisfecho»17. Pero a partir del 29 de marzo el análisis del PCF fue diferente. El diario comunista L’Humanité recogía las posiciones del Partido Comunista Argentino (PCA) que consideraba que las primeras declaraciones de la Junta parecían garantizar «…el respeto de la fidelidad a la democracia representativa, la revitalización de las instituciones constitucionales, la reafirmación del papel de control del Estado…», por lo que el PCA abogaba por un «…acuerdo nacional…»18. El PCA considera que el nuevo gobierno es un mal menor en comparación con el gobierno presidido por Isabel Perón, durante el cual el país estuvo plagado de violencia de extrema derecha y extrema izquierda. L’Humanité del 8 de marzo de 1977 vuelve a informar sobre las posiciones del PCA, que sigue considerando que la situación es menos mala que en Chile: «…Hemos dicho en otras ocasiones que la alternativa está entre una democracia renovada y un golpe de Estado al estilo de Pinochet que, de triunfar, sumiría al país en el horror fascista. Consideramos que es nuestro deber advertir, una vez más, del riesgo que supone…». La tesis del PCA, que el PCF hace suya, es que el general Videla es el mal menor, porque se inclina por «…el diálogo creativo…» mientras que «…los elementos más reaccionarios… conspiraban para dar un nuevo golpe de Estado»19. Para el PCA, como para el PCF, el «pinochetismo» no ha ganado en Argentina. Esta opinión encontró cierto eco más allá del PCF. En las columnas de Le Monde, el periodista Philippe Labreveux juzgó que Videla era moderado: «El jefe de Estado Videla no carece de buenas intenciones. ¿Acaso no intervino personalmente para liberar a 25 refugiados chilenos secuestrados y torturados en junio y para sacar a la luz, el 31 de agosto, a los exparlamentarios radicales Hipólito Soari Irigoyen y Mario Amaya, desaparecidos el 14 de agosto?”20. En el mismo diario, Charles Vanhecke también comparte ese análisis, y habla de una «Argentina desgarrada por las luchas de clanes» en la que el general Videla se opondría finalmente a los duros del régimen21.

Además, en Argentina, la omnipresente violencia política de la derecha y la izquierda antes del golpe de Estado de 1976 explica que muchos argentinos creyeran en la nueva junta

CHRISTOPHE BATARDY

Al día siguiente de la clasificación del equipo francés, Georges Marchais, secretario general del PCF, se reunió con todos los periodistas deportivos invitados. Cuando se le preguntó por el boicot, admitió inicialmente que no se había producido ninguna discusión en el seno de la dirección de su partido, antes de confesar que «… si la próxima Copa del Mundo de futbol se celebrara en Sudáfrica, diría que no… Pero cuando planteamos el problema de las libertades, de que se pongan en tela de juicio, así como de los derechos humanos en determinados países, creo que debemos ser muy cuidadosos, porque ¡ay! Nos arriesgamos, tanto en Oriente como en Occidente, a no ir a muchos países. Nosotros, los comunistas, creemos que esos derechos y libertades deben ser defendidos en todas partes cuando son cuestionados, tanto en un país socialista como en un país capitalista. Si siguiéramos este camino, en lugar de acercar a los deportistas a nivel internacional, los alejaríamos. Por eso defenderé la idea de que Francia vaya a Argentina…».

Tras el secuestro de dos monjas francesas en diciembre de 197722, suceso que recibió una amplia cobertura mediática, el PCF no culpó a la junta, sino que habló de «…todas las violaciones de los derechos humanos, vengan de donde vengan»23. Unos días más tarde, con motivo del sexagésimo aniversario del PCA, el PCF publicó un comunicado en el que condenaba todo el terrorismo «de extrema derecha o de extrema izquierda» y afirmaba su apoyo a quienes «…rechazan la imagen de una Argentina irremediablemente destinada a un régimen de explotación brutal y de opresión sangrienta»24.

En L’Humanité25 se fustiga a los partidarios del boicot, que actúan, según el periodista, sólo por anticomunismo y no por «preocupación por los derechos humanos». Jean Claude Grivot26, de nuevo en las columnas del diario comunista, habló de «campañas antideportivas… y de grandes manifestaciones que se están desarrollando tanto en ciertos círculos de izquierda como entre los reaccionarios». Los archivos del PCF de Bobigny no conservan ningún rastro de debate sobre el llamado al boicot en el aparato de dirección del PCF (Buró Político o Secretariado). Sin ningún debate interno real, la alineación con las posiciones del PCA parece servir como única brújula para el PCF. Sin embargo, como señala Alberto J. Pla27, es imposible entender las posiciones de los partidos comunistas latinoamericanos sin ponerlas en paralelo con las diferentes fases de la política soviética. En ese momento, Argentina era el principal socio comercial de la URSS en América Latina. En la ONU, en marzo y agosto de 1977, la URSS se opuso a la condena de Argentina y a cualquier investigación en su territorio en el seno de la Comisión de Derechos Humanos28. En 1980, Argentina, todavía gobernada por la Junta, se negó a sumarse al embargo de las ventas de grano ruso que solicitó el presidente estadounidense Jimmy Carter tras la invasión de Afganistán por parte las tropas soviéticas un año antes. Además, ese Mundial se celebró dos años antes de los Juegos Olímpicos de Moscú. El campo de los Estados socialistas, pero también todos los partidos comunistas occidentales, temían que el boicot a la Copa del Mundo de futbol por la falta de respeto a los derechos humanos sirviera de pretexto para hacer la misma llamada, dos años después, a los Juegos Olímpicos, que iban a celebrarse por primera vez en un país socialista. 

En la última imagen de la película de Andrés Wodd, Mi amigo Machuca29, el director muestra la portada de un periódico chileno de noviembre de 1974, en la que se menciona la negativa de la URSS a ir a jugar un partido de clasificación para el Mundial en Santiago en un estadio que había sido utilizado para encerrar a opositores políticos de izquierda. Esa ausencia le costó al equipo soviético el boleto para la Copa del Mundo. Este acontecimiento no se mencionó en L’Humanité desde noviembre de 1977 hasta enero de 1978.

Cartel del Comité para el boicot de la Copa del Mundo de 1978 en Argentina

1978: la cuestión del boicot o la historia de una política impensable para el PS

Tras el golpe de Estado de 1976, el Partido Socialista no dejó de denunciar las violaciones de los derechos humanos y muchos artículos del semanario socialista L’Unité30 mencionaron esta cuestión. Claude Estier, el 2 de junio de 1978, con motivo de la inauguración de la Copa del Mundo, trazó inequívocamente un paralelismo con el golpe de Estado de Pinochet en Chile en 1973: «Hace cinco años, después de haber asesinado la democracia, fue en el estadio de Santiago donde Pinochet instaló su primer campo de concentración»31.

Lionel Jospin, secretario de Relaciones Internacionales y del Tercer Mundo, es el encargado de este asunto en el Partido Socialista32. Durante varios meses, el Partido Socialista se pronunció a favor de la celebración del Mundial en otro país. En diciembre de 1977, seguía indicando que sería posible cambiar la sede, pero que la solución alternativa sería utilizar el viaje como «…caja de resonancia…»33. El Partido no quiso «…sumarse al boicot lanzado por el COBA…»34, como indicó Yves le Bas, asistente del secretariado internacional, en una carta dirigida a Hubert Dubedout, diputado y alcalde de Grenoble. No obstante, Lionel Jospin35 criticó las posiciones del comunista Guy Hermier por la postura de éste en las columnas de L’Humanité36, donde calificó de acto «irresponsable»37 el llamado al boicot. Lionel Jospin precisó así que el Partido Socialista, a diferencia del Partido Comunista Francés, «nunca había cedido al espejismo de la llamada tendencia liberal» entonces en curso en Argentina. A diferencia del PCF, el SP no compartía el análisis de que había una oposición entre los pinochetistas y los no pinochetistas. François Mitterrand, primer secretario en febrero de 1978, explicó cuál sería la posición de un gobierno de izquierda si llegara al poder en caso de victoria en las elecciones legislativas que se celebrarían un mes después. «La suerte está echada. No se trata de privar al equipo francés de su clasificación. No quiero desautorizar a mis amigos que se han posicionado en contra de la participación, tienen sus razones. Pero personalmente creo que, dado que nuestro equipo está preparado para esta competencia que entusiasma a millones de jóvenes, debemos aceptar el plazo. Sin embargo, si un gobierno de izquierda llegara al poder en junio, daría instrucciones muy claras a la delegación francesa para que no se involucrara, de ninguna manera, en ninguna recepción o evento que pudiera sugerir connivencia con el régimen argentino. No estoy seguro de que, si la mayoría siguiera en el poder, expresara las mismas reservas…»38. A partir de entonces, François Mitterrand no volvió a plantear la cuestión de Argentina39. Al hablar de «amigos» a favor del boicot, el dirigente socialista intentó demostrar la existencia de una connivencia ideológica con la COBA (sin nombrarla, es cierto), mientras que ningún dirigente socialista firmó la convocatoria de boicot. El 10 de mayo, tres semanas antes del inicio del torneo, el Partido Socialista exigió que Francia «no participara en una operación política al servicio de un régimen terrorista enviando incondicionalmente a la selección nacional a Buenos Aires»40. En los archivos socialistas no hay rastro de debate en los comités de dirección del PS41. Como en los órganos de gobierno del PCF, el tema no se debatió oficialmente. El 27 de mayo, en el último comité directivo antes del Mundial, los únicos temas tratados fueron África (informe de Lionel Jospin) y la radio libre. No hubo ninguna mención a este asunto en Allo PS42 el día que comenzó el Mundial, y nada al final del evento. Pierre Bercis, teniente de alcalde de Parthenay y presidente del «Club de Derechos Humanos Socialistas”, escribió un artículo43 en la víspera de la final en el que denunciaba la «…sopa del mundo…» y el temor que habrían tenido los partidos de izquierda al optar por el boicot a la Copa del Mundo. Sólo los miembros del PS del ayuntamiento de Vitry y la oficina federal del PS en Vaucluse44 están a favor del boicot al Mundial. 

Aunque la izquierda hubiera ganado las elecciones legislativas de marzo de 1978, sus dirigentes no se habrían opuesto a la participación del equipo francés. Llegaron al poder en 1981 y siguieron los pasos de sus predecesores en materia de política internacional. En efecto, si en septiembre de 1971 François Mitterrand, entonces nuevo primer secretario del PS, fue a Chile para conocer la experiencia de la Unidad Popular con Allende, en 1981, tras su elección como presidente de la República, realizó su primer viaje internacional a Arabia Saudita.

Aunque la izquierda hubiera ganado las elecciones legislativas de marzo de 1978, sus dirigentes no se habrían opuesto a la participación del equipo francés.

CHRISTOPHE BATARDY

Conclusión

Desde el momento en que se hace evidente la celebración de esa Copa del Mundo, algunos prevén utilizar este acontecimiento como caja de resonancia. Muchos pensaron que podían dar testimonio de ello yendo a Argentina. El 12 de enero de 1978, Jean Bourhis, secretario confederal de la CFDT, explica en una carta al COBA que la CFDT aprovechará el evento para expresar su solidaridad. «La CFDT y sus organizaciones aprovecharán, bajo su responsabilidad, este evento deportivo para denunciar con mayor rigor las desapariciones, los secuestros, las torturas y los asesinatos y para afirmar la solidaridad de la CFDT y de sus miembros con la lucha interna y externa de la oposición sindical y política en Argentina por la libertad, la democracia y los derechos humanos”45. Este es un argumento también utilizado, posteriormente, por el PCF. Guy Hermier declaró46 en mayo de 1978 que «…si hubiera habido un boicot y la Copa del Mundo se hubiera celebrado en un país alternativo como Holanda, por ejemplo, ¿quién estaría hablando de Argentina en Francia?”. Pero las acciones propuestas se limitan a gestos simbólicos. Por ejemplo, para tener noticias de los 22 franceses desaparecidos, número que coincide con el de los jugadores franceses que fueron a Argentina, la actriz y activista Simone Signoret47 pidió a cada uno de los jugadores que se aprendiera «…el nombre de un francés desaparecido en Argentina…» para «…preguntar allí qué pasó con ellos…». Dominique Rocheteau, uno de los seleccionados más críticos con las autoridades argentinas, reconoció después que las escasas acciones llevadas a cabo entonces habían fracasado: «Obtuvimos alguna información sobre los desaparecidos, pero al final no pudimos hacer nada…»48

Finalmente, el Mundial se celebró en Argentina y no faltó ningún equipo nacional. El 1 de junio de 1978, el general Videla pudo pronunciar el discurso inaugural, diciendo: «…Con la esperanza, con la ayuda de Dios, de que todos los países y todos los pueblos del mundo disfruten de esta paz, declaro inaugurada la Copa del Mundo…»49.

Finalmente, el Mundial se celebró en Argentina y no faltó ningún equipo nacional.

CHRISTOPHE BATARDY

Cuatro décadas después, podemos esperar la declaración del 21 de noviembre del Emir de Qatar. Seguramente se tratará de Dios y de la paz, a pesar de las violaciones de los derechos humanos y de las toneladas de CO2 enviadas a la atmósfera.

Queda por ver si la ausencia de un llamado al boicot por parte de la izquierda francesa vuelve a sonar como una oportunidad perdida, es decir, una incapacidad política para plantear «un chantaje a los derechos humanos», como les invitó a hacer Marek Halter hace cuarenta y cuatro años.

Notas al pie
  1. Este artículo es una versión revisada y actualizada de un artículo publicado en 2008: Christophe Batardy «La coupe du Monde en Argentine et la gauche française : la question du Boycott», cahiers d’Histoire immédiate, N° 34, 2008.
  2. France Inter, 29 de agosto de 2022.
  3. France Info, 5 de agosto de 2022.
  4. France Inter, 20 de septiembre de 2022.
  5. 1 de abril de 2021.
  6. Informe citado en Le Monde, 25 de mayo de 1978.
  7. Presidenta desde la muerte de su marido Juan Péron el 1 de julio de 1974.
  8. Le Monde, 19 de octubre de 1977, p. 9.
  9. « Appel pour le boycott de l’organisation par l’Argentine de la Coupe du Monde de Football », Le Monde, 19 de febrero de 1978.
  10. Archivos del COBA: BDIC F°Δ1831
  11. Petición lanzada por el COBA, enero de 1978, publicada en Le Monde, 19-20 de febrero de 1978.
  12. Libération, 31 de mayo de 1978.
  13. Le Matin de Paris, 25 de mayo de 1978, entrevista a los autores del secuestro.
  14. Entrevista del 4 de diciembre de 2007.
  15. Le Monde, 4 de febrero de 1978, p. 5, sección “Amériques”.
  16. Richard Gillespi, « Soldados de Peron Los Montoneraos» , Gribaldos, 2a ed., 1998.
  17. L’Humanité, 26 de marzo de 1976.
  18. L’Humanité, 29 de marzo de 1976.
  19. L’Humanité, 8 de marzo de 1977.
  20. Le Monde, 7 de enero de 1977,p. 2.
  21. Le Monde, abril de 1977.
  22. Le Matin de Paris, 14 de diciembre de 1977.
  23. L’Humanité, 13 de diciembre de 1977.
  24. L’Humanité, 6 de enero de 1978.
  25. L’Humanité, 13 de enero de 1978.
  26. L’Humanité, 18 de mayo de 1978.
  27. “La politique des partis communistes latino américains”, Alberto J. Pla, en Matériaux pour l’histoire de notre temps, Regards sur l’Amérique Latine 1945-1990 , abril-junio 1999, 56 pp.
  28. Le Monde,19 de octubre de 1977.
  29. Mi amigo Machuca, de Andrés Wood, 2005.
  30. L’Unité: consulta en línea de todos los números desde el n°75 de septiembre de 1973 (http://www.jean-jaures.org/BDDunite/unitefire.htm)
  31. L’Unité (periódico del PS), 2 de junio de 1978, artículo de Claude Estier.
  32. Fondation Jean Jaurès, 612 RI 16.Dossier boycott coupe du Monde.
  33. Le Matin de Paris, 23 de diciembre de 1977.
  34. Ibid., p. 61.
  35. Le Matin de Paris, 30 de enero de 1978.
  36. L’Humanité, 12 de enero de 1978.
  37. Idem.
  38. L’Equipe 18/02/1978, entrevista a F. Mitterrand delante de la U.S.J.SF.
  39. Conferencia de prensa del 11/12/1978 club de prensa del 8/01/1978, club de prensa del 16 de marzo (François Mitterrand / fondo de la Fundación Jean Jaurès), Le Monde del 23/02/1978- entrevista con F Mitterrand
  40. L’Unité, 19/25 de mayo de 1978.
  41. (Comités Directivos del 13 de enero, 8 de febrero, 28 de abril y 27 de mayo)
  42. ALLO PS, boletín informativo diario del PS (1976-1979) que reproduce los mensajes grabados y emitidos diariamente en el contestador automático del Partido Socialista. Colección Allo PS / Fundación Jean Jaurès.
  43. Le Monde, 25/26 de junio de 1978.
  44. N° 9 de Quel  corps (mayo de 78). Archives du COBA, carton (3), (1),(4). BDIC/ Source : F°Δ1831
  45. Archivos del COBA: carta de Jean Bourhis, secretario confederal del CFDT, al COBA el 12 de enero de 1978.
  46. Le Monde, 20 de mayo de 1978.
  47. Le Matin de Paris, 16 de mayo de 1978.
  48. L’Humanité, 14 de junio de 1978.
  49. Libération, 2 de junio de 1978.