De las 7 refinerías de petróleo que operan en la Francia continental, 5 están actualmente en huelga (son las operadas por Total). Se considera que la huelga, que dura ya unas tres semanas, ha provocado la escasez de al menos un tipo de producto en aproximadamente un tercio de las estaciones de servicio del país1.

  • Para hacer frente a la escasez de suministros, el gobierno francés decidió «requisar» varios depósitos de combustible la semana pasada y esta mañana.
  • A pesar de haber alcanzado un acuerdo mayoritario con los sindicatos CFDT y CFE-CGC, la CGT se negó a firmar el pasado viernes, reclamando una mayor movilización.

La negativa de la CGT se basa en la falta de reparto de los superbeneficios obtenidos por el gigante energético francés, especialmente desde el inicio de la crisis energética. Según el sindicato: «Aunque muchas  de las grandes empresas están obteniendo importantes beneficios, éstos no se reflejan en las actuales negociaciones salariales. En TotalEnergies, el superbeneficio no implica compartir la riqueza con los trabajadores»2

En el segundo trimestre de 2022, Total obtuvo un beneficio neto de 5.700 millones de dólares, debido principalmente a la subida de los precios desde el inicio de la guerra3. El grupo francés no es el único preocupado por estos superbeneficios directamente relacionados con la guerra y sus consecuencias.

  • A pesar del cierre de algunos gasoductos y de la caída de las exportaciones rusas de hidrocarburos -sobre todo a la Unión Europea, su principal socio-, los ingresos rusos se situaron en septiembre casi en los niveles de enero de 2022.

Aunque los superbeneficios de las empresas energéticas están muy extendidos por todo el mundo, los precios al consumo y los niveles de inflación varían mucho de un país a otro. Con un 6,2% de incremento interanual de los precios en septiembre, Francia registró los niveles más bajos de la zona euro.

Asimismo, los precios de los carburantes franceses (gasolina y gasóleo) son de los más bajos de Europa. La electricidad es una excepción en este sentido, ya que, con un megavatio-hora a 159,17 euros, Francia está por encima de la media de los países de la Unión Europea, según la Agencia Internacional de la Energía. 

  • Aunque las estimaciones de la magnitud de la crisis energética varían, algunos sitúan su coste entre el 6% y el 8% del PIB europeo.

Hasta ahora, los países europeos más ricos han podido compensar parcialmente el aumento de los precios de la energía con medidas de protección de los consumidores. Sin embargo, es probable que la parte de la renta disponible que se gasta en energía aumente considerablemente en los países del este y del sur del continente.

  • Los últimos datos disponibles muestran que en 2018, mucho antes del inicio de la subida del precio de la energía en 2021, el 10% de los hogares más pobres gastó el 8,3% de su renta disponible en las facturas de energía4.
  • En las últimas semanas se han producido importantes protestas contra el aumento del coste de la vida en Praga y Viena, así como huelgas en los sectores aéreo y ferroviario del Reino Unido, Alemania y España.
  • Éstas, dirigidas principalmente contra la inflación y las medidas gubernamentales, también suponen un riesgo para la unidad europea en cuanto a la ayuda a Ucrania, recientemente reforzada por los ataques rusos a la infraestructura civil ucraniana.