La elección del Presidente de la Cámara y del Senado será la primera prueba de resistencia de la llamada coalición de «centro-derecha». Como primera coalición en las urnas, el partido Fratelli d’Italia se impone frente a sus aliados de la Liga y Forza Italia. De momento, las oposiciones -el Partido Democrático, el Movimiento 5 Estrellas y la coalición de centro-derecha Azione-Italia Viva- tendrán un papel marginal, limitado a las vicepresidencias de ambas cámaras.
Además, si la mayoría de la coalición de «centro-derecha» en la Cámara tiene menos posibilidades de ser cuestionada, el equilibrio será más delicado en el Senado. Esto es válido no sólo para la elección del Presidente, sino también para el posible futuro gobierno de Meloni, cuyas negociaciones siguen en curso.
- Probablemente la primera mujer que preside el Consejo de Ministros italiano, Meloni, a la hora de formar su gobierno, debe tener en cuenta una doble dinámica: la necesidad de encontrar una fórmula que respete el equilibrio interno de la coalición y de encontrar figuras de alto nivel para los ministerios clave.
Meloni parece haber integrado el concepto de restricción externa: es decir, tomar conciencia de una serie de factores externos que dirigirán y en algunos casos limitarán la libertad de acción, como la arquitectura europea, especialmente en el ámbito económico y en las cuestiones de la deuda pública.
- No hay que descuidar el papel del Presidente de la República en esta fase: le corresponde confiar a Meloni (muy probablemente) la tarea de formar gobierno, pero éste conservará su voz en el proceso.
- Mientras la formación del nuevo gobierno está en pleno apogeo, la agenda italiana también está ocupada con las citas internacionales: el Consejo Europeo de la semana que viene, crucial para las medidas para afrontar la crisis energética, será posiblemente el último de Mario Draghi.
- Draghi acudirá esta noche al Elíseo para una cena con Emmanuel Macron, que a su vez se dirigirá a Roma la próxima semana, donde está prevista una reunión con Sergio Mattarella y una audiencia con el Papa Francisco.
Los próximos días serán los últimos de Mario Draghi en el Palazzo Chigi, que de hecho ha marcado este periodo de interregno italiano. Entre el resultado electoral y la formación del nuevo gobierno se estableció una línea de contacto entre él y Meloni, y parece que la impronta tecnocrática marcará profundamente al próximo gobierno soberanista.
Se dice que en los laboratorios romanos se trabaja la alquimia tecno-soberanista. Meloni, tras haber cambiado su línea sobre Ucrania y sobre el euro para mejorar su imagen a favor de una parte de la tecnocracia italiana, los mercados y los aparatos europeos y de la OTAN, está llamado a ponerla en práctica. Sin embargo, esta línea no se limitará a proporcionar una lista de ministros, sino que también podría incluir una posible reorganización del aparato estatal.