• La tasa de inflación de la zona del euro no ha dejado de aumentar desde diciembre de 2020, cuando se situaba en 0 puntos. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, en febrero de este año, ha pasado del 6% al 10% y, por tanto, sigue estando muy por encima de la zona objetivo del 2% del BCE.
  • Al igual que en los últimos meses, son principalmente los precios de la energía los que impulsan la inflación en la zona del euro. En algunos países, como Italia, Francia y Alemania, los precios del MWh en agosto de 2022 eran unas 5 veces más altos que en la misma época del año pasado.
  • Tras alcanzar un máximo del 42% de inflación interanual el pasado mes de junio, los precios de la energía han descendido ligeramente desde entonces (1,2 puntos porcentuales). Por el contrario, otros componentes de la inflación, como los precios de los alimentos, los bienes industriales y los servicios, han seguido subiendo durante el mismo periodo.
  • A escala continental, la diferencia entre los Estados bálticos y el resto de la zona euro sigue aumentando, con una inflación que se acerca al 25% en Estonia (24,2 puntos, 0,4 más que en agosto). Sin embargo, el mayor aumento se produjo en los Países Bajos y Grecia en septiembre, con un +2,9% y un +3% respectivamente.
  • Con la inflación superando el simbólico umbral del 10%, Alemania experimenta su mayor tasa en 70 años, con 10,9 puntos porcentuales, lo que hace temer una recesión. En los escenarios más pesimistas, algunos economistas consideran que el PIB alemán podría contraerse casi 8 puntos en 2023.
  • Para luchar contra una tasa de inflación en constante aumento, el BCE decidió a principios de septiembre subir sus tipos de interés oficiales en 0,75 puntos porcentuales, tras la primera subida en 11 años decidida en julio. Según las previsiones de la OCDE, si se mantiene este ritmo, los tipos de interés oficiales de la eurozona podrían alcanzar el 4% a finales de 2023, siguiendo una tendencia similar en Estados Unidos y el Reino Unido.