• La adhesión de Croacia a la zona del euro marca el final de un largo proceso que comenzó en 2013, cuando el país entró a la Unión Europea. La decisión final se tomará en julio, pero no se espera ninguna oposición por parte de los ministros de economía de la UE.
  • A pesar de la guerra en Ucrania y la pandemia, Croacia cumple todos los criterios de convergencia, incluido un déficit público inferior al 3% del PIB y una inflación controlada. Según el BCE, la tasa de inflación media de Croacia alcanzó el 4.8% en un año, lo que no supera en más de 1.5 puntos porcentuales —actualmente, del 4.9%, según el BCE1— a los tres Estados miembros con mejores resultados en materia de estabilidad de precios.
  • Además, aunque la deuda pública de Croacia era del 79.8% en 2021, es decir, 19 puntos porcentuales por encima del umbral del 60% exigido, el BCE consideró que Croacia había »garantizado el cumplimiento del criterio de deuda»2, pues demostró su capacidad para reducir su deuda pública antes y después de la pandemia de Covid-19.
  • Desde 2020, Croacia y Bulgaria se incorporaron al Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio (MTC II), la primera puerta de entrada al euro. En este mecanismo, las monedas nacionales de ambos países debían fluctuar más o menos alrededor del 15% del tipo de cambio del euro para poder aspirar a entrar a la zona del euro en 2023. Croacia ha cumplido estos requisitos, mientras que Bulgaria no ha podido cumplir los demás criterios de convergencia económica, por lo que su adhesión se pospuso hasta el 1 de enero de 2024.
  • El primer ministro croata, Andrej Plenkovic, dijo ayer en una rueda de prensa en Berlín con el canciller alemán, Olaf Scholz, que también quería entrar en el espacio Schengen a principios de 2023.