• Desde el viernes 18 de marzo, el gobierno de España apoya a Marruecos en el conflicto del Sáhara. Ese mismo día, el Gabinete Real de Marruecos publicó una misiva en la que Pedro Sánchez, el presidente del gobierno de España, afirmaba que la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara es “la base más seria, creíble y realista para la resolución del contencioso”. 
  • El pasado jueves 7 de abril Pedro Sánchez viajó junto a José Manuel Albares, el ministro de Exteriores, a Rabat, donde se reunieron con Mohamed VI, rey de Marruecos. El objetivo de la visita fue el de afianzar el posicionamiento de España, lo que ha iniciado un nuevo periodo en las relaciones entre ambos países. 
  • Este nuevo posicionamiento supone un giro de 180º en la política exterior española que, durante los casi 50 años de vida del conflicto del Sáhara, ha mantenido una posición neutral y alineada con la ONU. 
  • La propuesta de autonomía marroquí para el Sáhara se refiere a la presentada en 2007 ante la ONU. Por la que el territorio del Sáhara pasaría a formar parte del Estado centralista marroquí a cambio de ciertas concesiones de autonomía, como algunas competencias administrativas, legislativas y ejecutivas. La propuesta no contempla la opción de la independencia, ni la posibilidad de un referéndum.
  • El Sáhara pasó a ser una colonia española tras la Conferencia de Berlín, y ya por entonces la cuestión fronteriza suponía un problema, ya que tanto Marruecos como Mauritania consideraban que el territorio les pertenecía.
  • Sin embargo, el problema que se prolonga hasta nuestros días comenzó con el proceso de descolonización. España inicia los procedimientos para la realización de un referéndum sobre independencia al pueblo saharaui en 1974. Sin embargo, éste nunca llegó a realizarse, ya que Marruecos irrumpe reclamando el territorio. En 1975 se firma un acuerdo tripartito por el que España se retira del territorio, y se lo entrega a Marruecos y a Mauritania. 
  • Entonces, comienza la Guerra del Sáhara, que se prolonga hasta 1991, y en la que se enfrentan el Frente Polisario, en favor de la autonomía e independencia del Sáhara, con las fuerzas armadas de Marruecos y Mauritania.
  • La retirada de España no implicó descolonización, y por ello el Sáhara entró en la lista de territorios no autónomos pendientes de descolonización de la ONU. Lista en la que se mantiene hoy, junto a otros diecisiete territorios. Debido a que España rechazó su obligación administrativa y Marruecos lo considera parte de su Estado, el Sáhara es el único territorio de la lista que, de iure, no tiene una administración.
  • Desde la transición española, los sucesivos gobiernos democráticos han renegado de los acuerdos tripartitos y han asumido una responsabilidad no resuelta. Aun así, España nunca llegó a posicionarse, ya que primó la cordialidad y las buenas relaciones con sus vecinos en Marruecos y en Argelia -pro saharaui-. Las razones son múltiples: las relaciones económicas, la cooperación migratoria, la cooperación policial con Marruecos, el gas argelino, etc.  
  • Este giro en política exterior se ha debido, sobre todo, a la fuerte crisis diplomática que ambos países venían manteniendo desde el pasado año. Marruecos venía reclamando a España una mayor determinación en su postura frente al Sáhara y, tras la acogida de Brahim Gali, líder del Frente Polisario, en un hospital de Logroño las relaciones se tensaron. El culmen del conflicto se materializó cuando las autoridades marroquíes permitieron la entrada no regulada de 10.000 migrantes en Ceuta durante la pandemia.
  • Tras la visita española a Rabat, se ha confirmado la restauración de las relaciones bilaterales y el inicio de una nueva etapa basada en “la comunicación permanente, la transparencia, el respeto mutuo y de los acuerdos firmados”. Por ahora, ha comenzado a trabajarse en una hoja de ruta que, entre otros aspectos, incluye la recuperación de la normalidad en las fronteras de Melilla y Ceuta. Asimismo, se ha pactado una cumbre bilateral que se celebrará a finales de este año. 
  • En cuanto a la comunidad internacional, países como Estados Unidos, Francia o Alemania ya secundaron la propuesta de autonomía marroquí. Incluso la ONU ha comenzado a hablar de “búsqueda de soluciones realistas” distanciándose de la independencia saharaui como opción viable. La UE ha respaldado la nueva postura española. Aunque ya se posicionó en favor de la propuesta marroquí en 2019 cuando la calificó de “esfuerzo serio y creíble”.
  • A pesar de los posicionamientos políticos internacionales en favor de Rabat, la situación legal del territorio saharaui como pendiente de descolonización permanece invariable. Según la resolución 690 de la ONU, el pueblo saharaui tiene derecho a la autodeterminación y la elección entre la independencia o la integración a Marruecos. 
  • Por su parte, el Frente Polisario ha hecho pública su crítica a la posición española, acusando al gobierno de sucumbir a las presiones marroquíes y considerando que “la autonomía es una opción, pero no una solución, la cual debe basarse en la elección del pueblo saharaui”. Por otro lado, existe un riesgo de que este tipo de acciones puedan incitar a la violencia, a la que el Frente Polisario no ha renunciado y que se hizo latente con el comienzo de los Enfrentamientos del Sáhara Occidental en 2020. La Secretaria General del movimiento saharaui anunció el 10 de abril la suspensión de contactos con el gobierno de España.
  • Por otro lado, Argelia, histórica aliada del pueblo saharaui, también ha criticado la actuación española, lo que ha generado dudas en cuanto al posible impacto en las relaciones entre ambos países. 
  • Por ahora, el conflicto del Sáhara se mantiene sin una aparente solución. Mientras tanto, el drama humanitario persiste, con cientos de miles de saharauis viviendo en campos de refugiados argelinos. Campamentos que se ubican en zonas áridas y que sobreviven gracias a la ayuda humanitaria internacional.