La primera pregunta es un poco en torno al contexto singular de la pandemia. ¿Cuáles son los impactos de la crisis sanitaria en la sociedad mexicana?
De por sí, estamos viviendo tiempos muy complejos. Creo que esto va a tumbir absolutamente a todas las personas de alguna forma, directa o indirectamente. Específicamente en México, se va a venir una crisis económica brutal. Inclusive el Secretario de Hacienda decía que iba a ser una de las peores crisis económicas y que había que estar preparados. Por un lado, muchas personas están empezando a retomar el comercio informal. Sin embargo, en México, no se apoya al comercio informal, por lo que difícilmente puede existir como una salida o una luz en términos económicos. Es bastante poco esperanzador lo que se viene en términos económicos. De lo que sí puedo hablar un poco es del optimismo nato que tenemos todos los mexicanos. Te puedo decir que soy un hijo de la crisis de 1994. Mi esposa también lo es. Varios amigos hemos vivido en crisis económicas, por lo que no es algo ajeno a nosotros. Pero se vive un clima bastante poco esperanzador en términos económicos. El manejo de la pandemia también ha sido un tema complejo: no se sabe si los números reales son los números de los que estamos hablando. O si tenemos que multiplicarlos por ocho, o por siete o por tres. Hay entonces un poco de incertidumbre con respecto a eso. Lo que sí, hay una gran parte de la población que está tratando de tomar responsabilidad, intentando otra vez retomar su vida de manera responsable y sin miedo. Creo que, a final de cuentas, es lo que todos tenemos que empezar a hacer: no tener miedo y ser responsables.
Esto del comercio informal es interesante. En su momento publicó un tweet en el que criticaba, de cierta manera, la criminalización del comercio informal durante la pandemia, algo que se observó en México -pero también en varios países de América Latina. ¿Cuál es el compromiso social y político, en México, por parte de los y las artistas, de las personas del mundo artístico en general?
Yo creo que tiene que ver un poco con qué es lo que te interesa. Y creo que eso viene desde cada individuo. Hablando específicamente de lo que es el comercio informal, en Latinoamérica, si tú vas a Bolivia, a Perú, a México, realmente es algo bastante natural en nosotros. Si muchas personas están optando por el comercio informal, para ir y ganarse la vida, entonces es obvio que se tendrían que apoyar esas instancias para que la gente pueda tener ingresos, para que la gente pueda seguir trabajando. Con respecto a por qué hago eso: simplemente y sencillamente porque me interesa. Yo no puedo hablar por otros compañeros, que pueden estar interesados en otras cosas, y son decisiones muy propias y muy personales. A mí, en lo personal, pues me gusta. En mis redes sociales, lo que yo twitteo, lo que yo comparto, pues es un poco lo que me interesa, ya sea en el ámbito deportivo, en el ámbito cultural, en el ámbito político. Trato de no ser demasiado cargado en esas partes. Simplemente y sencillamente trato de compartir lo que me parece interesante y lo que me llama la atención.
Si bien se trata obviamente de un interés suyo particular, se observa en muchos casos una movilización de artistas y actores en la región. ¿Tiene que ver con algún papel por parte de los gobiernos que se incumple?
Retomando un poco el por qué hago esto, lo que nosotros podemos hacer es visibilizar las problemáticas que ocurren en nuestra región. Por ejemplo, el trabajo que yo hago con ACNUR es visibilizar la situación tan compleja que están viviendo muchos hermanos latinoamericanos. Sin embargo, el trabajo de campo que hace una persona en El Salvador, en Honduras, en Guatemala, o en en Chiapas obviamente es mucho más complejo. Yo siento que esa es nuestra posibilidad y creo que es algo muy valioso, el concientizar a las personas sobre la situación tan compleja que pueden estar viviendo personas en una vulnerabilidad tan brutal.
¿Quiere contarnos un poco más sobre la Agencia de Refugiados de la ONU y qué papel cumple y qué papel va a cumplir en el futuro?
Bueno, he trabajado con ellos desde hace más o menos un año. Y con ellos, de manera muy orgánica, se dio esta conexión. Tuve la posibilidad de viajar a El Salvador, a Honduras, hacer un viaje, y tenía que ir, hace algunos meses, a la frontera de Brasil con Venezuela. Desafortunadamente, por cuestiones de coronavirus, no se pudo hacer. Prácticamente esa es la labor: visibilizar la situación tan compleja que viven los refugiados en la región y alrededor del mundo. El coronavirus ha hecho las cosas más complejas para absolutamente todos. Si, de por sí, lo que nosotros ya estamos viviendo es complicado -yo quedé desempleado de dos proyectos y, sin embargo, a pesar de eso, tengo la fortuna de estar en mi casa, con mi familia-, la situación que puede vivir un refugiado es aún más compleja. Ellos no tienen -o la mayoría de estas personas, que viven en una vulnerabilidad tan brutal- no tienen la posibilidad siquiera de tener un confinamiento adecuado. Y si hablamos de números – sólo por hablar del tema de Venezuela, estamos hablando de casi 3.5 millones de venezolanos-, pues las cifras van a ir desafortunadamente en ascenso.
En Europa se habla de las terribles consecuencias que ha tenido el coronavirus en la situación difícil de los refugiados. ¿Qué se podría decir en torno a los refugiados en tiempos de coronavirus en Centroamérica?
Los números son complejos. Cuando tuve la posibilidad de ir a El Salvador -tuve la posibilidad de ir también a Honduras- estábamos por entrar en esta crisis sanitaria. Ya estaba empezando a ser más compleja la situación en Europa. En China, ya se estaba en el pico más álgido. Respecto a lo que ocurre en Centroamérica, en Venezuela, en muchos otros países que están acogiendo a venezolanos, en la frontera sur de México, le preguntaba a muchas personas de campo: ‘¿Oigan, de verdad hay esperanza? ¿De verdad?’ Con toda esta situación de las pandillas en Centroamérica, de la MS13, de la 18. Esta cuestión de las fronteras invisibles que yo desconocía totalmente: estar caminando en San Salvador y, de repente, darte cuenta que no puedes cruzar más allá de esa pulpería porque, si la cruzas, prácticamente, ya no la contaste. Entender que es una situación muy poco esperanzadora. Pero, a pesar de eso, todas las personas que están en campo trabajando dicen: ‘Claro que sí hay esperanza’. Y hay muchas personas que tienen eso, que tienen esperanza. Yo creo que también hay esperanza. Pero nosotros tenemos que trabajar. Como dice un dicho ‘Dios pone el agua, pero no la entuba’. Nosotros tenemos que encaminar esos esfuerzos para que la realidad pueda cambiar. Los números en Centroamérica son complejos, porque son 350.000 personas que han tenido que desplazarse de sus países. Y estoy hablando solamente del Triángulo del Norte, de Centroamérica. Entonces, yo creo que sí hay esperanza, pero lo que se tiene que hacer es trabajar. Y eso es lo que tenemos que hacer. Y cada quien en su rubro, y cada quien desde su trinchera.
Frente a esta necesidad de visibilizar los problemas, ¿cómo no hablar justamente del cine? ¿Cuál sería el papel o el compromiso que puede tener el cine en la sociedad mexicana o en la sociedad latinoamericana -si pudiésemos hablar de una? Pregunto más allá del compromiso individual.
Creo que nosotros, como latinoamericanos, tenemos que ser conscientes de cuáles son las historias que contamos. Hace poco leí una cita que me pareció muy acertada de un director: “no deberíamos de victimizarnos”, simple y sencillamente tenemos que plantear las situaciones que se viven en nuestro país, en nuestra región, tocarlas de manera frontal, y estar conscientes del entorno y del contexto en el que vivimos. Y eso puede enriquecer las historias que nosotros contamos”. Por otro lado, hablando de cine, lo que también esta pandemia también está generando es que se está vapuleando durísimo la cultura de nuestro país. Por un lado, ves a Michel Franco ganando el León de Plata en Venecia, donde se lo ovaciona. Sin embargo, los estímulos para generar este tipo de proyectos, para fomentar la cultura en México, están siendo vapuleados, lastimados, castigados. Es un tema complejo también. ¿Qué va a ocurrir con el cine? Es complejo.
Perdón que se lo interrumpa. ¿Tiene que ver con esto de la austeridad promovida desde el nuevo gobierno federal? ¿O es algo que ya viene sucediendo desde antes?
En algún momento se tocó la posibilidad de reducir los estímulos para el cine. Hubo una conversación y se decidió echarse para atrás esa reglamentación. Y al final, hoy en día, están empezando otra vez a hablar de quitar esos estímulos. Hay entonces un ir y venir constante sobre la quita de esos estímulos y fideicomisos para apoyar al cine y para apoyar a la cultura. Se pudo frenar y, hoy en día, creo que otra vez se está volviendo a debatir, y con luz verde para avanzar en ello.
Retomando esto del papel del cine en la sociedad mexicana y pensando en la película en la que participó, La Dictadura perfecta, y su crítica de las relaciones del último gobierno priista con los medios, en general, y Televisa, en particular. ¿Cómo vivió interpretar una película de esa índole, y cómo ve hoy al gobierno actual respecto a los anteriores gobiernos priistas y panistas en México?
Lo que les puedo decir es que cuando decides trabajar con Luis Estrada sabes a qué vas. Él es una persona sumamente politizada. Está muy preocupado y muy informado por la situación del país, y es algo que le encanta replicar en sus películas: desde La Ley de Herodes hasta La Dictadura perfecta. Uno de los proyectos que se tuvieron que poner en pausa fue, precisamente, una película que íbamos a hacer con Luis. Fue bastante peculiar. El proceso de hacer la película fue complejo porque yo siempre he dicho que Luis Estrada es quirúrgico al momento de elegir sus proyectos, de elegir el cast. Al mismo tiempo, sabe lo que no quiere, sabe perfectamente cuál es el camino que quiere tomar. Creo que el resultado fue bastante positivo. La película es bastante contundente con respecto a la relación que existía entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y los medios de comunicación en ese momento. Lo que me llamó mucho la atención fue cómo, en la parte de promoción, se le estaba efectivamente tratando de poner un límite a esa película, para poder entorpecer su salida. Lo que ocurrió fue completamente lo contrario. Por ejemplo, fuimos a Monterrey donde estábamos esperando a una sala llena de periodistas. Al final, en una sala de 250 personas, sólo había una reportera y una cámara, de un medio completamente distinto. Para nosotros fue muy revelador el entender las condiciones en las cuales iba a salir la película. Lo que terminó sucediendo fue que benefició a la película, de manera indirecta, porque las personas se dieron cuenta de cómo se le quería poner el pie a este proyecto. Por otro lado, lo que está ocurriendo con el gobierno actual es lo que ya te había mencionado. Se tenía pensado que se iba a apoyar a la cultura, al cine, a las bellas artes, pero es algo que no está finalmente ocurriendo. Es completamente lo contrario, lo cual es preocupante.
Esta pregunta puede ser un poco trivial y no muy original, pero creo que, en su caso, con la voz que puede tener en la sociedad mexicana, puede ser interesante. ¿Tendría una película en la que le encantaría participar -quizás en torno a las problemáticas sociales, ya sea en México, en Centroamérica o en América Latina?
Acabo de filmar una de la cual estoy muy entusiasmado y que acaba de estrenarse en México. Se llama El Baile de los 41. Yo no sé si están familiarizados con el número 41 en México. Se suele relacionar con la homosexualidad, y esto tiene que ver con la historia de Ignacio de la Torre y Mier. Fue un empresario y político muy importante, a principios de 1900 en México. Era yerno de Porfirio Díaz, presidente de México en ese entonces. Se casó con la hija de Porfirio Díaz y era bien sabido por todos que tenía una doble vida en la que hacía fiestas. La homosexualidad, en esa época, la forma en la que se trataba, era a través de la clandestinidad. Entonces, Ignacio, junto a otro grupo de empresarios y políticos, hacía fiestas clandestinas para, pues, simple y sencillamente ser. Algo que me entusiasma mucho de este proyecto es cómo, a pesar de que es un tema que ocurrió a principios de 1900, es algo que sigue ocurriendo y no ha habido muchos cambios respecto a las fobias en este país. Ignacio de la Torre y Mier fue un personaje sumamente importante en la historia de México. Pero, por el simple hecho de haber sido homosexual se generó un tabú, se metió en un baúl y practimcaente nunca más se tocó. Ignacio de la Torre y Mier, vaya, solo por darte un ejemplo, fue uno de los causantes para que Francisco Madeo fuera asesinado. Fue uno de los productores de azúcar más importantes del mundo en la época. Tuvo un papel y fue un actor político muy importante en esa época, pero se invisibilizó totalmente su existencia por el simple hecho de ser homosexual. Me interesa mucho hacer este papel porque va a tocar muchos temas que son sumamente importantes y creo que se tienen que airear y se tienen que oxigenar.
Me hace pensar en su papel en Sense8. ¿Se puede establecer algún vínculo, en el caso del personaje que interpretaste en la serie, con esa fobia que aún existe en la sociedad mexicana en torno a la homosexualidad?
Hacer un papel homosexual no implica que el hecho de que el personaje sea homosexual sea la parte más importante del papel. Son personajes muy ricos, son completamente diferentes, en contextos completamente distintos. Creo que esa es la riqueza de los personajes: el contexto en el que ellos se mueven, en el que ellos transitan. Yo aprecio mucho haber trabajado con Lana et Lilly Wachowsky en un proyecto como fue Sense8. Y me di cuenta de la importancia que tenía Hernando porque intuyo… A la mitad de la segunda temporada me di cuenta lo que significaba Hernando, como si fuera la voz de Lana. Era lo que ella quería transmitir. Y fue algo muy valioso. Ojalá me hubiera dado cuenta antes. Pero creo que el hecho de hablar ahora de Ignacio de la Torre y Mier cumple con un papel completamente diferente. Es un papel completamente distinto. Vuelvo a lo mismo: por el entorno en el que se desarrolla la historia. Me entusiasma que llegue a las salas de cine. Hay muchos compañeros actores que no les gustaría tocar este tipo de temas porque sienten que ellos se van a poner probablemente en peligro. Creo que la única manera de vivir de manera plena es, un poco, buscando estos retos, y estos retos que no tienen que ver solamente con los papeles que eliges. Si no, también, con lo que pueden generar. Cuando yo en algún momento hice La Dictadura perfecta trabajé mucho tiempo para esa televisora. Lo que yo significaba para ese proyecto era una lectura aún más compleja. Este proyecto me entusiasma mucho. También por el hecho de que David Pablos es un director al que yo aprecio y respeto mucho por el trabajo que ha generado y los proyectos que ha hecho.
Hay otras series y películas en las que participó que se caracterizan por estar enmarcadas por hechos históricos. Pensando por ahí en esta época de Porfirio Díaz, le quería preguntar ¿cómo ve hoy la subordinación de América Latina al resto del mundo, o simple y sencillamente su lugar en el mundo? ¿Qué papel desempeña hoy?
Voy a regresar al tema de los refugiados porque me parece interesante. A finales del siglo XIX, llegó una cantidad increíble -específicamente en México- de inmigrantes, provenientes del actual Líbano, a nuestro país que venían en calidad de refugiados. Después de la guerra civil española, nosotros le tendimos la mano a muchísimos españoles republicanos que aportaron cosas maravillosas a nuestra cultura, las ciencias y la economía. Nosotros, como mexicanos, nos desvivimos por las personas que vienen de fuera, ¿no? Y específicamente por las personas que vienen en calidad de refugiados. Hoy en día existe un discurso bastante peculiar y completamente distinto, que discrepa de esta forma de ser, de esta forma de vivir. Yo no sé si es que nosotros, como mexicanos, latinoamericanos, estamos replicando un discurso… Digo, no me incluyo porque no estoy de acuerdo con ese discurso. Pero sí parece como que estuvieramos allí de manera indirecta y empezaramos a hacer parte de este discurso de odio, de división… Es bastante peculiar los tiempos que estamos viviendo en la región. Un poco por estos aires tan extraños de movimientos que están ocurriendo en el país del norte. Yo no sé si estos mensajes están indirectamente chocando en alguna parte de la sociedad y están empezando a tomarse. Es bastante delicado y bastante triste. Como mexicano, yo les puedo decir que nosotros nos hemos construido a partir de muchas otras personas que han venido y que han aportado, y que han generado cimientos muy importante en nuestro país, en nuestra historia. Estamos viviendo tiempos atípicos por el virus y por los discursos que estamos escuchando. Nosotros veíamos muy lejanas esas películas apocalípticas, pero vemos esos incendios que ocurrieron en el norte de California, vemos la pandemia, las crisis económicas alrededor del mundo, la división que existe en el mundo… Es una cosa peculiar. Y esperemos que este tocar fondo nos haga despertar y nos haga tomar otro rumbo.
En Estados Unidos, una parte de la población se está manifestando en la calle contra las violencias policiales. ¿Hay un eco que se está creando en México? ¿Ha habido alguna repercusión positiva en torno a esa influencia norteamericana?
Al final de cuentas, nosotros hemos vivido con esa situación desde siempre, desde la época de la conquista. Y se ha ido marcando. Hay una diferencia muy marcada entre las castas, entre las clases sociales. Es importante darnos cuenta de que los actos racistas, simple y sencillamente, no pueden existir, no pueden ser tolerados. Y eso también aplica para nuestro país. Sin embargo, nuestro contexto histórico, nuestra situación es completamente diferente a la de los Estados Unidos. Es un tema completamente diferente, por las castas, por el mestizaje que ocurrió en nuestro país, en la región. Pero nosotros también tenemos que tocar y ser críticos con esa cuestión. El Baile de los 41 también habla sobre cómo está construida nuestra sociedad, que es algo que no ha cambiado nada. El color de piel, desafortunadamente, en nuestro país, sí puede definir si vas a tener más privilegios que otra persona. Y eso no puede suceder. La persona tiene que ser calificada en función de su trabajo y a sus aptitudes. Y desafortunadamente, en la sociedad mexicana, el color de piel es una cosa que rige. Y eso es completamente desafortunado.
Esto de los movimientos sociales que estamos viendo en EEUU, en torno a la cuestión racial, hace pensar tambien en el movimiento feminista. Es un movimiento con una presencia extremadamente fuerte en la región. Usted participó en Rebelde, la adaptación mexicana de una serie que fue un éxito en Argentina. Últimamente, muchos jóvenes argentinos están mirando con ojos nuevos estas series juveniles de los años 2000, exportadas alrededor del mundo. Se les critica haber vehiculizado un cierto machismo o el bullying en la escuela. ¿Se dio en México este tipo de críticas en torno a las series juveniles, en general, más allá de Rebelde en particular?
Creo que muchos de nosotros tenemos que reeducarnos. Creo que hay muchas cosas que nosotros como hombres tenemos que reeducarnos. Es importante entender que tenemos que normalizar la parte de la equidad de género. Y nosotros como hombres tenemos que reeducarnos. Tenemos que empezar a entender y reeducar.
¿Y sintió alguna vez algún tipo de autocrítica personal por haber participado en cierto tipo de series?
Lo complejo, lo complicado que pudo haber sido en algún momento fue intentar buscar otro tipo de proyectos. Intentar dar un salto y tratar de contar historias que tengan otra forma de ser contadas. El venir de ese contexto fue un desafío. Fue un gran reto maravilloso encontrar otros proyectos, otros directores, otras formas de contar historias. Y me puso en una posición difícil. Este fue un gran reto. Tratar de buscar otra manera de contar historias. Y creo que, hasta ahora, estoy empezando a contar las historias que quiero, estoy empezando a trabajar con los directores que yo quiero trabajar. Y ha sido un proceso enriquecedor y complejo al mismo tiempo.
Le queríamos preguntar por último acerca de la representación de cuestiones latinoamericanas en Hollywood, particularmente a raíz de su participación en La Reina del Sur, que además es una adaptación de una novela española, europea, y a raíz de algunas declaraciones de actores como Ricardo Darín, sobre su negativa rotunda a Hollywood por su caricaturización de América Latina, con el narcotráfico, o ciertos tópicos recurrentes respecto a la región.
Lo que yo rescato, por ejemplo, de La Reina del Sur es tener un personaje femenino que haya sido tan potente, tan poderoso. Y esa fue una de las razones por las que dije sí. Si hubiera sido una historia diferente, no sé si hubiera accedido a un papel de esas características. Es difícil encontrar personajes femeninos tan contundentes, que a final de cuentas, en un entorno tan complejo como ese, tiene que salir adelante. Y eso es lo que yo rescato de esa serie, ese posicionamiento tan importante de un personaje femenino. Y, por otro lado, efectivamente, hay muchos lados donde existe una caricaturización de estos personajes. Sin embargo, hay que tener una visión un poco más profunda. Por ejemplo, Alexis Bledel me parece una actriz increíble y está consciente de tener roles femeninos importantes en la industria cinematográfica. Creo que el hecho de participar de una serie con esas características es importante. Vuelvo a lo mismo: si hubiera sido una serie con piezas diferentes, no lo sé. Pero, por ejemplo, tocando el tema de El Exorcista, que hice en Estados Unidos, pues se sale completamente del estereotipo de un mexicano viviendo en Chicago, en la parte sur de la ciudad. Se sale por completo de este estereotipo. Hablar de Hernando, en la serie de Sense8, pues también estás hablando de contextos y de contrastes muy diferentes. Creo yo que, cada personaje, o cada rol, o cada papel que he tratado de hacer, lo he hecho un poco tratando de no repetirme, de contar historias que sean importantes, o que me llamen la atención contar, y también con directores que yo tenga ganas de trabajar e historias que puedan ser interesantes. Y te doy el ejemplo de El Exorcista, producido por la cadena Fox. Es increíble que se haya atrevido a hacer algo así. Creo que vale la pena. Al final de cuentas, el resultado fue bastante positivo. Las críticas fueron bastante positivas para el proyecto en sí, lo cual nos permitió acceder a una segunda temporada. Una tercera temporada fue mucho más compleja porque el terror en televisión nacional fue algo más difícil. Pero lo que nos permitió acceder a esta segunda temporada fueron las críticas. Y creo que esta visión fresca del terror, no estereotipada de los roles en esa historia, fue algo interesante e importante.