
Cuando viaja en tren hacia Vico Equense, Helen Thompson siempre lleva uno o dos libros de Calasso en su maleta.
El verano pasado leyó Moby Dick mientras contemplaba Nápoles.
Desde los doce años, vuelve a la peligrosa bahía, entre la belleza y la destrucción, como imantada por el volcán.
Cada año, observa los ciclos geológicos y humanos al borde del Vesubio.