Mundo

Gran formato

Al lanzar una guerra masiva contra Ucrania, Rusia ha roto un tabú que había ayudado a contener algunas de las tensiones heredadas del colapso de la Unión Soviética: la violencia armada interestatal utilizada para servir a objetivos políticos. En este estudio, Marie Dumoulin muestra cómo los conflictos entre Armenia y Azerbaiyán, por un lado, y Tayikistán y Kirguistán, por otro, son signos de un profundo cambio, tanto en su naturaleza como en su intensidad.

China, India, Indonesia, Brasil, Sudáfrica, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos se niegan a sacrificar sus intereses de seguridad y desarrollo para sancionar a Rusia. Incluso creen que su poder de negociación les permitirá obtener acuerdos comerciales, tecnológicos y armamentísticos más interesantes de Occidente. Aspiran al dominio regional y creen que una posición no alineada sirve mejor a sus intereses nacionales.

Estos países representarán tres cuartas partes de la población mundial y el 60% de la economía mundial en 2030. Es urgente entender su posicionamiento.

El año 2022 marca un hito histórico cuya importancia parece difícil de sobreestimar. La crisis climática está trastornando la estructura misma de las rivalidades geopolíticas al aumentar la amenaza de una guerra en la que todos los actores perderían -o de una paz imposible en un mundo perpetuamente inestable-. Pierre Charbonnier presenta el nuevo número de la revista GREEN, publicada por el Grupo de estudios geopolíticos.

La pandemia y la guerra reconfiguran la globalización económica. Los límites de los espacios relevantes se están reduciendo. Las dependencias y vulnerabilidades se están reduciendo en todos los ámbitos. En la infraestructura de estos movimientos brutales, la escena global de la competencia narrativa de las representaciones se está activando -más que nunca-. Una perspectiva de Michel Foucher.