Política

Gran formato

Había anunciado 100. En una puesta en escena del poder soberano, Donald Trump firmó 26 órdenes ejecutivas en su primer día en la Casa Blanca. Retirada de la OMS, estado de emergencia, fin del derecho a la nacionalidad por nacimiento…

Trump hace de la excepción un principio y de la aceleración un objetivo para los primeros días de su presidencia imperial. Publicamos y comentamos la lista de todos sus decretos.

Restaurar el Imperio —con geeks al mando—. Inaugurar una nueva era —la de la Ilustración oscura—. Convertir el Estado en una start-up y encerrar a los considerados inútiles. Mezclando Matrix y Aristóteles, el bloguero neorreaccionario Curtis Yarvin quiere poner fin al «fallido experimento democrático de los dos últimos siglos» e instaurar una nueva monarquía. Puede parecer una broma, pero el autor tiene el oído del círculo íntimo de Trump: hay que tomárselo en serio.

Lo traducimos y lo comentamos.

El presidente estadounidense propone un nuevo sueño americano y un nuevo deal: aceleración tecnológica y riqueza financiera, por un lado; soberanía militar y protección identitaria, por otro.

Esta compleja aleación —que habíamos llamado aceleración reaccionaria— tenía un corpus: hoy tiene un discurso fundador.

Lo traducimos íntegramente.

Donald Trump ya ha trazado las coordenadas de una presidencia imperial: deportaciones colosales, anexiones territoriales, una moneda digital acuñada en su efigie, purgas administrativas. Hoy, al prestar juramento para convertirse oficialmente en el 47º presidente de Estados Unidos, todo podría acelerarse en cuestión de horas.

Esta cobertura en directo ha terminado.

Los hombres más ricos de Estados Unidos tienen un proyecto radical. Electrizados por las ganancias colosales y la intensidad de las guerras culturales, ayudaron a llevar a Donald Trump a la Casa Blanca y ahora se han convertido en su guardia íntima.

Según David Bell, profesor de Historia en Princeton, detrás de su promoción del libertarismo, la conquista espacial y el «antiwokismo», tienen un objetivo fundamental: derrocar la democracia estadounidense.

De Musk a Thiel, pasando por Sacks, Yarvin y Andreesen, los hombres del Presidente podrían querer cruzar el Rubicón.

A partir de hoy, Estados Unidos cambiará de forma vertiginosa.

Mientras el Congreso aún celebra las audiencias de confirmación de su equipo de Gobierno, Donald Trump podría firmar hasta 100 decretos en las primeras horas de su segundo mandato.

Deportaciones masivas, salida del Acuerdo de París, bloqueo de aranceles y una revisión radical del Gobierno —10 puntos para prepararse—.

«Con Trump, el riesgo es que, en sus relaciones con el resto del mundo, Estados Unidos se comporte del mismo modo que la Unión Soviética cuando negociaba: lo mío es mío, lo tuyo es negociable.»

El nuevo presidente estadounidense no tomará posesión de su cargo hasta el lunes, pero sus declaraciones ya han iniciado la revolución que quiere poner en marcha. De los campos de batalla de Ucrania a las llanuras gélidas de Groenlandia, pasando por los pasillos de la Comisión Europea, Bruno Tertrais, coautor de L’Atlas des frontières (Les Arènes, reed. 2024), hace la anatomía de una disrupción brutal.

«¿Hace esto a Estados Unidos más seguro? ¿Hace a Estados Unidos más fuerte? Hace a Estados Unidos más próspero?»

Ante el Senado, el hombre que Donald Trump ha elegido para dirigir su diplomacia expuso la agenda de una presidencia imperial, dejando claro un cambio importante: el America First no será aislacionista. Implicará la proyección coercitiva de los intereses estadounidenses para cumplir la misión histórica de Estados Unidos: construir, desde Washington, un nuevo orden en un planeta roto.

Lo traducimos y comentamos línea por línea.