La nueva encuesta Eurobazuka publicada hoy, jueves 4 de diciembre, realizada por Cluster 17 para el Grand Continent, dibuja el retrato de una Europa dividida. La inmigración fractura el continente entre quienes la ven como una amenaza y quienes la consideran una necesidad, el antisemitismo se percibe en aumento y la relación con el Estado social se endurece hasta el punto de generar una importante demanda de reducción generalizada del gasto público.

  • Francia emerge de la encuesta como el país encuestado donde es más fuerte el deseo de ver surgir un poder político más centralizado y autoritario.
  • Así, el 24 % de los encuestados dice sentirse tentado por este modelo, frente al 16 % en Italia o el 14 % en Bélgica. En Alemania y Portugal, esta proporción solo alcanza el 7 %.
  • Por lo tanto, el país está dividido en tres bloques con diferentes modelos de gobernanza deseados: un tercio (33 %) desea un poder más participativo y deliberativo, mientras que otro (34 %) prefiere un equilibrio entre ambos.

El deseo de un poder más autoritario, en consonancia con la coalición que volvió a llevar a Trump al poder en noviembre de 2024, es más pronunciado en la extrema derecha del espectro político francés. Así, casi uno de cada dos votantes de Rassemblement National (44 %) y del partido Reconquête (46 %) se muestra a favor, mientras que esta proporción es solo del 15 % en el partido de Emmanuel Macron, Renaissance, y del 3 % entre los votantes del Partido Socialista.

  • Para Jean-Yves Dormagen, «la demanda de autoridad puede parecer otra forma de romper con la impotencia percibida».
  • Así, el 67 % de los franceses quiere ver «una transformación radical de las instituciones políticas». Este deseo está muy presente en la extrema izquierda y la extrema derecha (98 % en LFI, 71 % en Reconquête).
  • Se trata del país encuestado donde este porcentaje es más importante. Es del 34 % en Alemania, del 29 % en Polonia y del 23 % en los Países Bajos.

La fragmentación de la sociedad francesa en torno a este tema refleja la inestabilidad de la vida política, marcada por la ausencia de una mayoría estable, gobiernos frágiles y una impresión difusa de bloqueo. El anterior gobierno de Lecornu I duró 836 minutos tras el anuncio de su composición, es decir, algo menos de 14 horas, lo que sitúa a Francia en el cuarto lugar de los países con el gobierno más breve de la historia europea.