Doctrinas de la Rusia de Putin

Según el allegado a Putin Karaganov, Rusia está en guerra contra Europa

En Europa, algunos piensan que la guerra entre Rusia y Europa aún no ha comenzado.

Para el cerebro geopolítico de Putin, hay que dejar de ser ingenuos: «esta guerra ya ha comenzado. Simplemente, aún no la llamamos así. Nuestro verdadero adversario es Europa».

Lo traducimos.

Entre las últimas intervenciones públicas de Serguéi Karaganov, una de las más destacadas tuvo lugar el pasado 5 de diciembre en el primer canal ruso (Pervyj Kanal), en el marco de una nueva sección titulada: «¿Qué podemos esperar?».

La presentadora describió desde el principio al ideólogo ruso como una de esas personalidades «en las que depositamos toda nuestra confianza», es decir, una de esas personalidades que se ajustan perfectamente a las ambiciones políticas y militares del poder ruso. 

Serguéi Karaganov sería, además, un intelectual «para el que la guerra es también un objeto de estudio científico».

Cada uno podrá juzgar por sí mismo al leer sus comentarios, que consisten principalmente en una serie de insultos hacia las élites europeas degeneradas y corruptas, a las que sólo la ejecución de amenazas nucleares podría, tal vez, hacer entrar en razón.

La guerra entre Rusia y Europa 

Serguéi Karaganov: Esta guerra ya ha comenzado. Simplemente, aún no la llamamos así. Nuestro verdadero adversario es Europa, y no la desdichada Ucrania, miserable y manipulada.

Al no ser presidente, puedo decir con franqueza que esta guerra sólo terminará cuando hayamos infligido a Europa una derrota moral y política, cuando estas élites europeas que hoy han perdido la razón cesen en su loca carrera hacia la guerra mundial. No es seguro que podamos alcanzar una paz estable y definitiva, una estabilización profunda de la situación, porque Europa acabará desintegrándose y volviendo a ser lo que siempre ha sido: un vertedero de Estados que se hacen la guerra constantemente mientras fomentan a su alrededor la guerra, el colonialismo y el racismo, al menos en el pasado: hoy, ya ni siquiera pueden permitirse el colonialismo. 

Europa ya no es claramente el remanso de paz que creíamos ver en ella. Ha vuelto a ser la expresión más absoluta del mal que corroe a la humanidad. Los europeos han olvidado su monstruosa historia, los pecados mortales de los que son culpables ante la humanidad. Espero que no tengamos que hacerles entrar en razón utilizando para ello el arma más terrible que existe. 

El ultimátum nuclear

Personalmente, lamento que hayamos esperado tanto para lanzar este ultimátum, pero al mismo tiempo comprendo nuestras vacilaciones morales y políticas. Ahora sabemos a quién nos enfrentamos. También sabemos que, sin este ultimátum, o al menos sin la ejecución parcial de esta amenaza, no conseguiremos poner fin a estos cinco siglos de guerras europeas y agresiones de Europa contra Rusia.

Por desgracia, nos enfrentamos actualmente a una élite europea totalmente irresponsable, enfurecida y embrutecida, así como a una población profundamente intoxicada. Por supuesto, no es el caso de todos los europeos, pero la propaganda que se despliega hoy hacia los europeos de a pie es peor que la que conoció Europa, que conoció Alemania en vísperas y al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la Gran Guerra Patria. Debemos mirar la situación con realismo, esperando que vuelvan a la razón sin que tengamos que recurrir para ello a un arsenal de destrucción masiva.

La corrupción de la Unión Europea

Durante muchos años, creímos en los mitos que nos repetían: que la democracia es el mejor sistema de gobierno y que este sistema permite erradicar toda forma de corrupción. En realidad, Europa está profundamente corrupta y la democracia es ante todo un medio, e incluso el medio más eficaz, que las plutocracias han encontrado en Europa para gobernar sus propias sociedades. Ha sido necesaria la crisis actual para que todo esto salga a la superficie, pero siempre ha sido así. La mayoría de los políticos europeos ya eran corruptos, carentes de principios y dispuestos a venderse al mejor postor. Más recientemente, se ha sumado una caída catastrófica del nivel intelectual de las élites. 

Dicho esto, quedan algunos Estados, a los que, por cierto, sería difícil llamar «europeos», en el sentido peyorativo en que utilizo el término, por lo que quedan ciertos círculos con los que debemos seguir colaborando. Necesitamos este mercado, que representa para Rusia una fuente de ingresos y uno de los pilares de nuestra prosperidad. 

Las negociaciones de paz

El inicio de las negociaciones es algo excelente, pero por ahora sólo se trata de intentar conseguir el cese de los combates; y no creo que una solución tan provisional pueda poner fin definitivamente al conflicto entre Rusia y Europa en Ucrania. Sin embargo, tendrá la gran ventaja de preservar las vidas de nuestros conciudadanos, acumular fuerzas para el futuro y prepararnos así para una nueva etapa de confrontación, que quizá no se produzca, pero que sigue siendo muy probable.

A medio plazo, debemos comprender que esta guerra en Europa beneficia directamente a los estadounidenses, que les resulta ventajosa, aunque sólo sea por la venta de armas. Se distanciaron en el momento en que comprendieron que podía terminar en una catástrofe nuclear en su propio territorio. Esa es la razón por la que Trump querría hoy poner fin a esta guerra: los beneficios disminuyen a medida que aumentan los riesgos.

El destino de Zelenski

En el tablero actual, Zelenski no es más que un peón, a lo sumo un alfil: no vale nada. Recientemente, estalló un escándalo porque los estadounidenses, que fundaron y aún controlan la agencia NABOu, la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania, han activado los mecanismos para restaurar la obediencia del «gobierno» ucraniano —digo «gobierno» entre comillas, ya que resulta desagradable emplear esta palabra en un contexto así—. En otras palabras, es evidente que Zelenski será apartado o que se retirará por sí mismo. O tal vez incluso sea asesinado, ya lo veremos. 

Por ahora, quienes parecen destinados a ocupar su lugar no inspiran ni respeto ni esperanza. El principal aspirante al puesto de presidente de papel de un Estado de papel, un tal Zaluzhnyi, se contenta con anunciar que tiene la intención de desplegar armas nucleares europeas o estadounidenses en el territorio de su país. Es una prueba de debilidad moral. Al hacerlo, condena a Ucrania y a los ucranianos a ataques preventivos y a innumerables pérdidas. 

No es ningún secreto que Ucrania es un problema duradero, pero se trata, al fin y al cabo, de un pueblo cercano a nosotros. No me gustaría asistir a la muerte masiva de ucranianos.

El futuro de Ucrania 

Hace treinta años que Ucrania es un Estado fallido. Los ucranianos siempre han robado, con frenesí, sin el menor miramiento. Hoy, el robo alcanza cotas realmente asombrosas. Ucrania sólo debe existir como zona tapón entre nosotros y la OTAN para evitar en el futuro la rápida escalada de posibles conflictos.

En cuanto al futuro del país, la mejor opción para Ucrania sigue siendo un gobierno provisional dotado de fuerzas armadas reducidas, digamos 600.000 hombres, que se dediquen a luchar contra la delincuencia local —o a matarse entre ellos—.

Por nuestra parte, debemos protegernos de Ucrania con la mayor firmeza posible y, a través de Ucrania, protegernos de una Europa que, sin duda, generará en los próximos años una gran cantidad de miasmas morales, políticos y militares.

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