En la tarde del 23 de junio, hacia las 18:30, Irán lanzó varios misiles contra Qatar e Irak, apuntando a bases estadounidenses, entre ellas la de Al-Udeid, la principal instalación estadounidense en la región, situada a unos treinta kilómetros de Doha.

Ante este ataque, Qatar tomó posición con una declaración pública que sorprendió por su vehemencia.

  • El Dr. Majed bin Mohammed Al Ansari, asesor del primer ministro qatarí y portavoz oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores, calificó este incidente de violación flagrante de la soberanía del país, de su espacio aéreo, del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, antes de concluir su comunicado con las siguientes palabras: «Nos reservamos el derecho de responder directamente, de manera proporcionada y de conformidad con el derecho internacional».

Si bien la vehemencia de estas declaraciones podría hacer pensar en una espiral geopolítica que transformaría la guerra entre Irán e Israel en un conflicto regional abierto, es más probable que se trate de una simple escalada retórica que permita concluir una serie de represalias simbólicas.

  • El Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán se apresuró, a las 19:44 horas, a declarar que estos ataques «no constituyen ninguna amenaza para la población de Qatar» y añadió que «Irán está comprometido con el mantenimiento de sus cálidas e históricas relaciones con Qatar». 1
  • Según varias fuentes citadas por Reuters y The New York Times, Irán habría avisado con antelación a Doha por vía diplomática.
  • El Ministerio de Defensa de Qatar subrayó que sus sistemas de defensa aérea habían interceptado un número relativamente reducido de misiles.

Estas señales son coherentes con las relaciones bilaterales entre Irán y Qatar, especialmente importantes en los últimos años.

  • Desde el punto de vista geopolítico energético, Qatar e Irán comparten el yacimiento de gas más grande del mundo (North Dome/South Pars), lo que les obliga a coordinar estrechamente su explotación y a garantizar conjuntamente su seguridad.
  • Desde el punto de vista geopolítico regional, la experiencia del bloqueo (2017-2021) ha acercado a Qatar a Irán, lo que no parece haberse visto afectado por el proceso de reconciliación iniciado con el acuerdo de Al-Ula entre Arabia Saudita, Egipto, los Emiratos, Baréin y Qatar en 2021: Doha se niega a adoptar la línea antiiraní de sus vecinos.
  • En febrero de 2022, la visita a Doha del presidente iraní Ebrahim Raissi, la primera de un jefe de Estado iraní en más de diez años, culminó con la firma de 14 acuerdos de cooperación.

Por su parte, Qatar se impuso como mediador entre Irán y Estados Unidos.

  • Estados Unidos instaló a 30 kilómetros de la capital la base de Al-Udeid, cuartel general avanzado del CENTCOM, hoy objetivo de Irán.
  • El país había desempeñado un papel en la negociación del acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Teherán en Viena.
  • Doha acogió en 2022 las conversaciones indirectas entre Teherán y Washington sobre el programa nuclear iraní y transmite activamente mensajes entre las dos capitales, gracias a su buena relación con ambas partes.

Este análisis parece ser el de los mercados.

  • El precio del petróleo está en su nivel más bajo desde el inicio de la operación Am Kalavi.
  • Esta mañana, Goldman Sachs preveía un precio de entre 110 y 120 dólares por barril si el estrecho era atacado. Actualmente se cotiza en torno a los 70 dólares por barril.
  • Si el precio del Brent cae a pesar del ataque iraní contra Qatar, es porque los mercados observan la ausencia de una escalada real que pueda afectar a los flujos petroleros: el régimen iraní sigue apostando por su supervivencia y no desea una explosión.

En enero de 2020, tras los ataques iraníes contra una base estadounidense en Irak tras la eliminación del general Qassem Soleimani, el precio del crudo subió inicialmente casi un 5 % antes de volver a bajar y estabilizarse por debajo de los 70 dólares, una vez que los mercados interpretaron el ataque, que no causó víctimas, como una respuesta simbólica. 2