España ha hecho una gran apuesta por la energía verde y las renovables. Sin embargo, sufrió un aparatoso apagón que dejó a todo el país sin luz ni electricidad. La investigación sigue en marcha, pero ¿no cree que el daño reputacional a las renovables ya está hecho? 

Lo primero, estamos en pleno análisis de las causas del corte de suministro ocurrido hace dos semanas. Yo sería muy prudente a la hora de señalar a las renovables como causa principal. Lo más probable es que estemos hablando de un incidente causado por diversos elementos.

No hay ninguna prueba que nos dirija a un fallo único por parte de las renovables o que apunten a ello como un factor desestabilizador. Por el contrario, tenemos datos que nos muestran que las renovables están siendo un vector de competitividad para España, de reducción de coste energético para nuestras empresas y hogares. El propio Banco de España ha hablado de una reducción de costes de casi un 40%. La mayor penetración en los últimos seis años de energía renovable permite por lo tanto a nuestras empresas competir de manera muy favorable.

Además, estamos viendo una llegada masiva de capital e inversiones gracias a las renovables en España. Si hablamos de energía renovable, somos el segundo país más importante del mundo. 

No hay mejor manera de seguir apostando por nuestro futuro que la energía renovable. 

En su Gobierno se ha dicho que España será un «país verde —o no será—». ¿El apagón no les hace replantearse de alguna manera el mix energético? 

La realidad de la economía española ahora mismo tiene que ser la realidad también de nuestro sistema energético. 

Ya estamos en esa fase y vamos a seguir apostando por ello. 

En este momento sería muy prudente con algunas afirmaciones sobre el apagón que son más bien especulaciones. 

Carlos Cuerpo

La energía renovable para nosotros es un factor clave cuando hablamos de competitividad, reducción de costes, reindustrialización e incluso la cohesión territorial de nuestro país. Las renovables han sido una fuente de empleo y revitalización industrial en áreas que habían perdido cierta competitividad. 

¿Aunque exista un riesgo de corte en el suministro? La cuarta economía de la zona euro estuvo sin electricidad durante casi doce horas. 

Yo sería muy prudente a la hora de achacar lo ocurrido a las renovables, insisto. Esperemos a los resultados de la investigación. 

Lo que sí puedo adelantar es que el coste del apagón ronda los 250-300 millones de euros. Un elemento positivo fue la rapidez con la que recuperamos el suministro. 

No solo no hubo ningún problema relacionado con la inseguridad, sino que tampoco esperamos que vayan a quedar cicatrices a largo plazo en la economía. 

Tomaremos nota de la investigación y las lecciones que podamos extraer de ello, pero en este momento sería muy prudente con algunas afirmaciones que son más bien especulaciones. 

Estados Unidos y China han llegado a un principio de acuerdo para reducir los aranceles mutuos, representando una importante desescalada en la guerra comercial iniciada tras el Liberation Day. ¿Cómo lo interpreta teniendo en cuenta que la Unión Europea también se encuentra en negociaciones con la administración Trump?

En primer lugar, es importante que Estados Unidos y China avancen y lleguen a acuerdos. La escalada arancelaria suponía un riesgo de fragmentación del comercio internacional elevado con consecuencias importantes para la economía mundial. Por lo tanto, estos 90 días de pausa y este principio de acuerdo son positivos. 

También envía un mensaje importante: si hay voluntad de negociación, se puede llegar a un buen acuerdo. 

Desde Europa hemos mandado un mensaje de apertura a la negociación. Vamos a seguir trabajando para crear las mejores condiciones para un acuerdo. Pero no somos ingenuos. Si no lográramos un acuerdo equilibrado que también proteja nuestros intereses, tenemos las herramientas necesarias para defendernos.

Usted habla de voluntad de diálogo. Sin embargo, China adoptó una actitud muy dura frente a los Estados Unidos hasta conseguir este acuerdo, llegando incluso a decir que nunca daría un paso atrás ante los aranceles. ¿Debería la Unión adoptar una línea más fuerte? 

La aproximación de China frente al Reino Unido en las negociaciones ha sido muy distinta. Y, sin embargo, los dos han llegado a un acuerdo. 

De hecho, el acuerdo con el Reino Unido es más concreto que el alcanzado con Pekín

Lo importante es mantener una postura consistente y coherente durante la negociación y tener claro cuál es el objetivo principal. En nuestro caso, insisto, es un acuerdo justo y equilibrado. 

En Europa no somos ingenuos. Si no lográramos un acuerdo equilibrado que también proteja nuestros intereses, tenemos las herramientas necesarias para defendernos.

Carlos Cuerpo

Ha pasado un mes desde la pausa técnica de 90 días anunciada sobre los aranceles «recíprocos» de Trump. Desde entonces, apenas hemos visto avances en la negociación entre Europa y Estados Unidos. ¿Le preocupa o todavía es optimista?

No se trata de un mensaje de optimismo, se trata de un mensaje pragmático de mano tendida para seguir negociando. Todavía tenemos tiempo. Si vemos los acuerdos que han conseguido aterrizar, ya sea con China o Reino Unido, todos son recientes. Se han firmado en estos últimos días. 

No me centraría solo en los plazos. Lo que debemos hacer es seguir delimitando el perímetro en torno a los elementos de negociación y ser claros en las áreas donde queremos conseguir avances. Ese es el punto en el que estamos. 

Una vez que estos elementos quedan bien definidos, el resto suele ir más rápido. Yo no anticiparía ninguna velocidad de crucero, lo que tenemos que hacer es seguir involucrados en la negociación. 

La presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen mantuvo un muy breve encuentro con el presidente Trump durante el funeral del papa Francisco en Roma. La realidad es que la Comisión a día de hoy no tiene el acceso a la Casa Blanca que tuvo en el pasado. Si von der Leyen no consigue una reunión con Trump en vista a un acuerdo ¿habría que cambiar de interlocutora?

No existe ninguna brecha institucional para ello. 

Úrsula von der Leyen es la presidenta de la Comisión Europea. El Comisario encargado de comercio, Maros Sefcovic, ha tenido más de seis reuniones con sus homólogos, casi unas 100 horas de conversaciones. 

La negociación se está llevando a cabo con suma unidad —y debe seguir así—. 

El Presidente Trump ha dicho esta semana que la Unión Europea es incluso más desagradable en materia de comercio que China. ¿Cómo separar la retórica trumpiana de las negociaciones? 

En el marco de las negociaciones también juegan los elementos de comunicación, está claro. Pero para poder avanzar de manera decidida hay que dejar al margen esas declaraciones. 

Desde Europa estamos teniendo una actitud muy prudente pese a que, evidentemente, no estamos de acuerdo con esas declaraciones.

Usted ha sido uno de los pocos ministros europeos que ha podido reunirse de forma bilateral con Scott Bessent, el secretario del Tesoro americano. ¿Qué cree que busca la agenda MAGA desde un punto de vista económico tras sus conversaciones en Washington? 

Ellos tienen una visión muy clara en cuanto a la necesidad de reducir el déficit comercial de Estados Unidos. Va más allá de una narrativa política: es una convicción profunda

Su conclusión es que el déficit comercial que Estados Unidos arrastra es muy negativo para su economía y la mejor herramienta para reconducir los flujos comerciales son los aranceles. Esto lo manifiestan de forma muy clara.

En mi conversación con el señor Bessent, yo le hice partícipe de mi posición, que no coincide con la suya, ni en las razones detrás del déficit comercial ni en los aranceles como instrumento para solucionarlo. En el caso de España, nosotros tenemos un déficit comercial con Estados Unidos.

Es curiosa la relación entre España y la Unión Europea en su totalidad porque es asimétrica. 

¿Es decir?

Europa tiene un superávit comercial pero un déficit en servicios con Estados Unidos. 

España está en la situación contraria. 

Nosotros siempre hemos pensado que es una buena noticia que China y Estados Unidos mantengan un diálogo abierto.

Carlos Cuerpo

Lo importante para nosotros es entender cuál es su punto de partida  —y mi reunión con Scott Bessent fue muy útil en ese sentido— y qué entienden por solución. Así podemos buscar una vía para reequilibrar la relación comercial pero hacerlo sin que esto dañe nuestras economías.

Además, volviendo al tema de las asimetrías en Europa, un elemento importante es el aumento de la demanda interna, sobre todo en países normalmente superavitarios por cuenta corriente como puede ser Alemania. Hay que buscar un reequilibrio, interno y externo, pero sin que ello dañe nuestras economías.

Bessent advirtió contra cualquier aproximación con el gobierno de China, argumentando que sería como ponerse la soga al cuello. ¿Por qué España visita China tres veces en dos años? 

Esta es una muy buena semana para plantear esta pregunta. 

Nosotros siempre hemos pensado que es una buena noticia que China y Estados Unidos mantengan un diálogo abierto. Lo dijo el propio presidente del gobierno, Pedro Sánchez, durante el último viaje. Y eso es lo que ha sucedido. Es una buena señal de normalización de relaciones con un actor económico tan importante como China. 

La Unión Europea y España actuamos en el marco de la seguridad económica, o de-risking en general, con China en los últimos años. Sabemos que es un rival y un competidor en muchas áreas, pero también puede ser un partner

Como socio, debemos seguir trabajando para conseguir una mayor apertura de mercado y en la medida de lo posible más inversiones que generen valor añadido porque existe una brecha tecnológica que es problemática. 

¿Por qué cree que las visitas a China por parte de España provocan tanto debate? ¿Sus socios de alguna manera no se fían de ustedes?

Insisto, todo entra dentro de un marco institucional perfectamente normal. La propia Comisión viajará a China en los próximos meses. 

Siempre hemos sido transparentes y abiertos en todas las visitas que hemos podido organizar y la Comisión estaba informada de ello. Existe un contacto continuo con las instituciones con respecto a China. 

Todo entra dentro de la normalidad. 

Algunos de sus colegas, sin embargo, quedaron sorprendidos por lo que entendieron fue un giro drástico en la posición española sobre los coches eléctricos tras —precisamente— un viaje a China. 

España ha sido transparente en todas las visitas y en todos los acuerdos a los que hemos llegado, donde han habido siempre conversaciones con la Comisión antes. 

En el caso de los vehículos eléctricos, íbamos de la mano, entre otros, de Alemania, que tenía una visión muy parecida a la nuestra. 

Alemania cuenta con un nuevo gobierno, usted ya ha tenido la oportunidad de reunirse con su homólogo alemán. De momento, Berlín plantea un programa histórico de un billón de euros en gasto en defensa e infraestructuras y pide más flexibilidad fiscal. ¿Se ha roto un dogma?

Es el momento de romper líneas rojas, viejos dogmas, porque estamos ante una situación inédita. Si quedaba alguna duda, ya no la hay. Y Alemania es prueba de ello. 

Europa debe actuar de manera conjunta y para ello Berlín es imprescindible. Que tengamos un nuevo gobierno alemán es importantísimo para Europa. En la última reunión del eurogrupo, me pude reunir con el nuevo ministro de finanzas alemán. Nos ha dado una primera impresión estupenda. Tienen un plan y las ideas claras. Están poniendo encima de la mesa un gran plan de inversiones, es un gran proyecto. 

Para Europa supone un impulso en la demanda interna de la principal economía de la eurozona y una mayor emisión de deuda en euros, ampliando su inversión no solo en seguridad y defensa, sino también en infraestructuras. 

Es un impulso que será muy bienvenido y envía una señal de urgencia para que sigamos tomando medidas a nivel del eurogrupo. 

Berlín es imprescindible. Que tengamos un nuevo gobierno alemán es importantísimo para Europa.

Carlos Cuerpo

¿Quedan aún frugales en Europa?

El eje norte y sur, frugales y periféricos, ya no existe como lo conocíamos antes de la pandemia. 

Nosotros hemos trabajado mucho en este asunto. Tenemos una visión de una Europa fuera de la dimensión tradicional de país frugal o país periférico. Un ejemplo relevante fue el non-paper que publicamos junto a los Países Bajos sobre las reglas fiscales. 

Existe también otro eje claro relacionado con la defensa. Los retos a los que nos enfrentamos poco tienen que ver con los de la crisis financiera y esto, efectivamente, lleva a una recomposición de equilibrios que ya no son simétricos, ni tan sencillos, sino que conllevan a distintas configuraciones. 

Usted ha hablado de defensa. España, de momento, al igual que Italia y Francia, ha decidido no activar la cláusula de escape de las reglas fiscales para hacer frente al gasto en defensa. Si el reto es tan serio, ¿por qué no hacerlo? 

Nosotros, por ahora, hemos decido esperar. 

No entendíamos el 30 de abril como una fecha de corte para decidir si activarla o no. Vamos a esperar a los próximos meses. Hay que ver no solo los objetivos en el marco de la OTAN sino la evolución económica en los meses siguientes. Estamos en un entorno de enorme incertidumbre en plena negociación de acuerdos arancelarios.

Con respecto a defensa, para nosotros es importante avanzar en la línea del Libro Blanco donde se definen las capacidades a nivel europeo —y cómo financiar esas capacidades europeas—. 

¿El instrumento SAFE destruye la posibilidad de un instrumento mayor de deuda común?

El SAFE ya es deuda común: la Comisión pone sobre la mesa 150.000 millones de euros.

Pero son préstamos… 

Nosotros creemos que es perfectamente compatible con la existencia de deuda común para transferencias, igual que hicimos durante el Covid. 

El mecanismo que empleamos en su día abría dos cajones; uno para transferencias y otro para préstamos. España, por ejemplo, decidió emplear ambos. Nosotros pensamos que la respuesta a la pandemia ofrece una aproximación para defensa. Con dos matices; si bien durante el Covid los países más afectados recibieron un mayor porcentaje de transferencias, es decir España e Italia, en este caso irían hacia los países del Este porque entendemos que su necesidad de gasto en defensa será mayor. Las transferencias deben ir en mayor proporción hacia ellos.

Ese elemento de solidaridad, que se incluye en los préstamos pero también podría ser objeto de transferencias, reconoce que el impacto es asimétrico y que invertir en defensa se trata de un bien público —con externalidades positivas—. 

España crece por encima de sus países vecinos y ha sabido canalizar positivamente los fondos de recuperación de Bruselas. ¿Cómo van a conseguir que este desempeño se vea reflejado en un mayor peso de España en la toma de decisiones a nivel europeo, con la presidencia del Eurogrupo por ejemplo?  

En primer lugar, los datos de España destacan aún más cuando vemos la desaceleración de los países de nuestro entorno. España está liderando el crecimiento entre los países de la OCDE —no solo la eurozona— y además de manera continua. El Fondo Monetario Internacional también lo suscribió durante la reunión de primavera en Washington recientemente. Esta es una gran señal de confianza frente a los inversores extranjeros.  

Existen varios factores.

Primero está el factor de competitividad que nos da las renovables. 

El desempeño de la economía española va más allá de los fondos europeos y el turismo. Realmente estamos sentando las bases de un nuevo modelo económico y estamos ante un círculo virtuoso. 

Carlos Cuerpo

Otro factor es la competitividad de nuestro sector exterior, donde nuestras exportaciones se están manteniendo no solo en mercancía sino servicios y turismo. Me gustaría precisar que los servicios no turísticos —que son servicios a empresas principalmente y de mayor valor añadido— superan al turismo, a pesar de que estamos en un año récord de turistas. 

Contamos también con la evolución positiva del mercado de trabajo y la aportación también positiva de la inmigración. Estos son elementos diferenciales de España frente a nuestros vecinos. 

Está claro que los fondos NextGenerationEU nos han permitido mantener una estabilidad presupuestaria, con reducción de deuda y evolución positiva en la inflación. Pero el desempeño de la economía española va más allá de los fondos europeos y el turismo. Realmente estamos sentando las bases de un nuevo modelo económico y estamos ante un círculo virtuoso. 

¿Tiene la impresión de que estos resultados se traducen en términos de influencia y poder de España en el plano continental?

Contamos con una presencia española en las instituciones de primer nivel. Teresa Ribera, Nadia Calviño, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos. 

Existe algo menos tangible pero igual de importante que es la influencia en el debate. Y eso parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ha demostrado que puede ser determinante a la hora de poner en mesa y también redirigir debates importantes como puede ser defensa y seguridad —donde ampliamos el marco— también el Mercosur, donde España jugó un papel clave en su forma, y la visión de Europa frente a China. 

Más que cargos buscamos aportar soluciones e ideas. Lo estamos haciendo.