El Libro Blanco que presentará hoy, miércoles 19 de marzo, el comisario de Defensa, Andrius Kubilius, debería poner de manifiesto, por un lado, un compromiso a largo plazo con Ucrania y, por otro, propuestas destinadas a subsanar las deficiencias críticas en materia de capacidades de defensa.
- En cuanto a Ucrania, las propuestas de la Comisión se articulan en torno a tres objetivos complementarios, que ilustran la voluntad de integrar de forma duradera al país en la arquitectura de seguridad europea: reforzar la asistencia militar y logística, en particular mediante el suministro de munición de artillería de gran calibre, con el objetivo de 1,5 millones de proyectiles de artillería en 2025, misiles para sistemas de defensa aérea y drones; asociar a Ucrania a las iniciativas de la Unión; integrar la industria de defensa ucraniana en el ecosistema de defensa europeo.
- Ayer, martes 18 de marzo, durante una llamada con Trump, Putin exigió «el cese total de la ayuda militar a Kiev» como condición para el fin de los combates, una petición ante la que Estados Unidos aún no ha reaccionado.
Para avanzar hacia una verdadera unión de la defensa, el Libro Blanco destaca:
- A corto plazo, la reconstitución de las existencias de material y equipos militares de los Estados miembros, que actualmente están muy mermadas.
- A mediano y largo plazo, la estrategia anima a los Estados miembros a desarrollar grandes proyectos emblemáticos a escala europea. Esto implica identificar las prioridades de inversión más urgentes en materia de capacidades y asumir compromisos a largo plazo para responder a ellas.
- El Libro Blanco identifica las lagunas estratégicas que deben colmarse centrándose en siete ámbitos: defensa aérea y antimisiles, sistemas de artillería, municiones y misiles, drones y sistemas de lucha contra drones, movilidad militar, IA, tecnologías cuánticas, ciberseguridad, guerra electrónica y capacidades estratégicas, de combate y de protección de infraestructuras críticas (incluidos el transporte aéreo estratégico, los aviones de reabastecimiento en vuelo, etc.). Estas prioridades ya figuraban en las conclusiones del Consejo Europeo del 6 de marzo.
- Las modalidades de implementación colaborativa se dejarán a discreción de los Estados miembros, pero los proyectos emblemáticos podrán beneficiarse de financiación europea (Fondo Europeo de Defensa para investigación y desarrollo, EDIP, actualmente en diálogo tripartita, para compras).
- La Comisión Europea también podría desempeñar el papel de comprador centralizado en nombre de los Estados miembros, como fue el caso con las vacunas durante la pandemia de Covid-19.
- El principio de preferencia europea —solicitado desde hace mucho tiempo por París y que el próximo canciller alemán, Merz, también ha mencionado— está explícitamente incluido en la estrategia. Para garantizarlo, la Comisión propone la creación de reservas estratégicas para uso industrial, así como la puesta en marcha de un mecanismo europeo de venta de material militar.
- A falta de una solución europea, los Estados miembros deberán dar prioridad a las empresas de terceros países que compartan «los mismos valores» (like-minded countries).
De este modo, la Comisión aborda dos temas fundamentales: la prioridad otorgada a la industria europea y la consolidación del sector de la defensa. Estos ámbitos son ahora competencia exclusiva de los Estados miembros, una situación que beneficia en gran medida a las empresas estadounidenses y acentúa la fragmentación de las cadenas de valor, aún poco integradas a escala europea.
- La Comisión considera que un organismo único y centralizado permitiría reducir costos, mejorar la eficacia en la adjudicación de contratos y sería más ventajoso económicamente al combinar la demanda global de los Estados miembros.
- En su informe sobre competitividad publicado el pasado mes de septiembre, Mario Draghi había subrayado que el mercado europeo representaba menos de una quinta parte de los gastos dedicados a la compra de equipos de defensa, una estrategia que, según él, no favorece la creación de un entorno competitivo para las empresas europeas.
- Durante el período 2020-2024, casi dos tercios (64 %) de las importaciones de armas de los Estados miembros europeos de la OTAN procedían de Estados Unidos, según un informe del SIPRI (cabe señalar que estas cifras se refieren únicamente a las importaciones y, por tanto, no reflejan la parte de armamento producido localmente, que puede ser importante para algunos Estados miembros).
- En un discurso pronunciado el 11 de marzo ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, había expresado su preferencia por los productores europeos «para ayudar a estimular nuestra industria de defensa».
Entre las propuestas también figura el fortalecimiento del mercado único de defensa, retomando las recomendaciones del informe Letta. Por otra parte, la Comisión debería presentar de aquí a junio una ley ómnibus destinada a simplificar los procedimientos en el sector de la defensa.
En cuanto a la financiación, el Libro Blanco no va más allá de las propuestas ya anunciadas por la Comisión.
- El Libro Blanco retoma en esencia el plan RearmEU, que prevé un nuevo instrumento de financiación de 150.000 millones de euros en forma de préstamos garantizados por el presupuesto europeo.
- En él se pide al Banco Europeo de Inversiones que desempeñe un papel más importante e invita a los Estados miembros a solicitar, antes de abril, la activación de la cláusula de salvaguardia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Esto permitiría excluir los gastos de defensa del cálculo del déficit y la deuda.
- No es seguro que todos los Estados puedan beneficiarse de este margen de maniobra, ya que las capacidades fiscales varían de un país a otro. Varios Estados, entre ellos España, lo han subrayado en la cumbre extraordinaria del 6 de marzo en Bruselas.
El comisario de Defensa, Kubilius, ha repetido en varias ocasiones que está convencido de que el objetivo de gasto de la OTAN se incrementará de los actuales 2 % a más del 3 % del PIB en la cumbre de la Alianza prevista para este verano en La Haya.
- Donald Trump ya declaró que quiere pedir a los aliados que dediquen el 5 % de su PIB a su defensa.
- Para alcanzar el 5 %, los miembros de la Unión Europea que también son miembros de la OTAN (todos excepto Austria, Malta, Chipre e Irlanda) deberían realizar un esfuerzo adicional de 544.000 millones de euros.