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Este año 2025 será un año crucial para el multilateralismo. Los desafíos a los que nos enfrentamos —crecientes desigualdades, cambio climático y déficit de financiación para el desarrollo sostenible— son urgentes e interdependientes.

Para hacerles frente, se necesita una acción audaz y coordinada —no un repliegue hacia el aislamiento, acciones unilaterales o disrupciones—.

Este año, tres grandes encuentros mundiales ofrecen una oportunidad única para trazar el camino hacia un mundo más justo, inclusivo y sostenible: la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FpD4) en Sevilla, en España, la 30.ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), más conocida como COP30, en Belém, en Brasil, y la Cumbre del G20 en Johannesburgo, en Sudáfrica. 

Estas cumbres no deben ser reuniones como las demás: deben permitir avances reales.

Aprovechar el momento multilateral

Mientras que la necesidad de diálogo y cooperación mundial nunca ha sido tan grande, la confianza en las instituciones multilaterales se ve socavada. Debemos reafirmar que el multilateralismo, cuando es ambicioso y orientado hacia la acción, sigue siendo el medio más eficaz para hacer frente a los desafíos y promover los intereses comunes. Debemos basarnos en los éxitos del multilateralismo, en particular la Agenda 2030 y el Acuerdo de París. La Cumbre del G20, la COP30 y la FfD4 deben servir de hitos en un compromiso renovado con la inclusión, el desarrollo sostenible y la prosperidad compartida.

Tres grandes reuniones mundiales ofrecen una oportunidad única para trazar el camino hacia un mundo más justo, inclusivo y sostenible.

Pedro Sánchez, Luiz Inácio Lula da Silva, Cyril Ramaphosa

Esto requerirá un fuerte compromiso político, la plena participación de todas las partes implicadas, una mentalidad creativa y la capacidad de comprender las limitaciones y prioridades de todas las economías.

Luchar contra la desigualdad a través de una arquitectura financiera renovada

La desigualdad de ingresos se está agudizando, tanto entre las naciones como dentro de sus fronteras.

Muchos países en desarrollo se enfrentan a cargas de endeudamiento insostenibles, un estrecho margen de maniobra presupuestario y obstáculos para el acceso equitativo al capital. Los servicios básicos, como la salud o la educación, deben hacer frente a tipos de interés cada vez más altos.

Esto no es sólo un fracaso moral: es un riesgo económico para todos. 

La arquitectura financiera mundial debe replantearse para dar a los países del Sur Global una voz más fuerte y una mejor representación —así como un acceso más equitativo y predecible a los recursos—.

Debemos impulsar las iniciativas de alivio de la deuda, promover mecanismos de financiación innovadores y trabajar para identificar y resolver las causas de los elevados costes de capital a los que se enfrentan la mayoría de los países en desarrollo.

Bajo la presidencia sudafricana, el G20 ha dado prioridad a estos tres ámbitos. 

Paralelamente, la FdD4 de Sevilla será un momento decisivo para obtener compromisos a favor de una cooperación financiera internacional más fuerte para el desarrollo sostenible, en particular mediante una mejor tributación de la riqueza mundial y de las externalidades negativas, una mayor movilización de los recursos nacionales y una reorientación más eficaz y pertinente de los derechos especiales de giro.

La arquitectura financiera mundial debe ser repensada para dar a los países del Sur Global una voz más fuerte y una mejor representación.

Pedro Sánchez, Luiz Inácio Lula da Silva, Cyril Ramaphosa

Financiar transiciones justas hacia un desarrollo verde y resiliente al cambio climático

Para muchos países en desarrollo, las transiciones climáticas justas siguen estando fuera de su alcance. Dos razones principales las bloquean: la falta de financiación y las limitaciones internas. Esto debe cambiar. 

En la COP30 en Belém, que se celebrará en el corazón de la Amazonía, debemos asegurarnos de que nuestros compromisos de financiación de la lucha contra el cambio climático se traduzcan en acciones concretas.

El éxito de la COP30 dependerá de nuestra capacidad para cerrar la brecha entre las promesas y los resultados. 

En el marco de la CMNUCC, los pilares fundamentales de la COP30 serán de dos tipos: la presentación de nuevas y ambiciosas contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) por todas las partes y la Hoja de Ruta de Bakú a Belém, cuyo objetivo es aumentar la financiación de los países en desarrollo para la acción climática procedente de todas las fuentes públicas y privadas a al menos 1,3 billones de dólares anuales de aquí a 2025.

Olga de Amaral, Bruma D (verde-magenta) © Diego Amaral

De hecho, es urgente aumentar considerablemente la financiación de la adaptación al cambio climático, movilizar las inversiones del sector privado y garantizar que los bancos multilaterales de desarrollo desempeñen un papel más importante en la financiación de la lucha contra el cambio climático. La conferencia de Sevilla completará estos esfuerzos garantizando que la financiación de la lucha contra el cambio climático no se haga en detrimento del desarrollo.

El éxito de la COP30 dependerá de nuestra capacidad para cerrar la brecha entre las promesas y los resultados.

Pedro Sánchez, Luiz Inácio Lula da Silva, Cyril Ramaphosa

Una respuesta global e inclusiva a las amenazas mundiales

En un mundo cada vez más fragmentado, debemos redoblar nuestros esfuerzos para encontrar un terreno común. 

Johannesburgo, Belém y Sevilla deben convertirse en modelos de cooperación multilateral, demostrando que las naciones pueden unirse en torno a intereses comunes.

En Sevilla, nos esforzaremos por movilizar capital público y privado para el desarrollo sostenible, reconociendo que la estabilidad financiera y la acción climática son inseparables. 

En Johannesburgo, el G20 reafirmará la importancia de un crecimiento económico inclusivo.

En Belém, nos movilizaremos para proteger nuestro planeta.

Hacemos un llamamiento a todas las naciones, instituciones internacionales, al sector privado y a la sociedad civil para que estén a la altura de las circunstancias.

El multilateralismo puede y debe dar resultados. Hay demasiado en juego como para fracasar.