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Para China, 2024 fue un año difícil, marcado por la crisis de confianza de los inversores, el aumento de la deuda, el estancamiento económico y el creciente descontento social. 1 A pesar del férreo control de Xi Jinping, se han intensificado las tensiones internas, la inercia burocrática y las rivalidades entre facciones, mientras que en el plano internacional se ha acelerado el desacoplamiento económico de Occidente.
Ante un entorno global desfavorable, Pekín ha tratado de reforzar sus lazos con el Sur Global, pero los desafíos económicos globales, como la inflación y la ralentización del crecimiento, han lastrado sus exportaciones.
La reelección de Donald Trump, que promete aranceles punitivos y un enfoque transaccional con Taiwán, está ejerciendo aún más presión sobre China.
En 2025, Pekín tendrá, por tanto, que navegar entre complejos desafíos internos y una mayor competencia estratégica con Estados Unidos. Aunque están surgiendo iniciativas prometedoras, como reformas fiscales y esfuerzos para promover los avances tecnológicos, su impacto sigue siendo incierto. Este año podría definir la trayectoria del país a largo plazo.
1 — El poder político de Xi, cuestionado por su capacidad para lograr resultados: una tensión creciente
Lo que es bueno para Xi Jinping no siempre es bueno para China.
Desde que consolidó su poder en el XX Congreso del Partido, en octubre de 2022, el país atraviesa una difícil recuperación pospandémica, marcada por el pesimismo económico, la atonía del consumo y una persistente crisis inmobiliaria. El próximo año podría exacerbar la brecha que ha empezado a abrirse entre el poder personal de Xi y su capacidad para ofrecer resultados concretos de gobernanza, lo que podría provocar una mayor volatilidad de las políticas públicas e incertidumbre económica. Sin embargo, la toma de decisiones de Xi sigue siendo un factor clave, ya que en el pasado ha mostrado a veces flexibilidad ideológica cuando se trata de servir a sus intereses políticos.
- Xi Jinping cree que sus políticas son adecuadas para la China actual: quiere cambiar el paradigma de la economía política del crecimiento rápido al crecimiento «de calidad». Para lograrlo, pretende dar prioridad a un desarrollo más igualitario, ecológico, innovador y abierto. Esta visión incluye un papel reforzado del Estado a la hora de dirigir el capital y las empresas hacia objetivos estratégicos.
- Pero esta centralización no hace sino exacerbar ciertas dificultades, como demuestran las investigaciones disciplinarias contra 87 altos ejecutivos en 2023, una cifra récord desde el primer mandato de Xi. Paradójicamente, estas medidas suelen reforzar el miedo y la parálisis, al tiempo que agravan los problemas fundamentales del país.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- Aunque Xi seguirá dominando el juego político y las élites chinas, la aplicación de su agenda podría encontrar cada vez más obstáculos debido a las tensiones presupuestarias que sufren los gobiernos locales y a la desconfianza de los empresarios.
- Podría optar por endurecer su control o adoptar enfoques más innovadores para contrarrestar los crecientes desafíos. La elaboración del XV Plan Quinquenal será un indicador clave de esta evolución.
2 — La intensificación de los retos de gobernanza interna dentro del Partido y la aparición de una nueva clase de altos mandos
El equilibrio entre el control político y los incentivos ofrecidos a las élites para desarrollar la economía y gobernar con eficacia será uno de los principales retos para China en 2025. Las campañas anticorrupción continuarán, pero es probable que sean más selectivas debido a la competencia entre facciones y al ascenso de una nueva generación de altos mandos.
- La concentración de poder bajo Xi reforzó la disciplina en el seno del Partido, pero también redujo la autonomía de los altos mandos, lo que frenó de facto su capacidad para cumplir con sus responsabilidades.
- Con los cambios de personal previstos a varios niveles, alrededor del 20% de los actuales dirigentes provinciales serán sustituidos a finales de 2025. Los nuevos mandos, tecnócratas a menudo licenciados en ciencias duras, tendrán que desenvolverse en un entorno político marcado por una nueva forma de incertidumbre.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- El ascenso de jóvenes directivos, nacidos en los años setenta y ochenta, se acelerará para garantizar la renovación estratégica.
- Las rivalidades entre distintas corrientes y facciones se intensificarán, sobre todo con vistas a la sucesión post-Xi, alimentando la inestabilidad política.
3 — Grandes reformas fiscales en ciernes
El Tercer Pleno de julio de 2024 prometió ambiciosas reformas fiscales, que se han hecho urgentes debido a las crecientes restricciones presupuestarias de los gobiernos locales y a la ineficacia del sistema tributario.
Estas reformas pretenden reforzar la base impositiva, estabilizar la economía y reducir la desigualdad, pero aún tienen que demostrar su capacidad para transformar las finanzas públicas.
- El sistema fiscal chino, diseñado para centralizar los ingresos en los años noventa, se ha vuelto inadecuado: la deuda pública total superaba el 100% del PIB en 2024.
- Se está elaborando una reforma gradual, que incorpora bonos especiales de 12 billones de yuanes en cinco años, para reestructurar las deudas de los gobiernos locales y evitar impagos.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- Se espera una política fiscal más expansiva, sobre todo en respuesta a los retos económicos planteados por la administración de Trump.
- Las reformas estructurales del sistema de transferencias y un aumento del gasto social local también podrían contribuir a aliviar las tensiones.
4 — China seguirá desarrollando sus «nuevas fuerzas productivas de calidad»
La China de Xi ha introducido el concepto de «nuevas fuerzas productivas de calidad» para promover la innovación local, un objetivo prioritario ante los retos económicos y la competencia tecnológica de Estados Unidos. Este concepto, en constante evolución, se convertirá en un pilar central de la estrategia económica china de aquí a 2025.
- Mencionado por primera vez por Xi Jinping en 2023, pretende superar el modelo de crecimiento impulsado por la inversión en favor de la innovación impulsada por la productividad. Se basa en tres pilares: avances tecnológicos, asignación innovadora de los factores de producción y transformación de las industrias tradicionales.
- China busca desarrollar industrias emergentes como la computación cuántica y la inteligencia artificial, al tiempo que integra las tecnologías digitales en los sectores industriales.
Sin embargo, el alcance de las nuevas fuerzas sigue siendo objeto de debate. Un enfoque demasiado estrecho podría reducir el concepto a política industrial, lo que llevaría a un exceso de inversión, mientras que una interpretación demasiado amplia podría preservar sectores que han quedado obsoletos. La búsqueda del crecimiento a través de la innovación exigirá a la gobernanza china mejoras institucionales, una mejor asignación del capital y la lucha contra el proteccionismo local.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- Nuevas fuerzas productivas de alta calidad constituirán la base del XV Plan Quinquenal (2026-2030).
- Este año se pondrán en marcha políticas experimentales, como los fondos de orientación gubernamental y el aumento de la inversión en investigación básica.
- La economía de los datos desempeñará un papel clave, con esfuerzos para mejorar los flujos de datos transfronterizos y estimular la innovación.
- Pero los aranceles sobre los productos chinos y la debilidad de la demanda interna podrían agravar los problemas de exceso de capacidad y desencadenar más conflictos comerciales.
5 — Se intensificarán las tensiones en torno a la política industrial y comercial
China está girando hacia un crecimiento basado en la autonomía tecnológica. Se está centrando en los semiconductores, los vehículos eléctricos y la biotecnología. Estas prioridades están agudizando las tensiones comerciales, sobre todo con Estados Unidos, y subrayando el persistente reto del exceso de capacidad industrial.
- La política industrial china se ha orientado hacia un mayor control de las tecnologías críticas y la modernización de los sectores tradicionales mediante avances tecnológicos.
- Aunque domina los sectores de las baterías eléctricas, con dos tercios de la producción mundial, y la energía nuclear, sigue siendo vulnerable en el sector de los semiconductores, donde depende de cadenas de suministro extranjeras.
Desde 2024, Pekín impone normas de producción más estrictas e intensifica la inversión en innovación. Sin embargo, persisten las tensiones comerciales, exacerbadas por las políticas intervencionistas de Estados Unidos bajo la administración de Biden, como la Ley CHIPS, destinada a consolidar su industria de semiconductores.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- Las empresas estatales desempeñarán un papel cada vez más importante en la coordinación de los esfuerzos industriales y la estabilización de la economía frente a los riesgos geopolíticos.
- China invertirá masivamente en investigación y desarrollo para reducir su dependencia de proveedores extranjeros de semiconductores.
- Las relaciones comerciales de Pekín con la Unión estarán marcadas por incentivos y medidas de presión, mientras que es probable que los excedentes de producción dirigidos a los mercados emergentes tropiecen con una resistencia cada vez mayor.
6 — El impacto de dos años de política de «cero Covid» en la sociedad persistirá
Dos años después del fin de las estrictas políticas de Covid-19, el pesimismo prevalece en China.
Una creciente sensación de injusticia, combinada con la inseguridad económica, está mermando la confianza pública y complicando los esfuerzos de Pekín por alcanzar sus objetivos de desarrollo.
- La pandemia ha tenido un profundo efecto en la sociedad china.
- Aunque las políticas de «cero Covid» fueron bien recibidas en un principio, su brutalidad y repentino abandono en diciembre de 2022 alimentaron un sentimiento de arbitrariedad y desconfianza.
- La inseguridad económica, agravada por la caída de los precios inmobiliarios y las escasas perspectivas de empleo, ha animado a los consumidores a ahorrar más, creando un ciclo perjudicial para el crecimiento chino.
Los sondeos de opinión muestran una creciente percepción de la desigualdad estructural, y muchos ciudadanos creen que el sistema económico es injusto e ineficaz.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- La confianza de consumidores y empresas seguirá siendo baja a pesar de los esfuerzos por estimular el consumo.
- La creciente desilusión con el gobierno llevará a más personas a emigrar o a trasladar su capital al extranjero.
- Un marcador que no debe subestimarse en este contexto: las prácticas religiosas y espirituales seguirán creciendo en popularidad. Esta tendencia podría servir de refugio frente a los retos económicos y sociales.
7 — La desaceleración económica y los retos pospandémicos seguirán empujando a cada vez más chinos hacia la religión
Ante la incertidumbre económica y los retos sociales, cada vez más chinos, sobre todo jóvenes y élites urbanas, recurren a la religión y la espiritualidad como fuente de sentido y apoyo moral.
- Las prácticas religiosas, en particular el protestantismo y el budismo tibetano, han crecido rápidamente en las últimas décadas.
- Muchos jóvenes, frustrados por el mercado laboral y el estancamiento económico, recurren cada vez más a la espiritualidad y la religión.
- Al mismo tiempo, y paradójicamente, las políticas restrictivas del Partido Comunista Chino hacia las prácticas religiosas han reforzado a menudo su popularidad.
El régimen ve en la religión una amenaza potencial para su autoridad ideológica. A pesar de los esfuerzos de sinizar y controlar burocráticamente las instituciones religiosas, la mayoría de los protestantes (64%) acuden a iglesias no oficiales.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- La expresión religiosa seguirá desarrollándose a pesar de la estricta regulación.
- La creciente disociación entre los ideales del Partido y las prácticas espirituales podría alimentar el descontento entre la clase media urbana.
- Inspirados por enseñanzas religiosas centradas en el bienestar espiritual, un número creciente de jóvenes chinos optará por «no hacer nada» (lie flat), apartándose de las expectativas convencionales de matrimonio o carrera profesional.
8 — Pekín tendrá dificultades para gestionar sus relaciones con la nueva administración estadounidense
Las relaciones entre Estados Unidos y China están a punto de experimentar un aumento de las tensiones bajo la nueva administración de Trump, que toma posesión el 20 de enero. La reactivación de políticas comerciales agresivas —mayores aranceles, controles más estrictos de las exportaciones y restricciones a las inversiones chinas en tecnología— podría provocar un enfrentamiento mayor.
La durabilidad de estas relaciones dependerá de la percepción que China tenga de las intenciones estadounidenses: un terreno abonado para la negociación o un deseo de desacoplamiento unilateral.
Ante las amenazas electorales de Trump de elevar los aranceles al 60% y revocar el estatus de China como socio comercial permanente, Pekín ha adoptado un doble enfoque.
- Por un lado, se ha posicionado como adalid del libre comercio, especialmente con los países del Sur.
- Por otro, ha reforzado su estrategia de «contracontención» con medidas como devaluaciones monetarias y controles a la exportación.
Tras la victoria de Trump, Xi Jinping envió un mensaje de felicitación subrayando que «Estados Unidos y China tienen todo que ganar con la cooperación y todo que perder con la confrontación». No obstante, los dirigentes chinos creen que la verdadera intención de Estados Unidos es frenar el ascenso de China, una convicción reforzada por las acciones estadounidenses en los ámbitos militar, económico y tecnológico.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- Si no se han establecido canales formales de comunicación antes de la imposición de los aranceles estadounidenses anunciados, las negociaciones podrían retrasarse varios meses o más.
- China seguirá centrándose en sus retos internos, dando prioridad a la estabilidad, mientras que Washington podría sufrir a corto plazo el impacto inflacionista de su política comercial.
- A pesar de las crecientes tensiones, China perseguirá los objetivos fijados en el Tercer Pleno de julio de 2024, manteniendo al mismo tiempo una estructura económica basada en la oferta.
9 — La brecha diplomática entre Estados Unidos y China se ampliará
Las relaciones diplomáticas entre ambos países se encuentran en su nivel más bajo desde 1979: las tensiones en torno al comercio, la tecnología, la pandemia del Covid-19, el Mar de China Meridional y Taiwán han alimentado profundos desacuerdos, reforzando la idea de que cada país busca dominar al otro en una confrontación sistémica.
- A pesar de los intentos de estabilización, como la reunión entre Xi Jinping y Joe Biden en noviembre de 2023 en Woodside, las fuerzas estructurales siguen minando las relaciones bilaterales.
- Los controles estadounidenses sobre las exportaciones chinas de tecnología ilustran la creciente imbricación entre comercio y seguridad nacional: en respuesta, China ha endurecido sus leyes contra el espionaje y los controles de la inversión extranjera.
A regañadientes, al menos en sus declaraciones, China llegó a aceptar que la «competencia estratégica» definiría las relaciones bilaterales. En una reunión celebrada en agosto de 2024 con Jake Sullivan, Wang Yi abogó por una «cooperación en la que todos salgan ganando» y por unas relaciones «en pie de igualdad». La postura estadounidense, que ve a China como «el desafío más importante de la historia de Estados Unidos», alimenta la percepción de Pekín de que Washington intenta frenar su desarrollo.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- China buscará oportunidades de cooperación ad hoc con Estados Unidos, pero adoptará un tono más firme en las cuestiones relativas a Taiwán y el Mar de China Meridional.
- Las disputas comerciales y de seguridad continuarán, exacerbando las tensiones.
- China intensificará sus esfuerzos para superar a Washington en la escena internacional, al tiempo que se adapta a la dinámica del conflicto.
10 — El riesgo de guerra seguirá siendo alto en el estrecho de Taiwán
La tensión entre Pekín y Taiwán persistirá en 2025. Ante el creciente apoyo de Estados Unidos a Taipei, los esfuerzos de China por aislar diplomática y militarmente a Taiwán alimentarán el riesgo de confrontación.
- Pekín considera Taiwán una línea roja.
- Mientras Estados Unidos aumenta su apoyo militar a Taiwán, China intensifica su presión diplomática y sus acciones militares en torno a la isla.
- La administración de Trump podría adoptar un enfoque más transaccional sobre Taiwán, provocando una respuesta potencialmente aún más agresiva por parte de Pekín.
A pesar de su retórica más dura, China ha recurrido hasta ahora a acciones selectivas, pero ha intensificado sus maniobras militares. Pekín ha evitado por el momento una escalada mayor, prefiriendo culpar a Washington de querer impedir la reunificación.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- Es probable que aumente la militarización en torno al estrecho de Taiwán, mientras Pekín seguirá explotando las divisiones internas de la isla.
- Continuarán los esfuerzos diplomáticos para aislar a Taiwán, así como las maniobras militares como elemento disuasorio.
- A menos que se produzca una ruptura estratégica, China tratará de reforzar su posición en el Estrecho y en la isla, sin provocar una guerra abierta y culpando a Estados Unidos de la escalada de tensiones.
11 — Se reforzará la necesidad de una fuerte acción climática
El crecimiento de las energías limpias está estabilizando las emisiones chinas, pero las tensiones geopolíticas y la desaceleración económica complican los avances en materia de cambio climático. La elección de Trump, un escéptico climático, podría obligar a Pekín a desempeñar un papel más activo o a revisar sus compromisos climáticos.
- A pesar de los avances en la producción de energía verde, como la reducción de la dependencia del carbón, China sigue enfrentándose a retos estructurales.
- La administración de Trump, que probablemente ralentizará los esfuerzos mundiales para combatir el cambio climático. Esto obligaría a Pekín a elegir entre un papel de liderazgo climático o un repliegue sobre sus propios intereses.
Aunque las recientes reformas medioambientales de China pretenden alinear el crecimiento económico con los objetivos climáticos, persisten grandes obstáculos, como la financiación de proyectos verdes y la coordinación internacional.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- China podría intensificar su inversión en tecnologías verdes para compensar la ausencia de liderazgo estadounidense.
- Los compromisos climáticos podrían adaptarse para evitar objetivos poco realistas, aunque Pekín seguirá utilizando la diplomacia y destacando su papel en la cooperación mundial sobre el clima.
- La transición energética de China dependerá de la capacidad de conciliar el crecimiento económico del país en un contexto difícil con la reducción de emisiones.
12 — Salud pública en China: retos, riesgos y oportunidades
China se enfrenta a presiones demográficas y estructurales sobre su sistema sanitario, pero podría beneficiarse de la inversión extranjera y la innovación local para modernizar su infraestructura sanitaria.
Con una población envejecida y un sistema sanitario ineficiente, necesita una reforma en profundidad.
- La mayor promoción de los seguros privados y la relajación de las restricciones normativas dan fe de la creciente importancia del sector privado.
- Sin embargo, siguen existiendo muchos retos, sobre todo en lo que se refiere a la cobertura de las poblaciones vulnerables.
La colaboración internacional se está volviendo crucial para responder a las crecientes necesidades en materia de salud pública. Las políticas públicas más recientes pretenden atraer la inversión extranjera, reforzando al mismo tiempo las capacidades nacionales.
¿Qué habrá que observar en 2025?
- Las reformas sanitarias se centrarán en mejorar la capacidad local y fomentar la colaboración público-privada.
- China podría relajar aún más las restricciones a la inversión extranjera para mejorar las infraestructuras y la asistencia.
- Las innovaciones en inteligencia artificial y biotecnología ayudarán a afrontar los retos demográficos, sobre todo los asociados al envejecimiento de la población.
Notas al pie
- Este artículo procede del informe «China 2025: What to Watch».