A principios de octubre, el Consejo Europeo había votado a favor de imponer aranceles definitivos, por un periodo de cinco años, a los vehículos eléctricos procedentes de China. Además del 10% ya vigente, se impondrán derechos de aduana adicionales de hasta el 35,3% 1.

  • A pesar de la oposición de Alemania, que teme que estos aranceles supongan la pérdida del mercado chino para sus fabricantes de automóviles, Berlín no logró reunir a suficientes Estados miembros para derrotar la votación. En total, 5 votaron en contra y 12 se abstuvieron.
  • Aunque la Comisión siguió negociando con China, no se llegó a ningún acuerdo. En concreto, Pekín propuso fijar un precio mínimo de 30.000 euros para sus exportaciones de coches eléctricos al mercado europeo, lo que fue rechazado por los europeos. Las negociaciones continúan, mientras que China ha remitido hoy, miércoles 30 de octubre, el asunto a la Organización Mundial del Comercio, denunciando una medida «proteccionista». El Ministro de Comercio chino dijo que aún esperaba encontrar una solución negociada.

La estrategia europea ha incluido intentar alcanzar acuerdos individuales con los fabricantes chinos de automóviles, especialmente con aquellos que han anunciado la apertura de fábricas en los Estados miembros (BYD en Hungría, Chery en España), lo que Pekín ha denunciado como una estrategia de «divide y vencerás».

  • Pekín también habría pedido a sus fabricantes que dejen en suspenso la apertura de plantas de este tipo en suelo europeo, lo que a la larga podría crear fricciones entre los Estados miembros —que apuestan por la inversión y la creación de empleo— y la Comisión Europea. La industria automovilística representa el 6,1% del empleo total en Europa (el 8,5% del empleo manufacturero) y aporta el 7% del PIB.
  • La Unión ya ha tenido una experiencia similar con China: en 2013, a raíz de una investigación antidumping, la Comisión anunció derechos de aduana sobre los paneles solares chinos. Bajo la presión de los Estados miembros (Angela Merkel había criticado ferozmente la medida en aquel momento), ambas partes llegaron finalmente a una «solución amistosa», en la que Bruselas aceptó un compromiso de precios por parte de los exportadores chinos.
  • Este ejemplo se cita como ilustrativo del fracaso de la política europea hacia Pekín: en 2023, la Unión sólo producía el 3% de los paneles solares que instalaba.

Mientras se agudiza la crisis de la industria automovilística europea —Volkswagen registró una caída de beneficios de más del 60% en el tercer trimestre con respecto al año anterior—, el nivel de los aranceles adoptados por la Unión Europea está muy por debajo del 100% anunciado por Estados Unidos y Canadá. Según un estudio del Grupo Rhodium, a pesar de unos aranceles adicionales del 17,4%, BYD seguiría ganando más de 9.000 euros por vehículo vendido en Europa, 7 veces más que en China. El comercio bilateral de mercancías entre la Unión y China alcanzó los 739.000 millones de euros en 2023.