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Tras el recuento de un tercio de las papeletas, las primeras estimaciones sitúan al FPÖ (Partido de la Libertad austriaco, extrema derecha) a la cabeza de las elecciones legislativas con el 29,1% de los votos, o 57 escaños (+26). Le siguen el partido del actual Canciller Karl Nehammer, el ÖVP (Partido Popular, centro-derecha), con el 26,2% de los votos (52 escaños, -19), y los socialdemócratas del SPO (20,4%, 40 escaños, su peor resultado histórico). Los Verdes obtienen sólo el 8,6% de los votos (-5,3, 17 escaños).

  • Estos resultados están en línea con los últimos sondeos, pero marcan un punto de inflexión: el FPÖ podría estar en grado de formar gobierno por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
  • Corresponde al Presidente Alexander Van der Bellen (ex-Verdes) pedir a un partido que forme gobierno. Tradicionalmente, se llama primero al partido líder, pero la posición del FPÖ podría cambiar esta situación. La coalición saliente, que incluía al ÖVP y a los Verdes, sólo obtuvo 69 escaños.

Como ninguna fuerza tiene mayoría absoluta, será imprescindible una coalición. La mayoría se alcanza con 92 escaños. Matemáticamente, son posibles tres coaliciones.

  • Unión de la derecha: una coalición entre el FPÖ y el ÖVP obtendría 109 escaños.
  • Una gran coalición entre el centro-derecha (ÖVP) y los socialdemócratas (SPÖ) obtendría 92 escaños.
  • Una muy improbable coalición entre la extrema derecha (FPÖ) y los socialdemócratas (SPÖ) obtendría 97 escaños. El SPÖ ya ha descartado cualquier coalición con el FPÖ.

¿Qué ocurrirá?

  • El presidente del FPÖ, Herbert Kickl, ya ha declarado que si su partido queda primero, no aceptará que el cargo de canciller se confíe al ÖVP. Citó el ejemplo de Jörg Haider, el carismático presidente del FPÖ fallecido en 2008, de quien dijo que se había equivocado en 1999 al tomar una decisión similar.
  • El canciller Karl Nehammer ha rechazado la cooperación con el FPÖ bajo el liderazgo de Herbert Kickl —que califica de «riesgo para la seguridad» del país—, pero no parece descartar otra forma de colaboración. Ambos partidos ya forman coalición en tres de los nueve Länder austriacos.
  • Para asegurarse un lugar central en el Gobierno, Kickl podría, como Geert Wilders en Holanda, apoyar la formación de un gabinete más «técnico» y renunciar así a la cancillería. En 2019, los partidos necesitaban 100 días para formar Gobierno.

En un contexto de desaceleración económica —se prevé que Austria sufra una nueva contracción económica, tras una contracción del 0,8% en 2023—, la campaña estuvo dominada por la inmigración, que sigue siendo la principal preocupación de los votantes.

  • El FPÖ hizo campaña sobre la «emigración de retorno», que afectaría sobre todo a las personas que infringen la ley. El tema es tan central en el debate que incluso el SPÖ está a favor de un reparto más equilibrado de los solicitantes de asilo dentro de la Unión.
  • En 2024, el número de solicitudes de asilo registradas en Austria descendió un 48% respecto a 2022, hasta casi 59.000.

Tras los históricos resultados de la AfD en Turingia, Sajonia y Brandeburgo, la victoria del FPÖ en Austria consolida a la extrema derecha prorrusa, que se opone a la ayuda militar a Ucrania en Europa Central. Alice Weidel, portavoz del partido ultraderechista alemán, ya ha felicitado al FPÖ.

Al igual que la AfD, el líder del FPÖ hizo campaña jugando con líneas rojas.

  • Kickl dijo que quería convertirse en «Volkskanzler» (canciller del pueblo), una expresión utilizada en la propaganda nazi sobre Adolf Hitler y que acompañó su toma del poder en 1933.
  • Partidario de la teoría de la conspiración del «gran reemplazo», defendió el proyecto de una «Fortaleza Austria» durante toda la campaña.
  • Al frente de una fuerza que mantiene estrechas y profundas relaciones con Putin —en diciembre de 2016, el FPÖ y el partido de Vladímir Putin, Rusia Unida, firmaron un tratado de amistad (Freundschaftsvertrag)—, prometió poner fin al apoyo de Austria a Ucrania.

¿Consecuencia europea? El ex ministro de Finanzas Magnus Brunner (PPE), candidato de Austria a la Comisión Europea, se encuentra ahora en una posición delicada.

  • Encargado de la cartera de Interior y Migración, el comisario austriaco parece encarnar un endurecimiento de la línea europea en la materia.
  • Sin embargo, tendrá que lograr un delicado equilibrio entre imperativos a menudo contradictorios. Por un lado, tendrá que aplicar la política europea de migración, que no prevé cláusulas de autoexclusión ni medidas unilaterales para frenar los flujos migratorios. Por otro, tendrá que hacer frente a la creciente presión en el seno del próximo gobierno austriaco, en el que la migración será probablemente un tema cada vez más sensible e incendiario desde el punto de vista político.