Según fuentes cercanas al asunto, el nuevo equipo al frente de la economía senegalesa tras la elección de Bassirou Diomaye Faye preocupa a las autoridades francesas. No porque el programa económico y social del PASTEF, el partido de Ousmane Sonko, anuncie una ruptura clara con París, ni siquiera un cambio de paradigma, sino porque los asesores económicos de Sonko son conscientes del rechazo del marco conceptual impuesto al desarrollo del país desde hace 20 años.

  • Esta conciencia ayudó mucho a movilizar a las capas urbanas cuando Bassirou Diomaye Faye fue elegido, a pesar del incierto clima político. Senegal rechaza lo que la economista Daniela Gabor ha denominado «el consenso de Wall Street».
  • Este tipo de economía dependiente, en el caso de Senegal, ha sido criticado por el economista Ndongo Samba Sylla, que se opone al franco CFA y cree que el Plan Sénégal Émergent de Macky Sall ha beneficiado principalmente al capitalismo francés.
  • Sylla destaca el hecho de que «Francia sigue siendo el primer inversor en Senegal, con un stock de IED estimado en 2 mil millones de euros, es decir, el 43% del total. El país alberga cerca de 250 filiales de empresas francesas que emplean a más de 30 mil personas. Francia es uno de los principales beneficiarios del Plan Senegal Emergente (PSE)».1

Los grandes proyectos de infraestructura del PSE han sido financiados por asociaciones público-privadas. En consecuencia, el PASTEF se encuentra con una deuda considerable en dólares estadounidenses como resultado de la financiación de grandes obras iniciadas por Wade y continuadas sin medida por Macky Sall, alentado a su vez por la «doctrina Macron», cuyos efectos negativos Daniela Gabor y Ndongo Samba Sylla ilustraron en estas páginas.

  • Ndongo Samba Sylla critica sistemáticamente los efectos nefastos del apego de Senegal al franco CFA.
  • Senegal depende del tipo de cambio y los préstamos en eurobonos de Macky Sall se reembolsan, a pesar de su nombre, en dólares estadounidenses.
  • La deuda de Senegal aumenta como consecuencia de las asociaciones público-privadas, y cada vez se necesitan más divisas distintas del euro para su reembolso.

Así, sin quererlo y sin estar necesariamente convencido, el nuevo tándem al frente de Senegal responde a la exigencia de soberanía económica del continente africano. Con el mantenimiento del franco CFA y el BCEAO (Banco Central de los Estados de África Occidental) en primera línea para asfixiar el Sahel, Francia aparece como la figura antagonista de la soberanía senegalesa en proceso de reconquista.

Ha llegado el momento de hacer balance de la situación y trazar un nuevo rumbo, mientras que la política de ayuda al desarrollo del África subsahariana lleva 60 años fracasando. La industria de esta región sigue girando en torno al sector de las materias primas y la transformación de los productos agrícolas.

  • Hoy en día, la mayoría de los bienes de consumo se importan de China (principal socio comercial de la región). En un entorno desprovisto de ecosistemas industriales, la inversión desordenada suele ser en vano.
  • Se necesita un modelo de desarrollo diferente. Si el empleo informal, que representa el 85% de la población subsahariana, sigue siendo la norma, los ingresos aumentarán muy poco.
  • A pesar de los planes europeos como el proyecto Africa Atlantic Axis (AAA) y el Plan de regionalización de la producción Europa-África, los recursos financieros siguen sin afluir al tejido manufacturero senegalés, a pesar de la ventajosa situación del país y de la mejora del clima inversor.

Va a ser difícil para la nueva administración en el poder en Senegal desactivar los programas heredados de la era Macky Sall y salir de la dependencia de la deuda. En el entorno de Ousmane Sanko, los que han pasado por las escuelas de economía rural y de economía aplicada tienen una visión realista de la situación. A pesar del alto índice de urbanización de Senegal, la agricultura y la producción de alimentos en particular son la clave de la soberanía alimentaria.