Desde el 15 de abril, Sudán está desgarrado por una guerra entre dos jefes militares: el ejército del general Abdel Fattah Al-Bourhane, presidente del Consejo de Soberanía de Transición, y las fuerzas de Mohamed Hamdan Dogolo (conocido como «Hemeti») y sus Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), apoyadas en particular por combatientes del grupo Wagner.

Desde principios de noviembre, el conflicto parece haber dado un nuevo y alarmante giro, según varios observadores que alertan de una posible limpieza étnica y de la violencia contra la población civil perpetrada por las RSF.

  • En Ardamata, en Darfur Occidental, más de 1.000 personas, en su mayoría pertenecientes al grupo no árabe Massalit, fueron asesinadas en dos días, según fuentes consideradas creíbles por la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores.
  • En julio de 2023, la Corte Penal Internacional abrió una investigación sobre la violencia en curso por posibles crímenes de guerra.
  • El 10 de noviembre, el coordinador humanitario de la ONU en Sudán señaló una escalada de violencia «que parece estar perpetrándose sobre una base étnica en Darfur».
  • A principios de noviembre, la ONU también detalló varios casos de violencia sexual contra mujeres, la mayoría de los cuales (70%) se atribuían a «hombres con uniforme de las RSF».

Estas nuevas masacres de las RSF podrían marcar un punto de inflexión en el conflicto en términos militares. El 16 de noviembre, dos grupos armados de Darfur anunciaron que «abandonaban su neutralidad» y se unían al bando de Al-Bourhane, en reacción a las masacres de civiles y los «crímenes contra la humanidad» perpetrados por las RSF en Darfur.

El conflicto de Sudán es la causa de uno de los mayores desplazamientos internos del mundo y una de las crisis humanitarias más graves.

  • Según la Organización Internacional para las Migraciones, el conflicto ha obligado al menos a 4,5 millones de personas a huir de sus hogares desde el 15 de abril.
  • Otros 1,2 millones de personas han huido a países vecinos, sobre todo a Chad y Egipto.
  • La situación humanitaria sigue siendo absolutamente crítica, y la OIM calcula que casi 25 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y protección. El sector sanitario está especialmente afectado, con más de la mitad de las infraestructuras sanitarias de las zonas de combate fuera de servicio.
  • Según las últimas previsiones del FMI, el conflicto armado provocará una recesión económica de alrededor del -18,3% en 2023.