Desde que Rusia se retiró del acuerdo sobre los cereales en julio, Moscú ha intensificado sus ataques contra las infraestructuras portuarias ucranianas en el Mar Negro. El objetivo de estos ataques es socavar la capacidad de Ucrania para exportar recursos vitales para su economía, en particular cereales y hierro.

A última hora de la tarde del miércoles 8 de noviembre, el Mando Militar Sur de Ucrania declaró en Telegram que Moscú había «disparado un misil antirradar X-31P en dirección a uno de los puertos de la región de Odessa desde un avión táctico en el Mar Negro»1.

  • Se cree que el misil alcanzó al KMAX RULER, un buque comercial de bandera liberiana que estaba amarrado en el puerto de Pivdenny, situado en el Mar Negro entre Odessa y Mykolaïv2.
  • Según la Fiscalía Regional de Odessa, una persona murió y cuatro resultaron heridas, entre ellas tres filipinos que trabajaban a bordo3.
  • Se cree que se trata del primer ataque ruso a un buque civil. Aunque seguramente no fue intencionado, ya que el objetivo era probablemente el puerto, Moscú no llegó a dar este paso, presumiblemente para evitar una nueva escalada en el Mar Negro4.

El principal temor es que este ataque disuada a los armadores internacionales de llegar a los puertos ucranianos del Mar Negro. Para eludir el bloqueo ruso, Kiev ha establecido una nueva ruta marítima que atraviesa las aguas territoriales de Rumanía y Bulgaria -dos Estados miembros de la OTAN- con el fin de disuadir posibles ataques rusos.

  • Incluso cuando el acuerdo ucraniano sobre el grano estaba en vigor, las exportaciones ucranianas a través del Mar Negro eran significativamente inferiores a las del periodo anterior a la guerra.
  • Este ataque, aunque sin precedentes, no es sorprendente dadas las amenazas que Rusia ha lanzado en los últimos meses al comercio a través del Mar Negro5.
  • En julio, el servicio nacional de guardia de fronteras ucraniano declaró haber interceptado una comunicación entre Rusia y un barco civil que navegaba cerca de un puerto ucraniano. La comunicación advertía contra «el transporte de cualquier carga a Ucrania», lo que sería considerado por los rusos como una posible entrega de material militar6.

Según la embajadora estadounidense en Ucrania, Bridget A. Brink, 53 barcos habían pasado por el corredor humanitario del Mar Negro hasta el 29 de octubre, transportando más de 2 millones de toneladas de productos agrícolas ucranianos y otras mercancías7. En la reunión del G7 celebrada en Tokio el día del ataque, los ministros de Asuntos Exteriores del grupo «deploraron el ataque sistemático de Rusia contra los puertos y las infraestructuras civiles ucranianas del Mar Negro»8.