Con más del 90% de las papeletas escrutadas y un 52,1% de los votos, la victoria de Daniel Noboa en las elecciones presidenciales ecuatorianas está clara, aunque el programa que intentará aplicar como presidente aún no está totalmente definido.

  • Noboa es un joven empresario, hijo del hombre más rico del país, el multimillonario Álvaro Noboa, que intentó ser presidente en cinco ocasiones.
  • Poco conocido y con escasa experiencia política, no está adscrito a ningún partido y se niega a definirse ideológicamente. Lo que sí se sabe es que todas las decisiones económicas que tome repercutirán de una u otra manera en la fortuna de su familia, fruto de las exportaciones de banano -el segundo producto de exportación del país después del petróleo-. Noboa también ha prometido reducir los impuestos y aumentar la inversión extranjera en Ecuador.
  • Aunque el correísmo fue el enemigo político de su padre, Noboa hijo se negó a atacar demasiado frontalmente a su oponente, Luisa González. A lo largo de la campaña, su estrategia consistió en presentarse como una figura nueva y moderna, alejada de los partidos y políticos tradicionales. Durante el debate presidencial con los otros seis candidatos, nunca debatió con ellos, prefiriendo cada vez dirigirse directamente a los ecuatorianos.

Tras la derrota de Andrés Arauz frente a Guillermo Lasso en 2021, se trata de un nuevo revés para Rafael Correa, que había designado a Luisa González como su candidata para que, en caso de ganar, pudiera gobernar por delegación.

El resultado fue algo sorprendente: el partido de Correa, Revolución Ciudadana, ganó Quito, Guayaquil y otras 48 ciudades, y obtuvo prefectos en nueve de las 24 provincias en las elecciones provinciales y municipales del pasado febrero. Estos excelentes resultados hacían pensar que el correísmo estaba bien encaminado para volver al poder.
Sin embargo, Luisa González pagó sin duda el hecho de ser poco conocida por el público, así como su falta de carisma, lo que la condenó a permanecer a la sombra de su mentor.
Estos resultados demuestran que gran parte de la sociedad ecuatoriana sigue rechazando el correísmo. De hecho, la estrategia de Noboa tras la primera vuelta consistió esencialmente en aglutinar el voto anti-Correa.

Daniel Noboa se convertirá oficialmente en el presidente más joven de la historia del país cuando sea investido en diciembre. Su mandato durará sólo 16 meses, el tiempo que le quedaba a Guillermo Lasso, que disolvió la Asamblea y convocó nuevas elecciones para evitar un juicio político por corrupción.

Noboa, por tanto, tendrá que tomar las riendas de un país sumido en una crisis de múltiples facetas.

  • En primer lugar, una crisis económica: el país tendrá que hacer frente a un déficit de 5.000 millones de dólares a finales de este año, con un crecimiento económico de apenas el 0,8%. Es probable que Noboa no tenga tiempo suficiente para emprender las reformas, sobre todo fiscales, que los expertos consideran necesarias.
  • Ecuador se enfrenta a una ola de violencia sin precedentes: rebeliones en las cárceles, cuerpos descuartizados en las calles, asesinatos a manos de sicarios. En septiembre se registraron 3.600 homicidios en el país, el doble que el año pasado.
  • El narcotráfico se ha ido apoderando poco a poco de un país que antes se libraba de ello, un fenómeno que puede ser consecuencia de su situación geográfica -con su amplia apertura al Pacífico- y también de la dolarización de su economía.
  • Un momento clave en la campaña presidencial fue el asesinato de Fernando Villavicencio, candidato que solía denunciar la corrupción. Fue entonces cuando Noboa pasó del último al primer puesto en las encuestas.
  • Cabe destacar también la muy alta participación: el 82,33% de los votantes acudieron ayer a las urnas.

Muchos ecuatorianos esperan que el nuevo presidente tome medidas contundentes en materia de seguridad. Sin embargo, su programa sobre estas cuestiones clave sigue siendo bastante vago por el momento: Noboa ha mencionado hasta ahora el uso de drones y la militarización de prisiones, puertos y aduanas en un intento de recuperar el control del país.