Este año se han registrado más de 80 incendios forestales en toda Grecia. Uno de los incendios más peligrosos es el de Evros, región fronteriza con Turquía en el noreste del país. Según Copernicus, el programa de observación de la Tierra de la Unión, se trata del mayor incendio registrado en suelo europeo. Más de 77.000 hectáreas de terreno se convirtieron en humo.

  • Aunque la policía y los bomberos declararon oficialmente que el incendio había sido causado por un rayo, rápidamente se extendió la versión de que los inmigrantes habían provocado las llamas.
  • Los partidos de extrema derecha del país afirman que Grecia está «en guerra» y piden abiertamente la formación de milicias para perseguir a los migrantes.
  • A ellos se unen académicos como el ex decano Joachim Grispolakis que, tras declararse contrario al vigilantismo, ofreció su apoyo «excepcional» a los ciudadanos que «detuvieran» a los migrantes.
  • Los llamamientos al asesinato en masa son ahora práctica habitual, alimentados por teorías conspirativas: se acusa a los migrantes de obstruir el trabajo de los bomberos lanzando piedras a los aviones.

Los «comités de vigilancia» organizan «partidas de caza». En un vídeo colgado en las redes sociales, un hombre con uniforme militar pide a los participantes que no lleven «armas ni cuchillos» porque «el Estado no se lo permitirá». Se oye a una persona preguntar: «¿No podemos matarlos [a los migrantes]?»

El 22 de agosto, un lugareño secuestró a una quincena de migrantes y los encerró en un camión. El vídeo se hizo viral y en los comentarios predominaron los llamamientos a ejecutarlos o quemarlos inmediatamente. Mientras que el responsable -un ciudadano albanés con estrechos vínculos con el aparato local de Nueva Democracia, el partido gobernante del Primer Ministro Mitsotákis- ha sido acusado de «secuestro por motivos raciales y de poner en peligro la vida de otras personas», los migrantes también han sido detenidos: sus captores les acusan de provocar incendios involuntariamente.

  • Este vigilantismo local no es nada nuevo. En marzo de 2020, mientras la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo, Charles Michel, visitaban Grecia para expresar el apoyo europeo ante la afluencia de migrantes procedentes de Turquía, el gobierno hizo la vista gorda ante la movilización de la población local para expulsar a los migrantes.

La muerte de 18 migrantes, entre ellos dos niños, que se escondían de la policía en el bosque de Evrost, no ha debilitado estas tendencias.

  • El Ministerio griego de Migración declaró que sus muertes se debían a cruces ilegales. En la televisión estatal se alimenta esta versión: los 18 migrantes muertos en el incendio no «contarían» como pérdida de vidas humanas.

Todo esto muestra la dificultad que tienen la derecha y la extrema derecha para posicionarse sobre el cambio climático, para algunos comentaristas griegos, que evitan culpar a los migrantes, la situación «no tiene precedentes» porque «el cambio climático se ha producido antes de lo previsto».

El verano de 2023 será probablemente recordado como el verano de la devastación ecológica en Grecia, pero también como un momento clave en el descenso de una parte del país hacia el fascismo.