Durante una entrevista en televisión rusa, a principios de febrero, Sergei Lavrov habló con vehemencia sobre la situación en Moldavia. Según él: «Occidente tiene, ahora, los ojos puestos en la República de Moldavia para que desempeñe el papel de la próxima Ucrania». En la misma entrevista, continúa su diatriba contra la presidente moldava, electa con métodos que están «lejos de ser libremente democráticos; es una presidente que quiere entrar a la OTAN, que tiene ciudadanía rumana, que está dispuesta a unirse con Rumania y, en general, que está dispuesta a casi todo». Es cierto que el ministro de Asuntos Exteriores ruso negó, desde entonces, que su país tuviera intención alguna de derrocar al gobierno actual1. Sin embargo, esta declaración refleja el malestar en las relaciones entre Rusia y Moldavia, muy acentuado por la guerra en Ucrania que comenzó el 24 de febrero de 2022.

En este contexto, se produjo la declaración televisada de Maïa Sandu sobre la situación de la seguridad en Moldavia. Puede leerse en una versión traducida y comentada por el Grand Continent el mismo día. No dejó de confirmar la afirmación de Volodymyr Zelenski de que Rusia tenía planes para desestabilizar la República de Moldavia. El lunes, 13 de febrero, acusó a Moscú de conspirar para derrocar violentamente a los dirigentes proeuropeos del país con el fin de impedir la adhesión de Moldavia a la Unión Europea y de utilizarla en la guerra contra Ucrania2. El escenario que dibujaron los servicios de inteligencia ucranianos es el de manifestaciones masivas, mezcladas con ataques hacia instituciones estatales (incluida la toma de rehenes y la acción de veteranos) de Moldavia y de otros lugares, para derrocar a los dirigentes legítimos.

Ante una situación cuyos contornos no se conocen totalmente, es necesario utilizar el método de los escenarios para proyectarse en probables futuros. En primer lugar, hay que tomar en cuenta un parámetro esencial de la situación actual: el giro de Moldavia en materia de seguridad a la luz de las consecuencias de la guerra en Ucrania. Parece necesario considerar tres escenarios exploratorios: una presión acentuada por parte de Rusia sobre Moldavia que desestabilice la situación interna y que le impida proseguir su camino hacia la integración europea; un golpe de Estado prorruso, cuya existencia corre el riesgo de desvanecerse rápido; por último, una militarización del conflicto de Transnistria, bajo la influencia de Ucrania.

El escenario que dibujaron los servicios de inteligencia ucranianos es el de manifestaciones masivas, mezcladas con ataques hacia instituciones estatales (incluida la toma de rehenes y la acción de veteranos) de Moldavia y de otros lugares, para derrocar a los dirigentes legítimos.

FLORENT PARMENTIER

De la desgeopolitización al giro hacia la seguridad

Durante su campaña presidencial, la presidente Maïa Sandu tomó la decisión de agrupar a la población en torno a las reformas necesarias para transformar el país, en lugar de dividirla en líneas geopolíticas, lo que opuso a partidarios de un acercamiento a Rusia y a los de la Unión. De hecho, esta división sigue, en parte, las líneas divisorias políticas, con la izquierda tradicionalmente más prorrusa y la derecha más prorrumana y pro-UE. Este enfoque le había permitido, en su momento, contar con el arrastre de una parte del electorado prorruso, que se había alejado de su competidor, Igor Dodon, considerado como corrupto. El cálculo político era el de una transformación interna de Moldavia como requisito previo para el acercamiento europeo; en otras palabras, acabemos con la corrupción en casa para convertirnos en un socio aceptable para Bruselas.

Sin embargo, hay que decir que este deseo de acercamiento choca con la realidad, sobre todo, a causa de la guerra en Ucrania. La política moldava hacia este conflicto fue inicialmente prudente para evitar verse arrastrada en la guerra de cualquier manera3. En la práctica, esto se reflejó, al principio, en la voluntad de no seguir la política europea de sanciones contra Rusia, al mismo tiempo que se acogía a un gran número de refugiados ucranianos temporalmente o de forma permanente. No obstante, la presidente y su equipo expresan, sin ambages, su apoyo a Ucrania; la necesidad de detener a Rusia y de hacer que gane Ucrania son los objetivos oficiales de las autoridades.

Sin embargo, el reconocimiento de la candidatura de Moldavia a la Unión Europea, el pasado mes de junio, creó nuevas prioridades para Chisinau. A raíz de este éxito, todavía inesperado en enero de 2022, y debido a la prolongación de la guerra en Ucrania, optó por acercarse a la OTAN, de momento, a pasos pequeños. Esta decisión puede sorprender un poco si se considera que el artículo 11 de la Constitución de 1994 consagra la neutralidad de Moldavia. Además, a pesar de la evidente inseguridad geopolítica, hay que señalar que la mayor parte de la población moldava se opone a una solicitud de ingreso a la OTAN: según una encuesta de idata.md, en diciembre de 2022, sólo una cuarta parte de la opinión pública está a favor. Este planteamiento de las autoridades moldavas se justifica, no obstante, por la idea de que los Estados neutrales se enfrentan actualmente a grandes dilemas de seguridad4.

El reconocimiento de la candidatura de Moldavia a la Unión Europea, el pasado mes de junio, creó nuevas prioridades para Chisinau. A raíz de este éxito, todavía inesperado en enero de 2022, y debido a la prolongación de la guerra en Ucrania, optó por acercarse a la OTAN, de momento, a pasos pequeños.

FLORENT PARMENTIER

Si la presidente Sandu quería despolitizar el debate político moldavo para acercarse a la Unión, paradójicamente, la mayor crisis geopolítica europea desde la Segunda Guerra Mundial hizo que Moldavia pudiera acelerar su integración con el reconocimiento del estatuto de candidato. Mientras que el conflicto con Transnistria no se ha cobrado ni una sola víctima desde el alto al fuego de julio de 1992, Moldavia ve cómo un sangriento conflicto asola a su país vecino. Sin embargo, las vulnerabilidades de Moldavia no se limitan a la guerra, sino que abarcan una amplia gama de problemas sociales, económicos y tecnológicos.

La situación política y de seguridad en Moldavia ha cambiado profundamente, lo que nos lleva a considerar tres escenarios.

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Maïa Sandu se enfrenta a la presión rusa, con riesgo de desestabilización

El violento ataque de Serguéi Lavrov contra Maïa Sandu refleja una fuerte tensión en las relaciones entre ambos países. Antes de la guerra de Ucrania, las relaciones ruso-moldavas estuvieron marcadas por una crisis del gas en otoño de 2021, que desestabilizó al gobierno de Gavrilitsa.

La puesta en escena del anuncio del plan ruso para derrocar al gobierno moldavo responde a un deseo de dramatizar la cuestión. La sustitución de Natalia Gavrilitsa por Dorin Recean como primer ministro refleja el deseo de dar al poder ejecutivo un giro más enfocado a la seguridad, mientras que Natalia Gavrilitsa tenía el perfil de una experta en reformas económicas. Sin embargo, por el momento la presidenta sigue siendo la piedra angular de la política moldava: Maïa Sandu sigue siendo la personalidad política con más probabilidades de ganar las próximas elecciones presidenciales. Por supuesto, hay que tener en cuenta el voto de la diáspora, que le es muy favorable, pero también el de la orilla izquierda del Dniéster, que le es menos favorable (pero que representa un potencial de votos menos importante). Sin embargo, hay que señalar que, si bien su mayoría PAS sigue siendo sólida en el Parlamento, sus perspectivas políticas son menos prometedoras: hoy en día, no se excluye que los partidos de la oposición podrían ganar las elecciones legislativas si se celebraran ahora mismo. Lo más preocupante para Maïa Sandu es que el pesimismo social está arraigado en la opinión pública moldava: según un sondeo de idata.md, en diciembre de 2022, el 58% de los encuestados pensaba que el país iba en la dirección equivocada, frente al 32% que pensaba lo contrario. En contraste, en julio de 2021, en el momento de las elecciones legislativas, el 52% de los encuestados pensaba que el país iba por buen camino.

Sin embargo, por el momento la presidenta sigue siendo la piedra angular de la política moldava: Maïa Sandu sigue siendo la personalidad política con más probabilidades de ganar las próximas elecciones presidenciales.

FLORENT PARMENTIER

En otras palabras, el análisis de la opinión pública muestra que los moldavos son pesimistas sobre el futuro próximo, lo que constituye una fragilidad para Maïa Sandu, aunque ella sería la persona más capacitada para dirigir el país durante este complicado periodo. Como reformadora íntegra y personalidad reconocida por su competencia, su capacidad para gestionar las expectativas populares ante una inflación muy elevada será puesta a prueba. Ésta será la cuestión clave en las manifestaciones que seguramente desestabilizarán el próximo gobierno.

Un golpe de Estado prorruso, condenado a corto plazo

Consideremos ahora la hipótesis de que Rusia deseara no sólo desestabilizar al gobierno actual, sino también derrocarlo y sustituirlo por un gobierno que siga sin problemas su línea política.

Tal escenario no puede excluirse, y es el que subyace en el análisis de los elementos comunicados por los servicios de inteligencia ucranianos.

La combinación de manifestaciones por el poder adquisitivo y acciones violentas puede conducir al derrocamiento del gobierno actual, aunque ello suponga que una parte significativa del aparato estatal sea favorable a los intereses de los insurgentes.

FLORENT PARMENTIER

La combinación de manifestaciones por el poder adquisitivo y acciones violentas puede conducir al derrocamiento del gobierno actual, aunque ello suponga que una parte significativa del aparato estatal sea favorable a los intereses de los insurgentes. Para ello, puede ser necesario el apoyo de una potencia extranjera como Rusia, especialmente para financiar el reclutamiento de personas a través de mecanismos corruptos. Si se produjera un levantamiento de este tipo, surgiría inmediatamente la cuestión de la durabilidad de este nuevo régimen, sin legitimidad internacional.

La geografía de Moldavia haría muy complicada la supervivencia de un régimen de este tipo: ¿cómo imaginar que Rumanía vea con buenos ojos a un Estado cuyos dirigentes le serían hostiles, en lugar de un gobierno con el que mantiene las mejores relaciones? Del mismo modo, ¿cómo podría Ucrania tolerar la llegada a su flanco occidental de un nuevo gobierno tan poco favorable a sus intereses, o incluso hostil a ellos? Si actualmente Moldavia realiza la mayor parte de su comercio con los mercados europeos, ¿cómo podría acercarse económicamente a Rusia, de la que quedará separada por Ucrania? Con sólo dos vecinos, el escenario de un golpe prorruso en Moldavia parece frágil. Una cuestión clave serían las tropas o el apoyo militar con los que podría contar este nuevo régimen; si las tropas rusas no llegan a la frontera de Transnistria, las posibilidades de que este nuevo gobierno sobreviva más allá de unas pocas semanas serían extremadamente escasas. Para convencerse de ello, basta recordar que, a pesar de su gran dominio del aparato estatal y de muchos medios de comunicación, el oligarca Vlad Plahotniuc tuvo que huir de Moldavia tras la crisis de junio de 2019, cuando cohabitaron durante unos días dos gobiernos moldavos en paralelo.

Con sólo dos vecinos, el escenario de un golpe prorruso en Moldavia parece frágil.

FLORENT PARMENTIER

La oportunidad de cerrar el capítulo de Transnistria

La resolución del conflicto de Transnistria, que no ha registrado avances significativos desde el cese al fuego de julio de 1992, podría experimentar en los próximos meses una mayor evolución que en las últimas tres décadas.

En efecto, la guerra en Ucrania vuelve a poner en duda ciertos equilibrios fundamentales de la República Moldava del Dniéster. Hay que señalar que el territorio ucraniano no fue atacado desde Transnistria el 24 de febrero de 2022, aunque todo el territorio ucraniano fuera objetivo de los ataques. La razón de esta no movilización, a pesar de que pronto quedó claro que al ejército ruso le faltaban tropas, es sin duda que en el propio Transnistria sólo queda un pequeño contingente de soldados. Ellos no están especialmente bien entrenados ni equipados para marcar la diferencia en el frente. Además, durante varias décadas Tiraspol ha podido utilizar sus enlaces en Moscú y en Chisinau, pero también en Kiev y Odessa para hacer valer sus intereses. De hecho, Transnistria ha estado más bien a la expectativa, retransmitiendo los mensajes de Rusia, sin poder echar una mano sobre el terreno.

Entre finales de abril y principios de junio de 2022, se produjeron en Transnistria varias explosiones que, sin causar víctimas, provocaron sin embargo daños materiales en objetivos militares. El antiguo asesor de comunicación del presidente Zelenski, Oleksiy Arestovich, que ocupaba el cargo en aquel momento, aludió claramente en una entrevista en abril de 2022 a la posibilidad de que Ucrania le resolviera el problema a Moldavia por la vía militar. El asesor dejó claro que tal intervención ucraniana sólo podría suceder si Moldavia lo solicitaba de forma explícita.

Transnistria ha estado más bien a la expectativa, retransmitiendo los mensajes de Rusia, sin poder echar una mano sobre el terreno.

FLORENT PARMENTIER

¿No representa la situación actual una oportunidad para que las autoridades moldavas pongan fin al problema de Transnistria, que podría dificultar su candidatura europea? En este punto, el nuevo gobierno confía en la misma persona que bajo el gobierno de Gavrilitsa, Oleg Serebrian, quien tendrá la tarea de negociar la reintegración de Transnistria en un momento en que el formato de negociación está inutilizado por la guerra. También es dudoso que la resolución del conflicto de Transnistria sea una prioridad para las fuerzas armadas ucranianas. Aunque sus relaciones con Rusia atraviesen momentos complicados, la hipótesis Arestovich es poco probable.

Es probable que la múltiple presión rusa sobre los dirigentes moldavos aumente a medida que Moldavia intente acercarse a la OTAN y alinearse con la posición de los Estados europeos y Estados Unidos. Naturalmente, los acontecimientos y la conclusión de la guerra en Ucrania tendrán una importancia considerable para el futuro de Moldavia y su lugar en la región. Si el ejército ruso se acercara a las fronteras de Transnistria, la situación geopolítica de Moldavia podría alterarse significativamente.

Notas al pie
  1. « Serghei Lavrov denies Maia Sandu’s statements according to which Russia is preparing a coup in the Republic of Moldova », Radio Moldova, 15 de febrero de 2023.
  2. « El plan de Putin para tomar Moldavia », el Grand Continent, 13 février 2023
  3. Florent Parmentier, « La Moldavie face à la guerre », Institut Delors, abril de 2022
  4. Cyrille Bret, « La neutralité, une idée périmée en Europe ? », Institut Delors, enero de 2023