El resultado de las elecciones regionales en Italia refuerza la coalición de derechas liderada por Giorgia Meloni. Las victorias en el Lacio y Lombardía, las dos regiones más pobladas del país con 15 millones de habitantes, confirman la hegemonía de Fratelli d’Italia, Lega y Forza Italia en estas elecciones. La derecha gobierna ahora en 14 de las 18 regiones que eligen directamente al presidente con un sistema mayoritario.

  • Las relaciones de poder internas de la coalición probablemente hacen que el ejecutivo sea más estable. En Lombardía, Fratelli d’Italia obtiene un resultado ligeramente inferior al de las elecciones generales y confirma su posición preeminente en la alianza, mientras que la Lega supera el 15 %, a lo que hay que sumar parte de los votos de la lista de Attilio Fontana, candidato presidencial y hombre cercano a Matteo Salvini. Forza Italia también obtiene un mejor resultado que en el sondeo de septiembre.
  • El equilibrio de fuerzas es similar en el Lacio, donde el porcentaje de Fratelli d’Italia es mayor, pero coherente con el resultado de las elecciones generales. Lega y Forza Italia aguantan, y pueden leer el voto como un «premio» para el Gobierno: Berlusconi y Salvini tendrán menos tentaciones de desestabilizar al Ejecutivo para recuperar algunos votos.
  • Para la oposición, la derrota está clara. Los votantes que no estaban convencidos de votar a la coalición de derechas se encontraron con un panorama político incoherente: en Lombardía, el Partido Democrático y el Movimiento 5 Estrellas presentaron un candidato común, mientras que los centristas se presentaron en solitario; en el Lacio ocurrió lo contrario: los centristas y el PD se aliaron, mientras que el Movimiento 5 Estrellas fue por libre. En ambos casos, la alianza Pd+otros ni siquiera alcanzó el 35%, y nada hace pensar que una coalición más amplia hubiera podido cambiar el resultado electoral.

La baja participación es el otro gran tema de este ciclo electoral. Esto no es nuevo, las elecciones regionales son de las menos concurridas en Italia, pero la señal es clara: los ciudadanos se sienten menos implicados en este tipo de elecciones. La reforma de las autonomías regionales, que el Gobierno está llevando a cabo para ampliar las competencias de las regiones, podría mejorar la relación entre los votantes y estas instituciones, actualmente bastante impopulares.

En Lombardía sólo votó el 41,7% de los electores, mientras que en el Lacio lo hizo el 37,2%, la participación más baja de la historia de las elecciones regionales. En 2018, la participación fue del 66% en Lacio y del 73% en Lombardía, aunque sin duda el voto se vio favorecido por las elecciones generales, celebradas el mismo día. La fatalidad y el perfil de los candidatos presidenciales, desconocidos y ajenos a la dinámica política nacional, agravaron una tendencia ya presente en la sociedad italiana, cada vez menos interesada en la participación electoral.

En este contexto, son significativas las declaraciones de Silvio Berlusconi, que el domingo volvió a criticar al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, al que acusó de ser el verdadero causante de la guerra en Ucrania.

  • La declaración no es nueva, Berlusconi utiliza desde hace tiempo los conceptos empleados por Moscú para deslegitimar los esfuerzos del gobierno ucraniano, aunque el momento elegido esta vez es bastante significativo: poner de relieve una división en el seno del gobierno italiano en un momento en el que el Kremlin prepara su próxima ofensiva puede ser una coincidencia, pero sin duda es una buena noticia para Moscú.
  • El líder de Forza Italia no es el único miembro de la mayoría gubernamental que se muestra muy crítico con Kiev. Matteo Salvini hizo todo lo posible para impedir que el presidente ucraniano hablara en el festival de San Remo, y se salió con la suya. Está claro que Salvini y Berlusconi trataban de capitalizar cierto descontento entre la opinión pública italiana, cada vez más preocupada por la guerra y que ahora se opone mayoritariamente al envío de armas.

Para Giorgia Meloni, la situación es, por tanto, delicada. La Presidenta del Consejo lleva tiempo prometiendo un viaje a Kiev: en el momento de la formación del Gobierno, fuentes de su entorno habían sugerido a la prensa que Ucrania sería incluso el primer viaje de Meloni al extranjero, para luego abandonarlo, probablemente por motivos de seguridad. Si quisiera intentar organizar su visita antes del aniversario del 24 de febrero, no es seguro que lo consiga. Lo que es seguro es que de alguna manera tendrá que «enmendar» las declaraciones de sus aliados.