Hasta los resultados de las elecciones intermedias de este año, Florida se consideraba tradicionalmente uno de los swing-states más importantes. Sin embargo, el ancla republicana, encarnada por el senador Marco Rubio y el gobernador Ron DeSantis, volcó el estado completamente hacia el GOP en las elecciones de noviembre.

Al ganar el escaño del Senado, así como 20 de los 28 distritos del Congreso, los demócratas tienen pocas posibilidades de ganar El estado en las elecciones de 2024. Este cambio implica importantes transformaciones en la política exterior estadounidense.

  • Con 30 electores, Florida será el tercer Estado más importante del país para las elecciones presidenciales de 2024, después de California (54) y Texas (40).
  • En 2020, los latinos representaban el 26,2% de la población del Estado. Los descendientes de venezolanos y cubanos representan el 8,4% de la población.
  • Desde al menos la década de 1980, la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba y Sudamérica ha sido dictada en gran medida por las encuestas del electorado de Florida.
  • Al perder las elecciones del Estado por un amplio margen este año, la probabilidad de que el Partido Demócrata gane sus 30 votos electorales en 2024 es casi nula. Sin embargo, esta derrota electoral libera las manos de la administración Biden en materia de política exterior con respecto a Cuba, y a Venezuela.

Venezuela está sometida a sanciones estadounidenses desde 2006, cuando George W. Bush decidió prohibir la venta de armas al país por la falta de cooperación de Hugo Chávez en la lucha contra el terrorismo y los narcotraficantes.

  • En 2015, Barack Obama consideró la «situación en Venezuela… una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos»1.
  • En agosto de 2017, el Tesoro de Estados Unidos decidió prohibir las transacciones con el gobierno venezolano y la empresa petrolera Petróleos de Venezuela (PdVSA) en los mercados financieros estadounidenses2.
  • Aunque Joe Biden no revirtió estas sanciones antes de las elecciones de mitad de período en noviembre, el comercio con la administración de Nicolás Maduro se había reanudado desde principios de año.

Tras la reanudación de las conversaciones entre Plataforma Unitaria -alianza opositora al régimen venezolano, liderada por Juan Guaidó- y Nicolás Maduro, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de Estados Unidos emitió una licencia para Venezuela, permitiendo a la petrolera estadounidense Chevron «reanudar operaciones limitadas de extracción de recursos naturales en Venezuela»3.

  • La concesión de esta licencia no implica la reanudación de las actividades con PdVSA, ni el levantamiento de otras sanciones y restricciones.

Oficialmente, la decisión de levantar algunas de las sanciones es el resultado del «esfuerzo de la administración Biden por restaurar la democracia en Venezuela«4.

  • El acuerdo también podría conducir a una diversificación de los suministros de petróleo de Estados Unidos.
  • Aunque los niveles de las reservas estratégicas de Estados Unidos están en su punto más bajo desde 1984, los precios del petróleo están casi de vuelta a donde estaban en febrero pasado, antes de que comenzara la guerra5.

Por lo tanto, es poco probable que el petróleo venezolano suponga un cambio para los consumidores estadounidenses. Debido a la degradación de los equipos de perforación, así como a la fuga de trabajadores cualificados, la extracción del petróleo venezolano podría ser más cara que antes de las sanciones6.