• El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia fue una de las promesas de campaña de Gustavo Petro antes de ser elegido presidente el 19 de junio. Iván Duque, antecesor de Petro, se había negado a reconocer la reelección del presidente izquierdista de Venezuela, Nicolás Maduro, en enero de 2019, eligiendo como interlocutor a su opositor Juan Guaidó.
  • El 29 de agosto, el ex senador y amigo íntimo de Gustavo Petro, Armando Benedetti, presentó sus cartas credenciales al presidente venezolano Nicolás Maduro, marcando el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. El 7 de septiembre le tocó a Félix Plasencia, embajador de Venezuela en Bogotá, presentar sus cartas credenciales a Gustavo Petro.
  • El viernes pasado, Petro anunció en Twitter que la frontera entre Venezuela y Colombia se reabriría el 26 de septiembre. Cerrada casi por completo desde 2015, esta larga frontera de más de 2.200 kilómetros se utiliza, desde 2019 al menos, como punto de paso para más de 40.000 personas que pasan ilegalmente cada día. El presidente colombiano también anunció la reanudación de los vuelos entre ambos países.
  • En la mañana del 8 de septiembre, los medios de comunicación regionales informaron de reuniones entre altos funcionarios de ambos países en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Colombia, con el fin de «reactivar las relaciones con Venezuela». Se debatieron cuestiones técnicas relacionadas con el transporte, las infraestructuras fronterizas y la migración, pero sigue existiendo un verdadero reto: resolver los problemas estructurales que afectan a la frontera entre los dos países1.
  • La actividad económica en la frontera entre Colombia y Venezuela no se detuvo con el cierre total de la frontera en 2015. Por el contrario, ha continuado al margen de cualquier marco regulatorio, beneficiando a ciertos grupos armados que llevan varios años organizando redes de contrabando y actividades ilegales como la producción y venta de drogas o el tráfico de personas, afectando a la vida de millones de personas.
  • El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países no ofrece, por el momento, ninguna señal de solución a los problemas estructurales de delincuencia e inseguridad en las zonas fronterizas. La promesa de Gustavo Petro de traer la «paz total» al país y la reanudación de las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN, una de las guerrillas más activas de la región) es, por tanto, crucial para la seguridad del país, pero también para permitir el desarrollo económico y humano en la frontera con Venezuela.