- En la noche del 1 de septiembre, la Vicepresidenta y ex jefa de Estado (2007-2015) argentina, Cristina Fernández de Kirchner fue víctima de un intento de asesinato cuando llegaba a su departamento en el barrio de Recoleta, rodeado de manifestantes venidos a prestarle apoyo a esta figura emblemática de la política de las últimas dos décadas en el país sudamericano, que se encuentra hoy procesada por corrupción.
- Los videos que circulan por las redes y los medios argentinos muestran cómo un hombre -al que, habiendo sido reducido, se ha identificado como un nacional brasilero- gatilla un arma a centímetros de la cara de la vicepresidenta1. La pistola, según trascendió de fuentes oficiales, estaba cargada con cinco balas que, por alguna razón, no se dispararon.
- El 22 de agosto, el fiscal a cargo de la llamada “causa Vialidad” -que gira, desde 2019, en torno a presuntas irregularidades sistemáticas en licitaciones en obra pública a lo largo del mandato de Néstor Kirchner y de los dos mandatos de CFK- solicitó una condena de 12 años de cárcel para la Vicepresidenta, y una inhabilitación perpetua para el ejercicio de cargos públicos. La causa se suma a otras tantas de las que es objeto la exmandataria, que denunciaba hace una semana -valga la ironía dramática- un “pelotón de fusilamiento mediático-judicial”.
- El pedido de condena a la Vicepresidenta se inscribe en un contexto de crisis económica marcada por una inflación galopante (71% anual), que eleva sin cesar el costo de vista de los argentinos, y una inestabilidad política profunda en la coalición gobernante (tres ministros de Economía en tan solo un mes). La posible inminencia de una condena vino a agitar un clima político ya decididamente tenso y dio lugar a movilizaciones de los dos lados de la grieta argentina, atravesadas por enfrentamientos entre manifestantes de campos adversos y entre militantes kirchneristas y la policía porteña.
- Tras el atentado del jueves por la noche, el presidente Alberto Fernández habló en cadena nacional y decretó feriado para este viernes. Desde el bloque opositor, personalidades políticas centrales como el expresidente Mauricio Macri y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta repudiaron el intento de magnicidio. El desafío para la clase política es ahora preservar la paz social, cuya fragilidad ha quedado de manifiesto; para el país, defender la democracia, recuperada hace apenas cuarenta años.