Nacido en 1977, Shi Zhan es profesor de ciencias políticas y relaciones internacionales, y director del Centro de Investigación de Política Mundial de la Universidad de Asuntos Exteriores de China. El trabajo de este joven y prolífico académico es interesante en varios sentidos. En primer lugar, por cuestionar las nociones tradicionales de lo que significa «China», pero también por observar el impacto de los algoritmos y el metaverso en la economía global y el poder de los Estados-nación. Para una introducción a la obra de Shi, se puede consultar la breve reseña que escribí sobre su libro más reciente 隔离,信任与未来 (Salir del capullo, aislamiento, confianza y futuro, Changsha: Hunan Wenyi Chubanshe, 2021).

El texto que traducimos aquí se publicó por primera vez en el canal de WeChat de Shi Zhan, por lo tanto, está dedicado a sus suscriptores. Después se publicó en el sitio web Exploración y Miradas Libres, un gran periódico con una importante audiencia. El primer interés de este texto es, por tanto, que no pertenece a la categoría de publicaciones que han logrado escapar a la censura china. Al contrario: los editores de una publicación importante consideraron oportuno publicarlo, por considerar que lo que Shi tenía que decir sería de interés para los lectores. Al leer este texto, este punto se vuelve aún más interesante.

Al igual que otros textos que han surgido en China tras la invasión de Ucrania, la publicación de Shi Zhan no encaja directamente con la forma en que el régimen y sus órganos de propaganda han tratado el problema. No defiende ni condena a ninguno de los dos bandos. Shi examina la guerra desde la perspectiva de las plataformas y las redes, observando las interacciones del mundo online y offline en la batalla y la imagen de la guerra. Estas observaciones lo llevan a algunas conclusiones interesantes: gracias a la organización de su resistencia, Ucrania habría comprendido cómo se ganarán las guerras futuras en la era del metaverso.

La guerra ruso-ucraniana sucede tanto online como offline, y ambas dimensiones están muy integradas y se influyen mutuamente, con las características de estar sumamente interconectadas. Se podría decir que es simplemente una guerra en el metaverso plagada de metáforas.

 La palabra que Shi utiliza aquí es 分布式, que significa literalmente «distribuido». «Interconectado» o «en red» parece tener más sentido aquí.

En mis últimas publicaciones («La actuación es la guerra», «Todo el mundo es un talk show», «La era de las cartas sobre la mesa»), he explicado varias veces cómo la participación en la era de las redes sociales hace de la guerra una experiencia individual —no colectiva—, lo que implica una redefinición de la misma.  Esto, a su vez, transforma la política. La política necesita contar una buena historia, además de desarrollar y actuar bien la historia. En términos de redes sociales, la actuación interactiva bidireccional de Zelenski en un pequeño teatro fue mejor que la actuación unilateral y centralizada de Putin en la gran pantalla, porque cuando Zelenski puso en escena su obra para todo el mundo, hizo de la guerra un proceso que sus fans podían seguir, lo que parece ser una metáfora del metaverso.

En un escenario así, el poder de los valores es mayor que nunca. A primera vista, los valores parecen ser sólo palabras, como burbujas flotantes, pero son precisamente los valores que guían el orden en la red los que pueden llegar a individuos que nunca habrían tenido la oportunidad de conocerse offline, movilizarlos online en diferentes formas de acción colectiva y transformarlos en una fuerza que está en todas partes y en ninguna, remodelando constantemente los límites de comportamiento de las partes involucradas (esto se analiza en mi post «Una era para poner las cartas sobre la mesa» a través de diferentes casos), lo que no tiene precedentes. Mucha gente piensa que el metaverso es sólo una novedad vacua, nada más que aire caliente, pero no entienden que, en la era de las redes, el poder de este «aire caliente» es mayor que nuestra imaginación tradicional. La era del metaverso se construye sobre esta base y reorganizará nuestra comprensión tradicional de elementos tan fundamentales como el agua, la tierra y el fuego.

La comunicación en la red ha reforzado el papel de los valores, a través de la narración que acompaña a la distribución de imágenes y de la ludificación del conflicto, que fomenta la participación y la movilización en toda la red.

El viceprimer ministro ucraniano y ministro de transformación de datos, Mikhailo Albertovich Fedorov (nacido en 1991), treintañero, antes de entrar en política era dueño de una empresa de marketing en internet y conoce bien las técnicas de comunicación en la red. Lo que al principio parecía una extraña elección por parte de Zelenski resultó ser un brillante golpe en la guerra del metaverso.  Fedorov es extremadamente imaginativo y entiende cómo utilizar las redes sociales para convertir la tragedia en comedia, cómo ludificar lo que realmente está sucediendo, siguiendo la lógica básica de la comunicación en el metaverso. Veamos algunos ejemplos.

Zelenski está en el corazón del campo de batalla de Kiev, pero puede dirigirse al Congreso de Estados Unidos, al Parlamento Europeo, etc., y obtener un enorme apoyo sin dar un paso fuera de la capital, lo que constituye en sí mismo una especie de integración de las realidades online y offline al estilo del metaverso. Un breve video difundido tras su discurso ante el Congreso de Estados Unidos contrastaba la belleza de la Kiev de antes de la guerra con la miseria de hoy, lo que, junto con la conmovedora música de fondo, mostraba brillantemente la tragedia actual en términos artísticos.

Según Shi, las redes sociales tienen el poder de convertir la guerra en una experiencia individual, ya que las imágenes de los campos de batalla pueden llegar directamente al smartphone de cualquiera, sin ningún tipo de mediación por parte de los gobiernos o los medios de comunicación. Desde luego, no es la primera vez que se produce un fenómeno de este tipo: se ha hablado mucho del poder de las redes sociales en las distintas revoluciones de colores que han sucedido en las últimas décadas. Dicho esto, el gobierno de George W. Bush prohibió en su momento las fotografías de los ataúdes de los soldados estadounidenses muertos en la guerra de Irak, lo que no fue más que uno de los muchos esfuerzos por controlar las imágenes y la narrativa de la guerra. La comunicación en la red permite «poner las cartas sobre la mesa», según Shi, y puede acabar dejando obsoleta la estrategia de los mensajes televisivos unidireccionales de Rusia.

Me recordó a las fotos que había visto antes tomadas por fotoperiodistas ucranianos de legisladores luchando en el edificio del parlamento, y que alguien dijo que le recordaban a Caravaggio, lo que dice mucho de la visión artística de los europeos del Este. En la era del metaverso, el uso de la tensión de las formas de arte para transmitir representaciones, al tiempo que se emplean las redes sociales para lograr una circulación viral, transmite la esencia del asunto, lo que constituye una capacidad clave. Hablé de esto a detalle en mi reciente post «Representación como esencia, performatividad como guerra».

La referencia a los cuadros de Caravaggio podría ser una alusión a una tendencia de Reddit, explorada en un artículo de The Guardian.

El principio del metaverso es ludificar la realidad. Los juegos son un poderoso motor de la naturaleza humana. El uso de métodos de ludificación puede inducir a grandes multitudes a construir el orden del metaverso a bajo costo y en red. La competencia es también una poderosa fuerza motriz de la naturaleza humana, y la guerra es la forma definitiva de la competencia. El metaverso, por lo tanto, ludificará la guerra para estimular el deseo de la gente de participar; lo que estamos presenciando hoy en Ucrania es una versión beta de esto.

Ludificar la guerra de este modo anima a más personas a pensar y participar en red. Un artista de Chicago ha creado figuras de Lego de Zelenski que se venden en línea para recaudar fondos para Ucrania. Es probable que veamos más iniciativas de este tipo, y todos los juegos a los que la gente juega difundirán subrepticiamente ciertos valores, alterando inconscientemente nuestra comprensión del mundo, modificando los límites de la legitimidad de diversos comportamientos, que es exactamente lo que hace el metaverso.

El metaverso no es sólo un mundo paralelo en línea, sino que existe como una integración de los mundos online y offline que se construyen mutuamente.  Volviendo a la dimensión offline de la guerra de metaversos entre Rusia y Ucrania, la naturaleza interconectada del metaverso se refleja de varias maneras.

En primer lugar, Ucrania está haciendo la guerra de una manera muy diferente a como se hacía en el pasado. En el transcurso de las reformas militares de los últimos años, el ministro de defensa ucraniano, Oleksii Reznikov (nacido en 1966), ha desmantelado las unidades de combate por encima del nivel de batallón, de modo que las unidades básicas de combate se han vuelto extremadamente dispersas y aplanadas, y al mismo tiempo, ha reforzado significativamente las capacidades de digitalización e inteligencia del sistema de mando.

El sistema de mando del ejército ucraniano es como una superplataforma, respaldada por la información aeroespacial integrada, sobre cuya base se despliegan pequeñas unidades de combate dispersas en ataques flexibles, utilizando misiles guiados Javelin y Stinger que cuestan cientos de miles de dólares para derribar tanques y aviones rusos de millones, incluso decenas de millones de dólares. El ejército ucraniano está haciendo todo lo posible por evitar las batallas frontales concentradas y, en cambio, está librando la guerra de forma dispersa y fragmentada, una guerra sumamente asimétrica de David contra Goliat. Las operaciones internas del ejército ucraniano son de bajo costo y de bajo suministro en cuanto al campo de batalla, pero de alto costo y alta tecnología en cuanto al sistema de mando; la situación del ejército ruso es exactamente la contraria.

Los conceptos en los que se basa este nuevo método de guerra —disperso, digitalizado, en red e inteligente— hacen que los métodos rusos de guerra a gran escala, como el de la Segunda Guerra Mundial, parezcan torpes y anticuados. La organización del ejército ucraniano sería totalmente inadecuada para las guerras extranjeras, pero muy apropiada para las guerras locales de autodefensa, y las filosofías militares y políticas que la sustentan están en consonancia con los valores de la red, en los que lo offline y lo online se unen en los niveles conceptual y organizativo, que a su vez se apoyan en plataformas digitales y de alta tecnología online y offline. La tecnología en sí misma es neutra, pero algunas características de ciertas tecnologías suelen resonar con determinadas orientaciones de valores o lógicas organizativas, lo que facilita la difusión de valores y formas organizativas específicas, como hemos visto muchas veces en la historia, y el metaverso de hoy es un ejemplo más.

La comunicación en la red, según Shi, fomentaría la toma de decisiones estratégicas inteligentes en el enfrentamiento entre David y Goliat, al menos en esta guerra. No es el primer analista que destaca el contraste entre una estrategia ucraniana basada en la agilidad táctica y el estilo tan de la Segunda Guerra Mundial del ejército ruso. Éste es el mensaje final que Shi Zhan parece querer transmitir a sus lectores: ponerse del lado de los ucranianos, no porque estén en el lado correcto, sino porque son los más inteligentes.

Esta lógica organizativa también permite la plena movilización de la población. Hace poco leí algo, que aún no ha sido verificado, en donde decía que Ucrania lanzó una aplicación que el público puede usar para fotografiar a las tropas rusas, y la aplicación descargará su ubicación y permitirá que el ejército ucraniano responda. De nuevo, no sé si sea cierto o no, pero si lo es, es extremadamente “metaverso” en el sentido de que lo online y lo offline están completamente interconectados, lo que hace que el ejército ruso se enfrente a fuerzas que están en todas partes y en ninguna, y que sean difíciles de combatir. Así que, aunque la aplicación no exista todavía, hay muchas posibilidades de que vaya a existir.

Otro dato es que dos estudiantes estadounidenses, cuyos nombres suenan como si fueran de Europa del Este, aunque no estoy seguro de que sean ucranianos, han desarrollado un sitio web que permite que los refugiados ucranianos y las familias europeas dispuestas a acogerlos se encuentren rápidamente. Es como una versión bélica de Airbnb, con la diferencia de que convierte la “gig economy”, donde el trabajo se hace por contratistas sin un salario garantizado, en “gig disaster-relief”, donde la asistencia tampoco está asegurada y en la que los valores de la red pueden ser una gran motivación para que la gente se involucre.

La experiencia en línea puede cambiar los límites del comportamiento, pero las cosas siguen sucediendo en el mundo offline. La guerra está lejos de terminar, así que sólo podemos observar y esperar. Lo mismo ocurre con el futuro metaverso, en el sentido de que el mundo online redefinirá el mundo offline, aunque el mundo online no pueda escapar a las diversas respuestas y limitaciones del mundo offline, lo que significa que el proceso es mutuamente constitutivo.  En este sentido, la guerra ruso-ucraniana puede verse como una versión beta del futuro, lo que vuelve a ser muy metaverso. Los tiempos están cambiando.

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