
Desde la toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero, Washington y Pekín se han visto envueltos en una escalada de la guerra comercial que ha llevado a un embargo recíproco, con aranceles del 145% y el 125% que hacen prácticamente imposible el comercio entre ambos países.
Si bien la parte china había negado las afirmaciones de la administración republicana de que ya se estaban celebrando conversaciones, Pekín ha cambiado de tono en los últimos días, indicando que estaba «evaluando las propuestas estadounidenses» para iniciar negociaciones sobre temas comerciales.