Tomáš Petříček


Mientras todos los focos están puestos en los drones y los oleoductos, Rusia lleva una década desplegando discretamente otra arma, menos ruidosa pero igual de poderosa.

Al arsenalizar la ayuda alimentaria a los países más pobres, Moscú está organizando un sistema de lealtad «desoccidentalizado».

Al integrar la agricultura en su política exterior, la Unión Europea tiene los medios para contraatacar.