Las sanciones fragmentan, las rivalidades geopolíticas dividen y recomponen. Sin embargo, la desglobalización no se refleja en las cifras ni en las instituciones.
En Europa está surgiendo una tentación: el desacoplamiento, que presenta grandes riesgos. Atrapada entre el conflicto y la inacción, la Unión tendrá que aprender a encontrar un camino a la altura de sus ambiciones -más allá de cualquier perspectiva de estabilidad-.