Raphaël Doan


En pocos meses, la IA ha borrado una distinción: es imposible saber si una imagen es «real» o «falsa». Esto no nos ha hecho más tontos ni más crédulos, pero sí increíblemente escépticos.

En un momento en que la fotografía ha dejado de ser prueba de realidad, toda imagen se ha convertido en objeto de desconfianza y plantea una pregunta vertiginosa: ¿qué tenemos que mostrar para que nos crean?

¿Y si la metáfora adecuada para entender la revolución de la IA generativa fuera el nacimiento de la fotografía? Después de la pintura, el daguerrotipo pretendía inaugurar una era de verdad. Después de Mindjourney o DALL-E, estamos entrando en una era en el polo opuesto de la fotografía: el reinado de las imágenes falsas -de vuelta al mundo anterior a 1839-.