Asia Septentrional

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Tras el giro de 180 grados de Donald Trump en la Casa Blanca, Vladimir Putin quiere recoger los frutos de su apuesta imperial.

En el último Consejo de Ministros de la Federación Rusa, el amo del Kremlin puso en escena una poderosa narrativa movilizadora, cuyo alcance no debe subestimarse: vivir bien en casa, hacer la guerra en el exterior.

Lo traducimos.

Al frente del país más sancionado del mundo y mientras la nueva administración estadounidense parece plegarse a todas sus exigencias, el amo del Kremlin pone en escena su regreso a la escena internacional.

En su última gran entrevista, Vladimir Putin anuncia una nueva realidad: el reparto de Ucrania marcará el regreso de la época de los imperios —la «normalización» con Washington marcará la definitiva vasallización del continente—.

En la parte trasera de un sedán blindado, Putin quiere suprimir Ucrania.

Tras las palabras de su asesor Patrushev, Vladimir Putin escenificó su posición en las negociaciones. Hablando desde el asiento trasero de un coche, señaló su voluntad de negociar de igual a igual con los Estados Unidos de Donald Trump —negando al mismo tiempo la existencia y la capacidad de acción de Ucrania, que mantiene en jaque a su ejército desde hace casi tres años—. 

Por primera vez en español, traducimos y comentamos esta entrevista clave.

«Los rusos viven en un mundo de Estados-nación, como los ucranianos, los alemanes y los franceses. No viven en un espacio imperial con fronteras que serían cambiantes».

En un estudio etnográfico que contiene más de 750 páginas de relatos de testigos presenciales, tres investigadoras del laboratorio de Oleg Zhuravlev llevaron a cabo un ejercicio novedoso: intentar definir la relación de los rusos con la guerra a partir de su percepción de la realidad. Resumimos las principales conclusiones de este estudio cualitativo.

Según Vladislav Surkov, durante mucho tiempo eminencia gris del Kremlin, con la guerra en Ucrania Vladimir Putin ha abierto una nueva era imperial a escala global. 

Desde entonces, todas las grandes potencias se proyectan en un espacio «sin fronteras».

«Turquía interviene en Siria según las mejores tradiciones de la Sublime Puerta; China teje lentamente sus Rutas de la Seda por todos los continentes; Trump reclama Groenlandia, Canadá y el Canal de Panamá…».

Lo traducimos y comentamos línea por línea.

Aunque Vladimir Putin acaba de afirmar lo contrario en su discurso anual a la nación, la caída de Asad plantea un problema existencial para el proyecto de Putin: por primera vez en siglos, Rusia podría dejar de tener acceso al Mediterráneo. Fiodor Lukianov es una voz poderosa entre la élite que trata de definir las doctrinas del Kremlin. En un texto muy comentado, aboga por un cambio sutil: aprovechar este fracaso para concentrar todo el esfuerzo de guerra en Ucrania.