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Doctrinas de la Rusia de Putin

La nueva guerra del Báltico: cómo la Rusia de Putin prepara su próximo escenario de operaciones

Doctrinas de la Rusia de Putin
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Serguéi Karaganov es uno de los pocos autores vivos que Vladimir Putin afirma leer.

Acaba de publicar un informe de 50 páginas que pretende sentar las bases para una refundación: el «Código del hombre ruso».

Para comprender su proyecto radical, presentamos la primera traducción íntegra, introducida y comentada por la investigadora Marina Simakova.

Mientras Putin se cree inmortal, en Rusia ahora se ofrece a las familias de los soldados muertos en Ucrania un paraíso barato.

Por unos pocos rublos, una IA genera contenidos morbosos: los rostros y las voces de soldados muertos despidiéndose por última vez de sus familias.

En el país de Surkov, la tecnología se utiliza para crear una realidad alternativa incluso después de la muerte —y siempre, como mostramos en estas traducciones comentadas— al servicio de la propaganda del régimen.

A su regreso de China, donde bromeó con Xi Jinping sobre la posibilidad de convertirse en inmortal, Vladimir Putin pronunció un largo discurso en Vladivostok.

Su anuncio: convertir el Lejano Oriente ruso —un territorio de 7 millones de kilómetros cuadrados con un PIB equivalente al de Bretaña— en un nuevo espacio de prosperidad económica.

En un país minado por la inflación, se dirigía sobre todo a los oligarcas.

Washington tiene una obsesión: ganar la guerra tecnológica con sus propios recursos.

Al desarrollar una estrategia de reducción de riesgos, la Unión se muestra más cautelosa.

Pero ambas estrategias podrían estar condenadas al fracaso: el dominio chino en el ámbito de los minerales críticos es sencillamente enorme.

Partiendo de esta constatación, una política realista debe saber combinar resiliencia y asimetría.

«Apreciamos la comprensión mostrada por la administración Trump, a diferencia de los europeos».

Decapitar la soberanía ucraniana sigue siendo el objetivo estratégico del Kremlin.

Pero para comprenderlo, hay que salir del espectáculo trumpista y leer las palabras de Lavrov, que traducimos y comentamos línea por línea.