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Para llevar a cabo la contrarrevolución en Washington y transformar la república estadounidense en imperio, Trump necesita una nueva élite —financiera, cultural y tecnocrática—.

Pero según una parte importante de esta base que aspira a gobernar, las élites no quieren al pueblo.

Publicamos y comentamos una de las fuentes intelectuales más influyentes en el centro de esta línea de fractura interna.

La fuerza bruta liberada por el «Liberation Day» es una señal: la Casa Blanca no quiere un «acuerdo de Mar-a-Lago» —y Trump está dispuesto a enfrentarse a los mercados—.

El inspirador de su doctrina económica, Stephen Miran, dio un giro de 180 grados y pronunció un discurso sorprendente: ilustra el cambio de una estrategia de negociación a una actitud de confrontación total.

Lo traducimos —con una introducción firmada por Shahin Vallée—.

«Así es como interpreto el plan: un arancel global permanente para dar preferencia a la fabricación nacional; un arancel permanente para China para desacoplar nuestras economías; aranceles recíprocos como medio de presión para incitar a otros socios comerciales a tomar decisiones políticas de reducción de déficits».

Según Oren Cass, uno de los economistas que lleva diez años tratando de dar cuerpo a una doctrina trumpista, la decisión de la Casa Blanca que ha provocado una crisis mundial en los mercados podría servir a un plan oculto inspirado en Reagan.

Lo traducimos y lo explicamos.

«Después de la pandemia, el mundo estaba maduro: había llegado el momento de la monarquía. Necesitábamos un monarca».

Hoy publicamos la primera parte de una larga entrevista con el influyente teórico de la Ilustración oscura, el filósofo orgánico de la contrarrevolución trumpista, Curtis Yarvin.

Un momento histórico: Estados Unidos declara la guerra comercial al mundo.

El gobierno estadounidense habla de «Liberation Day» y propone disrumpir la globalización —esta barrera arancelaria sin precedentes podría desencadenar una crisis económica—.

Seguimos analizando las tendencias, los análisis y los datos clave.

Un método de codificación que busca hackear el corazón de Estados Unidos podría destruir el dúo Trump-Musk —y explicar el acercamiento entre Washington y Moscú—.

En el centro de la aceleración reaccionaria, el D.O.G.E. se basa en una contradicción interna que podría debilitar la ambición imperial de Trump.

Andrea Venanzoni introduce un concepto clave.

Musk, «Big Balls» y los hombres del D.O.G.E están tomando el control del Estado federal estadounidense.

Detrás de esta blitzkrieg administrativa, la brutalidad aplastante de los algoritmos subvierte el poder infraestructural en todos los niveles de la administración —con un método: liberarse de toda regla; y un objetivo: hackear la democracia estadounidense—.

La visita de J. D. Vance a una base estadounidense en Groenlandia no es una visita de cortesía, sino una operación coercitiva que forma parte de una estrategia de conquista territorial.

La agenda de la administración Trump es clara, explícita y se repite en bucle ante el mundo entero: Estados Unidos se expandirá por todos los medios, incluidos los militares.

Para comprender la magnitud de esta ruptura, hay que visualizarla. Proponemos una cartografía en diez puntos.

El «Signal Gate» es la mayor brecha de seguridad en la historia reciente de Estados Unidos y la primera crisis real del gabinete del presidente Trump, que ahora está bajo presión de varios senadores republicanos.

The Atlantic acaba de divulgar la conversación completa entre J. D. Vance, Pete Hegseth, Stephen Miller y otros altos funcionarios, a la que se añadió inadvertidamente su editor jefe, Jeffrey Goldberg.

Estos mensajes son una radiografía del trumpismo, de su visión del mundo y de una ideología impregnada de un desprecio por Europa.

Hemos querido traducirlos in extenso.