
Los resultados del domingo acentuaron la fragmentación electoral alemana —en un país donde la opinión pública está cada vez más dividida—.
Si la «GroKo» es posible, la alianza entre el SPD y la CDU/CSU se fundamenta en bases electorales que nunca han sido tan frágiles: el futuro del país podría estar dictado por los extremos.
Según Jean-Yves Dormagen, Alemania, antaño modelo de estabilidad en Europa, está experimentando de forma brutal una nueva era: la de la polarización electoral.