Las relaciones comerciales y de seguridad entre Japón y Estados Unidos son una preocupación antigua de Donald Trump. En 1987, tras fracasar en su intento por adquirir el piano de la película Casablanca, que fue adjudicado a un postor japonés, compró una página completa en el New York Times, el Boston Globe y el Washington Post para publicar una carta abierta en la que criticaba la política exterior estadounidense.

Donald Trump ya estaba convencido de que Estados Unidos estaba «siendo engañado», pues garantizaba el orden mundial sin obtener ningún beneficio a cambio: «Es hora de que pongamos fin a nuestros enormes déficits haciendo que paguen Japón y todos aquellos que tengan los medios para hacerlo. Nuestra protección mundial representa cientos de miles de millones de dólares para estos países, y su interés en su protección es mucho mayor que el nuestro». La doctrina Miran ya está ahí, en estado embrionario.

Casi cuarenta años después, por fin ha llegado la factura. Japón va a pagar.

Anunciado el 23 de julio de 2025, el acuerdo comercial con Washington prevé limitar los aranceles impuestos a Tokio —lo que, en la mente de Trump, ya es una forma de hacer pagar a Japón— al 15 % a cambio de la reducción de sus propias barreras arancelarias y de compromisos de compra de productos agrícolas y energéticos.

Y lo que es más importante: Japón se compromete a invertir 550.000 millones de dólares en Estados Unidos.

Según Trump, se trata de una «bonificación a la firma»: dinero japonés que ahora pertenece a Estados Unidos. 1

A través de diferentes canales, los funcionarios japoneses han dejado claro que no lo ven así. Las negociaciones para precisar los términos del mecanismo totalmente inédito se prolongaron durante todo el verano. La publicación en línea del Memorándum relativo a los 550.000 millones de dólares nos permite ver las cosas con más claridad, dentro de los límites que permite la gran vaguedad trumpiana.

1 — La cartera de Donald Trump

Las palabras del Memorándum entre Estados Unidos y Japón son explícitas. A pesar de las negativas japonesas de este verano, la gestión del mecanismo de inversión está en manos de Estados Unidos.

Teniendo mínimamente en cuenta los intereses japoneses, es el presidente Donald Trump quien decide qué hacer con ese dinero basándose en inversiones preseleccionadas y estudiadas por las administraciones federales.

La gestión de este instrumento recae en un Comité de Inversión y un Comité Consultivo.

El primero, nombrado por el presidente de Estados Unidos, está dirigido por el secretario de Comercio e incluye a representantes de las administraciones estadounidenses pertinentes. Se encarga de recomendar los proyectos de inversión a Donald Trump, que es quien toma la decisión final.

El Estado japonés solo tiene voz consultiva, ya que solo está representado en un comité subordinado, el Comité Consultivo, al que el Comité de Inversiones debe solicitar una simple opinión que no tiene carácter vinculante.

Cuando el presidente de Estados Unidos decide una inversión, Japón tiene cuarenta y cinco días para transferir los fondos en dólares estadounidenses.

El documento prevé el caso en que Tokio decida no financiar una inversión. Esto conduce a una reducción de los rendimientos financieros de las inversiones ya realizadas según una escala particularmente compleja. El Memorándum también especifica que, en ese caso, Estados Unidos puede imponer aranceles a las importaciones a una tasa determinada por Donald Trump.

Descargar el PDF completo del Memorándum

2 — El acelerador de inversiones: un servicio de conserjería para las inversiones extranjeras directas

El 31 de marzo de 2025, Donald Trump decidió crear el U.S. Investment Accelerator.

Esta oficina, dependiente del Departamento de Comercio, tiene como objetivo facilitar la implantación en Estados Unidos de proyectos de inversión extranjera superiores a mil millones de dólares. Según el decreto presidencial que lo prevé, debe, en particular, «ayudar a los inversionistas a navegar eficazmente por los procesos reglamentarios», «aumentar el acceso y el uso de nuestros recursos nacionales» o «facilitar las colaboraciones de investigación con nuestros laboratorios nacionales». Esta oficina también asume las funciones de la Chips Office, creada bajo la administración de Biden por la Ley de Chips y Ciencia para aplicar la política industrial en el ámbito de los semiconductores.

Este organismo desempeña un papel determinante en virtud del Memorándum firmado con Japón.

Se encarga del trabajo preparatorio de los expedientes de inversión, del pago de los fondos por parte de las instituciones japonesas y de la gestión de las inversiones.

Probablemente estará al frente de la puesta en marcha del punto 9, que prevé que Estados Unidos trate de facilitar concesiones sobre terrenos federales, acceso al agua y la electricidad para los proyectos y organizar compromisos de compra (off-take).

3 — Dinero japonés, inversiones estadounidenses

El Memorándum recuerda que los 550.000 millones de dólares que prevé el acuerdo comercial entre ambos países deben invertirse en Estados Unidos «en diversos sectores, con el fin de promover los intereses económicos y de seguridad nacional, incluyendo, entre otros, los semiconductores, los productos farmacéuticos, los metales, los minerales críticos, la construcción naval, la energía (incluidos los oleoductos) y la inteligencia artificial/informática cuántica».

Ninguna cláusula del Memorándum sugiere que estos proyectos deban ser llevados a cabo por empresas japonesas.

Sin embargo, se prevé que, a la hora de seleccionar los proveedores de bienes y servicios para las inversiones, se dé prioridad, «cuando sea factible y posible», a los vendedores japoneses frente a los «vendedores y proveedores extranjeros».

En otras palabras: las empresas japonesas siguen siendo una opción de repliegue, por detrás de los proveedores estadounidenses.

4 — ¿Qué inversiones?

Teniendo en cuenta la lista de sectores mencionados como prioritarios, el gobierno federal podría utilizar los fondos japoneses para apoyar la construcción de fábricas de semiconductores, en sustitución de la Ley de Chips, tan criticada por Donald Trump, que prefiere los aranceles a las subvenciones para reindustrializar Estados Unidos.

También podrían utilizarse para desarrollar la capacidad de extracción y refinado de metales raros, ya que la dependencia de China ha quedado bien patente tras los controles a la exportación impuestos por Pekín en respuesta a la ofensiva arancelaria estadounidense. También es probable que se apoyen grandes proyectos de infraestructura digital, como los centros de datos.

Por lo tanto, es probable que los proyectos seleccionados sean, a priori, aquellos que no pueden financiarse sin intervención pública.

El proyecto de gasoducto de GNL en Alaska, valorado en 44.000 millones de dólares, hasta ahora había suscitado poco interés. Sin embargo, recientemente, la empresa eléctrica japonesa JERA y la siderúrgica coreana POSCO han manifestado su interés en abastecerse a través de este. 2

También existe el riesgo de que los fondos japoneses se canalicen en función de motivaciones políticas.

La gobernanza, que deja poco margen a la parte japonesa —la que arriesga su dinero—, hace temer que los proyectos sean de baja calidad y que el riesgo asumido por las instituciones japonesas pueda ser elevado, lo que provocaría pérdidas significativas para el Tesoro japonés, si tuviera que recapitalizar sus bancos públicos encargados de los activos tóxicos.

El fondo también podría utilizarse para reproducir la maniobra realizada con Intel. Nada en el Memorándum parece prohibir que los fondos se utilicen para adquirir participaciones en empresas estadounidenses. El secretario de Comercio ha insinuado recientemente que los industriales de la defensa podrían recibir el mismo trato. 3

Sin embargo, si se mantienen las normas que rigen actualmente las intervenciones de JBIC y NEXI, sería necesario que las empresas japonesas participaran en los proyectos, ya sea como coaccionarias o como proveedoras.

El proyecto Stargate podría desempeñar un papel importante para conseguir el objetivo del Memorándum, ya que ya cuenta con la participación de una empresa japonesa, SoftBank, cuyo director, Masayoshi Son, mantiene una relación privilegiada con la Casa Blanca. Su objetivo de invertir 500.000 millones podría cubrir una gran parte de los 550.000 millones previstos.

5 — ¿Cuál es el costo para Japón?

Para cada inversión, Estados Unidos debe crear una sociedad especializada —un vehículo de propósito especial (SPV, por sus siglas en inglés), como en cualquier contrato de financiación—.

Los ingresos de los proyectos financiados por la inversión japonesa deben regresar periódicamente al SPV y la liquidez disponible en esta estructura debe repartirse a partes iguales entre Estados Unidos y Japón, hasta que el importe pagado a cada uno sea igual al importe de la inversión, remunerado a una tasa determinada por ambos países en función del riesgo del proyecto. Esta primera fase corresponde más o menos al reembolso de un préstamo sin intereses.

Es a partir de ahí cuando el instrumento de inversión se desequilibra por completo: el reparto de las distribuciones de flujos de caja se realiza en un 90 % a favor de Estados Unidos y un 10 % a favor de Japón.

El costo de este acuerdo para Japón depende, por tanto, de la naturaleza de los fondos aportados.

Si, por ejemplo, los 550.000 millones corresponden a capital propio, este mecanismo de distribución de los flujos de caja es especialmente desfavorable para Japón: como único aportador de capital, en principio debería tener derecho a la totalidad de los flujos de caja. Sin embargo, en este caso, debe compartir la mitad hasta que haya recibido el equivalente a la remuneración de un préstamo —lo que no está garantizado, ya que un proyecto puede fracasar o su rentabilidad puede resultar insuficiente—, tras lo cual solo recibe el 10 % de las distribuciones. Por lo tanto, se beneficia de menos de la mitad de los ingresos que podría esperar un accionista. Según esta interpretación, 300.000 millones de dólares se «regalarían» simplemente a Estados Unidos.

También se puede considerar, como sugiere el negociador jefe japonés, Ryosei Akazawa, que el fondo japonés no esté compuesto principalmente por capital propio, sino por préstamos —emitidos por bancos públicos o garantizados por ellos—. En esta hipótesis, si el SPV reembolsa el capital y los intereses de estos importes prestados, el costo para Japón sería menor. La distribución desigual —Estados Unidos recibe una parte aunque no desempeña el papel de aportador de fondos— solo afectaría a los flujos de caja después del pago de la deuda y los intereses. En este caso, Japón podría recuperar su inversión.

6 — ¿De dónde viene el dinero?

El Memorándum no especifica el origen de los fondos que deben desembolsarse.

Sin embargo, hay una pista: el diferencial de tasas utilizado para calcular la remuneración no podrá «superar el diferencial medio que el Banco Japonés de Cooperación Internacional (JBIC) y los bancos comerciales que se benefician de las garantías de la Nippon Export and Investment Insurance (NEXI) han cobrado por los préstamos con un vencimiento de 10 años o más en los últimos 6 meses».

Esta frase confirma los mensajes de los funcionarios japoneses en este sentido. 4

El uso de estos dos bancos sugiere que los fondos no podrán ser inyecciones de capital, sino préstamos, ya que este es el principal método de intervención de ambas instituciones.

El Banco Japonés de Cooperación Internacional

El JBIC se encarga de apoyar las exportaciones y el desarrollo internacional de las empresas japonesas mediante préstamos a la exportación, préstamos para inversiones directas en el extranjero e inversiones en capital, en particular en joint-ventures con socios japoneses. Los beneficiarios de los préstamos pueden ser empresas japonesas, pero también extranjeras, por ejemplo, si el préstamo se utiliza para comprar maquinaria fabricada en Japón.

El importe de estas intervenciones es significativo. En el año fiscal 2023, el JBIC movilizó 1,257 billones de yenes en préstamos (8,500 millones de dólares), 175.000 millones de yenes en garantías y 17.000 millones de yenes en fondos propios (100 millones de dólares). En total, el saldo vivo de préstamos, garantías e inversiones asciende a 18.555 billones de yenes en el año fiscal 2023 (124.000 millones de dólares), en su gran mayoría préstamos, de los cuales una parte importante se destina a inversiones en el extranjero (14.485 billones de yenes). Su cartera de inversiones en fondos propios es mucho menor: 321.000 millones de yenes, es decir, 2.000 millones de dólares.

Nippon Export and Investment Insurance

NEXI es la agencia de crédito a la exportación de Japón.

Ofrece garantías a los exportadores japoneses y a las entidades financieras que conceden créditos relacionados con la exportación. Esta institución también puede, en determinadas situaciones, contribuir a la financiación de inversiones en el extranjero. Por ejemplo, contribuyó a la financiación de la fábrica Northvolt de Skellefteå, en Suecia, mediante una garantía otorgada a un préstamo concedido a la empresa por un consorcio bancario para la compra de equipos japoneses. En 2024, la NEXI ofreció garantías por valor de aproximadamente 7,6 billones de yenes (51.000 millones de dólares), de los cuales solo el 6,4 % estaba relacionado con Estados Unidos. En total, garantizó 15,5 billones de yenes, es decir, 105.000 millones de dólares a finales de 2024.

Teniendo en cuenta el tamaño y las actividades de las dos instituciones previstas para llevar a cabo las inversiones, parece poco probable que esta financiación adopte la forma de capital propio.

Además, sigue siendo difícil entender cómo el JBIC y NEXI podrían respaldar 550.000 millones de inversiones en Estados Unidos en cinco años, ya que esta cantidad supera significativamente su volumen de actividad actual. Podría ser necesaria una recapitalización de estas dos instituciones por parte del contribuyente japonés, lo que sin duda aumentaría la visibilidad política del Memorándum en Japón.

7 — El banquero del mundo sin duda puede prestar un poco más

El aumento de las inversiones japonesas en Estados Unidos —y, por lo tanto, de las compras de dólares por parte de los residentes japoneses— podría provocar la apreciación de este último y debilitar el yen. Sin embargo, el tamaño de la economía japonesa y el lugar que ocupa el yen en el sistema monetario internacional hacen que las cantidades previstas sean, a priori, soportables sin provocar un problema de balanza de pagos o una caída masiva del yen.

El mercado de divisas del yen es importante y líquido.

La moneda japonesa es la tercera más negociada después del dólar y el euro, y participó en el 16,7 % de las transacciones de divisas en 2022. También es la tercera moneda de reserva mundial. La balanza de pagos está equilibrada gracias a los elevados ingresos de los activos invertidos en el extranjero, que representaron el 6,1 % del PIB en 2024.

De hecho, Japón ya es el primer tenedor de activos extranjeros netos, con una posición exterior que asciende a 3,4 billones de dólares en el tercer trimestre de 2024, lo que representa el 83 % del PIB. Estos ingresos compensan un ligero déficit comercial (-1 %) y una importante salida de capitales.

8 — ¿Podrá el próximo gobierno japonés aplicar este acuerdo?

El Partido Liberal Democrático (PLD), en el poder casi ininterrumpidamente desde su creación en 1955, 5 se encuentra hoy, junto con su aliado Komeito, sin mayoría en la Dieta.

En las últimas elecciones de octubre de 2024, obtuvo el 26 % de los votos, lo que supone un descenso de casi 8 puntos con respecto a su resultado en 2021. Por su parte, el Komeito obtuvo el 11 % de los votos, lo que supone un descenso de 1,5 puntos. Las elecciones a la Cámara Alta del 20 de julio de 2025 confirmaron aún más este desamor hacia el PLD, ya que este obtuvo menos del 22 % de los votos, lo que supone un descenso de casi 13 puntos (el Komeito perdió 3 puntos, hasta situarse en torno al 9 %) .

Esta dura derrota provocó llamados a la renuncia del primer ministro Ishiba dentro del propio PLD, menos de un año después de su llegada al poder.

Anunciada el 7 de septiembre, esta renuncia dio inicio a una carrera por la presidencia del partido y el cargo de primer ministro, que enfrentará principalmente al ministro de Agricultura, Shinjirō Koizumi (hijo del exprimer ministro Junichiro Koizumi) y a Sanae Takaichi, que ya se enfrentó a Ishiba en 2024.

Sin mayoría en la Dieta, queda por ver si la persona que asuma la dirección del gobierno japonés será realmente capaz de aplicar un acuerdo que sus oponentes políticos califican habitualmente de tratado desigual. 6

9 — Corea del Sur rechaza por ahora el modelo japonés

Al igual que el acuerdo con Japón, el acuerdo entre Estados Unidos y Corea del Sur también incluye un compromiso en materia de inversiones.

El importe asciende a 350.000 millones de dólares, de los cuales 150.000 se destinarán a la construcción naval, bajo el lema «Make American Shipbuilding Great Again».

Si bien ambos países están actualmente inmersos en negociaciones sobre la aplicación operativa de este acuerdo, la prensa coreana hace eco de los desacuerdos expresados por los negociadores coreanos en cuanto a las modalidades, ya que estos desean que la gran mayoría de los fondos movilizados se destinen a garantías.

Según el jefe de gabinete del presidente coreano, el proyecto presentado por Estados Unidos no se diferencia del Memorándum entre Estados Unidos y Japón. Por lo tanto, no tendría en cuenta ciertas diferencias profundas entre las economías japonesa y coreana, especialmente en materia de divisas. 7

Corea del Sur dispone de menos reservas de divisas que Japón: 420.000 millones frente a más de 1,2 billones de dólares. 8 El mercado del won tiene mucha menos profundidad y Seúl, a diferencia de Tokio, no dispone de un acuerdo de swap de divisas ilimitado con la Reserva Federal estadounidense. El temor de los dirigentes coreanos es que, si firmaran un acuerdo similar en todos los aspectos al que ha cedido Japón, se producirían fuertes presiones sobre el won y los bonos del Tesoro coreano.

En este contexto, la incursión en la fábrica Hyundai en construcción, que condujo a la detención de más de 300 ciudadanos surcoreanos, 9 aumentó la tensión entre ambos países y empañó las inversiones coreanas en Estados Unidos. El presidente surcoreano afirmó que, si no se reforma el sistema de visados estadounidense, las empresas coreanas dudarán en invertir en Estados Unidos. 10

10 — ¿Correrán la misma suerte los 600.000 millones de dólares de inversión previstos en el acuerdo de Turnberry entre la Unión y Estados Unidos?

En el acuerdo del 27 de julio, a cambio de una reducción de los aranceles «recíprocos» al 15 % y de excepciones para determinados productos —medicamentos genéricos, aviones y sus componentes, etc.—, la Unión se comprometió, en particular, a invertir 600.000 millones de euros de las empresas europeas en Estados Unidos.

Para Donald Trump, se trata de un «regalo» con el que puede hacer exactamente lo que le plazca.

Pero para la Unión Europea, que recuerda que no tiene poder para influir de manera significativa en las decisiones de inversión de las empresas —y que no dispone de los instrumentos financieros y el margen presupuestario del gobierno japonés—, se trata únicamente de una estimación de las inversiones que podrían realizar las empresas europeas en los próximos cuatro años.

La declaración conjunta del 21 de agosto parece demostrar, por tanto, que la Unión ha logrado imponer su interpretación —al menos en este punto—, ya que no menciona ningún mecanismo bilateral que implique a los Estados, sino que solo afirma que «las empresas europeas deberían invertir 600.000 millones de dólares adicionales en sectores estratégicos de Estados Unidos de aquí a 2028». 11

Notas al pie
  1. Francis Tang, «Trump: The $550 billion pledged by Japan is ‘our money’», The Japan Times, 6 de agosto de 2025.
  2. «Japan gov’t welcomes energy firm Jera’s interest in LNG project in Alaska», The Mainichi, 12 de septiembre de 2025.
  3. Chris Iorfida, «The U.S. government has taken a stake in Intel. Defence industry contractors could be next», CBC News, 7 de agosto de 2025.
  4. Francis Tang, «Akazawa heralds U.S. trade deal as he moots wrinkle in it», The Japan Times, 9 de septiembre de 2025.
  5. Solo ha habido dos periodos en los que el cargo de primer ministro ha sido ocupado por personas pertenecientes a partidos distintos del PLD: 1993-1996 y 2009-2012.
  6. Tobias Harris, «Ishiba’s Trump trade pact fuels ‘unequal treaty’ firestorm», Asia Times, 7 de agosto de 2025.
  7. Hyung-Kyun Kim y Ri-Ahn Kim, «Seoul warns MASGA project at risk as $350 bn fund talks with Washington stall», The Korean Economic Daily, 9 de septiembre de 2025.
  8. Datos del Banco Mundial.
  9. Allison Morrow, «South Korea just learned a deep lesson about dealing with Donald Trump», CNN Business, 9 de septiembre de 2025.
  10. «South Korea president says Korean companies will hesitate to invest in US without better visa system», ABC News, 11 de septiembre de 2025.
  11. Comisión Europea, Joint Statement on a United States-European Union framework on an agreement on reciprocal, fair and balanced trade, 21 de agosto de 2025. Las cursivas son nuestras.