Mientras persiste la incertidumbre sobre varios elementos incluidos en el acuerdo anunciado en Turnberry, y la Unión y Estados Unidos aún no han logrado ultimar una declaración conjunta, la naturaleza de la promesa de 600.000 millones de inversiones europeas parece ser lo único que le importa al presidente Trump.

  • Así, hoy martes 5 de agosto ha aportado elementos aclaratorios que podrían contradecir totalmente la línea defendida hasta ahora por la Comisión.
  • El presidente estadounidense ha explicado a los periodistas de la cadena CNBC que esta cantidad no se refiere a inversiones ni a préstamos, sino a una «donación» a cambio de aranceles más bajos.

(La traducción íntegra del extracto se encuentra al final del artículo).

  • Esta declaración da a entender que esta suma no sería uno de los accesorios del acuerdo preliminar, sino que estaría en el centro de lo que el acuerdo con la Unión debe aportar a los Estados Unidos.
  • En otro pasaje de la entrevista, precisa esta lógica: «Algunos países han venido a vernos preguntándonos: ¿por qué la UE paga menos [derechos de aduana] que yo? Pues porque me ha dado 600.000 millones de dólares».
  • Estos 600.000 millones se convierten así en un instrumento de chantaje en el marco de las negociaciones en curso para precisar los términos del acuerdo preliminar: en CNBC, Trump declara que, si estas inversiones no se realizan, aumentará los aranceles al 35%, un porcentaje aún superior al 30% anunciado inicialmente.

Hasta ahora, la Comisión había afirmado que la cifra mencionada por Donald Trump al margen del «deal» era una estimación basada en los anuncios de inversión de empresas europeas para los próximos tres años.

  • Así lo explicaba el 29 de julio: «Las empresas de la Unión han manifestado su interés en invertir al menos 600.000 millones de dólares (unos 550.000 millones de euros) en diversos sectores de los Estados Unidos de aquí a 2029, lo que aumentará la ya considerable cifra de 2,4 billones de euros de inversiones existentes». Por otra parte, estos compromisos no tienen ningún valor jurídico y la Comisión no puede obligar a las empresas privadas a invertir. 
  • El presidente estadounidense contradice totalmente esta línea. En efecto, según Trump, no se trataría de manifestaciones de interés —por naturaleza no vinculantes—, sino de una transferencia directa sobre la que Estados Unidos tendría todo el control.

Ante la capitulación de la Unión, podría comenzar una nueva fase de la guerra comercial, mucho menos marcada por la búsqueda de la estabilidad y la certidumbre que por la voluntad de seguir ejerciendo presión por la fuerza sobre el sistema político y económico europeo.

  • En la primera fase, según el asesor económico Stephan Miran, habría bastado con que los aliados estadounidenses no aplicaran represalias contra los aranceles para apaciguar las demandas de la Casa Blanca: «Pagar derechos de aduana sin tomar medidas de represalia es una forma excelente de que otros países contribuyan a compartir la carga del sistema de seguridad que proporcionamos».
  • Hoy hemos entrado en una lógica aún más evidente de chantaje protector, según la expresión de Olivier Schmitt, en la que las demandas de la Casa Blanca se asemejan más a una lógica de tributo que a la de un acuerdo.

Las palabras de Donald Trump también confirman que Estados Unidos busca dos tipos de concesiones que son evidentes en los acuerdos alcanzados:

  • El primer grupo de países ha hecho concesiones en materia de acceso a su mercado (como Vietnam y Filipinas).
  • El segundo grupo de países ha comprado un acuerdo prometiendo inversiones y compras de energía y equipos militares, como la Unión Europea, Japón y Corea del Sur. La presidenta de Suiza, que se encuentra actualmente de visita en Estados Unidos para evitar la aplicación de aranceles del 39% a partir del 8 de agosto, podría seguir el mismo camino.

A continuación reproducimos íntegramente esta conversación:

«Los europeos pagan 600.000 millones de dólares y esa es la única razón por la que he reducido sus aranceles del 30 al 15%.

Algunos países han venido a vernos preguntándonos: ¿por qué la UE paga menos que yo? Pues porque me ha dado 600.000 millones de dólares.

Es un regalo. No es un préstamo, por cierto. (…)

Nos han dado 600.000 millones de dólares que podemos invertir en lo que queramos.

Los detalles del acuerdo son 600.000 millones de dólares para invertir en lo que YO quiera. Cualquier cosa. Puedo hacer absolutamente cualquier cosa con ellos».