Más de una docena de países y organizaciones internacionales han adoptado ya documentos de referencia sobre el Indopacífico, presentados bajo diversas denominaciones, como estrategias, visiones, directrices y perspectivas. El área cubierta por estos documentos también varía en su alcance dependiendo de si incluye o no la costa este de África y la costa del Pacífico del continente americano.
Sin embargo, lo que todos estos documentos tienen en común es que el Indo-Pacífico presenta tres características:
- Incluye el centro de gravedad de la economía mundial, aportando más del 35% de la riqueza global y el 70% de su crecimiento. Las proyecciones del Banco Asiático de Desarrollo indican que podría representar más de la mitad del PIB mundial de aquí a 2050. Esto se refleja también en su alto nivel de integración económica, con más del 60% del comercio intrarregional 1, una clase media dinámica y una importante inversión en innovación, sobre todo en tecnología digital, con la mitad de los usuarios de Internet del mundo;
- Es el escenario de múltiples focos de tensión (el Mar de China, la península de Corea, el estrecho de Taiwán, la frontera sino-india, el Golfo Arábigo-Pérsico) y de la rivalidad estratégica sino-estadounidense, acentuada por la falta de una arquitectura de seguridad;
- Por último, desempeña un papel crucial en nuestra capacidad para hacer frente a los retos mundiales, incluida la defensa de los bienes comunes (lucha contra el calentamiento climático, protección de la biodiversidad, gestión sostenible de los océanos, vigilancia epidemiológica).
La pertinencia del término Indo-Pacífico reside también en el hecho de que no se limita a designar una zona geográfica, sino también, y sobre todo, una construcción geopolítica. Así lo demuestra el hecho de que se tengan en cuenta dos dimensiones intrínsecamente vinculadas:
- La preeminencia de la noción de flujos, en el centro del proceso de globalización, que resulta de la «maritimización» del mundo y la superación de los enfoques basados en regiones y subregiones. Al centrarnos en la conectividad entre los océanos Índico y Pacífico, estamos desplazando el análisis de las cuestiones internacionales de la tierra al mar (el 90% de las exportaciones mundiales se transportan por barco, el 99% de las conexiones a Internet se realizan a través de cables submarinos y una gran proporción del suministro energético se realiza por vía marítima);
- La creciente asertividad de China, con el despliegue de la iniciativa «Belt and Road» y las «Rutas Marítimas de la Seda» y ahora la «Iniciativa de Desarrollo Global», así como sus múltiples foros «China+X», dedicados a Asia Central, el Océano Índico, la cuenca del Mekong y el Pacífico Sur, que pretenden formar parte de formatos más amplios en los que China busca desempeñar un papel protagonista (BRICS+, Organización de Cooperación de Shanghái, etc.). Para hacer frente a los retos que plantea esta reconfiguración del equilibrio estratégico a favor de China, algunos países, India en particular, quieren actuar como contrapeso, mientras que otros buscan preservar su margen de maniobra formando parte de una red de alianzas y asociaciones alternativas.
También hay que señalar que el concepto de Indo-Pacífico, coherente con la primacía otorgada a la dimensión marítima, está provocando un cambio en el estatus de las islas. A menudo percibidas en términos de sus vulnerabilidades (falta de conectividad, impacto del cambio climático), ahora son actores cada vez más relevantes en vista de su mayor papel en el control de las rutas marítimas y la economía azul.
La adopción de la noción de Indo-Pacífico por parte de una serie de actores internacionales se mantiene, por tanto, fiel en líneas generales a la visión inicial desarrollada por el primer ministro Shinzo Abe en su discurso ante el Parlamento indio en 2007, en el que abogaba por el establecimiento de una «Gran Asia» que se extendiera desde el océano Índico hasta el océano Pacífico en forma de un «mar de libertad y prosperidad, transparente y abierto a todos».
No obstante, conviene subrayar que la adhesión al concepto Indo-Pacífico, o su aceptación por quienes no desean oponerse frontalmente, en particular los pequeños Estados insulares, va acompañada de enfoques diferenciados de un actor a otro, siendo esta plasticidad, por otra parte, una garantía de apropiación y eficacia.
En este sentido, la estrategia francesa se caracteriza por su singularidad, estructurada en torno a los siguientes retos:
- Resistir a la lógica de bloques y a la emergencia de una nueva bipolarización;
- Promover «asociaciones de soberanía»;
- Apoyar activamente el multilateralismo regional;
- Convertir a los territorios de ultramar en actores y beneficiarios de la estrategia;
- Actuar como fuerza motriz dentro de la Unión.
Para analizar su lógica de conjunto proponemos esta presentación.
1 — Resistir a la lógica de bloques y la emergencia de una nueva bipolarización
Uno de los principales principios y objetivos de la estrategia de Francia para el Indo-Pacífico, tal y como se establece en los discursos fundadores del Presidente de la República en 2018 y en los documentos de referencia 2, es mantener un espacio abierto e inclusivo, libre de cualquier forma de coerción y basado en el respeto del derecho internacional y el multilateralismo. Esto se traduce en una preocupación constante por la autonomía estratégica de nuestra capacidad de análisis y de acción en este espacio, como lo demuestran los despliegues regulares y operativos de la Marina y del Ejército del Aire franceses. Estas advertencias estratégicas a nuestros competidores tienen por objeto respetar la libertad de navegación y de sobrevuelo, garantizar el acceso a los espacios comunes y mantener la estabilidad estratégica en un contexto de relaciones de fuerza desinhibidas. También nos permiten participar en maniobras militares con vistas a reforzar nuestra interoperabilidad con las fuerzas armadas de los países socios, así como llevar a cabo operaciones de vigilancia, especialmente en el ámbito de la no proliferación. Estos despliegues se completan con la presencia de nuestras fuerzas de soberanía (sur del Océano Índico, Nueva Caledonia y Polinesia Francesa) y de nuestras fuerzas de presencia (Emiratos Árabes Unidos y Yibuti), que siguen reforzándose en el marco de la ley de programación militar 2024-2030.
Frente a los intentos de construir esferas de influencia o de buscar prioritariamente un alineamiento estratégico, buscamos favorecer un enfoque que consista en responder a los desafíos planteados por el ascenso de China, evitando al mismo tiempo alimentar una lógica de bloques, susceptible de contribuir a la intensificación de la competencia sino-estadounidense, reforzando los riesgos de escalada y, en última instancia, dando cuerpo a la profecía autocumplida de una confrontación ineluctable, propuesta por Graham Allison con su famosa «trampa de Tucídides» 3. Al dar prioridad a la movilización de un sistema multilateral eficaz e integrador, capaz de aportar respuestas concretas y sostenibles, nuestro posicionamiento se esfuerza por ofrecer a nuestros socios una alternativa a la narrativa china consistente en promover a Pekín como portavoz del «Sur Global» o en explotar la división artificial en torno a «Occidente contra el Resto». Esto se refleja en los viajes, a menudo sin precedentes, del Presidente a varios países en desarrollo para lanzar programas de cooperación en respuesta a sus retos prioritarios (Mongolia en mayo de 2023, Vanuatu y Papúa Nueva Guinea en julio de 2023, Sri Lanka en julio de 2023, Bangladesh en septiembre de 2023).
En consonancia con el tríptico europeo de «socio, competidor, rival sistémico», Francia se esfuerza, sin ingenuidad, por mantener un diálogo exigente y ámbitos de cooperación con Pekín, en particular sobre cuestiones globales (clima, no proliferación, deuda de los países en desarrollo) y crisis internacionales (Ucrania, Irán, Oriente Próximo, Corea del Norte), todas ellas cuestiones esenciales con un país que es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo, Francia contribuye activamente a crear las condiciones necesarias para el establecimiento de unas normas de competencia leal y un reequilibrio de las relaciones entre China y Europa, basado en el enfoque «derisking without decoupling».
Si bien Francia evita considerar la región Indo-Pacífica como intrínsecamente conflictiva, subraya que su posición no equivale en modo alguno a una relación de equidistancia entre Washington y Pekín. Fiel al principio de «aliado, pero no alineado», Francia comparte con Estados Unidos, como potencia residente en el Indo-Pacífico, numerosas convergencias sobre los retos de la región y las respuestas a los mismos. Sin embargo, sigue defendiendo que nuestros matices son bazas para construir una complementariedad estratégica con Estados Unidos. Con esta perspectiva, en 2024 se estableció un diálogo franco-estadounidense sobre el Indo-Pacífico a nivel del Vicesecretario de Estado estadounidense y del Director Político del Quai d’Orsay. El objetivo de este diálogo es poner en marcha iniciativas concretas de cooperación que ilustren nuestras sinergias en diversos ámbitos, como la seguridad marítima, la respuesta a las catástrofes naturales, el cambio climático y los proyectos de infraestructuras, aprovechando nuestras respectivas ventajas comparativas frente a los distintos socios de la región.
Esta posición francesa (ningún enfoque de confrontación con China, ninguna equidistancia entre Pekín y Washington, ningún alineamiento estratégico con Estados Unidos) es generalmente bien comprendida y apreciada por los países del Indo-Pacífico, la gran mayoría de los cuales temen verse obligados a «elegir» entre Pekín y Washington. Ven en la diversificación de sus asociaciones una oportunidad de aumentar su margen de maniobra para «navegar» más eficazmente en un entorno cada vez más sometido a la competencia estratégica entre grandes potencias o potencias regionales. Frente a los intentos de imponerse a escala regional, los países del Indopacífico han desarrollado estrategias para sortearlos o evitarlos. Algunos participan en formatos institucionales múltiples y competidores, o incluso en asociaciones o alianzas que podrían percibirse como exclusivas (por ejemplo, la doctrina del «multialineamiento», que permite a India participar en el QUAD Indo-Pacífico y en la Organización de Cooperación de Shanghai). Otros practican lo que puede asimilarse a una política de cobertura (hedging), que consiste en dar un valor fluctuante a sus activos con cada competidor para defender sus intereses y preservar su libertad de acción. Muchos de estos países, algunos de los cuales obtuvieron su independencia hace relativamente poco tiempo, han tratado tradicionalmente de mantenerse alejados de las rivalidades de poder, en particular entre las potencias soviética y estadounidense, al tiempo que han tenido que asumir el hecho de que China se ha convertido en su principal socio económico. Para algunos países que han optado por el alineamiento estratégico, también existe la alternativa de mantener una relativa incertidumbre ante una posible reversión de su lealtad.
Así, la estrategia francesa debe hacer frente a la creciente fluidez de las relaciones internacionales, encarnada en estas asociaciones de conveniencia y este arte de combinar interdependencias, esforzándose al mismo tiempo por hacer prevalecer un marco duradero de valores e intereses compartidos.
2 — Promover «asociaciones de soberanía»
La puesta en práctica de la estrategia francesa pretende abordar todos los retos a los que se enfrenta la región Indo-Pacífica mediante un enfoque cooperativo y multidimensional.
Además de la defensa y la seguridad, que representan un componente estructurante de la estrategia Indo-Pacífico, también se centra en los retos vinculados a la lucha contra el calentamiento climático, la protección de la biodiversidad, la gestión sostenible de los océanos, las cuestiones de conectividad y la salud. En cada uno de estos ámbitos, nuestra prioridad es forjar «asociaciones de soberanía» con los países del Indo-Pacífico, concebidas como objetivos compartidos para reducir la dependencia y aumentar la resiliencia mediante programas de cooperación para hacer frente a los retos comunes. Estas asociaciones de soberanía, que representan ganancias compartidas en términos de autonomía, conforman así una agenda positiva en respuesta a los retos prioritarios dentro del espacio indo-pacífico.
La AFD es uno de los principales operadores franceses implicados en el Indo-Pacífico, con 11.200 millones de euros en compromisos pendientes (el 23% de su balance global), dedicados principalmente a la resiliencia climática, la protección de la biodiversidad, la gestión sostenible de los océanos y las finanzas verdes 4. También actúa en el Indo-Pacífico, apoyando la labor de los bancos multilaterales (Banco Mundial, Banco Asiático de Desarrollo y Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras). Su mandato se ha ampliado para permitirle trabajar con las islas del Pacífico en proyectos regionales que les ayuden a adaptarse al cambio climático 5. Además, la AFD acaba de ampliar su red en el Pacífico Sur con la apertura de oficinas en Vanuatu, Fiyi y Papúa Nueva Guinea, y ha multiplicado por cinco su presupuesto para la región, que alcanzará los 200 millones de euros en 2027.
Entre las realizaciones concretas en este ámbito cabe citar el programa «Varuna» a escala del Océano Índico, financiado por la AFD con el IRD y el CIRAD como socios y Expertise France como gestor del proyecto, para la protección de la biodiversidad y la gestión de las zonas marinas protegidas, y más recientemente el programa BRIDGES sobre la resiliencia climática y la adaptación de los ecosistemas ecológicos y marinos. En Oceanía, la iniciativa «KIWA» abarca ya 19 estados y territorios insulares del Pacífico para combatir el impacto del cambio climático mediante soluciones basadas en la naturaleza, como las granjas orgánicas, la difusión de la agroecología y las prácticas agroforestales, y la restauración de los arrecifes de coral. El lanzamiento en la COP28 del «paquete bosques, naturaleza y clima» con Papúa Nueva Guinea, la 3ª mayor reserva de bosque primario del mundo, también forma parte de este marco. En materia de seguridad sanitaria, la creación de una red indo-pacífica de vigilancia epidemiológica busca coordinar los sistemas existentes en el Pacífico, el Sudeste Asiático y el Océano Índico, reforzando los enfoques integrados de la salud humana, animal y medioambiental. Todos estos programas, concebidos para reunir a un número creciente de donantes internacionales y apoyados principalmente por organizaciones regionales, ayudan a promover un enfoque integrado en toda una región o subregión. También contribuyen al intercambio de experiencias y buenas prácticas entre iniciativas similares a escala del Indo-Pacífico, y sensibilizan a nuestros socios sobre las ventajas de adoptar un enfoque proactivo de gobernanza regional integradora para hacer frente a retos compartidos. Es la multiplicación de estos programas, creando redes de intereses compartidos y vínculos de solidaridad entre los socios, lo que permite dar una respuesta colectiva al servicio de la autonomía y la libertad de acción de los países del Indopacífico. También contribuyen a preservar y asegurar el medio ambiente en nuestros territorios de ultramar, que se enfrentan a los mismos retos que nuestros socios del Indo-Pacífico.
En apoyo de estos programas, Francia se esfuerza por desarrollar asociaciones privilegiadas con algunos países afines del Indo-Pacífico. Es el caso, en particular, de India, con la que se ha adoptado una hoja de ruta franco-india para el Indo-Pacífico, centrada en particular en la seguridad marítima y la acción gubernamental en el mar, la economía azul y la gobernanza de los océanos, al tiempo que se ha creado un centro regional franco-indio de ciencias de la salud con el apoyo de Campus France 6. Con Japón, un grupo de trabajo sobre el Indo-Pacífico pretende reforzar la coordinación de proyectos en terceros países en torno a sectores prioritarios como el clima, el medio ambiente y la biodiversidad, las infraestructuras de calidad y la salud, con la ambición de reforzar las sinergias y, si es posible, identificar programas conjuntos. Con Australia se ha renovado la relación de confianza sobre la base de una hoja de ruta ambiciosa 7, como demuestra el reciente lanzamiento del centro regional franco-australiano para la transición energética 8, en el que participa el CEA, y el refuerzo de la coordinación de nuestras acciones en los ámbitos del clima, la ayuda humanitaria y la seguridad marítima, no sólo en el Pacífico, sino también hacia el Sudeste Asiático y el Océano Índico. Con Corea del Sur se ha emprendido un esfuerzo similar desde que este país adoptó una estrategia indo-pacífica muy similar al enfoque francés y que, por tanto, ofrece nuevas oportunidades de cooperación en terceros países. Recientemente se ha iniciado un diálogo franco-coreano sobre el Indo-Pacífico.
Entre todas estas iniciativas, la seguridad marítima es una prioridad especialmente estructurante, dada la multiplicidad de retos que se plantean en el corazón de los espacios marítimos, como la piratería, el terrorismo marítimo, el tráfico de armas, drogas y seres humanos, y la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Nuestra ambición en este ámbito es contribuir a la puesta en marcha de una arquitectura regional de seguridad marítima en las zonas de interés prioritario. La Armada francesa participa en las operaciones de la Unión Europea (Atalanta, Aspides, Agénor) 9 y contribuye activamente a la seguridad de las vías marítimas mediante el despliegue regular y operativo de medios navales importantes (grupo de combate de portaaviones, SNLA, portahelicópteros BPC, fragatas FREMM) para defender la libertad de navegación y el respeto de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, incluso en zonas de tensión como el estrecho de Taiwán y los mares de China Oriental y Meridional.
Al mismo tiempo, se emprenden regularmente iniciativas de cooperación en materia de seguridad marítima con los países socios, y la estrategia indo-pacífica constituye un marco movilizador para generar un impulso real en favor de una arquitectura regional de seguridad marítima. A este respecto, podemos apoyarnos en los dispositivos existentes en el seno de nuestras colectividades de ultramar y poner en marcha cursos de capacitación basados en el modelo francés para la acción del Estado en el mar en la región. Es el caso, en particular, del Centro Regional de Vigilancia Operativa y Salvamento (CROSS) del Océano Índico Meridional, con sede en La Reunión. También podemos crear institutos de formación con algunos países socios, como es el caso de Sri Lanka, donde acaba de ponerse en marcha el Centro Regional de Estudios Marítimos (CREM), aprovechando la situación estratégica de este Estado insular en el corazón del Océano Índico. Estamos trabajando en la creación de una Academia de Seguridad en La Reunión, que complementará al CREM. Actualmente estamos explorando la posibilidad de «shipriding» (embarque de agentes extranjeros a bordo de buques de la Armada francesa para operaciones de control pesquero) con algunos Estados insulares del Pacífico Sur, a semejanza de lo que se practica en el suroeste del Océano Índico. Por último, contribuimos activamente a los sistemas regionales de conocimiento del dominio marítimo a través de organizaciones regionales, con la participación de oficiales de enlace en los diversos «Centros de Fusión de Información» de Madagascar, India, Singapur y Vanuatu. Francia y la Unión disponen de los sistemas más avanzados a este respecto, como demuestran nuestras contribuciones a las operaciones y misiones navales de la Unión y nuestra participación en determinados programas europeos como «Safe Seas Africa», un programa de la Unión Europea para reforzar la arquitectura regional de seguridad marítima específicamente dedicado al Océano Índico occidental, bajo los auspicios de la Comisión del Océano Índico (COI). La estrategia indo-pacífica es, por tanto, un marco movilizador para fomentar un mayor compromiso con la seguridad marítima por parte de los Estados costeros y los Estados insulares, a través de un enfoque más integrado que implique a los actores, programas y organizaciones regionales pertinentes.
La razón de ser de las asociaciones de soberanía es, por tanto, ofrecer una alternativa, no para sustituir a los demás grandes actores regionales, sino para dar a los países del Indo-Pacífico la oportunidad de elegir a sus socios de forma autónoma, proyecto a proyecto, con el objetivo de construir finalmente una red de solidaridad e interdependencia voluntarias.
3 — Apoyar activamente el multilateralismo regional
El apoyo al multilateralismo regional es otra dimensión central del enfoque de Francia respecto al Indo-Pacífico. Forma parte de nuestro compromiso más amplio en defensa de un multilateralismo eficaz, basado en el respeto del Estado de derecho y de la Carta de las Naciones Unidas. Esto se refleja en una inversión aún mayor en las organizaciones multilaterales regionales de las que somos miembros de pleno derecho, y en nuestros esfuerzos por forjar vínculos más estrechos con aquellas de las que somos socios o meros observadores.
En 2020, Francia se convirtió en miembro de pleno derecho de la Cooperación Regional del Océano Índico (IORA), que adoptó una «Visión para el Indo-Pacífico» en 2022 10. Este documento coincide en gran medida con nuestras propias prioridades. Tras haber decidido recientemente aumentar sus contribuciones financieras y humanas a la organización, Francia trabaja ahora con sus socios para promover una organización más operativa que permita avances concretos en ámbitos como la economía azul, la lucha contra la pesca INDNR, el narcotráfico y la contaminación marina, y la gestión de las catástrofes naturales. La visión indopacífica del IORA también se revela como un marco adecuado para fomentar una mayor implicación de los nueve países africanos ribereños del océano Índico en esta zona. También fomentamos una mejor coordinación de la organización con otras estructuras regionales y hemos apoyado activamente el desarrollo de los intercambios del IORA con el COI, del que Francia es miembro fundador. Esto contribuye a reforzar la interconexión de la región, en particular en el ámbito de la seguridad marítima, gracias al apoyo prestado a los centros regionales del COI para la fusión de la información marítima en Madagascar y la coordinación de las operaciones en las Seychelles. Francia también asumió la presidencia de las IONS (Indian Ocean Naval Symposium) de 2021 a 2023, dedicando una atención prioritaria a las cuestiones de seguridad medioambiental a las que se enfrentan los países ribereños del Océano Índico. La ASEAN tiene la intención de proseguir sus esfuerzos para promover la cooperación naval, en particular con la actual presidencia tailandesa.
Con el mismo espíritu, Francia se convirtió en socio de desarrollo de la ASEAN en 2021. Desde entonces, se ha adoptado un plan de acción y se han definido colaboraciones concretas en torno a una serie de prioridades: respuesta a las catástrofes naturales, cuestiones globales (salud, clima, biodiversidad), desarrollo sostenible (agricultura sostenible, economía azul, transición energética, patrimonio, turismo, etc.). Nos encontramos ahora en la fase de ejecución, en la que la Agence Française de Développement (AFD), que ha contribuido a más de 170 proyectos en el Sudeste Asiático en los últimos diez años, ha desempeñado un papel fundamental, con un compromiso total de más de 4.000 millones de euros. Más recientemente, esta asociación se ha concretado en proyectos para mejorar la calidad del aire y combatir la contaminación por plásticos. La ASEAN reviste especial importancia para Francia, entre otras cosas por su compromiso en defensa del derecho internacional público y del sistema multilateral, su enfoque cooperativo e integrador y la convergencia entre las estrategias francesa y europea y la ASEAN Outlook on the Indo-Pacific 11. Este último documento programático anuncia también un mayor compromiso de la ASEAN en los océanos Pacífico e Índico, como demuestran los recientes memorandos firmados por la Asociación con el IORA y el Foro de las Islas del Pacífico (PIF). En general, la ASEAN desempeña un papel cada vez más importante en nuestra estrategia, con especial atención al desarrollo de la conectividad y de infraestructuras de calidad. Francia prosigue también su acercamiento a las estructuras de defensa de la ASEAN, en particular la ADMM-Plus 12. Ha podido participar como observador en los grupos de trabajo «seguridad marítima» y «operaciones de mantenimiento de la paz», lo que atestigua el reconocimiento de su papel como proveedor de seguridad en la zona. Sigue trabajando para convertirse en miembro de pleno derecho de este foro.
Por último, nuestro planteamiento pasa por reforzar nuestro compromiso en el Pacífico Sur, zona de fuerte competencia entre grandes potencias, en particular mediante la participación de las colectividades de ultramar de Nueva Caledonia y Polinesia Francesa en el Foro de las Islas del Pacífico (FIP), la Comunidad del Pacífico (CP) y el Programa Regional del Pacífico para el Medio Ambiente (SPREP), en el que las tres colectividades participan junto al gobierno francés. Francia ha expresado su apoyo a la Estrategia Pacífico Azul para 2050 del FIP 13 y a la Declaración de Boe del FIP 14 en favor de un mayor compromiso multilateral para hacer frente a las amenazas, en particular el reto existencial de la resiliencia climática, a las que se enfrentan las comunidades de la familia del Pacífico. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que se celebrará en Niza en junio de 2025, brindará la oportunidad de tener más en cuenta las prioridades de los Estados insulares del Pacífico, que están en el centro de la política de solidaridad de Francia (un tercio de su contribución financiera se destina a la adaptación y la resiliencia climática). Tras la visita del presidente francés a la región en julio de 2023, hemos reforzado nuestra contribución a la arquitectura de seguridad regional, como demuestran las operaciones del «Pacific Quad» (Francia, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda) para la vigilancia marítima de las ZEE de los Estados insulares del Pacífico por cuenta de la agencia de pesca del FIP, así como nuestra mayor implicación en el formato de los ministros de Defensa del Pacífico Sur (SPDMM) 15 y en iniciativas regionales temáticas como el Simposio Naval del Pacífico Occidental.
Nuestra defensa del multilateralismo también tiene que contar con la proliferación de formatos emergentes y coaliciones ad hoc, sobre todo por iniciativa de Estados Unidos, como el Quad Indo-Pacífico, AUKUS, los trilaterales Estados Unidos-Corea del Sur-Japón y Estados Unidos-Japón-Filipinas o agrupaciones como la Asociación en el Pacífico Azul (PBP). Esto plantea un reto en términos de coordinación con las organizaciones multilaterales a nivel regional. Frente a este auge del «minilateralismo», pretendemos dar prioridad al pragmatismo. Francia ha contribuido por su parte al establecimiento de formatos trilaterales con India y los Emiratos Árabes Unidos, por una parte, y con India y Australia, por otra, y no descarta unirse en el futuro a otros formatos ad hoc (por ejemplo, en el marco del proyecto de corredor económico India-Oriente Medio-Europa – IMEC). Sin embargo, la participación en estas agrupaciones de países afines debe:
- Garantizar que el formato elegido dependa de los objetivos perseguidos y siga siendo flexible en virtud del principio de inclusividad, ya que de lo contrario se percibirá como una alianza exclusiva. Algunos formatos, cuyo objetivo primordial es el alineamiento estratégico, han sido comparados con coaliciones contra China;
- Prevenir el riesgo de que se generalicen las coaliciones ad hoc, lo que podría conducir en última instancia a un enfoque esencialmente transaccional de las relaciones internacionales, en detrimento de nuestro compromiso con la defensa de un multilateralismo eficaz. Por esta razón, nos mantenemos especialmente vigilantes para que los formatos ad hoc en los que participamos apoyen también iniciativas lanzadas en el marco de organizaciones regionales, aunque sólo sea para evitar el riesgo de duplicaciones innecesarias. Por ejemplo, trabajamos en coordinación con India y Australia en los organismos regionales de los que somos miembros, como la Asociación de Estados del Océano Índico.
Por lo que se refiere más concretamente al PBP, del que somos observadores, nuestra prioridad es perseguir el objetivo inicial de mejorar la coordinación de los países que contribuyen a la gestión de las catástrofes naturales en el Pacífico Sur. Esta es la razón por la que aportamos un apoyo financiero durante ocho años al Programa de Almacenamiento Humanitario del Pacífico, que también es una prioridad del PBP, además de nuestra contribución a la asociación trilateral con Australia y Nueva Zelanda (FRANZ) para la ayuda de emergencia en caso de catástrofes naturales.
4 — Hacer de los territorios de ultramar actores y beneficiarios de la estrategia
La singularidad de la estrategia francesa reside también en el hecho de que Francia es una nación residente en el Indo-Pacífico con sus departamentos y colectividades de ultramar, que garantizan la legitimidad de nuestro enfoque. Si añadimos a nuestros 1,8 millones de compatriotas de ultramar los franceses expatriados, son casi dos millones los franceses que viven en la zona. Nuestros territorios, que representan más del 90% de nuestra ZEE (la segunda ZEE del mundo con 10,2 millones de km2), son por tanto actores clave en la aplicación de la estrategia. Como tales, constituyen valiosas plataformas de competencias para desarrollar la cooperación con los países socios de la región indo-pacífica, en particular en los ámbitos de la resiliencia climática, la protección de la biodiversidad, el desarrollo de energías limpias y la lucha contra las amenazas transnacionales, gracias a las competencias que reúnen (operadores gubernamentales como la AFD y el IRD, institutos de investigación y universidades).
Al mismo tiempo, la estrategia también pretende servir a los intereses de nuestras colectividades de ultramar, haciendo de su integración regional y su diversificación económica prioridades. Por ello, el gobierno francés se esfuerza por implicar más estrechamente a los territorios de ultramar en la elaboración y aplicación de la estrategia indo-pacífica, garantizando al mismo tiempo la coherencia de la política exterior francesa. Cada uno de los territorios tiene competencias diferentes en este ámbito. Por ejemplo, Nueva Caledonia y La Reunión disponen de una red de delegados, integrados de distintas maneras, en las embajadas francesas de sus respectivas regiones; pronto haremos lo mismo con Mayotte. Nuestras embajadas, con el apoyo del embajador para la cooperación en el Océano Índico y del embajador para la cooperación en el Pacífico Sur, trabajan en sus respectivas zonas para movilizar a los agentes económicos de sus países de residencia con el fin de fomentar el comercio y las inversiones en los territorios de ultramar. En consonancia con esta voluntad de implicar a los territorios de ultramar en la política exterior de Francia, el Presidente de la República estuvo acompañado por los presidentes de los ejecutivos locales de Nueva Caledonia y la Polinesia Francesa durante sus visitas a Vanuatu y Papúa Nueva Guinea en julio de 2023. Como muestra de la contribución de los territorios de ultramar al debate sobre el Indo-Pacífico, la Asamblea de la Polinesia Francesa creó una misión de investigación sobre el impacto de la estrategia francesa en las colectividades del Pacífico.
Este esfuerzo de concertación con los responsables locales debe proseguir, con el fin de intercambiar más sobre cuestiones geopolíticas, de arraigar más la participación de las colectividades de ultramar en las organizaciones regionales, en particular aspirando a puestos de responsabilidad, y de co-construir las iniciativas incluidas en la estrategia indo-pacífica. Con este espíritu se está estudiando actualmente la creación de una Academia de Seguridad del Océano Índico, con sede en La Reunión, para favorecer la integración del territorio y responder a las necesidades regionales de formación frente a los retos comunes en materia de seguridad marítima, amenazas transnacionales y catástrofes naturales. Al mismo tiempo, está en marcha un proceso para desarrollar una academia de seguridad similar en el Pacífico, con sede en Nueva Caledonia, para ofrecer formación práctica e intercambios de experiencias en beneficio de los Estados insulares.
La crisis actual en Nueva Caledonia representa sin duda un reto importante. Respetando los Acuerdos de Numea y Matignon y el derecho a la autodeterminación, nuestra prioridad sigue siendo poner fin definitivamente a la violencia, dar prioridad al diálogo entre las comunidades para definir el nuevo estatuto del territorio y relanzar la actividad económica. En este contexto, favorecemos una posición de apertura, continuidad de los intercambios y transparencia hacia el FIP, habiendo acogido en Nueva Caledonia el pasado mes de octubre, en estrecha relación con el ejecutivo local, una misión de investigación de representantes de alto nivel del Foro. Al mismo tiempo, seguimos intensificando nuestro compromiso y nuestra cooperación a escala regional.
5 — Actuar como fuerza motriz en la Unión Europea
Desde el principio, Francia ha abogado por una estrategia ambiciosa de la Unión Europea en el Indo-Pacífico. Lo hicimos con el apoyo de otros Estados miembros, en particular Alemania y los Países Bajos, que publicaron sus propias directrices nacionales para el Indo-Pacífico en septiembre de 2020. La adopción por parte de la Unión en septiembre de 2021 de una estrategia de cooperación en el Indopacífico fue, por tanto, un gran paso adelante, que demostró la conciencia de la importancia de las cuestiones en juego en el Indopacífico y la necesidad de defender colectivamente los principales intereses de la Unión Europea en la región. La Unión desempeña un papel importante en el Indo-Pacífico, sobre todo como principal inversor, principal proveedor de ayuda oficial al desarrollo y principal socio comercial (el comercio entre la Unión y los países del Indopacífico representa el 70% del comercio mundial). Ahora la Unión debe implicarse más y ser más visible como socio en la conectividad, proveedor de seguridad y actor clave en la transición ecológica.
A la hora de analizar los problemas y definir las prioridades, las estrategias francesa y europea se alinean y complementan mutuamente. La estrategia europea es una prolongación de la francesa, porque la Unión Europea es la escala adecuada para responder a los retos de la región (conectividad, desarrollo, comercio e inversiones) y nos permite promover aún más nuestros valores, en particular el multilateralismo y el Estado de Derecho.
Esto se refleja ante todo en las sólidas asociaciones bilaterales de la Unión con los países del Indo-Pacífico, en particular con Japón, India, los países de la ASEAN, Australia y Corea del Sur. La aplicación de la estrategia de cooperación de la Unión Europea en el Indo-Pacífico se basa en gran medida en el refuerzo de estas asociaciones, el desarrollo de acuerdos comerciales (celebrados con Nueva Zelanda en 2022 durante la Presidencia francesa de la Unión Europea, en curso de negociación con Australia, India, Indonesia y Filipinas), la celebración de nuevas Alianzas Verdes o nuevas asociaciones en el ámbito de la conectividad digital.
Para aplicar su estrategia, la Unión dispone también de herramientas e instrumentos financieros que pueden movilizarse plenamente en el marco de las «Iniciativas del Equipo Europa» (que reúnen a los Estados miembros y a las instituciones en un esfuerzo común). Esto es especialmente cierto en el caso del programa Global Gateway, que tiene cinco ámbitos prioritarios (digital, clima y energía, transporte, sanidad, educación e investigación) y aspira a movilizar hasta 300.000 millones de euros de inversión en todo el mundo durante el período 2021-2027 (se espera que la mitad de la financiación de Global Gateway proceda de los Estados miembros), con el esperado efecto multiplicador en el sector privado. Basado en los principios de buena gobernanza y ambición ecológica, Global Gateway pretende ofrecer una alternativa a los socios que se enfrentan a riesgos de dependencia, especialmente en el contexto de la iniciativa china «Belt and Road». Para 2022 se ha aprobado un paquete de inversiones de 10.000 millones de euros para el Sudeste Asiático.
La Unión también está ayudando a reforzar la seguridad marítima, que es una prioridad urgente ante las acciones de los hutíes en el Mar Rojo, la creciente agresividad de China en el Mar de China Meridional y las tensiones en el estrecho de Taiwán. Esto se refleja en particular en la ampliación de la «presencia marítima coordinada» en el océano Índico occidental, un dispositivo muy flexible que combina el despliegue de capacidades, la formación y los ejercicios conjuntos, y que está abierto a todos los socios de la zona. En el ámbito del conocimiento de la situación marítima, impulsa con éxito su programa CRIMARIO II (Critical Maritime Routes Indo-Pacific) a través de su sistema de intercambio de información IORIS, cada vez más utilizado por las marinas y los guardacostas de los países socios, incluso en el Pacífico Sur. A través del programa «Global Ports Safety», contribuye a mejorar la seguridad portuaria en la región ofreciendo formación en la gestión de los riesgos asociados a los nuevos combustibles para la descarbonización de la industria marítima. En términos más generales, la Unión se esfuerza por actuar como «catalizador pertinente» en cuestiones de seguridad, como demuestra su programa ESIWA (Enhancing Security Cooperation in and with Asia), ahora renovado, con el objetivo de reforzar la cooperación operativa y desarrollar capacidades en la lucha contra el terrorismo y las amenazas híbridas, la ciberseguridad, la seguridad marítima y la gestión de crisis.
Francia sigue impulsando la agenda europea para el Indo-Pacífico. Lo hizo durante su Presidencia del Consejo de la Unión Europea en el primer semestre de 2022 tomando la iniciativa de organizar el «Foro Ministerial de la Unión para la Cooperación en el Indo-Pacífico», que reúne a los 27 Estados miembros, a una treintena de Estados de la región Indo-Pacífica, así como a representantes de organizaciones regionales de los océanos Índico y Pacífico. Este formato ya se ha convocado tres veces, la última en Bruselas en febrero de 2024, coincidiendo el Foro con la reunión de Ministros de Asuntos Exteriores UE-ASEAN. Su objetivo es dar forma operativa a los grandes pilares de la estrategia europea (seguridad-defensa; cuestiones globales; conectividad) con vistas a construir una cooperación operativa pragmática y a largo plazo. En este sentido, la mayoría de los participantes consideró deseable adoptar un nuevo formato, sin China ni Estados Unidos, con los que mantenemos canales de diálogo separados, a fin de preservar un espacio autónomo de diálogo y cooperación entre los europeos y sus socios del Indo-Pacífico. Este formato encarna a su vez la singularidad del enfoque francés y europeo, que pretende emanciparse de la lógica bipolar inherente a la rivalidad estratégica sino-estadounidense. La existencia continuada del Foro contribuye también a garantizar que se tenga en cuenta la naturaleza complementaria de las cuestiones de seguridad entre la Unión y la OTAN, que también ha desarrollado asociaciones con Estados de la región indo-pacífica.
Por último, Francia sigue defendiendo en Bruselas que la estrategia indo-pacífica de la Unión Europea tenga plenamente en cuenta la presencia geográfica de Europa en la región a través de algunas de sus regiones ultraperiféricas y países y territorios de ultramar, destinados a convertirse en útiles puntos de apoyo y relevo de la presencia europea.
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En última instancia, la continuación de la aplicación de la estrategia de Francia para el Indo-Pacífico deberá tener en cuenta también las siguientes cuestiones:
- La estrategia indo-pacífica, que hunde sus raíces en las misiones de la Marina francesa para proteger la soberanía de nuestros territorios de ultramar y defender la libertad de navegación, cuenta ahora con un componente estructurante de seguridad y defensa diseñado para hacer frente a un entorno estratégico cada vez más duro. Su trayectoria atestigua también una evolución en la que el nexo seguridad-defensa se inscribe ahora en un enfoque multidimensional que implica a varios actores y operadores en sinergia. En este contexto, la defensa se implica cada vez más en las cuestiones de seguridad medioambiental y de respuesta a las catástrofes naturales.
- Nuestro enfoque combina hoy asociaciones privilegiadas con ciertas potencias regionales (India, Japón, Australia, incluso Corea del Sur) y una mayor atención a los países más afectados por rivalidades geopolíticas y riesgos de dependencia, como lo demuestran nuestras iniciativas en favor de ciertos Estados insulares (Sri Lanka, Papúa Nueva Guinea, Vanuatu, por ejemplo). Del mismo modo, estamos haciendo un esfuerzo especial para trabajar con los países e islas ribereños del suroeste del océano Índico, una zona en la que están en juego importantes cuestiones estratégicas con la reorientación del tráfico marítimo hacia el canal de Mozambique, el resurgimiento de la piratería y el aumento del tráfico de drogas, así como la creciente influencia de nuestros competidores en la zona.
- El compromiso de los demás Estados miembros de la Unión en el Indo-Pacífico se mantiene e incluso se ha intensificado tras la invasión rusa de Ucrania, en un momento en el que podríamos habernos preguntado por la tentación de una relativa retirada. Entre las explicaciones para ello se encuentran, por supuesto, la defensa del multilateralismo y el respeto de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, pero también una mayor conciencia de los riesgos de la dependencia, en particular económica, y de las ventajas de diversificar los socios, sobre todo con vistas a reforzar la resiliencia de las cadenas de valor.
- La apropiación de la estrategia por parte del sector privado sigue siendo un importante ámbito de trabajo. Algunos grupos se muestran reticentes a adherirse a este marco, que a veces equiparan a una política de «contención» de China. Esta apropiación debe ser gradual. Debe permitir superar un enfoque segmentado de los mercados e integrar mejor el factor geopolítico en la reconfiguración de las cadenas de valor. Es el caso, en particular, de los sectores ligados a la conectividad (transporte marítimo, cables submarinos), que se están dando cuenta de las ventajas de formar asociaciones basadas en la soberanía, especialmente a través del programa europeo «Global Gateway».
A la luz de todos estos retos, la estrategia indo-pacífica está siendo cada vez más asumida por todos los actores públicos y privados, que ven en ella un marco movilizador para diversificar las asociaciones, aumentar su capacidad de acción autónoma y tomar iniciativas concretas para promover un espacio abierto e inclusivo, basado en el respeto del Estado de Derecho y en un multilateralismo eficaz.
Notas al pie
- Véase ASEAN Economic Community, RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership), CPTPP (Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership) y el IPEF (Indo-Pacific Economic Framework).
- La stratégie de la France dans l’Indopacifique (2022), Stratégie de défense française en Indopacifique (2020).
- El ensayo en el que Graham Allison formula su tesis fue publicado en 2015 por The Atlantic (« The Thucydides Trap : Are the U.S. and China Headed for War ? », The Atlantic, 24 de septiembre de 2015), véase también Destined For War : Can America and China Escape Thucydides’s Trap ?, Boston, Houghton Mifflin Harcourt, 2017 y su artículo front-of-the-book « The Thucydides Trap », Foreign Policy, 9 de junio de 2017.
- Agence française de développement, Stratégie régionale pour l’océan Pacifique 2019-2023.
- Ibid.
- https://ifindia.cdn.betanet.in/ifindia/uploads/2023/09/Flyer-CFI_FR-2023.pdf
- https://au.ambafrance.org/IMG/pdf/feuille_de_route_franco-australienne_04-12-2023.pdf?14723/8c46d5725fbdcb77e74068908cee83af0bf6edc3
- https://www.franceaustraliaenergy.com/about-us
- – Atalanta: operación de vigilancia desplegada por la Marina francesa en el Océano Índico para garantizar la seguridad marítima y luchar contra la piratería y el tráfico ilegal;
-Aspidès: operación militar dirigida por la Unión Europea en respuesta a los ataques de los Houthi contra la navegación internacional en el Mar Rojo;
-Agénor: componente militar de la iniciativa «European-led Maritime Awareness in the Straight of Hormuz», cuyo objetivo es aliviar las tensiones y proteger los intereses económicos europeos garantizando la libertad de movimiento en el Golfo Arábigo y el Estrecho de Ormuz.
- https://iora.int/sites/default/files/2024-03/indo-pacific-outlook.pdf
- https://www.asean.org/wp-content/uploads/2019/06/ASEAN-Outlook-on-the-Indo-Pacific_FINAL_22062019.pdf
- ASEAN Defence’s Minister Meeting.
- https://forumsec.org/sites/default/files/2024-06/Strategie2050_FR_WEB.pdf
- https://forumsec.org/sites/default/files/2024-03/BOE-document-Action-Plan.pdf
- South Pacific Defence Ministers’ Meeting: reunión de los ministros de Defensa de los siete Estados del Pacífico Sur con fuerzas armadas (Australia, Chile, Fiyi, Francia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y Tonga). Estados Unidos, Japón y el Reino Unido asisten en calidad de observadores.