Política

¿Hacia dónde irá la Francia de Barnier? El discurso de política general íntegro del Primer Ministro francés

En un discurso de 1 hora y 23 minutos, el nuevo Primer Ministro francés Michel Barnier hizo su declaración de política general frente a la Asamblea Legislativa para exponer las prioridades de su gobierno. «Consciente de las dificultades», Barnier presentó los cinco ejes en el que se centrará —«nivel de vida», «servicios públicos», «seguridad», «inmigración» y «fraternidad»— para enfrentarse a la «urgencia de la situación».

Traducimos y publicamos el discurso completo.

Autor
El Grand Continent
Portada
El primer ministro francés, Michel Barnier, llega al estrado para pronunciar su discurso en la Asamblea Nacional, en París, el martes 1 de octubre de 2024. © AP Foto/Thibault Camus

El 5 de septiembre, tras las elecciones legislativas del 7 de julio y un largo periodo de consultas llevadas a cabo por Emmanuel Macron, el presidente francés decidió nombrar Michel Barnier como Primer Ministro. El 21 de septiembre se anunció la composición del nuevo gobierno y el martes 1 de octubre, Michel Barnier se presentó en la Asamblea Legislativa para pronunciar su declaración de política general —sin someterse a una moción de confianza—.

Entre numerosos abucheos, el discurso duró 1 hora y 23 minutos en el que Barnier expuso sus cinco prioridades: «nivel de vida», «servicios públicos», «seguridad», «inmigración» y «fraternidad» —centrándose principalmente en el saneamiento de las finanzas públicas y la reducción de la «colosal» deuda, calificada de «espada de Damocles» que pende sobre Francia—.

Publicamos el texto completo por primera vez en español.

Señora presidenta,

Señoras y señores diputados,

Al dirigirme a ustedes por primera vez como primer ministro, soy consciente de la gravedad y la importancia de este momento para nuestra acción común y para el pueblo francés que nos observa y nos escucha.

En este momento, me viene a la memoria la declaración de misión que el general de Gaulle escribió de su puño y letra a su ayudante de campo Pierre de Chevigné cuando lo envió a Washington en mayo de 1942 para crear la sección de la Francia Libre.

«Le pido que haga mucho con poco, partiendo de casi nada».

Décadas más tarde, y en una época menos dramática, esta exigencia, «hacer mucho con poco», es el día a día de muchos de nuestros compatriotas.

Para los policías, gendarmes, bomberos y soldados que velan por nuestra seguridad en condiciones cada vez más peligrosas.

Para muchos cuidadores, enfermeros y médicos que cada vez tienen menos tiempo para atender a más y más pacientes.

Para los profesores y educadores que tanto se esfuerzan por inculcar a nuestros jóvenes el gusto por aprender y el espíritu de ciudadanía.

Para los discapacitados y todas las asociaciones que luchan por la accesibilidad y contra la discriminación.

Para los voluntarios que dedican su tiempo y energía a ayudar a los demás.

Para los padres de familia que tienen dificultades para llegar a fin de mes y que a menudo hacen sacrificios para dar lo mejor a sus hijos.

Y, por último, para esos niños de los medios más modestos que, por mérito propio y con el apoyo de las escuelas de la República, consiguen emprender un camino de vida deseado y no impuesto.

Como todos ellos, estamos colectivamente en un punto álgido.

Tenemos que «hacer mucho», y en todo caso tenemos que hacerlo bien, para responder a las expectativas de las francesas y los franceses.

Tenemos que «hacer con poco». Hay que economizar medios y recursos.

Por otra parte, no partimos de «casi nada».

Partimos de un voto popular que los ha elegido, señoras y señores diputados, y que refleja unas expectativas fuertes, urgentes y justificadas de servicios públicos eficaces y de seguridad cotidiana. Pero también, estoy convencido, de que nuestro país reencuentre la vía de la tranquilidas, de la fraternidad y de la esperanza.

Partimos de una Francia fuerte en competencias y capacidad de innovación de quienes trabajan, producen y emprenden, aquí en la Francia metropolitana, en ultramar y en el extranjero.

Partimos de una Francia que ha progresado en estos ámbitos en los últimos años, en particular bajo el impulso del jefe del Estado y de sus gobiernos desde 2017.

Partimos también de una Francia rica en historia, patrimonio, paisajes y biodiversidad.

Partimos de una Francia que fue capaz de unirse este verano para animar a nuestros atletas olímpicos y paralímpicos, cantar la Marsellesa y asombrar al mundo.

Tengo presentes estas ventajas cuando, tras haber sido nombrado primer ministro por el presidente de la República hace 26 días, vengo a presentarles, junto con el gobierno, nuestra hoja de ruta, que consta de una exigencia, un método y cinco prioridades.

La primera exigencia es reducir nuestra deuda presupuestaria y ecológica.

Los franceses esperan de nosotros que miremos la realidad a la cara. La realidad de nuestras cuentas públicas. La realidad del impacto de nuestro modo de vida en el medio ambiente.

Oigo hablar de una «espada de Damocles» que pende sobre mi gobierno. Pero la verdadera espada de Damocles está ahí, pendiendo sobre las cabezas de Francia y de todos los franceses, y si no actuamos y mostramos valor ahora, mañana pesará mucho más para nuestros hijos y nietos.

La verdadera espada de Damocles es nuestra colosal deuda financiera —3 228 000 millones de euros— que, si no tenemos cuidado, pondrá a nuestro país al borde del precipicio.

Se prevé que este año nuestro déficit público, el de todas las administraciones públicas, supere el 6% de nuestra riqueza nacional. En 2025, si no se hace nada, será aún mayor.

¿Por qué es tan grave?

No sólo porque estas cifras no guardan ninguna relación con las previsiones hechas a principios de año, ni con la senda prometida a nuestros socios.

No sólo porque esta situación nos debilita en Europa.

Sino, ante todo, porque el costo de la deuda es ya la segunda partida de gastos del Estado, por detrás de la educación.

¿Es aceptable que gastemos más en el pago de intereses que en defensa o investigación? Mi respuesta es no.

Ante nuestros inmensos desafíos, no tenemos opción. Nuestra responsabilidad es aligerar la carga y recuperar nuestro margen de maniobra presupuestario.

Nuestro objetivo es reducir el déficit al 5% de aquí a 2025. Nuestro objetivo es volver a situar a nuestro país por debajo del techo del 3% en 2029, en línea con nuestros compromisos europeos.

¿Y cómo lo haremos?

No nos engañemos. Nuestro gasto público representa el 57% de la riqueza nacional, frente al 49% en el resto de Europa. Ha aumentado en más de 300 mil millones de euros desde 2019. Eso supone 5 mil euros más de gasto público cada año para cada francés, sea cual sea su edad.

Señoras y señores diputados,

El primer remedio para la deuda es reducir el gasto. De aquí a 2025, dos tercios del esfuerzo de recuperación vendrán de ahí.

Reducir el gasto significa renunciar al dinero mágico, a la ilusión de que todo es gratis y a la tentación de subvencionarlo todo.

Es tomando decisiones, de forma responsable, como podremos invertir en acciones que mejoren la vida de los franceses.

Tomaremos esas decisiones prestando especial atención a los más vulnerables, para quienes los servicios sanitarios, educativos y de cohesión social son esenciales.

Tomaremos esas decisiones con las autoridades locales, no contra ellas ni sin ellas, trabajando juntos para encontrar la parte justa que cada uno debe asumir en el esfuerzo colectivo.

El segundo remedio es un gasto público eficiente. Somos los primeros en gasto público, pero ¿con qué fin?

¿Es normal que el costo de escolarización de un alumno francés sea superior al de nuestros vecinos cuando nuestros profesores a menudo cobran menos?

¿Es aceptable que los servicios estatales alquilen locales en pleno centro de París a precio de oro cuando el traslado a los departamentos vecinos permitiría ahorrar dinero y contribuiría a la renovación urbana?

Con demasiada frecuencia, nuestros conciudadanos tienen la impresión de no ver reflejados sus impuestos en ningún lado.

Perseguiremos la duplicación, la ineficacia, el fraude, el abuso del sistema y los alquileres injustificados.

El primer ministro francés, Michel Barnier, llega al estrado para pronunciar su discurso en la Asamblea Nacional, en París, el martes 1 de octubre de 2024. © AP Foto/Thibault Camus

El tercer remedio es de orden fiscal. Nuestros impuestos están entre los más altos del mundo. Las reducciones fiscales introducidas en los últimos siete años y las medidas adoptadas durante la crisis de Covid han ayudado a muchos franceses y han dado un impulso a muchas empresas.

Pero la situación de nuestras cuentas exige ahora un esfuerzo limitado en el tiempo, que debe ser compartido en aras de la justicia fiscal.

Este esfuerzo compartido nos llevará a pedir a las grandes empresas que obtienen beneficios sustanciales que contribuyan a la recuperación colectiva. Lo haremos sin poner en peligro nuestra competitividad. No puede haber reparto y redistribución si no hay actividad y producción en nuestro territorio.

Esta exigencia nos llevará también a pedir a los franceses más ricos una contribución excepcional, para evitar las estrategias de exención fiscal de los mayores contribuyentes.

Por último, lucharemos decididamente contra el fraude fiscal y social, entre otras cosas reforzando la seguridad de las tarjetas sanitarias para evitar el pago indebido de prestaciones.

Sobre estas cuestiones presupuestarias, habrá que tomar decisiones serias , junto con ustedes, cuando se debata el presupuesto.

El proyecto de ley de finanzas, que se ha elaborado con carácter de extrema urgencia, tiene en cuenta la necesidad de sanear las cuentas.

En este marco, espero que el Parlamento, como es su papel, debata, ajuste y mejore.

Aunque es urgente enderezar el rumbo, una buena política presupuestaria requiere tiempo. Me gustaría ver un esfuerzo contractual para mejorar la productividad en los ministerios y operadores públicos, con la responsabilidad de cada uno de los directores de las administraciones implicadas.

Señoras y señores diputados,

Hay otra espada de Damocles igual de formidable: la de la deuda ecológica que dejaremos a nuestros hijos.

Esta prioridad me ha acompañado a lo largo de toda mi vida pública, en mi región natal de Saboya, en la Asamblea Nacional y el Senado, en los Ministerios de Medio Ambiente y luego de Agricultura y Pesca, y en la Comisión Europea.

Estará en el centro de nuestra acción. Recuerdo la recomendación de Pierre Mendès-France: nunca «sacrifiques el futuro por el presente ».

Oigo a los que dicen: ¿para qué? ¿Qué puede hacer Francia por sí sola para atajar un problema que afecta a toda la humanidad?

Pues bien, podemos hacer mucho.

Nuestras emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron un 3.6% más en el primer semestre de 2024. Es la prueba de que nuestros esfuerzos están dando fruto.

Podemos y debemos hacer más para combatir el cambio climático y todos los riesgos que conlleva, preservar la biodiversidad y fomentar la economía circular.

Debemos tomar medidas más concretas dentro de la Unión Europea y en el marco de los Acuerdos de París.

Debemos promover las iniciativas de nuestras comunas, de nuestras regiones, de tantas empresas y de tantas asociaciones.

La transición ecológica debe ser uno de los motores de nuestra política industrial. Descarbonizar las fábricas, fomentar la innovación, crear nuevas industrias de transición, reforzar nuestros sectores de reciclaje: creo en una ecología de soluciones.

Juntos, vamos a actuar sobre el abastecimiento energético, prosiguiendo con determinación el desarrollo de la energía nuclear, y en particular de nuevos reactores, pero también de las energías renovables midiendo mejor todos sus impactos. Utilizando más la biomasa para descarbonizar eficazmente la producción de calor y gas. Desarrollar la industria francesa de biocarburantes para la aviación. En ultramar están comprometidos con un objetivo del 100% de electricidad renovable de aquí a 2030; serán laboratorios de innovación para la energía solar y geotérmica.

Juntos, debemos controlar nuestras necesidades energéticas demostrando sobriedad y eficacia.

Vamos a orientar mejor nuestro apoyo a los particulares y a las empresas, en particular para la renovación térmica de los edificios. Mientras tanto, se simplificará el diagnóstico de rendimiento energético y se adaptará su calendario.

El Estado, que junto con sus operadores es el mayor propietario de inmuebles y terrenos del país, también debe dar ejemplo reduciendo y aislando sus superficies.

Para ello, se reanudarán de inmediato los trabajos de planificación, utilizando las herramientas de que disponemos: la Estrategia Francesa Energía-Clima, el tercer plan nacional de adaptación al cambio climático y el nuevo programa plurianual de energía.

Por último, tengo que hablarles del agua. Sequías o inundaciones, conflicto sobre los usos, contaminación de las aguas subterráneas, precios al alza: 60 años después de la primera gran ley del agua, ha llegado el momento de dedicar una gran conferencia nacional a las cuestiones estratégicas en torno al agua.

Algunos quieren negar o ignorar estas dos realidades, presupuestaria y climática. Otros las sufren o las comentan.

Meter la cabeza en la arena o quejarse nunca ha conducido al progreso.

¡No hay fatalidad mientras no haya fatalismo! Estoy convencido de que podemos encontrar una vía de realismo y de acción que se base en el contrato y no en la coacción, y que nos permita, paso a paso, reconstruir la confianza.

Señoras y señores diputados,

Analicemos claramente el momento político en el que nos encontramos.

Las elecciones legislativas de principios de julio dieron como resultado una Asamblea Nacional dividida como nunca antes desde 1958, sin que ningún partido político disponga de mayoría absoluta ni en solitario ni con sus aliados. Esa ha sido la elección del pueblo francés.

Sin embargo, los franceses no nos perdonarán que nos quedemos quietos durante los próximos tres años. Nos piden respuestas urgentes a varias preguntas importantes: ¿cómo puedo acceder rápidamente a una asistencia de calidad cerca de donde vivo? ¿Cómo vivir mejor de mi trabajo o de mi jubilación? ¿Cómo mejorar los servicios públicos? ¿Cómo mejorar la seguridad en mi barrio o pueblo?

Para responder a estas preguntas, en el contexto político actual, necesitamos un nuevo método.

En primer lugar, necesitamos escucha, respeto y diálogo.

Escucha, respeto y diálogo entre el gobierno y el Parlamento. Pediré a mi gobierno que se apoye más en el trabajo parlamentario: proyectos de ley, enmiendas, recomendaciones de las comisiones de investigación, evaluación de las políticas públicas. Evidentemente, esto se aplica a los grupos parlamentarios de la Asamblea Nacional y del Senado, algunos de cuyos miembros forman ahora parte del gobierno, y a los que agradezco su apoyo. También se aplica a los demás grupos.

Me gustaría que hubiera menos textos y más tiempo para debatirlos. También estoy dispuesto a repartir mejor el orden del día entre el gobierno y el Parlamento, de conformidad con el artículo 48 de la Constitución, para dar cabida a proyectos de ley transparentes y ambiciosos para el país. Esto se ha hecho en el pasado, en particular para la ley orgánica sobre las leyes de finanzas. Podría hacerse en el futuro en cuestiones importantes como la discapacidad.

Escucha, respeto y diálogo con todas las fuerzas y sensibilidades políticas representadas en la Asamblea Nacional y el Senado. Lo dije desde el primer día: escucharemos y respetaremos a todos y cada uno de ustedes.

He escuchado las peticiones de mayor representatividad. Estoy dispuesto a abrir un debate sin ideologías sobre la representación proporcional, que ya se ha implantado en el Senado y en las corporaciones locales, y que practican en mayor o menor medida muchos de nuestros vecinos.

Escucha, respeto y confianza en los interlocutores sociales, con los que he querido reunirme inmediatamente.

La situación exige una renovación del diálogo social y una relación exigente y constructiva con el Estado.

Confío en que los interlocutores sociales se comprometan con este espíritu y negocien en las próximas semanas sobre el empleo de las personas mayores y sobre nuestro sistema de prestaciones de desempleo. Están en la mejor posición para aportar soluciones.

También debe reanudarse el diálogo sobre las pensiones.

Es imperativo preservar el equilibrio a largo plazo de nuestro sistema de pensiones de reparto.

Sin embargo, algunas de las limitaciones de la ley aprobada el 15 de abril de 2023 pueden corregirse. Las cuestiones de la jubilación escalonada, el agotamiento y la igualdad entre hombres y mujeres en la jubilación merecen algo mejor que ser descartadas.

Sobre estos temas, propondremos a los interlocutores sociales que consideren ajustes razonables y justos de la ley.

También escucharemos, hablaremos y firmaremos contratos con las autoridades locales y los representantes electos, que demuestran su valentía y compromiso cada día.

Tengo en gran estima el papel de nuestras autoridades locales en la República.

Cuarenta años después de las grandes leyes de descentralización, debemos construir un nuevo contrato de responsabilidad entre las colectividades locales y el Estado.

Respetaremos las competencias de las autoridades locales y buscaremos la manera de reforzarlas.

Con este espíritu, en particular, el ministro de Asociación con los Territorios y Descentralización reanudará el diálogo con los representantes electos y los responsables socioeconómicos de la colectividad corsa.

Escucha, respeto y rendición cuentas a las francesas y los franceses, que tienen cosas que decir y a menudo buenas soluciones que proponer. Por eso propongo la idea, que usted apoyó, señora presidenta, de organizar regularmente una jornada nacional de consulta ciudadana.

Ese día, los ayuntamientos estarían abiertos, y cada nivel de autoridad local —comuna, departamento, región, Estado— podría, si lo desea, abrir un debate y plantear una pregunta a los ciudadanos.

Por último, escucha, respeto y diálogo con tres millones de franceses que viven en los territorios de ultramar, y que son la savia de Francia en tres océanos.

Nuestros 12 departamentos y territorios de ultramar son una parte esencial de nuestro país. El gobierno entablará un diálogo con esos territorios, respetando su especificidad y su diversidad, y manteniendo estrechas relaciones con sus representantes electos.

Con el ministro de Ultramar, que depende de mí, estamos reanudando las consultas con los parlamentarios y los representantes electos locales.

Durante el primer trimestre de 2025, presidiré un comité interministerial para que los territorios franceses de ultramar desarrollen sus propios recursos agrícolas, forestales, marítimos y energéticos en beneficio directo de sus habitantes. Juntos, también debemos luchar más eficazmente contra la carestía de la vida que afecta a nuestros compatriotas.

Quisiera dedicar unas palabras especiales a Nueva Caledonia, a cuyos representantes electos doy la bienvenida a la tribuna. Desde hace cuatro meses y medio, este territorio atraviesa una crisis excepcionalmente grave.

Soy consciente del sufrimiento y la angustia que siente la población de Nueva Caledonia. Quiero decirles que el Estado y mi gobierno estarán a su lado.

Quiero saludar a todos los que se han comprometido a apaciguar los ánimos, en primer lugar a nuestras fuerzas del orden y a los funcionarios, pero también a los dirigentes políticos y sindicales y a los actores de la sociedad civil, ya sean del ámbito económico, religioso o consuetudinario.

Ahora debe iniciarse un nuevo período, dedicado a la reconstrucción económica y social de Nueva Caledonia y a la búsqueda de un consenso político sobre su futuro institucional. Este trabajo se llevará a cabo respetando las convicciones de cada uno, la diversidad del pueblo de Nueva Caledonia y los principios democráticos.

Haré todo lo que esté en mis manos para lograrlo personalmente, y también me gustaría dar las gracias a su presidente y al presidente del Senado por aceptar dirigir una misión de consulta. La misión visitará Nueva Caledonia en breve.

Con el fin de garantizar una gestión a largo plazo de todas las cuestiones a las que se enfrenta Nueva Caledonia, los debates serán apoyados en París y en Nueva Caledonia por una delegación interministerial que informará al primer ministro y al ministro de Ultramar.

Puedo anunciar, de acuerdo con el presidente de la República, la decisión de aplazar las elecciones provinciales hasta finales de 2025. Las asambleas parlamentarias deberán votar próximamente este aplazamiento mediante ley orgánica.

El proyecto de ley sobre la descongelación del cuerpo electoral, adoptado el pasado mes de mayo por las asambleas parlamentarias, no se presentará al Congreso, como confirmará el presidente de la República a los representantes electos de Nueva Caledonia cuando se reúna con ellos en noviembre.

Señoras y señores diputados,

A través de la escucha y el diálogo, debemos reforzar la eficacia de la acción pública.

Junto con ustedes, vamos a reanudar el trabajo iniciado por la Ley de Simplificación. Pero no todos los progresos se logran mediante leyes. Muchas mejoras pueden lograrse mediante la puesta en común, la simplificación y la desconcentración.

La creación de los centros «France services» es una prueba de ello. En la actualidad hay casi 3 mil. Hace 15 días estuve en el centro Entrelacs, en Saboya. Vi a usuarios, a veces mayores y a menudo con dificultades, encontrar la ayuda administrativa que necesitaban.

Hay que fomentar ese tipo de soluciones. Aunque sea experimentando. Dando flexibilidad a los prefectos. De hecho, dentro de poco firmaré una instrucción que les permitirá apartarse más del marco nacional, siempre que sea útil.

Vamos a desarrollar una cultura de la evaluación en todas partes. No podemos gastar más. Tenemos que gastar mejor.

Por ejemplo, queremos seguir apoyando el aprendizaje, pero queremos evitar los efectos inesperados.

Vamos a poner en común y combinar agencias, operadores y fondos que tengan objetivos similares, como Business France y Atout France.

Tenemos que detectar mejor los casos de transposición excesiva de las normas europeas, que penalizan la competitividad de nuestras empresas y explotaciones agrícolas.

Por último, para mantener una verdadera capacidad de planificación prospectiva, fusionaremos France Stratégie con el Alto Comisariado. Los servicios del Estado disponen de información y conocimientos que pueden utilizarse sin recurrir a consultorías privadas.

Lo que es cierto a nivel estatal también lo es a nivel de las autoridades locales.

Vamos a revisar y desbloquear los proyectos o acciones locales que se ven impedidos por la complejidad de la normativa.

Traeremos propuestas concretas de simplificación, para lo cual pediremos al Parlamento que elimine los obstáculos que plantea la normativa vigente.

Pediré a los miembros de mi gobierno que, bajo la coordinación del ministro responsable de la simplificación, limiten las nuevas normas a lo estrictamente necesario.

Por último, debemos hacer del diálogo y la cultura del pacto un principio de gobierno.

Pactar no es una mala palabra. Pactar no es venderse.

Michel Rocard lo dijo en su propia declaración de política general en 1988. Y Edouard Philippe también se refirió a ello en la suya propia en 2017:

«Nuestras prioridades no son las de una mitad de Francia contra la otra mitad, sino las de todos los franceses. Deshacer lo que otros han hecho, hacer lo que otros desharán, ese es el tipo de política que los votantes ya no quieren.»

No soy el primero en pensarlo, pero aún queda mucho camino por recorrer. Fijémonos en el ejemplo que suelen dar las autoridades locales.

Miremos también a nuestro alrededor.

Inspirémonos en lo que funciona en nuestros países vecinos.

En Europa, hacemos campaña, competimos, defendemos nuestras ideas, salimos elegidos y luego debatimos y acordamos trabajar juntos en algunas reformas importantes.

Señoras y señores diputados,

Oigo aquí y allá que algunas personas tienen líneas rojas. Yo tengo mis propias líneas rojas, que son las de todo el gobierno.

  • No toleraremos el racismo ni el antisemitismo.
  • No habrá tolerancia con la violencia contra las mujeres, como nos recuerdan las terribles noticias.
  • No habrá tolerancia con el comunitarismo.
  • No habrá acomodo al laicismo. En absoluto.
  • Por último, no aceptaremos ninguna discriminación. No aceptaremos ningún desafío a las libertades conquistadas a lo largo de los años gracias a la ley sobre el velo, ahora protegida por la Constitución, la ley sobre el matrimonio para todos y las disposiciones legislativas sobre la procreación asistida.

Señoras y señores diputados,

Desde el primer día de mi compromiso político, desde el inicio de mi labor parlamentaria, aquí mismo, en la Asamblea Nacional, cuando tuve el honor de ser el diputado más joven, desde entonces, tengo una cierta idea de la República y de sus instituciones. Y es esta idea la que impulsará la labor de mi gobierno durante el tiempo que ustedes decidan.

Un gobierno que he querido equilibrado, representativo y plural, con el interés general de nuestro país como única brújula. Quiero expresar mi agradecimiento personal a todos los que han aceptado formar parte de este equipo francés en un momento tan difícil, trabajar juntos y ser solidarios.

Un gobierno que no hará milagros —como dije durante mi primera visita como primer ministro, junto a los equipos del SAMU de París, en el hospital Necker— porque el camino es muy empinado.

Pero es un gobierno que está dispuesto a afrontar los obstáculos uno a uno, y a esforzarse por responder a las preocupaciones de los franceses.

Señoras y señores diputados,

La declaración de política general es a menudo la ocasión de hacer un balance de todas las políticas llevadas a cabo en nuestro país por los servidores públicos, cuya eficacia, sentido del servicio y dedicación me gustaría rendir homenaje.

Pero la tentación de ser exhaustivo choca con la urgencia de la situación. Urge calmar la situación y encontrar soluciones en cinco grandes ámbitos prioritarios.

El primero se refiere al nivel de vida de los franceses.

Nuestro objetivo es que todos los franceses afectados por la carestía de la vida vean mejorar su nivel de vida a partir del año que viene. Para lograrlo, necesitamos una economía vigorosa en la que todos puedan vivir bien de los frutos de su trabajo.

En nuestro país se están creando muchos nuevos puestos de trabajo y cada vez hay más gente trabajando.

Gracias al atractivo de Francia para la inversión internacional, que es una prioridad del presidente de la República desde hace siete años.

Gracias al éxito de nuestros emprendedores y empresas, ya sean grandes, pequeñas o medianas, de nuestros artesanos y comerciantes que trabajan y producen en Francia en numerosos sectores, entre ellos las tecnologías digitales y la inteligencia artificial.

Nuestro país debe reforzar sus ambiciones industriales. El gobierno fomentará una mayor movilización del ahorro de los franceses para apoyar este impulso, por ejemplo a través de una nueva cuenta de ahorro dedicada a la industria, que estudiará.

Sin embargo, aún no hemos alcanzado el pleno empleo.

La RSA no debe ser sólo una red de seguridad. Debemos convertirla en un trampolín para la integración, un nuevo contrato social basado en el derecho a recibir ayuda y el deber de buscar realmente trabajo.

Esto se logrará, en particular, gracias a la labor de France Travail, que a partir de ahora acompañará progresivamente, en colaboración con los departamentos y todos los agentes del empleo, a todos los beneficiarios del ingreso RSA y a todas las empresas que necesiten contratar.

Allí donde se ha iniciado la reforma del RSA, está funcionando, como en Marsella, donde, tras seis meses de apoyo, una de cada tres personas ha abandonado el RSA.

Por último, tenemos muchos planes de integración a través de la actividad económica, el trabajo adaptado, sobre todo para personas con discapacidad, y experimentos como el «territorio desempleo cero», que dan resultados y deben promoverse.

¡El trabajo debe ser rentable!

Subiremos el salario mínimo un 2% a partir del 1 de noviembre, adelantándonos al1 de enero.

En segundo lugar, todavía hay sectores profesionales en nuestro país en los que el salario mínimo es inferior al SMIC. Esto es inaceptable y deberá ser objeto de rápidas negociaciones. El Estado se encargará de ello.

Además, ahora se ha demostrado que nuestro sistema de reducción de cargas frena el aumento de los salarios por encima del salario mínimo: lo revisaremos.

Por último, más de medio siglo después de la declaración premonitoria del general de Gaulle, relanzaremos la participación en los beneficios, los sistemas de incentivos y el accionariado asalariado, y no sólo en las grandes empresas.

El nivel de vida de los franceses depende de su salario. También depende de los precios.

La inflación ha bajado mucho en los cuadros económicos. Ahora debe repercutir en la factura de la luz y en la caja del supermercado.

También hay que actuar sobre la vivienda, que es el primer gasto de los franceses.

La bajada de las tasas de interés es una buena noticia para estimular el crédito a la vivienda. Pero el Estado y las autoridades locales deben amplificar esta señal para generar crecimiento y revitalizar la construcción de viviendas.

Para construir se necesita suelo. Hay que adoptar un enfoque pragmático y diferenciado para desarrollar la normativa de «artificialización neta cero» que responda a las necesidades esenciales de la industria y la vivienda.

En un contexto de crisis en el sector de la construcción, tenemos que tomar medidas rápidas para impulsar la inversión en alquiler y la compra de vivienda, en particular entre los compradores por primera vez, para quienes estoy a favor de ampliar el préstamo a tasa cero en todo el país. Por otro lado, hay que simplificar al máximo las normas que pesan sobre la construcción de nuevas viviendas y la renovación de las antiguas.

En cuanto a la vivienda social, no debe ser más que una etapa del proceso. Los propietarios deben poder reexaminar periódicamente la situación de sus inquilinos para adaptar los alquileres a sus recursos. Es una medida de justicia social.

Para facilitar la propiedad social de la vivienda, estoy seguro de que se pueden encontrar medidas innovadoras en las oficinas de HLM, y estamos preparados para ellas.

También tenemos que dar más poder a los alcaldes a la hora de asignar y priorizar la vivienda social en sus zonas. Confiemos en ellos para hacer posible una movilidad real dentro del parque de viviendas sociales.

Otro gasto esencial para los franceses es la alimentación. Una alimentación sana, variada, de calidad y al alcance de todos. Para ello, nuestra agricultura, tanto en la Francia metropolitana como en ultramar, es una de nuestras principales ventajas.

Nuestros agricultores y pescadores son ante todo productores. Su producción es vital para nuestra soberanía alimentaria y la competitividad de nuestro país.

Desde hace mucho tiempo están decididamente comprometidos con la transformación de sus sectores. Invirtiendo, modernizándose y adaptándose al cambio climático.

Apoyé esta transformación cuando era su ministro, en particular con el primer plan de eco-fito, y debemos continuarla con ellos. También debemos apoyarlos cuando se vean afectados por crisis, ya sean climáticas o sanitarias, como ocurre actualmente con el virus de la lengua azul.

Por último, debemos darles una perspectiva a largo plazo. Hay que hacer más transparentes los márgenes que cobran los supermercados. Y tenemos que fomentar los contratos tripartitas entre agricultores, transformadores y distribuidores.

Para hacer frente a estos retos, mi gobierno reanudará inmediatamente los trabajos sobre el proyecto de ley de soberanía agraria y renovación generacional de los agricultores. También defenderemos a nuestros agricultores en Bruselas, para proseguir la indispensable labor de simplificación de las normas y velar por que las negociaciones presupuestarias y la negociación de acuerdos de libre comercio respeten sus intereses y su reciprocidad. El gobierno se encargará de ello.

Por último, el transporte representa una gran parte del gasto de los hogares.

También aquí quiero apoyar la iniciativa local. Esta es la lógica que subyace a la adscripción del Ministerio de Transportes a un gran Ministerio de Asociaciones con las Autoridades Locales.

Así pues, trabajaremos con las autoridades locales y los agentes económicos para dar prioridad a la inversión en el transporte cotidiano y ofrecer soluciones de transporte a los franceses de las zonas suburbanas y rurales, a los millones de trabajadores que recorren decenas de kilómetros al día y no tienen hoy otra opción que el coche.

Señoras y señores diputados,

La segunda cuestión es el acceso a unos servicios públicos de calidad.

Los franceses están apegados a sus servicios públicos en todas las regiones. Y comprendo su consternación, y a veces su enojo, cuando tienen que esperar semanas para obtener un documento de identidad, o cuando los profesores ausentes no son sustituidos.

La escuela sigue siendo la prioridad. Dar a todos nuestros niños una escuela que les permita aprender, desarrollar su juicio y, mediante el trabajo duro, tomar su futuro en sus manos y participar en el del país.

Confío en la calidad y el compromiso de los profesores y de todo el personal del sistema educativo francés. Siempre hay que respetarlos y protegerlos.

Tienen menos necesidad de grandes reformas y de una nueva revisión de los planes de estudios que del buen funcionamiento de sus escuelas. Juntos queremos hacer más atractiva la enseñanza.

Juntos debemos encontrar soluciones al reto de sustituir a los profesores ausentes. Más allá de las mejoras en términos de organización y formación, ¿no podríamos, por ejemplo, pedir a los profesores jubilados que se ofrezcan como voluntarios, incluso para acompañar a sus colegas más jóvenes?

Juntos, debemos trabajar para que todos nuestros jóvenes tengan acceso a la cultura y al deporte. Este es el legado duradero que deben dejar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

Juntos, con los padres, podemos encontrar soluciones para apoyar mejor a los alumnos con dificultades, consolidar los conocimientos básicos, mejorar la accesibilidad de los alumnos con discapacidad y la inclusión escolar, y proseguir la lucha sin cuartel contra el acoso escolar y en las redes sociales.

Juntos, debemos invertir en equipos y sistemas de orientación para acompañar mejor a nuestros alumnos en sus opciones de futuro, sin dejar de promover nuestras ramas profesionales.

Juntos, también debemos desarrollar el servicio público de atención a la primera infancia. Este es el lugar donde los niños empiezan a aprender y donde se les protege por primera vez de los peligros de las pantallas, por ejemplo.

Junto con la escuela, la salud está en el centro de las preocupaciones de los franceses. También aquí hay que encontrar soluciones sobre el terreno que funcionen para los pacientes y con todos los profesionales de la salud, a los dos inmensos retos del funcionamiento de los hospitales y los desiertos médicos.

La lucha contra los desiertos médicos y la escasez de profesionales sanitarios será una de las prioridades de mi gobierno.

Atrás quedaron los tiempos en que temíamos formar demasiados médicos. Intensificaremos nuestros esfuerzos.

Sé que no entienden la reducción del número de plazas de interinos este año. En 2025, el impulso se recuperará con fuerza, ya que habrá 11 mil médicos en prácticas frente a los 8 500 de este año.

Propondremos la creación de un «programa Hipócrates», en virtud del cual me gustaría que los becarios franceses y extranjeros se comprometieran voluntariamente, durante un periodo determinado y con el apoyo del Estado y las autoridades locales, a trabajar en las zonas donde hay más escasez de médicos.

¡Inspirémonos en lo que funciona! Despleguemos más rápidamente los auxiliares médicos, los autobuses sanitarios y las agrupaciones de profesionales sanitarios.

Apoyémonos también en las nuevas tecnologías, como la telemedicina, la monitorización a distancia y el uso de la inteligencia artificial cuando proceda.

Y ya que no hay sustituto para el contacto humano, ¿por qué no confiar más en los médicos jubilados, permitiéndoles volver al trabajo con una combinación favorable de salario y pensión?

Soy consciente del compromiso de los profesionales de la salud, y en particular de los médicos, que se están revalorizando legítimamente, y sé que estarán ahí para servir a los franceses, dada la urgencia de actuar.

Mi gobierno propondrá también acelerar el acceso a los cuidados mediante una ley «enfermeros, enfermeras», que irá más lejos en el reconocimiento de sus conocimientos y competencias, y les dará un papel más importante en la atención a los pacientes. En la misma línea, podríamos ir más lejos con los farmacéuticos y los fisioterapeutas.

La situación de nuestro hospital merece toda nuestra atención. Para aliviar la carga de los servicios de urgencias, tenemos que orientar mejor a los pacientes, gracias a la introducción generalizada del servicio de acceso a la asistencia a finales de año.

También tenemos que mejorar la organización y la complementariedad de la asistencia en nuestras regiones, entre la ciudad y el hospital, entre lo público y lo privado.

Nuestro sistema sanitario actualmente está enfermo de complejidad y burocracia. Según algunos médicos, la reducción de los trámites burocráticos aumentaría en un 15% el tiempo que pueden dedicar a las consultas. Ya es hora de abordar la tarea de simplificar y eliminar estos trámites, no sólo para liberar un valioso tiempo médico, sino también para devolver el sentido al trabajo de los profesionales sanitarios.

En la era de la inteligencia artificial, ¿cómo explicar que los hospitales —como las escuelas y tantos otros servicios públicos— estén atascados de papeleo que mina la moral del personal y de los usuarios?

Por último, las sucesivas crisis, en particular la de Covid no hace mucho, han tenido un gran impacto en la salud mental de muchos franceses.

Los problemas de salud mental afectan a uno de cada cinco franceses, sobre todo a los jóvenes. El impacto en las familias y los seres queridos es inmenso.

Las enfermedades mentales representan la mayor parte de los gastos del seguro de enfermedad.

Estas enfermedades pueden tratarse y la prevención es esencial. Se está avanzando en la investigación y el tratamiento. Pero aún queda mucho por hacer en términos de apoyo a los pacientes y sus cuidadores.

No me olvido de los trastornos cognitivos y del neurodesarrollo, ni de la prioridad del acceso de los afectados a los cuidados, la educación y el empleo.

Este es un tema que me toca especialmente de cerca. Y quiero decirlo claramente: la salud mental es cosa de todos, del Estado, de las autoridades locales, de las empresas y de las asociaciones. Por ello, haremos de la salud mental la gran causa nacional para 2025.

Por último, en todos los ámbitos de la salud, la política de prevención guiará nuestra acción. Prevenir los comportamientos de riesgo, detectar enfermedades de manera temprana, desarrollar el deporte y la salud: invertiremos en estos ámbitos y los perseguiremos con energía, porque son la única manera de lograr una mejora duradera de nuestra esperanza de vida con buena salud.

Señoras y señores diputados,

La tercera prioridad es la seguridad cotidiana.

Los franceses nos piden que garanticemos la seguridad en todos los ámbitos. En este punto, ampliaremos el método experimentado durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

En todas partes, bajo la autoridad de los prefectos y fiscales, la policía nacional y la gendarmería desplegarán un plan de acción en cada departamento, en colaboración con los demás agentes locales de seguridad, empezando por las policías municipales.

Los resultados deberán ser rápidos, concretos y visibles, con actualizaciones muy regulares de la situación.

La presencia de nuestras fuerzas debe tranquilizar a los franceses.

Serán aún más visibles y estarán más presentes en la vía pública y en las ciudades y pueblos de Francia.

Este es el objetivo de la creación de nuevas brigadas de gendarmería, que será confirmada. Hay demasiados trámites administrativos en las comisarías y las gendarmerías. Vamos a reducirlos metódicamente para aumentar el tiempo que las fuerzas del orden pasan en la vía pública.

La lucha contra el tráfico de drogas, la delincuencia organizada y la economía sumergida, que asolan muchas zonas urbanas y rurales, será prioritaria.

Los franceses esperan que las sanciones sean rápidas.

Debemos actuar de forma voluntarista para reducir los plazos de enjuiciamiento, en particular de los menores.

Reanudaremos los debates sobre la creación de un procedimiento de comparecencia inmediata para los menores delincuentes mayores de 16 años ya conocidos por la justicia y perseguidos por actos graves contra la integridad física.

Seguiremos estudiando formas de atenuar la excusa de la minoría de edad. Hay que frenar el aumento constante de la violencia juvenil, que está haciendo la vida imposible en barrios enteros.

Por fin, los franceses exigen que las sentencias se ejecuten realmente.

Las sentencias deben respetarse, y las penas deben ejecutarse sin ser modificadas a riesgo de socavar la credibilidad de la respuesta penal. Por eso propondremos penas de prisión cortas y de ejecución inmediata para determinados delitos. Creo que también debemos revisar las condiciones de concesión de la suspensión de la pena y limitar las posibilidades de reducción o modificación de las penas.

Por último, utilizaremos más los servicios a la comunidad, las multas administrativas y las multas fijas por delitos menores. Para garantizar el pago efectivo de estas multas, recuperaremos efectivamente las deducciones de los salarios o de las prestaciones sociales.

Por último, para reafirmar el papel disuasorio de las penas, debemos construir más plazas carcelarias.

Francia cuenta actualmente con unos 80 mil presos para 62 mil plazas disponibles. Este número de plazas dista mucho de ser suficiente y va en detrimento de la dignidad de las condiciones carcelarias.

Urge, pues, construir nuevas plazas penitenciarias, como ya prometieron los gobiernos anteriores. Pero, dada la envergadura del proyecto, es igualmente urgente diversificar las soluciones de reclusión o de vigilancia efectiva en función del perfil del detenido y de la pena impuesta, en particular para los menores delincuentes. En este sentido, soy favorable a la creación de establecimientos para penas cortas.

Por último, y sobre todo, en términos generales, una política penal firme, que reclama el pueblo francés, es inseparable del respeto del Estado de derecho y de los principios de independencia e imparcialidad del poder judicial, a los que estoy profundamente vinculado.

También necesitamos una política de control de la inmigración. Esta es nuestra cuarta prioridad.

Necesitamos urgentemente sacar a la inmigración del callejón sin salida ideológico en el que algunos la han colocado. Este tema, que no deja indiferente a nadie, debe ser tratado con la seriedad y humanidad que merece, en lugar de ser utilizado como instrumento de controversia.

La inmigración es una cuestión que debemos examinar con lucidez y abordar con pragmatismo.

El año pasado se concedieron dos millones y medio de visados a extranjeros.

Cada año se registran más de 150 mil solicitudes de asilo, dos tercios de las cuales, por término medio, son rechazadas.

Cada año se emiten más de 100 mil órdenes de abandonar el territorio francés, pero decenas de miles de inmigrantes ilegales permanecen en suelo francés.

El resultado es que ya no tenemos un control satisfactorio de nuestra política migratoria.

En consecuencia, ya no cumplimos satisfactoriamente nuestros objetivos de integración.

El gobierno se esforzará por tramitar las solicitudes de asilo de forma más eficaz y rigurosa para garantizar que los solicitantes reciban una decisión rápida.

Propondremos facilitar la prórroga excepcional de la detención de inmigrantes ilegales, para hacer cumplir mejor la obligación de abandonar el territorio francés.

Queremos controlar mejor nuestras fronteras.

El reciente Pacto Europeo sobre Migración y Asilo prevé el control de los flujos mediante el funcionamiento de controles en las fronteras exteriores de la Unión Europea. Es en estas fronteras donde se decidirá quién tiene derecho a entrar en la Unión Europea en nombre del derecho de asilo y quién no. Este pacto debe ponerse en marcha sin demora.

También debe completarse devolviendo a Frontex su papel primordial de guardia de fronteras de la Unión Europea. Debemos ser implacables con los contrabandistas y traficantes que explotan la miseria y la desesperación a costa de la vida de miles de migrantes.

Por último, Francia seguirá, durante el tiempo que sea necesario, restableciendo los controles en sus propias fronteras, tal y como permiten las normas europeas y como acaba de hacer Alemania.

Los franceses también nos piden que encontremos soluciones con los países de origen y de tránsito.

Mi gobierno no dejará de condicionar la concesión de visados a la obtención de los pases consulares necesarios para escoltar a las personas hasta la frontera.

Tampoco de entablar conversaciones con los países afectados por acuerdos bilaterales antiguos cuando ya no corresponden a las realidades actuales.

Es aplicando estas medidas estrictas de control de la inmigración como podremos integrar mejor a los hombres y mujeres que decidamos acoger, dándoles un acceso más rápido al permiso de residencia, a la formación en lengua francesa, a la vivienda y al empleo.

Por último, me gustaría mencionar un último proyecto: necesitamos más fraternidad en nuestro país.

El enorme éxito de los Juegos de París 2024 ha fomentado la práctica del deporte, que es una de las claves para sostener la moral individual y colectiva de los franceses, aprender las reglas del juego y aceptar a los demás.

Más allá de las bellas ceremonias y las medallas francesas, el mayor éxito de estos Juegos ha sido cambiar la mirada sobre la discapacidad. Todos esos atletas nos han hecho sentir orgullosos.

Una de las prioridades del gobierno será mantener este impulso. Resolver las desigualdades que subsisten, mejorar la escolarización, la accesibilidad de los transportes y los espacios públicos, luchar contra las discriminaciones en el empleo.

La fraternidad significa volver a la política familiar. Significa apoyar a todas las familias, especialmente a las monoparentales.

Significa combatir con la máxima energía la pobreza que vuelve a aumentar en nuestras ciudades y en nuestros campos.

Significa fomentar el voluntariado y la vida comunitaria, que reducen el aislamiento y la soledad y contribuyen tanto a nuestro país. Todos los ministros que puedan hacerlo, pienso en las zonas rurales, el medio ambiente, la educación, el interior y el deporte, se esforzarán por incluir un «componente de voluntariado» en su trabajo.

Fraternidad significa desarrollar una política cultural accesible a todos, especialmente a los jóvenes, en todo el país: el acceso a la cultura es un factor esencial de desarrollo personal, un requisito previo para avanzar en la igualdad de oportunidades y uno de los elementos constitutivos de nuestro tejido social.

En cada pueblo, al igual que en las grandes ciudades, hay también un gran proyecto cultural que emprender para salvaguardar, mantener y promover nuestro patrimonio.

La fraternidad significa también estrechar los lazos entre las generaciones. Hay que desarrollar la cohabitación intergeneracional, que ayuda a muchos jóvenes a encontrar alojamiento y a los mayores a vivir en su casa el mayor tiempo posible.

Por último, ser fraternal significa saber apoyar a las personas al final de su vida. Soy consciente del compromiso y del trabajo de muchos de ustedes en este grave asunto. Reanudaremos nuestro diálogo con ustedes, con el Senado, con los cuidadores y las asociaciones, a principios del año próximo, sobre el proyecto de ley cuyo examen fue interrumpido por la disolución. Y, sin esperar, nuestros esfuerzos para desarrollar los cuidados paliativos se intensificarán a partir de 2025.

Señoras y señores diputados,

Una exigencia, un método, cinco proyectos: esta hoja de ruta debería permitirnos responder con sinceridad y seriedad a algunos de los retos a los que se enfrenta nuestro país.

Me queda por mencionar un imperativo que está en consonancia con nuestra historia, nuestra geografía, nuestra cultura y nuestra lengua: el de tener en cuenta el mundo que nos rodea, un mundo peligroso, inestable y frágil, y ser influyentes en él.

La influencia francesa no puede decretarse. Tres millones de compatriotas nuestros que viven en el extranjero lo saben muy bien.

Esta influencia se construye con paciencia, defendiendo nuestros intereses sin arrogancia y prestando atención a todos nuestros socios. Ante todo en Europa.

Desde 1950, Francia y Europa han ido de la mano, y Francia tiene un papel importante que desempeñar para seguir propiciando el cambio en Europa. En los últimos años, la Unión Europea ha avanzado en materia de política industrial, soberanía tecnológica, seguridad económica, defensa y lucha contra la competencia desleal.

Pero aún queda mucho por hacer en Europa. Acelerar la transición ecológica garantizando que nuestro comercio sea social y económicamente aceptable y medioambientalmente recíproco. Invertir de forma innovadora y masiva en los sectores digital, sanitario, espacial y de defensa.

Por tanto, nuestra influencia en Europa depende también de ustedes, los diputados de la nación. Y pediré a los ministros de mi gobierno que vengan a informarles regularmente sobre las negociaciones que llevan a cabo a escala europea, pero también que les ayuden a organizar debates sobre los textos europeos más importantes, tanto en esta Asamblea como en sus circunscripciones.

Francia debe mantener su posición en Europa. También debe seguir llevando una voz única en el mundo, donde nuestra capacidad de iniciativa sea reconocida y respetada por nuestros socios. Bajo el impulso del presidente de la República, y con los ministros de Asuntos Exteriores y de Europa, seguiremos actuando al servicio de la paz y la seguridad en Europa y en el mundo.

Señoras y señores diputados,

Francia seguirá al lado del pueblo ucraniano que, dos años y medio después de la agresión rusa, continúa luchando valientemente para defender su soberanía y su libertad, para hacer respetar la integridad territorial de su país y también para defender los valores europeos que compartimos.

Francia también seguirá activa en Medio Oriente.

A pocos días del triste aniversario del 7 de octubre, nuestros pensamientos están con todas las víctimas de los atentados terroristas de Hamás. Pensamos en todos los rehenes cuya liberación exigimos. Y entre ellos nuestros dos compatriotas.

También pensamos en todas las víctimas civiles palestinas.

La violencia ha durado demasiado. Francia pide un alto al fuego en Gaza.

Más allá de esta tragedia, sabemos que la clave de la paz y la estabilidad a largo plazo en la región reside en una solución basada en dos Estados.

El agravamiento de la situación en Líbano, país tan querido por Francia y que conozco bien, nos obliga a movilizarnos plenamente con nuestros socios para poner fin lo antes posible a las hostilidades que amenazan gravemente la estabilidad de la región. Permítanme recordarles que 20 mil de nuestros compatriotas viven en Líbano y que nuestros soldados están desplegados allí en el marco de la FINUL.

Frente a estos conflictos, frente a la inestabilidad persistente a nuestro alrededor, frente a todas las amenazas híbridas, el esfuerzo de defensa es evidentemente necesario y debe proseguir.

Este es el objetivo de la ley de programación militar para 2024-2030, que vamos a aplicar.

Proseguir el esfuerzo de defensa significa también expresar la gratitud de la nación a nuestros militares, pensando en los 26 mil hombres y mujeres desplegados en todos los escenarios de operaciones.

No hemos olvidado a ninguno de los militares muertos o heridos en las operaciones. Tras haber mencionado hace un momento el Líbano, tengo un recuerdo especial para los 58 paracaidistas franceses muertos hace 41 años en Beirut.

Señoras y señores diputados,

Esta es la hoja de ruta que les propongo para los dos años y medio que tenemos por delante.

Soy consciente de las dificultades que surgirán aquí y allá.

Pero confío en nuestra capacidad colectiva para superar los obstáculos y, si lo desean, avanzar paso a paso para aliviar las tensiones y devolver la esperanza al pueblo francés.

Hago un llamado a todas las formaciones políticas que componen esta Asamblea. Y a todos y cada uno de ustedes que representan al pueblo francés.

Ante la urgencia de la situación, y de cara al futuro, ¡busquemos puntos de encuentro! ¡Logremos pactos! ¡Levantemos el horizonte!

Una última palabra:

Cuidemos de la República: es frágil.

Cuidemos de Europa: es necesaria.

Cuidemos de Francia y de los franceses: nos piden que superemos nuestras divisiones y rencillas y actuemos en interés del país.

Sí, los franceses merecen nuestro compromiso.

Muchas gracias.

El Grand Continent logo