Aumenta el número de protestas en China

La ONG estadounidense Freedom House contabilizó 805 protestas en China en el segundo trimestre de 2024, un 18% más que en el mismo periodo de 2023. Las protestas se referían principalmente a cuestiones económicas relacionadas con el trabajo y la propiedad¹.

Hay dos tipos principales de protestas en China: rurales y urbanas.

• En el campo, las reivindicaciones se refieren principalmente al uso por parte de los gobiernos locales de tierras pertenecientes a las comunidades.
• Desde la década de 1990, estas tierras se venden cada vez más a intereses privados para proyectos de construcción, que a menudo se traducen en escasas indemnizaciones para las personas afectadas y en reubicaciones.
• En las ciudades, las protestas tienen lugar en un contexto de crisis que afecta desde 2020 a los principales promotores inmobiliarios del país, entre ellos el gigante Evergrande.
• Muchos propietarios de viviendas cuya construcción no ha finalizado se están concentrando frente a las sedes de los promotores y organizando peticiones colectivas para exigir indemnizaciones.

La geografía de estas protestas corresponde en gran medida a la distribución de la población china, que es mayor en la parte oriental del país: las provincias de Guangdong, Shandong, Henan… Si se consideran estos actos de disidencia en relación con el número de habitantes, las provincias más afectadas son Shaanxi y el municipio de Pekín.

• El aumento del número de protestas es un reflejo más amplio del deterioro de las condiciones económicas al que se enfrentan muchos hogares chinos².
• Dado que la propiedad inmobiliaria es la principal fuente de patrimonio neto de los hogares chinos (60-80% de los activos del hogar), la caída de precios observada desde 2021 repercute directamente en la confianza de los consumidores y, por tanto, en los niveles de gasto³.
• Los precios de la vivienda nueva en China cayeron en julio por decimotercer mes consecutivo⁴.

Desde finales de 2022, el Partido Comunista Chino ha tomado una serie de medidas para tratar de frenar la crisis inmobiliaria y reactivar el mercado, aunque se han considerado insuficientes: reducción de los tipos hipotecarios, disminución de los umbrales mínimos de pago inicial para los primeros compradores, relajación de los criterios de elegibilidad para la obtención de préstamos… Estas medidas sólo han tenido un impacto muy limitado⁵.