El Congreso tenía que sellar la continuidad del gobierno de su secretario general, Xi Jinping. El consenso académico y periodístico era que el actual secretario general del PCC sería designado sin trabas, sobre todo a través de una mayoría de sus seguidores en los órganos de gobierno del Partido: el Buró Político y su Comité Permanente. Se esperaba que elevara la importancia de su pensamiento dentro del corpus teórico que guiaba la acción del Partido.
A pesar de estas predicciones conservadoras, el XX Congreso del Partido consiguió sorprender. ¿Qué ocurrió en el XX Congreso del Partido Comunista Chino? EastIsRed ofrece una revisión de tres elementos clave: el informe político, o el programa político para los próximos cinco años, el estado de las candidaturas, o la supermayoría de los «hombres de Xi», y finalmente, las revisiones de la Carta del Partido, que legitiman la preeminencia de Xi Jinping.
El informe político del Congreso
El Congreso se inauguró con un discurso de hora y media del secretario general Xi Jinping. El discurso propiamente dicho se compone de extractos de un informe político, presentado cada cinco años, que sirve a la vez de recuento del trabajo realizado y de programa. Este año, el informe de 72 páginas de unos 30 mil caracteres se titula sobriamente «mantener en alto la bandera del socialismo con características chinas y trabajar juntos para la construcción completa de un país socialista moderno».
Aclaremos que no se trata de un informe de trabajo (工作报告) sino de un informe político (政治报告). Por lo tanto, las preguntas de algunos observadores sobre las «omisiones» del informe -especialmente las relativas a las relaciones internacionales o a las cuestiones económicas- carecen de sentido. Los informes políticos tienen por objeto indicar las orientaciones políticas e ideológicas generales del Partido, no discutir las políticas públicas. Además, en contra de lo que se ha dicho, el informe no es más corto que las ediciones anteriores.
La modernización al estilo chino como programa político
Aunque la mayoría de los temas tratados en el informe no sean nuevos, el informe introduce un nuevo tema ampliamente retomado por la propaganda: la «modernización al estilo chino» (中国式现代化). Este término, mencionado por primera vez por Xi Jinping en 2019, es una agenda política para los próximos años. Se describe como «la principal misión y tarea del Partido Comunista para la nueva era». Dicha modernización se llevará a cabo en dos etapas: el primer período, de 2020 a 2035, será el de la «modernización socialista», y el segundo, de 2035 a 2049, el de la prosperidad socialista. Sin embargo, esas fechas no son nuevas y ya aparecen en el informe del anterior Congreso. En el apartado 3 también se exponen los objetivos para los próximos cinco años, el más importante de los cuales es el fortalecimiento de la economía de mercado socialista y su autosuficiencia, especialmente en materia de tecnología.
Otro elemento clave de esta modernización al estilo chino es la «prosperidad común» (共同富裕), que apareció por primera vez en 2021. Detrás de este nuevo concepto está el deseo (o al menos la ambición) de hacer frente a la desigualdad. No ha pasado desapercibido para la prensa, pero sobre todo para los inversionistas, que el informe político incluye un pasaje sobre la regulación de las rentas altas. En particular, el texto se muestra preocupado por la acumulación excesiva de ingresos y reclama una mayor redistribución. Un artículo de Beijing News, que cita a un investigador de derecho laboral, afirma además que «algunas personas han acumulado riqueza con demasiada rapidez […] este problema sigue sin resolverse». Sin embargo, para lograr el objetivo, el Partido tendrá que emprender serias reformas económicas e institucionales, dice la investigadora Mary Gallagher, ya que implican una redistribución de la renta a los hogares a costa del Estado-partido.
En el tono del discurso y del informe en general, hay un cóctel de triunfalismo y grandes aspiraciones para el futuro de la nación, a pesar de la presencia de peligros acechantes. El triunfalismo se puede ver en la lista de éxitos conseguidos en diez años y sólo se ve igualado por la aspiración de conseguir la modernización de China y el «rejuvenecimiento de la nación». Tal aspiración al éxito futuro va acompañada de ambiciones globales, que presentan a la futura China como «un gran país socialista moderno que lidera el mundo en términos de fuerza [e influencia] internacional a mediados de siglo». Por último, el texto advierte contra «los intentos externos de chantaje, contención y bloqueo [destinados a] ejercer gran presión sobre China».
¿Las tifa como indicador de tendencias futuras?
Armados con el poder de la hoja de cálculo de Excel, algunos han buscado tendencias en el informe mediante el recuento de palabras clave, o más exactamente, de formulaciones oficiales, las famosas «tifa» (提法). El ejemplo más mencionado en la prensa es el de la «seguridad nacional», que aparece 73 veces. No es una sorpresa, ya que el concepto de seguridad integral ha estado en el centro de la agenda política del primer secretario chino desde 2012. El término es tan amplio que existen «guías» para entender mejor su significado.
Sin embargo, es necesario matizar el método de análisis de las palabras clave. La selección de las tifa pertinentes requiere conocimientos sobre los conceptos clave del Partido y no basta con elegir al azar. Como señala cuidadosamente David Bandurski, de ChinaMediaProject, replicar el experimento con la palabra clave «democracia» no tiene sentido, ya que la palabra se encuentra tanto en «centralismo democrático» como en «democracia de proceso completo». Del mismo modo, la palabra seguridad se refiere a cosas diferentes: la «seguridad nacional» aparece mucho más que en el informe anterior, pero en la edición de 2022 florecen otras formas de seguridad (energética, territorial, ideológica).
David Bandurski también señala la ausencia del término «reformas políticas» (政治体制改革). Sin embargo, el término había sido una constante en los informes del Partido desde la década de 1980, y señalaba el deseo, no de una reforma democrática, sino de permitir cierto grado de participación popular o al menos de terceros actores. Aunque la aparición de esta formulación alcanzara su punto máximo a finales de la década de 2000, todavía sobrevivía en 2017 en el informe del XIX Congreso. Esta vez, está ausente y las reformas políticas, en el sentido liberal de la palabra, están definitivamente enterradas. En cambio, Xi ofrece una visión de «reformas institucionales», destinadas de facto a reforzar la preeminencia del partido.
Nombramientos – Comité Central, Politburó y Comité Permanente del Buró Político
En nuestra guía para el XX Congreso, presentamos las principales especulaciones y los nombres de los candidatos en la carrera por el Comité Permanente del Buró Político. El consenso de los China watcher era que se produjera un ensamblaje en la cima entre la «facción de Xi», formada por hombres leales o en deuda con él, y las oposiciones, restos de la facción de la Liga de la Juventud del Partido (团派) y la facción de Shanghai. Los inversionistas esperaban un primer ministro de aspecto liberal, como Wang Yang o Hu Chunhua. En una palabra, todo el mundo esperaba una clara supremacía del grupo de Xi Jinping, que al mismo tiempo les tuviera consideración a sus competidores y les ofreciera una forma de consuelo.
Los hombres de Xi al mando
Estas previsiones se desvanecieron en cuanto se publicó la lista de los miembros del Comité Central, del Buró Político y de su Buró Permanente. El nuevo club de los siete está formado en su totalidad por aliados o leales al secretario general. EastIsRed dedica una serie de artículos a esos siete hombres. Del antiguo comité permanente sólo quedan Zhao Leji y Wang Huning, considerados cercanos y aliados de Xi Jinping. Los cuatro recién llegados son leales al secretario general. Li Keqiang y Wang Yang ni siquiera figuran entre los 200 miembros del Comité Central. Hu Chunhua, de quien se esperaba que formara parte del Comité Permanente, fue degradado a simple miembro del Comité Central. Chen Quanguo también perdió su escaño.
Este politburó consagra el poder de los ingenieros y científicos. Según las observaciones del SCMP, casi 6 de sus nuevos miembros son licenciados en ciencias, desde la industria aeroespacial (Ma Xingrui y Yang Jiajun) hasta la ingeniería nuclear (Li Ganjie, que estudió en Francia en los años 90). El Comité Central cuenta con 29 miembros licenciados en ciencias e ingeniería. Algunos de los nominados tienen incluso reputación nacional, ya que se dice que Huang Qiang, gobernador de Sichuan, ha participado en el desarrollo del avión de combate J-20. Este aumento del poder de los ingenieros y científicos parece lógico en un contexto en el que China avanza a gran velocidad hacia la autonomía tecnológica o incluso la autarquía.
Las facciones tradicionales, con límites borrosos y definiciones a veces poco precisas, ya no existen. La Liga de la Juventud, que recibió un golpe fatal en 2014 con la detención de Ling Jihua, ahora solo cuenta con Hu Chunhua como «miembro» principal. Habrá que actualizar los modelos de facciones existentes, ya que la situación actual es de dominio absoluto de la «facción de Xi». En esta fase de concentración de poder, incluso las figuras políticas pertenecientes a otras facciones se ven obligadas, por su supervivencia política, a vincularse a la figura central del Partido.
Las normas del partido se rompen
Un debate estructurante en el estudio del Partido Comunista es el de su institucionalización: hasta qué punto las reglas y normas existentes son respetadas por los responsables. Este congreso rompió el famoso límite de edad. Hasta ahora, los miembros del Comité Central debían jubilarse a los 69 años. Sin embargo, aparte del propio Xi Jinping, Zhang Youxia (72 años), aliado crucial de Xi Jinping dentro del ejército y vicepresidente de la Comisión Militar Central, permaneció en su puesto. Wang Yi (69) también entra en el Politburó y sucede a Yang Jiechi. Por el contrario, Li Keqiang y Wang Yang, ambos de 67 años, fueron expulsados.
Además, en este Congreso triunfó la lealtad política sobre el mérito como criterio de promoción. Hasta ahora, los nombramientos se hacían por un orden determinado: experiencia en las provincias, experiencia en el ministerio, administración central, etc. Li Qiang, por ejemplo, es uno de los pocos cuadros del Partido que ha gobernado tres de las provincias más ricas del país (Shanghai, Jiangsu y Zhejiang). Sin embargo, no tenía experiencia en el gobierno central -como un puesto de viceprimer ministro, por ejemplo- antes de ser nombrado número dos del régimen. Además, su desastrosa gestión del confinamiento en Shanghai aún se recuerda en China y en el extranjero.
Lo mismo ocurre con Cai Qi y Li Xi. El primero no es una figura política destacada. Fue jefe del municipio de Pekín durante diez años, pero tampoco tiene experiencia nacional. Por otra parte, ha trabajado indirectamente con Xi Jinping durante casi quince años en Fujian y Zhejiang. Por último, Li Xi, jefe del dinámico Guangdong y viejo aliado de Xi, también recibió un ascenso relámpago al ser colocado al frente de la Comisión de Inspección de la Disciplina del Partido.
El caso de Hu Jintao
Un elefante se coló en el apretado Congreso el domingo 23 de octubre. El antiguo primer secretario del Partido y predecesor de Xi Jinping, Hu Jintao, fue escoltado fuera del Palacio Nacional del Pueblo bajo la guardia de un ujier. La escena dio la vuelta al mundo. Una hora más tarde, Xinhua publicó un tuit en el que indicaba que Hu Jintao estaba fuera por enfermedad. Desde entonces, se han planteado preguntas: ¿purga? ¿enfermedad? ¿humillación gratuita del antiguo «líder» de la facción de la Liga de la Juventud?
Al ver las imágenes, ampliamente difundidas y comentadas, queda claro que Hu fue invitado a abandonar la sala contra su voluntad. Hasta aquí las imágenes. Al final de la ceremonia de clausura, sólo Li Ruihuan (el único antiguo cuadro que no le aplaudió a Xi durante la ceremonia de apertura) y Hu tampoco participaron en las reuniones con los delegados. En contra de lo que se dice, Hu Jintao no fue «purgado» del internet chino y, como señaló Bill Bishop, de Sinocism, apareció en el reportaje de la CCTV esa noche.
Los comentarios de Wu Guoguang, profesor de la Universidad de Victoria y antiguo asesor de Zhao Ziyang, son muy acertados en esa grabación. En su entrevista en el podcast «bumingbai«, destaca el triste espectáculo de un anciano humillado e ignorado por aquellos a los que ha dado un ascenso político. Li Keqiang, percibido como el protegido de Hu, ni siquiera lo mira. En su respuesta, Wu señala la «falta fundamental de decencia» de esos cuadros, «capaces de regurgitar una letanía de servicio a las masas, pero incapaces de empatizar con una persona mayor».
Cambios en la Carta del Partido
Por último, pero no menos importante, las enmiendas a la Carta del Partido. El documento es tanto el manual de organización del Partido como su brújula ideológica. En contra de las expectativas de los especialistas, Xi Jinping no se ha ganado (hasta ahora) ni el título de «Líder Popular Supremo» (人民领袖) ni que su contribución «teórica» sea denominada «pensamiento de Xi Jinping». No es imposible que el cambio llegue en los próximos meses, pero a corto plazo el Partido mantiene ciertos tabúes y prohibiciones.
A pesar de este «fracaso» de Xi, su «pensamiento del socialismo estilo chino de la nueva era» ha recibido un sutil impulso teórico. En un artículo del 22 de octubre en el Diario del Pueblo sobre las lecciones ideológicas del Congreso, llamó la atención una nueva formulación. Esta nueva tifa pide que la doctrina de Xi sea tomada como una «visión del mundo» (世界观) y como una «metodología» (方法论). Es la primera vez que el corpus doctrinal de Xi recibe esos títulos, habitualmente reservados al pensamiento de Mao. Esta es una pequeña victoria para Xi.
En cuanto al texto exacto de los cambios hechos a la Carta del Partido, el texto se dio a conocer el 26 de octubre. Se añadieron las «dos confirmaciones» (两个确立), junto con los «dos respetos» (两个维护) y las «cuatro conciencias» (四个意识). Esas adiciones pretenden consagrar el lugar de Xi Jinping en el corazón del Partido y el Partido en el corazón del régimen. Según la declaración adjunta, en la revisión de la carta se dio un lugar importante a la lucha ideológica (斗争), pero también a la autorrevolución (自我革命), término que se utiliza para describir el trabajo de transformación que deben realizar los cuadros para cambiar su ética de trabajo y rechazar la corrupción.
Conclusión
Este XX Congreso acabó trayendo más cambios de los esperados. Las señales indicaban que el poder de Xi se reforzaría, y la consolidación superó las expectativas. La red de la Liga de la Juventud, heredada del periodo de Hu Jintao, ha sido completamente destruida. Los leales están en el poder y Xi Jinping tiene ahora más libertad que en los congresos anteriores. Es demasiado pronto para saber hasta qué punto se recompondrán las facciones dentro del aparato ejecutivo: ¿diferentes tendencias dentro del equipo de Xi, por ejemplo? Del mismo modo, el dominio absoluto del equipo de Xi puede ser beneficioso para avanzar en las reformas clave: una ventaja si las reformas están bien diseñadas, pero un gran riesgo político si fracasan.
Más allá del juego de las sillas entre los principales líderes de China y del dominio de Xi, la nueva narrativa nacional y política que está desplegando es igualmente importante. Descrito en ocasiones por Geremie Barmé, sinólogo y fundador de China Heritage, como el «gran unificador», Xi Jinping se presenta como una figura casi mesiánica que ha «resuelto» los problemas heredados de sus predecesores. Según el relato oficial, ha acabado con la pobreza, ha completado la construcción de una sociedad medianamente próspera, ha logrado grandes éxitos en la lucha contra la corrupción o en la política de cero Covid. En el plano teórico, ha modernizado el pensamiento marxista y, por tanto, ha hecho una contribución «significativa» al pensamiento socialista.
Xi Jinping conoce bien la historia del partido y puede utilizarla para anunciar sus intenciones y ambiciones. Es habitual que el primer secretario lleve a su comité permanente a un viaje de estudios en cada nuevo mandato. En 2012, llevó a sus colegas a una exposición titulada «En el camino del gran renacimiento de la nación china». En 2017, los siete líderes de China fueron a Shanghai, a la sede del primer Congreso del Partido Comunista Chino, para recordar la «misión original» (不忘初心). El 27 de octubre, Xi y sus subordinados visitaron Yan’an, base del Partido Comunista durante la guerra contra Japón. En concreto, visitaron la sede del VII Congreso del Partido, en el que, según el historiador Gao Hua, Mao triunfó definitivamente sobre sus oponentes. «Armados con el espíritu de Yan’an, preparados para la lucha, completemos los objetivos del XX Congreso», dijo Xi. El mensaje es claro.