Desde marzo, la economía estadounidense sólo ha creado 230.000 puestos de trabajo adicionales de los 163 millones existentes, lo que equivale al 0,14%. Dado que la población total del país ha aumentado más durante el mismo periodo, la ratio empleo-población ha descendido 0,5 puntos porcentuales desde principios de año.

  • En agosto, descontento con las cifras del mercado laboral del mes de julio, Donald Trump despidió a la comisionada de Estadísticas Laborales, Erika McEntarfer, acusada de manipular los informes «con fines políticos».
  • Posteriormente, anunció el nombramiento para este cargo de E.J. Antoni, economista jefe de la Heritage Foundation, un grupo de expertos cercano a la administración, antes de retractarse en septiembre.
  • El prolongado cierre del Gobierno federal (shutdown), mantenido por los republicanos, provocó la suspensión de la publicación de las cifras de empleo y desempleo de octubre.

Este lapso de tiempo no fue suficiente para enderezar la situación del mercado laboral, que se deterioró como consecuencia de las decisiones erráticas de Donald Trump, en particular los aranceles que impuso. En septiembre, Scott Paul, director de la Alianza para la Fabricación Estadounidense, declaró que el sector manufacturero «permanecería a la expectativa» hasta que las empresas tuvieran una mayor visibilidad sobre la política arancelaria de la administración.

  • El número de desempleados aumentó en 710.000 personas entre noviembre de 2024 y noviembre de 2025, y la tasa de desempleo subió 0,4 puntos hasta alcanzar el 4,6%.
  • Este nivel no se había alcanzado desde septiembre de 2021, cuando la pandemia de coronavirus provocó un aumento sin precedentes del desempleo.
  • Si bien esta tasa puede parecer baja en comparación con algunos países europeos, el aumento del desempleo es mucho más sensible políticamente al otro lado del Atlántico, dada la debilidad del sistema social.

La publicación de las últimas cifras de empleo podría ser uno de los primeros indicadores de que los estadounidenses están empezando a pagar el precio de la política económica y comercial de Donald Trump. En este contexto, el presidente estadounidense podría ver en las crisis externas, en particular en sus acciones ofensivas contra Venezuela, una forma de desviar la atención de los votantes.